250 Versos de la Biblia sobre el dinero y la abundancia

La gente suele hablar con más frecuencia del dinero que de la fe y muchos pueden llegar a pensar que son estadios separados e incompatibles, pero es importante saber que en la Biblia hay más de dos mil escrituras que hacen referencia al dinero o temas financieros, demostrando que ni la economía ni otro tema humano es ajeno a la palabra divina. Dios ya sabía que debía enseñar a su creación predilecta a hacer lo correcto con el dinero.

Las personas que logran ver el dinero no como una meta, sino como un medio para alcanzar un fin más relevante, como una casa, alimentos, medicinas, pagar por los servicios y necesidades personales, pueden estar satisfechas porque han entendido la razón por la que Dios ha colocado la idea del dinero y la riqueza en la mente humana.

Ciertamente, sin la posibilidad de poder intercambiar bienes valiéndose de una moneda como una medida de valor y medio de cambio, los pueblos entrarían en pánico y pronto empezarían conflictos de mayor magnitud. Pero para poder contener los males relacionados con el dinero, se debe asociar a él valores como la justicia, la equidad, la piedad, entre otros.

La Biblia tiene palabras muy claras para expresarlo: “El amor al dinero es raíz de toda clase de males”.

Diario Bíblico Sobre El Dinero,
Las Finanzas, El Diezmo y Las Ofrendas

 

Entiéndase que la Biblia no condena el uso del dinero ni critica a las personas con riquezas. No importa cuánto pueda tener una persona, sino cuál es la actitud que tiene hacia sus riquezas y la idea del dinero, así como lo que debe conseguir con él. El dinero compra casas, pero no hogares; medicina, pero no salud; objetos, pero no felicidad. Parece extraño tener que decirlo, pero no todas las personas conocen esta verdad.

De esa gran cantidad de versículos que hablan sobre este tema, han sido compilados varios muy relevantes en este texto, además de estar organizados por asuntos para su reflexión. Los consejos que aquí aparecen son tan oportunos y válidos hoy como en el momento cuando fueron escritos, así que téngalos como referencias de vida.

• Sobre el amor al dinero

Mateo 19: 21-26
Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”. Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: “Entonces, ¿quién se podrá salvar?”. Jesús, mirándolos fijamente, dijo: “Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible”.

Marcos 4: 18-19
Otros son como la semilla sembrada entre espinos: oyen el mensaje pero los negocios de la vida presente les preocupan demasiado, el amor por las riquezas los engaña y quisieran poseer todas las cosas. Todo esto entra en ellos y ahoga el mensaje y no los deja dar fruto.

Marcos 8: 36
¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?

1 Timoteo 6: 9-11
… pues los que se afanan por ser ricos se enredan en trampas y tentaciones y en un sinfín de insensatos y dañosos deseos que los hunden en la perdición y en la ruina. La avaricia, en efecto, es la raíz de todos los males y, arrastrados por ella, algunos han perdido la fe y ahora son presas de múltiples remordimientos. Pero tú, que eres hombre de Dios, huye de todo eso y busca con ahínco la rectitud, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la dulzura.

Santiago 5: 1-6
Ustedes, los ricos, lloren y giman a la vista de las calamidades que se les van a echar encima. Su riqueza está podrida; sus vestidos están apolillados. Hasta su oro y su plata están siendo presa de la herrumbre, que testimoniará contra ustedes y devorará sus cuerpos como fuego. ¿Para qué amontonan riquezas ahora que el tiempo se acaba? Miren, el salario defraudado a los jornaleros que cosecharon los campos que les pertenecen a ustedes está clamando y sus clamores han llegado a los oídos del Señor del Universo. Ustedes han vivido con lujo en la tierra, entregados al placer; con ello se han engordado para el día de la matanza. Han condenado y asesinado al inocente que ya no les opone resistencia.

Mateo 6: 24
Nadie puede servir a dos amos al mismo tiempo, porque aborrecerá al uno y apreciará al otro; será fiel al uno y del otro no hará caso. No pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.

• Escrituras sobre el trabajo

Génesis 2: 15
Dios, el Señor, tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara.

Éxodo 23: 12
Seis días harás tus trabajos, y el séptimo descansarás, para que reposen tu buey y tu asno, y tengan un respiro el hijo de tu sierva y el forastero.

2 Crónicas 31: 21
Todas las obras que emprendió en servicio de la casa de Dios, la ley y los mandamientos, las hizo buscando a su Dios con todo su corazón y tuvo éxito.

Nehemías 4: 6
Así que seguimos reconstruyendo el muro, y como la gente trabajaba con entusiasmo, el muro pronto estaba hasta la mitad de su altura.

Salmo 127: 2
En vano se levantan de madrugada, en vano se van tarde a descansar y comen pan ganado con esfuerzo: ¡el Señor lo da a su amigo mientras duerme!

Proverbios 10: 4
Pobre es el que trabaja con mano negligente, pero la mano de los diligentes enriquece.

Proverbios 12: 14
Cada uno recoge el fruto de lo que dice y recibe el pago de lo que hace.

