Métodos para Dejar el Pasado en su Lugar

¿Por qué muchas veces tendemos a dirigir nuestra mirada hacia el pasado y vivir con una gran nostalgia por personas o situaciones que ya no volverán? E incluso, si esas vivencias no fueron agradables, ¿por que seguimos sufriendo por ellas a pesar del tiempo transcurrido?

Según algunas teorías psicológicas, la razón por la que la gente se queda atascada en el pasado es porque busca una sensación de seguridad.

¿Cómo es eso posible? Veamos.

La certeza o seguridad es una de las seis necesidades humanas básicas, junto con la variedad, el significado, el amor y conexión, el crecimiento y la contribución.

La seguridad se relaciona en cierto modo con la supervivencia, porque todos queremos tener la garantía de que nuestras necesidades primordiales están cubiertas: salud, alimentación, vivienda y otros recursos materiales como el dinero, las posesiones, etc.

También, en relación con la supervivencia, las personas tendemos a evitar el dolor y el miedo, y precisamente una de las cosas que más nos aterra es lo desconocido. Tener una sensación de incertidumbre y vulnerabilidad sobre lo que nos espera, pero no conocemos, nos hace sufrir.

Por eso nos aferramos al pasado, incluso cuando ha sido doloroso, porque es algo que sí conocemos y de lo que tenemos certeza. Creemos que estamos más seguros en el pasado que buscando nuevas experiencias.

Adicional a esto, otra de las razones que nos encadena al pasado es la vinculación con las emociones que tuvimos en aquella época. Por ejemplo, si a una mujer que se casó el 12 de septiembre de 1987 le preguntan cómo fue ese día, será capaz de describirlo en detalle. En cambio, si le preguntan qué hizo el 12 de septiembre de 1988 es difícil que lo recuerde del mismo modo.

Igual ocurre con un suceso dramático: la gente que experimentó el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 sabrá decir dónde estaba y qué hacía al momento del choque de los aviones. En cambio, su memoria sobre los eventos del 11 de agosto de 2001 será mucho más borrosa.

Esto se debe a que no retenemos información que no esté asociada a un sentimiento o emoción. Cuando una información conlleva una emoción, produce una impresión permanente en la persona, que traspasa el tiempo.

Entendido esto, podemos preguntarnos cuánto estamos sacrificando al darle esa relevancia al pasado, al encontrar seguridad y valor en las emociones provenientes solo de experiencias previas. Es necesario aprender a deslastrarnos del pasado y avanzar por la vida de una forma más sana y feliz.

A continuación, veamos cuatro pasos que podemos practicar desde ahora para ayudarnos a olvidar el pasado:

 

1) Saber por qué necesitamos mudarnos

El primer paso para desengancharnos es determinar una razón importante por la que queremos olvidar el pasado. Preguntémonos: ¿cuáles son las razones por las que debo dejar esto atrás? ¿Qué efectos negativos me produce revivir constantemente este episodio de mi vida? ¿Cómo me sentiré al iniciar un nuevo capítulo, con nuevas personas, relaciones y experiencias?

Encontrar esas respuestas nos ayudará a mantenernos motivados. Tener un propósito es esencial para establecer un objetivo y cumplirlo y será el impulso que necesitamos cuando reincidamos en la costumbre de vivir de nuestros recuerdos.

 

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2) Identificar nuestros hábitos emocionales negativos

El siguiente pasado es saber cuáles son los hábitos emocionales que tenemos y romper con ellos, lo que no siempre es fácil. Cuando nos acostumbramos a ciertas emociones, en especial las negativas, tendemos a responder con ellas aunque nos afecten. Estos hábitos tienen mucha influencia en cómo vemos la vida, nos comportamos, hablamos y la manera en que actuamos.

Entonces, ¿por qué no dejar atrás una costumbre en la que damos poder a las emociones negativas y quitamos valor a las positivas?

Al saber en cuáles bucles emocionales estamos atascados, comenzamos a cambiar hacia un condicionamiento positivo. Las emociones son como un músculo: podemos entrenar para sentirnos estresados, tristes o frustrados ante cualquier situación difícil. O prepararnos para sentirnos fuertes, positivos, entusiastas, incluso frente a eventos complejos.

Cuando nos encontremos cayendo en un hábito emocional negativo, cortemos ese pensamiento y cambiemos de dirección.

 

3) Acondicionar la mente

Si no hacemos esfuerzos conscientes para decidir cómo le permitimos a nuestra mente actuar, entonces estaremos dejando que las costumbres emocionales nos lleven por el camino de la tristeza, la decepción y el desánimo.

Alimentemos nuestra mente con actividades y pensamientos que nos den poder. Intentemos rodearnos de gente positiva. Busquemos rituales que nos den un nuevo impulso cada día. Leamos frases motivadoras. En resumen, practiquemos la higiene mental con cualquier material que inspire nuestra mente y espíritu y, sobre todo, cortemos con los hábitos emocionales negativos cada vez que sintamos la tentación de caer en ellos. Así, nos dirigiremos hacia un cambio masivo que nos enseñará a vivir en el presente y motivarnos a construir nuestro futuro.

 

4) Aprender a retribuir

Por último, encontremos algo en lo que queramos servir y que sea más grande que nosotros, un motivo que vaya más allá de nosotros mismos: la familia, la comunidad, el medio ambiente, la humanidad.

Asistir a otros, ver sus problemas, nos ayudará a salir de nuestros dolores personales y dejar de mirar nuestro pasado, descubriendo que somos capaces de contribuir de manera positiva en algo o para alguien. Cuando empecemos a dar, veremos cómo nuestra vida mejora drásticamente, porque estaremos encontrando un significado y un propósito.

Al entender que estamos aquí no solo para “conseguir”, sino también para dar, tendremos una motivación y satisfacción que antes no conocíamos. Además, las personas percibirán nuestra autenticidad y se sentirán atraídos por nuestra energía, con lo que podremos comenzar nuevas relaciones.

Ayudar a otros otorga los siguientes beneficios: te hará saber para qué estás hecho porque la necesidad de responderle a los demás te motivará a hacer más de lo que creías posible, a ser más creativo en la búsqueda de soluciones y encontrar fuerzas cuando te sientas exhausto.

 

Siguiendo estos pasos estarás mejor preparado para aprender a dejar atrás el pasado y centrarte en el presente, con miras al futuro que quieres alcanzar, de una manera más amorosa, consciente y compasiva.

 

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