En la sociedad occidental es común la idea de que el sentido de la vida es la búsqueda de la felicidad o que el ser humano viene al mundo a luchar por ella.
Sin embargo, en la vida de cada persona existen épocas en que este proyecto se vuelve más difícil, si no imposible. Los problemas, dificultades y hasta las tragedias parecen golpear desde todas partes y no parece haber manera de detenerlas o hacerles frente.
Y es que esas expresiones no deberían volverse tan famosas porque, cuando nos dicen que debemos buscar la felicidad, no añaden cuánto esfuerzo nos va a costar ni los sacrificios que tendremos que hacer por ella.
El famoso poeta César Vallejo supo sintetizar en los versos de Los heraldos negros cómo nos sentimos en esos momentos cuando el sufrimiento nos alcanza: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, / la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma… ¡Yo no sé!”.
En esas épocas en que la vida se torna difícil es común pensar que nunca llegaremos a sobreponernos, que no veremos buenos tiempos de nuevo y que la pena durará para siempre. Pero eso no es verdad.
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Si viste la película Wild (2014), basada en las memorias autobiográficas de Cheryl Strayed, recordarás la escena final donde la protagonista, interpretada por Reese Witherspoon, llega hasta un puente luego de una travesía de hundimiento emocional y físico que la estaba llevando a las puertas de la muerte. Su voz en off cuenta en retrospectiva que en ese momento no sabía que pocos años después iba a rehacer su vida y que muy cerca de ese lugar conocería al hombre con quien tendría su propia familia.
Más conocida es la película En búsqueda de la felicidad, llevada al cine con la actuación de Will y Jaden Smith. En ella habrás visto el triunfo sobre una profunda crisis económica y familiar del personaje real Chris Gardner que se resistió a abandonar su sueño de superación aunque todo estaba en su contra.
Pensando en casos como estos, y las lecciones que podemos obtener, hemos conversado con personas que han pasado por –pero sobre todo, han sobrevivido a– terribles momentos de salud, dramas familiares o de pareja, conflictos económicos, situaciones de guerra o desastres en sus países, catástrofes naturales y tantas otras etapas críticas.
Hemos obtenido de ellas una lista de reflexiones sobre lo que pudieron aprender de esas experiencias sobre el dolor o lo que les habría gustado que alguien les recordara sobre el futuro que no eran capaces de ver entonces.
Frases como “Después de la tormenta viene la calma” parecen estar un poco trilladas, pero cobran sentido cuando descubres que sí se puede lidiar con la vida cuando esta se torna difícil, que hay modos de allanar el camino y que hay un futuro esperándote al final de todo eso.
Cuando te rodeen las dificultades, el dolor y la tristeza, recuerda lo siguiente:
1. No olvidar nunca que todo es temporal
Una mujer que pasaba por dificultades económicas y cuya madre padecía cáncer de mama recuerda que, cuando se dirigía a buscarla de las sesiones de quimioterapia, se repetía a sí misma que algún día podría mirar hacia atrás sabiendo que esos eventos y esas sensaciones negativas quedarían en su pasado. En efecto, su madre pudo ser operada y superó la enfermedad y ella logró mejorar su situación económica pocos años después.
Cuando estás desesperado o deprimido es difícil creer que eso terminará. Pero es temporal. En realidad, todo es temporal, incluso lo malo. Recuerda que no importa cuán horribles parezcan las cosas, nada dura para siempre.
2. Diseñar en tu mente la vida que quieres tener en el futuro
Cuando sientes que odias tu vida sueles estancarte en todos los aspectos que te resultan negativos. Pero puedes cambiar de perspectiva dejando de concentrarte en lo que no quieres y dando pasos hacia donde te gustaría estar.
Una manera de enfocarte es imaginar tu vida perfecta. Tómate unos minutos cada día para soñar despierto. Aunque ahora parezca algo lejano e imposible, esta visualización te ayudará inmediatamente, porque pensar y sentir cosas agradables y satisfactorias mejora automáticamente nuestro estado de ánimo.
Además, mientras el enfoque en los problemas te vence y lleva por el camino del fracaso, en cambio la visualización fortalece tu cuerpo y tu mente y te prepara para conseguir el éxito.
3. Aceptar lo que estás sintiendo
Obviamente, decirte a ti mismo que todo va a pasar y que serás más fuerte y sabio cuando esto acabe no significa que ahora no te sientas dolido, desvalido y angustiado. No debemos ignorar esos sentimientos ni engañarnos a nosotros mismos con una falsa fortaleza.
El primer paso para superar un sentimiento de derrota es aceptarlo. Luchar contra ello es perder energía valiosa. Está bien sentirse mal y frustrado. Solo es una señal de que estás preparándote para el cambio.