Proverbios 12: 24
El que trabaja, dominará; el perezoso será dominado.

Proverbios 13: 4
El perezoso desea y no consigue; el que trabaja, prospera.

Proverbios 13:11
La riqueza ilusoria, disminuye; el que la junta poco a poco, la aumenta.

Proverbios 14: 23
En todo trabajo hay ganancia, pero el vano hablar conduce solo a la pobreza.

Proverbios 18: 9
El descuidado en su trabajo es hermano del destructor.

Proverbios 20: 4
Cuando es tiempo de arar, el perezoso no ara, pero al llegar la cosecha, buscará y no encontrará.

Proverbios 21: 25
De deseos se muere el perezoso porque sus manos no quieren trabajar…

Proverbios 22: 29
¿Has visto un hombre hábil en su oficio? Se colocará al servicio de los reyes. No quedará al servicio de gentes insignificantes.

Proverbios 24: 30-34
Pasé por el campo del perezoso y visité la viña del necio: todo estaba lleno de espinos, los cardos cubrían la tierra y la cerca de piedras estaba derruida. Al contemplarlo reflexioné, al verlo aprendí la lección: un rato de sueño, otro de siesta, cruzas los brazos y a descansar; y te asalta como un bandido la pobreza y la penuria como un hombre armado.

Proverbios 28: 19
Al que cultiva su campo, hasta le sobra comida; al que anda con ociosos, lo que le sobra es pobreza.

Eclesiastés 5: 12
El que trabaja, coma poco o mucho, siempre duerme a gusto; al rico, en cambio, sus riquezas no lo dejan dormir.

Eclesiastés 9: 10
Y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, que es donde irás a parar, no se hace nada ni se piensa nada ni hay conocimientos ni sabiduría

Efesios 6: 5-8
Esclavos, obedezcan ustedes a los que aquí en la tierra son sus amos. Háganlo con respeto, temor y sinceridad de corazón, como si estuvieran sirviendo a Cristo. Sírvanles, no solamente cuando ellos los están mirando, para quedar bien con ellos, sino como siervos de Cristo, haciendo sinceramente la voluntad de Dios. Realicen su trabajo de buena gana, como un servicio al Señor y no a los hombres. Pues deben saber que cada uno, sea esclavo o libre, recibirá del Señor según lo que haya hecho de bueno.

Colosenses 3: 23
Pongan el corazón en lo que hagan, como si lo hicieran para el Señor y no para gente mortal.

1 Tesalonicenses 2: 9
Pues recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas. Trabajando día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os proclamamos el Evangelio de Dios.

2 Tesalonicenses 3: 10-11
Estando entre ustedes les inculcamos ya esta norma: el que no quiera trabajar, que tampoco coma. Y es que nos hemos enterado de que algunos viven ociosamente entre ustedes: en lugar de trabajar, se entrometen en todo.

1 Timoteo 5: 8
Pero si alguien no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

Hebreos 6: 10
Porque Dios es justo y no olvidará lo que ustedes han hecho y el amor que le han mostrado al ayudar a los del pueblo santo, como aún lo están haciendo.

• Escrituras sobre la generosidad

Deuteronomio 15: 8
… al contrario, sé generoso con él y préstale lo que necesite.

Deuteronomio 15: 10
Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el Señor tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas.

Deuteronomio 16: 17
Cada hombre dará lo que pueda, de acuerdo con la bendición que el Señor tu Dios te haya dado.

1 Crónicas 29: 9
La gente se alegró de esta generosidad, porque habían dado estas cosas al Señor con toda sinceridad. También el rey David se puso muy contento.

Proverbios 3: 9-10
Honra al Señor con tus riquezas, con las primicias de todas tus cosechas: tus graneros se llenarán de trigo y tus bodegas rebosarán de vino.

Proverbios 3: 27
No niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano el concederlo.

Proverbios 11: 24-25
Hay desprendidos que se enriquecen y tacaños que se empobrecen. Quien es generoso, prosperará; a quien ofrece de beber, no le faltará agua.

Proverbios 21: 26
Todo el día está el malvado codiciando; el justo da y no escatima.

Proverbios 28: 27
Al que ayuda al pobre, nada le faltará; pero al que le niega su ayuda, mucho se le maldecirá.

Mateo 6: 3-4
Cuando socorras a un necesitado, hazlo de modo que ni siquiera tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha. Así tu buena obra quedará oculta y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

Marcos 12: 41-44
Jesús estaba una vez sentado frente a los cofres de las ofrendas, mirando cómo la gente echaba dinero en ellos. Muchos ricos echaban mucho dinero. En esto llegó una viuda pobre y echó en uno de los cofres dos moneditas de cobre, de muy poco valor. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: —Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros que echan dinero en los cofres; pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir.

Lucas 3: 11
Juan les contestó: —El que tenga dos trajes dele uno al que no tiene ninguno; y el que tenga comida, compártala con el que no la tiene.

Lucas 6: 30
A cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.

Lucas 6: 38
Den, y Dios les dará: él llenará hasta los bordes y hará que rebose la bolsa de ustedes. Los medirá con la misma medida con que ustedes midan a los demás.

Hechos 20: 35
Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”.

Romanos 12: 8
… el que haya recibido el don de animar a otros, que se dedique a animarlos. El que da, hágalo con sencillez; el que ocupa un puesto de responsabilidad, desempeñe su cargo con todo cuidado; el que ayuda a los necesitados, hágalo con alegría.

2 Corintios 9: 6-8
Tengan esto en cuenta: “Quien siembra con miseria, miseria cosechará; quien siembra a manos llenas, a manos llenas cosechará”. Dé cada uno según le dicte su conciencia, pero no a regañadientes o por compromiso, pues Dios ama a quien da con alegría. Dios, por su parte, tiene poder para colmarlos de bendiciones de modo que, siempre y en cualquier circunstancia, tengan ustedes lo necesario y hasta les sobre para que puedan hacer toda clase de buenas obras.

2 Corintios 9: 10
Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia.

Gálatas 6: 7
No se hagan ilusiones: de Dios no se burla nadie. Lo que cada uno haya sembrado, eso cosechará.

Filipenses 4: 15-17
Ustedes mismos también saben, filipenses, que al comienzo de la predicación del evangelio, después que partí de Macedonia, ninguna iglesia compartió conmigo en cuestión de dar y recibir, sino solamente ustedes. Porque aun a Tesalónica enviaron dádivas más de una vez para mis necesidades. No es que busque la dádiva en sí, sino que busco fruto que aumente en su cuenta.

Santiago 2: 15-16
Supongamos que a un hermano o a una hermana le falta la ropa y la comida necesarias para el día; si uno de ustedes le dice: “Que le vaya bien, abríguese y coma todo lo que quiera”, pero no le da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué le sirve?

• Escrituras sobre el gasto

Lucas 15: 13
Pocos días después el hijo menor vendió su parte de la propiedad, y con ese dinero se fue lejos, a otro país, donde todo lo derrochó llevando una vida desenfrenada.

Juan 6: 12
Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: — Recojan lo que ha sobrado, para que no se pierda nada.

• Escrituras sobre el éxito

Deuteronomio 30: 9
El Señor tu Dios hará que todo lo que hagas prospere: multiplicará el fruto de tu vientre, las crías de tu ganado y las cosechas de tus campos. El Señor volverá a alegrarse contigo de tu prosperidad, así como se deleitaba con tus antepasados.

Josué 1: 8
Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que este ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien.

Nehemías 2: 20
Yo les respondí: “El Dios del cielo nos dará éxito. Por tanto, nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, pero ustedes no tienen parte ni derecho ni memorial en Jerusalén”.

Salmo 1: 1-3
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados ni va por el camino de los pecadores ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día. Ese hombre es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hace, le sale bien!

Salmo 37: 4
Ama al Señor con ternura y él cumplirá tus deseos más profundos.

Proverbios 22: 29
El que hace bien su trabajo, estará al servicio de reyes y no de gente insignificante.

Proverbios 22: 4
La humildad y la reverencia al Señor traen como premio riquezas, honores y vida.

Isaías 1: 19
Si están dispuestos a obedecer, comerán lo mejor de la tierra…

Mateo 23: 12
Al que se ensalce a sí mismo, Dios lo humillará; pero al que se humille a sí mismo, Dios lo ensalzará.

Lucas 9: 48
“El que reciba a este niño en mi nombre —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el que es más pequeño (humilde) entre todos ustedes, ese es grande”.

• Escrituras sobre la prosperidad

Génesis 26: 12
Ese año Isaac sembró en aquel lugar y recogió muy buena cosecha, pues el Señor lo bendijo.

Génesis 39: 3
Vio su amo que el Señor estaba con él y que el Señor hacía prosperar en su mano todo lo que él hacía.

Efesios 3: 20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos o según el poder que obra en nosotros…

Deuteronomio 8: 18
Pero acuérdate del Señor tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas, a fin de confirmar su pacto, el cual juró a tus padres como en este día.

Deuteronomio 24: 19
Si al estar recogiendo la cosecha de su campo se olvidan ustedes de recoger un manojo de trigo, no regresen a buscarlo; déjenlo para que lo recoja algún extranjero de los que viven entre ustedes, o algún huérfano, o alguna viuda, a fin de que el Señor su Dios los bendiga a ustedes en todo lo que hagan.

Deuteronomio 30: 8-10
Y tú obedecerás de nuevo al Señor y pondrás en práctica todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy. El Señor tu Dios hará que todo lo que hagas prospere: multiplicará el fruto de tu vientre, las crías de tu ganado y las cosechas de tus campos. El Señor volverá a alegrarse contigo de tu prosperidad, así como se deleitaba con tus antepasados, siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios, cumplas los estatutos y mandamientos escritos en este libro de la ley, y te vuelvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

Josué 1: 8
Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que este ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien.