4. Practicar la atención plena
Uno de los aspectos que incrementa la ansiedad durante las malas épocas es pensar que no hay futuro o que las malas decisiones tomadas en el pasado nos trajeron hasta aquí.
Para tranquilizar tu mente, necesitas sustituir estas proyecciones hacia otras épocas y experimentar profundamente las pequeñas cosas buenas que tienes ahora. Aquí puedes aprender qué es y cómo practicar la atención plena. Descubrirás que te puede ayudar a lidiar con las dificultades y la frustración.
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5. Concentrarte en los pequeños pasos
En vez de derrumbarte y sentirte fracasado, pregúntate todos los días qué puedes hacer para avanzar hacia una vida que no sea tan mala como la actual.
Sin embargo, no siempre es tan fácil buscar maneras de mejorar. A veces existen circunstancias que no se pueden modificar y solo resta pensar cómo podemos lidiar con ellas.
Por ejemplo, pregúntate si puedes cambiar tu actitud hacia lo que está ocurriendo o si puedes practicar algunos ejercicios de meditación u otras técnicas mentales que te ayuden a relajarte para enfrentar esas situaciones.
6. No dejar de cuidar de ti
Otra manera de lidiar con situaciones difíciles que no puedes controlar es darte un tiempo para ti cultivando el autocuidado. El autocuidado son una serie de prácticas muy variadas en las que eres una especie de médico o enfermero de tu propia persona.
Generalmente, cuando hay dificultades, dejamos de lado nuestras prioridades físicas y emocionales: comer y dormir bien, hacer ejercicios de respiración y meditación… Podemos detenernos en gestos realmente pequeños, como disfrutar del aroma y el sabor de una taza de café o tomar un baño más largo de lo habitual. Simplemente son maneras de bajar los niveles de ansiedad en nuestra vida actual.
7. Ser agradecido con las pequeñas cosas
Cuando nos dominan los problemas es difícil darse cuenta de los pequeños momentos de felicidad que nos brinda cada día. Pero hay que ejercitar la gratitud, pensando en las cosas que das por sentado, pero que extrañarías si no las tuvieras.
Por ejemplo, piensa cuando tu mascota te recibe con alegría cada vez que llegas del hospital o cuando entras al ascensor y te recibe una suave música de ambiente y el fresco aire acondicionado; también el saludo diario del vigilante de tu residencia. Son pequeños detalles que deberíamos agradecer.
8. Hablar con alguien
A veces todo lo que necesitamos para sentirnos mejor es alguien que nos preste un oído amable. A veces tenemos un amigo o un buen vecino que está dispuesto o escuchar nuestros problemas sin juzgarnos.
Si tienes en tu vida el lujo de una amistad como esta, aprovecha y llámala cuando necesites descargar tu angustia.
También en estos tiempos de tecnología puedes contar con amigos a distancia o incluso foros en líneas donde desconocidos y de manera anónima comparten sus experiencias y se ayudan.
En algunos casos, el solo hecho de hablar (o escribir) sobre tus problemas te quitará una increíble cantidad de presión.
9. Conseguir inspiración para seguir adelante
Escuchar podcasts inspiradores o música estimulante, leer blogs útiles o citas motivadoras son algunas de las formas de conseguir inspiración del exterior para seguir adelante con tu vida.
Intenta poner todas las cosas buenas que puedas en tu cabeza y tu corazón mientras superas las malas épocas.
10. Preguntarte qué te está enseñando la vida con esto
El actor venezolano Carlos Márquez tuvo una vida artística muy larga y satisfactoria, pero hacia el final de ella se encontró solo, sin esposa o hijos. En una entrevista comentó que esa soledad le llevó a interrogarse sobre qué le estaba enseñando la vida en ese duro momento.
Descubrió que siempre había vivido en pareja y rodeado de gente que lo atendía en lo personal y ayudaba a avanzar en su carrera profesional. Entonces, esta era su oportunidad de descubrir lo que era cuidar de sí mismo y evolucionar como actor.
Entre otras cosas, aprendió a cocinar e invitaba a sus amigos a comer en su casa; también escribió, dirigió y actuó su primer monólogo con mucho éxito a una edad avanzada y compartió hasta su muerte sus conocimientos con generaciones de intérpretes más jóvenes.
Pensar de esta manera contribuye a desarrollar la resiliencia. Así estás aprendiendo a enfrentar la adversidad y a seguir adelante. Cada situación difícil te hace más fuerte de alguna manera. Sólo necesitas saber cómo buscarlo.
Incluso si todo lo que aprendieras es a no cometer el mismo error, ya es una lección valiosa.