1 Crónicas 22: 12
Que el Señor te dé inteligencia y sabiduría para que cuando él te encargue del gobierno de Israel, cumplas la ley del Señor tu Dios.

2 Crónicas 31: 20
Ezequías hizo esto en todo Judá. Sus acciones fueron buenas, rectas y sinceras ante el Señor su Dios.

Jeremías 17: 8
Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto.

Salmo 1: 1-3
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados ni va por el camino de los pecadores ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día. Ese hombre es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hace, le sale bien!

Salmo 35: 27
Que se regocijen y alegren quienes quieren para mí justicia, que en todo momento exclamen: ¡Qué grande es el Señor que desea la paz de su siervo!

Malaquías 3: 10
Traigan los diezmos íntegros a los almacenes del templo para que no falten víveres en él; pónganme a prueba procediendo así —dice el Señor del Universo— y verán cómo abro las ventanas del cielo para derramar sobre ustedes bendiciones a raudales.

3 Juan 1: 2
Querido hermano, pido a Dios que, así como te va bien espiritualmente, te vaya bien en todo y tengas buena salud.

• Escrituras sobre el ahorro

Proverbios 21: 20
En casa del sabio hay riquezas y perfumes, pero el necio gasta todo lo que tiene.

Proverbios 30: 24-25
Hay cuatro animalitos en la tierra que son más sabios que los sabios: las hormigas, gran ejército sin fuerza que asegura su comida en el verano…

1 Corintios 16: 2
Los domingos, cada uno de ustedes debe apartar algo, según lo que haya ganado, y guardarlo para que cuando yo llegue no se tengan que hacer colectas.

• Escrituras sobre la satisfacción

Salmo 23: 1
El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Eclesiastés 5: 10
El que ama el dinero no se saciará de dinero, y el que ama la abundancia no se saciará de ganancias. También esto es vanidad.

Mateo 6: 31-33
Por tanto, no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”. Porque los paganos buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre Celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Pero busquen primero Su Reino y Su Justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

Lucas 3: 14
También algunos soldados le preguntaron: —Y nosotros, ¿qué debemos hacer?—. Les contestó: —No le quiten nada a nadie, ni con amenazas ni acusándolo de algo que no haya hecho; y confórmense con su sueldo.

Filipenses 4: 11-13
No es que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza (vivir humildemente) y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

1 Tesalonicenses 4: 11
Procuren vivir tranquilos y ocupados en sus propios asuntos, trabajando con sus manos como les hemos encargado…

1 Timoteo 6: 6
Y claro está que la religión es una fuente de gran riqueza, pero solo para el que se contenta con lo que tiene.

1 Timoteo 6: 7-10
Porque nada trajimos a este mundo y nada podremos llevarnos; si tenemos qué comer y con qué vestirnos ya nos podemos dar por satisfechos. En cambio, los que quieren hacerse ricos caen en la tentación como en una trampa y se ven asaltados por muchos deseos insensatos y perjudiciales, que hunden a los hombres en la ruina y la condenación. Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y se han causado terribles sufrimientos.

Hebreos 13: 5
No amen el dinero; conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”.

Santiago 4: 1-3
¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre ustedes? Pues de los malos deseos que siempre están luchando en su interior. Ustedes quieren algo, y no lo obtienen; matan, sienten envidia de alguna cosa y como no la pueden conseguir, luchan y se hacen la guerra. No consiguen lo que quieren porque no se lo piden a Dios; y si se lo piden, no lo reciben porque lo piden mal, pues lo quieren para gastarlo en sus placeres.

• Escrituras para los dueños de negocios

Deuteronomio 25: 13-15
No usen en sus compras y ventas pesas y medidas falsas, sino pesas exactas y completas, para que vivan muchos años en el país que el Señor su Dios les va a dar.

Job 31: 13-14
Si he negado el derecho de mi siervo o de mi sierva cuando presentaron queja contra mí, ¿qué haré cuando Dios se levante? Y cuando Él me pida cuentas, ¿qué le responderé?

Salmo 112: 5
Feliz quien se apiada y presta, quien atiende sus asuntos con justicia…

Levítico 19: 13
No uses la violencia contra tu prójimo ni le arrebates lo que es suyo.

Proverbios 11: 1
El Señor reprueba las balanzas falsas y aprueba las pesas exactas.

Proverbios 13: 4
El perezoso desea y no consigue; el que trabaja, prospera.

Proverbios 13: 11
La fortuna obtenida con fraude disminuye, pero el que la recoge con trabajo la aumenta.

Proverbios 16: 8
Vale más lo poco ganado honradamente, que lo mucho ganado en forma injusta.

Proverbios 22: 16
El que para enriquecerse oprime al pobre o le da al rico, terminará en la pobreza.

Jeremías 22: 13
¡Ay de ti, que a base de maldad e injusticias construyes tu palacio y tus altos edificios, que haces trabajar a los demás sin pagarles sus salarios!

Malaquías 3: 5
“Me acercaré a ustedes para el juicio, y seré un testigo veloz contra los hechiceros, contra los adúlteros, contra los que juran en falso y contra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérfano, contra los que niegan el derecho del extranjero y los que no me temen”, dice el Señor de los Ejércitos.

Lucas 16: 10
El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho.

Efesios 6: 9
En cuanto a ustedes, amos, traten a sus esclavos de igual manera. Prescindan de amenazas y tengan en cuenta que tanto ustedes como ellos pertenecen a un mismo Amo, que está en los cielos y no se presta a favoritismos.

Colosenses 4: 1
Amos, concedan de buen grado a los esclavos cuanto sea justo y conveniente, sabiendo que también ustedes tienen un Amo en el cielo.

Santiago 5: 4
El pago que no les dieron a los hombres que trabajaron en su cosecha está clamando contra ustedes; y el Señor todopoderoso ha oído la reclamación de esos trabajadores.

• Sobre volverse rico rápidamente

Éxodo 23: 12
Haz durante seis días todo lo que tengas que hacer, pero descansa el día séptimo para que descansen también tu buey y tu asno y recobren sus fuerzas tu esclavo y el extranjero.

Proverbios 12: 11
El que trabaja su tierra tiene abundancia de pan; el imprudente se ocupa en cosas sin provecho.

Proverbios 13: 11
La fortuna obtenida con fraude disminuye, pero el que la recoge con trabajo, la aumenta.

Proverbios 14: 15
El imprudente cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde anda.

Proverbios 19: 2
No es bueno el afán sin reflexión; las muchas prisas provocan errores.

Proverbios 23: 4
No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas.

Proverbios 28: 19-20
Al que cultiva su campo, hasta le sobra comida; al que anda con ociosos, lo que le sobra es pobreza.

• Escrituras sobre los presupuestos

Proverbios 21: 5
Los planes bien meditados dan buen resultado; los que se hacen a la ligera causan la ruina.

Proverbios 24: 3-4
Con sabiduría se construye la casa y con inteligencia se ponen sus cimientos; con conocimientos se llenan sus cuartos de objetos valiosos y de buen gusto.

Proverbios 25: 28
Como ciudad invadida y sin murallas es el hombre que no domina su espíritu.

Proverbios 27: 12
El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño.

Proverbios 27: 26
… de tus corderos tendrás lana para vestirte, de tus cabritos dinero para comprar terrenos…

Lucas 14: 28-30
Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿no se sentará primero a calcular los gastos y comprobar si tiene bastantes recursos para terminarla? No sea que, una vez echados los cimientos, no pueda terminarla, y quede en ridículo ante todos los que, al verlo, dirán: “Ese individuo se puso a construir, pero no pudo terminar”.

• Escrituras sobre las deudas

Éxodo 22: 14
Si alguien pide prestado un animal a su vecino, y el animal sufre daño o muere en ausencia de su dueño, hará completa restitución.

Deuteronomio 28: 12
El Señor abrirá los cielos —su rico tesoro— para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Prestarás a muchas naciones, pero tú no tendrás que pedir prestado.

2 Reyes 4: 7
Fue ella a decírselo al hombre de Dios, que dijo: “Anda y vende el aceite y paga a tu acreedor, y tú y tus hijos viviréis de lo restante”.

Salmo 37: 21
El malvado pide prestado y no paga, pero el hombre bueno es compasivo y generoso.

Proverbios 22: 7
El rico domina a los pobres y el deudor es esclavo del acreedor.

Proverbios 22: 26-27
Nunca te hagas responsable de las deudas de otra persona pues si no tienes con qué pagar, hasta la cama te quitarán.

Eclesiastés 5: 5
Es mejor que no hagas votos, a que hagas votos y no los cumplas.

Romanos 13: 8
No tengan deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tienen unos con otros; pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena.

• Escrituras sobre la inversión

Proverbios 15: 22
Cuando no hay consulta, los planes fracasan; el éxito depende de los muchos consejeros.

Proverbios 24: 27
Arregla tus negocios en la calle y realiza tus tareas en el campo, y luego podrás construir tu casa.

Proverbios 28: 20
Quien es digno de confianza, será alabado; quien tiene ansias de riquezas, no quedará sin castigo.

Proverbios 13: 11
La fortuna obtenida con fraude disminuye, pero el que la recoge con trabajo, la aumenta.

Eclesiastés 11: 2
Comparte lo que tienes lo más que puedas pues no sabes el mal que puede venir sobre la tierra.

Mateo 25: 14-30
Porque el Reino de los Cielos es como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. Asimismo, el que había recibido los dos talentos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido los cinco talentos trajo otros cinco talentos, diciendo: “Señor, usted me entregó cinco talentos; mire, he ganado otros cinco talentos”. Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Llegando también el de los dos talentos, dijo: “Señor, usted me entregó dos talentos; mire, he ganado otros dos talentos”. Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: “Señor, yo sabía que usted es un hombre duro, que siega donde no sembró y recoge donde no ha esparcido, y tuve miedo y fui y escondí su talento en la tierra; mire, aquí tiene lo que es suyo”. Pero su señor le dijo: “Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí. Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco y al llegar yo hubiera recibido mi dinero con intereses. Por tanto, quítenle el talento y dénselo al que tiene los diez talentos”.
Porque a todo el que tiene, más se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y al siervo inútil, échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

• Escrituras sobre los préstamos

Éxodo 22: 25
Si prestas dinero a mi pueblo, a los pobres entre ustedes, no serás usurero con él; no le cobrarás interés.

Levítico 25: 35-37
Si alguno de tus compatriotas se queda en la ruina y recurre a ti, debes ayudarlo como a un extranjero de paso, y lo acomodarás en tu casa. No le quites nada ni le cargues intereses sobre los préstamos que le hagas; al contrario, muestra temor por tu Dios y acomoda a tu compatriota en tu casa. No le cargues interés al dinero que le prestes, ni aumentes el precio de los alimentos que le des.

Deuteronomio 23: 19-20
No cobrarás interés a tu hermano: interés sobre dinero, alimento, o cualquier cosa que pueda ser prestado a interés. Podrás cobrar interés a un extranjero, pero a tu hermano no le cobrarás interés a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en todo lo que emprendas en la tierra que vas a entrar para poseerla.

Deuteronomio 24: 10
Si le prestas a tu prójimo cualquier cosa, no entres en su casa para recuperar lo prestado.

Proverbios 3: 27-28
No niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano el concederlo. Si ahora tienes, no digas a tu prójimo: “Vete y vuelve, mañana te daré”.

Salmo 15: 5
… el que no presta su dinero a usura, ni acepta soborno contra el inocente. El que así se comporta, jamás sucumbirá.

Salmo 37: 26
El justo es siempre compasivo y presta, ¡bendito sea su linaje!

Salmos 112: 5
Feliz quien se apiada y presta, quien atiende sus asuntos con justicia…

Proverbios 28: 8
El que amontona riquezas cobrando intereses, las amontona para el que se compadece de los pobres.

Nehemías 5: 1-13
Hubo en aquel tiempo una gran protesta de parte del pueblo y de sus mujeres contra sus compatriotas judíos, pues algunos decían que tenían muchos hijos e hijas y necesitaban conseguir trigo para no morirse de hambre; otros decían que debido a la falta de alimentos habían tenido que hipotecar sus terrenos, viñedos y casas y otros decían que habían tenido que pedir dinero prestado para pagar los impuestos al rey, dando en garantía sus terrenos y viñedos. Decían además: “Tanto nuestros compatriotas como nosotros somos de la misma raza; nuestros hijos no se diferencian en nada de los de ellos. Sin embargo, nosotros tenemos que someter a nuestros hijos e hijas a la esclavitud. De hecho, algunas de nuestras hijas son ya esclavas y no podemos hacer nada por evitarlo, porque nuestros terrenos y viñedos ya pertenecen a otros”.

Cuando escuché sus quejas y razones, me llené de indignación. Después de pensarlo bien, reprendí a los nobles y gobernantes por imponer una carga tal a sus compatriotas. Convoqué además una asamblea general para tratar su caso y les dije: “Nosotros, hasta donde nos ha sido posible, hemos rescatado a nuestros compatriotas judíos que habían sido vendidos a las naciones paganas ¿y ahora ustedes los vuelven a vender para que nosotros tengamos que volver a rescatarlos?”.

Ellos se quedaron callados, pues no sabían qué responder. Y yo añadí: “Lo que están haciendo no está bien. Deberían mostrar reverencia por nuestro Dios y evitar así las burlas de los paganos, nuestros enemigos. También mis familiares, mis ayudantes y yo les hemos prestado a ellos dinero y trigo, así que, ¡vamos a perdonarles esta deuda! Y les ruego también que les devuelvan ahora mismo sus terrenos, viñedos, olivares y casas y que cancelen las deudas que tienen con ustedes, sean de dinero, grano, vino o aceite”. Ellos respondieron: “Devolveremos todo eso, y no les reclamaremos nada. Haremos todo tal como lo has dicho”.

Entonces llamé a los sacerdotes y en su presencia les hice jurar lo que prometieron. Además me sacudí la ropa y dije: “Así sacuda Dios fuera de su casa y de sus propiedades a todo aquel que no cumpla este juramento y así lo despoje de todo lo que ahora tiene”. Toda la multitud respondió: “Amén” y alabaron al Señor.

Mateo 5: 42
A cualquiera que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda al que te pida prestado.

Lucas 6: 35
Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. De este modo tendrán una gran recompensa y serán hijos del Dios Altísimo, que es bondadoso incluso con los desagradecidos y los malos.

• Escrituras sobre la planificación

Génesis 41: 34-36
Haga su majestad lo siguiente: nombre su majestad gobernadores que vayan por todo el país y recojan la quinta parte de todas las cosechas de Egipto, durante los siete años de abundancia. Que junten todo el trigo de los buenos años que vienen; que lo pongan en un lugar bajo el control de su majestad y que lo guarden en las ciudades para alimentar a la gente. Así el trigo quedará guardado para el país, para que la gente no muera de hambre durante los siete años de escasez que habrá en Egipto.

Proverbios 6: 6-8
Anda a ver la hormiga, perezoso; fíjate en lo que hace y aprende la lección: aunque no tiene quien la mande ni quien le diga lo que ha de hacer, asegura su comida en el verano y la almacena durante la cosecha.

Proverbios 13: 16
El prudente obra con conocimiento, el estúpido esparce necedad.

Proverbios 13: 19
El deseo cumplido es causa de alegría. Los necios no soportan alejarse del mal.

Proverbios 16: 1
El ser humano propone, pero es Dios el que dispone.

Proverbios 16: 9
El ser humano proyecta su camino, pero es el Señor quien dirige sus pasos.

Proverbios 20: 18
Confirma los proyectos con consejos y emprende la guerra después de calcular bien.

Proverbios 21: 5
Los planes bien meditados dan buen resultado; los que se hacen a la ligera causan la ruina.

Proverbios 22: 3
El prudente ve el mal y se esconde, pero los simples siguen adelante y son castigados.

Proverbios 24: 27
Arregla tus negocios en la calle y realiza tus tareas en el campo, y luego podrás construir tu casa.

Proverbios 27: 23
Conoce bien la condición de tus rebaños y presta atención a tu ganado…

Eclesiastés 11: 2
Comparte lo que tienes lo más que puedas pues no sabes el mal que puede venir sobre la tierra.

Mateo 25: 1-13
“Sucederá entonces con el Reino de los Cielos como lo que sucedió en una boda: diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran despreocupadas y cinco previsoras. Las despreocupadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; en cambio, las previsoras llevaron sus botellas de aceite, además de sus lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les dio sueño a todas y por fin se durmieron. Cerca de la medianoche, se oyó gritar: ‘¡Ya viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!’. Todas las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas. Entonces las cinco despreocupadas dijeron a las cinco previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite porque nuestras lámparas se están apagando’. Pero las muchachas previsoras contestaron: ‘No, porque así no alcanzará ni para nosotras ni para ustedes. Más vale que vayan adonde lo venden y compren para ustedes mismas’. Pero mientras aquellas cinco muchachas fueron a comprar aceite, llegó el novio, y las que habían sido previsoras entraron con él en la boda y se cerró la puerta. Después llegaron las otras muchachas, diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él les contestó: ‘Les aseguro que no las conozco’.

Manténganse ustedes despiertos —añadió Jesús—, porque no saben ni el día ni la hora”.

Lucas 12: 16-21
Entonces les contó esta parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a pensar: “¿Qué haré? No tengo dónde guardar mi cosecha”. Y se dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. Luego me diré: ‘Amigo, tienes muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida’ ”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será?”. Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios».

1 Corintios 16: 1-2
En cuanto a la colecta para los del pueblo santo, háganla según las instrucciones que di a las iglesias en la provincia de Galacia. Los domingos, cada uno de ustedes debe apartar algo, según lo que haya ganado, y guardarlo para que cuando yo llegue no se tengan que hacer colectas.

1 Timoteo 6: 7
Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él.

• Escrituras sobre la provisión

1 Reyes 17: 13-16
Elías le dijo: — No te apures. Anda y haz lo que dices. Pero primero prepárame de ahí un panecillo y tráemelo. Después podrás hacerlo para ti y para tu hijo. Porque el Señor, Dios de Israel, ha dicho que ni la tinaja de harina se acabará ni la vasija de aceite se vaciará hasta el día en que Él mande la lluvia sobre la tierra.

La mujer fue a hacer lo que le dijo Elías y pudieron comer él, ella y su familia durante mucho tiempo. La tinaja de harina no se acabó ni la vasija de aceite se vació, tal y como el Señor había anunciado por medio de Elías.

Salmo 37: 25
Fui joven, soy ya viejo, pero nunca vi a un justo abandonado ni a sus hijos pidiendo pan.

Mateo 6: 31-32
Por tanto, no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”. Porque los paganos buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre Celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas.

Mateo 7: 11
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan!

Lucas 12: 7
Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos.

Juan 21: 6
Jesús les dijo: —Echen la red a la derecha de la barca y pescarán—. Así lo hicieron y después no podían sacar la red por los muchos pescados que tenía.

2 Corintios 9: 8
Dios, por su parte, tiene poder para colmarlos de bendiciones de modo que, siempre y en cualquier circunstancia, tengan ustedes lo necesario y hasta les sobre para que puedan hacer toda clase de buenas obras.

Filipenses 4: 19
Mi Dios, a su vez, rico y poderoso como es, proveerá a todas las necesidades que ustedes tengan, por medio de Jesucristo.

• Escrituras sobre el recibir

Eclesiastés 5: 19
Por otra parte, a todo aquel a quien Dios da abundantes riquezas, le da también la facultad de comer de ellas y de tomar lo que le corresponde, pues el disfrutar de tanto trabajo viene de parte de Dios.

Juan 3: 27
Juan les dijo: —Nadie puede tener nada, si Dios no se lo da.

Hechos 20: 35
Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”.

1 Corintios 9: 9-11
Pues en la Ley de Moisés está escrito: “No pondrás bozal al buey cuando trilla”. ¿Acaso le preocupan a Dios los bueyes? ¿O lo dice especialmente por nosotros? Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha.
Si en ustedes sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de ustedes cosechemos lo material?

• Escrituras sobre la administración

Génesis 2: 15
Dios, el Señor, tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara.

Deuteronomio 10: 14
Al Señor tu Dios pertenecen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay.

1 Crónicas 29: 11
Tuyo es, oh, Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh, Señor, y te exaltas como soberano sobre todo.

Salmo 50: 10-12
… pues míos son todos los animales salvajes, lo mismo que los ganados de las serranías; mías son las aves de las montañas y todo lo que bulle en el campo. Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti pues el mundo es mío, con todo lo que hay en él.

Mateo 25: 14-30
Porque el Reino de los Cielos es como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. Asimismo, el que había recibido los dos talentos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido los cinco talentos trajo otros cinco talentos, diciendo: “Señor, usted me entregó cinco talentos; mire, he ganado otros cinco talentos”. Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Llegando también el de los dos talentos, dijo: “Señor, usted me entregó dos talentos; mire, he ganado otros dos talentos”. Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: “Señor, yo sabía que usted es un hombre duro, que siega donde no sembró y recoge donde no ha esparcido, y tuve miedo y fui y escondí su talento en la tierra; mire, aquí tiene lo que es suyo”. Pero su señor le dijo: “Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí. Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco y al llegar yo hubiera recibido mi dinero con intereses. Por tanto, quítenle el talento y dénselo al que tiene los diez talentos”.

Porque a todo el que tiene, más se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y al siervo inútil, échenlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

Lucas 12: 42-44
El Señor le contestó: — Pórtense ustedes como el administrador fiel e inteligente a quien su amo pone al frente de la servidumbre para que a su hora les tenga dispuesta la correspondiente ración de comida. ¡Feliz aquel criado a quien su amo, al llegar, encuentre cumpliendo con su deber! Les aseguro que le confiará el cuidado de toda su hacienda.

Lucas 12: 47-48
El criado que sabe lo que su amo quiere, pero no se prepara para hacerlo, será castigado con severidad. En cambio, el criado que, ignorando lo que quiere su amo, hace algo merecedor de castigo, será castigado con menos severidad. Al que mucho se le ha dado, mucho le será exigido; al que mucho se le confía, mucho más se le pedirá.

Lucas 16: 9-11
Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas. El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho. De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas?

Romanos 14: 8
Si vivimos, para el Señor vivimos; si morimos, para el Señor morimos. Así pues, en vida o en muerte, pertenecemos al Señor.

• Escrituras sobre los impuestos

Mateo 22: 20-21 20
Y Él les preguntó: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?”. Ellos le dijeron: “Del César”. Entonces Él les dijo: “Pues den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Romanos 13: 7
Denle a cada uno lo que le corresponde. Al que deban pagar contribuciones, páguenle las contribuciones; al que deban pagar impuestos, páguenle los impuestos; al que deban respeto, respétenlo; al que deban estimación, estímenlo.

• Escrituras sobre las garantías

Proverbios 6: 1-3
Hijo mío, si das fianza por tu amigo o te haces responsable de un extraño, tú solo te pones la trampa: quedas atrapado en tus propias palabras. Para librarte, hijo mío, pues estás en las manos de otro, haz lo siguiente: trágate el orgullo y cóbrale a tu amigo.

Proverbios 11: 15
Mal resulta salir fiador de un extraño; el que evita dar fianzas vive tranquilo.

Proverbios 17: 18
Insensato el que hace un trato saliendo fiador de su prójimo.

Proverbios 22: 26-27
Nunca te hagas responsable de las deudas de otra persona pues si no tienes con qué pagar, hasta la cama te quitarán.

Proverbios 27: 13
Al que salga fiador por un extraño, quítale la ropa y tómasela en prenda.

• Escrituras sobre la preocupación

Mateo 6: 25
Por lo tanto, les digo: no anden preocupados pensando qué van a comer o qué van a beber para poder vivir, o con qué ropa van a cubrir su cuerpo. ¿Es que no vale la vida más que la comida, y el cuerpo más que la ropa?

Mateo 6: 31-33
Por tanto, no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”. Porque los paganos buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre Celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Pero busquen primero Su Reino y Su Justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

Mateo 6: 34
No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.

Lucas 12: 22-29
Después dijo Jesús a sus discípulos: — Por lo tanto les digo: no anden preocupados pensando qué van a comer para poder vivir o con qué ropa van a cubrir su cuerpo. Porque la vida vale más que la comida y el cuerpo más que la ropa. Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen despensas ni almacenes, y, sin embargo, Dios los alimenta. Pues ¡cuánto más valen ustedes que esas aves! Por lo demás, ¿quién de ustedes, por mucho que se preocupe, podrá añadir una sola hora a su vida?

Filipenses 4: 6
Nada debe angustiarlos; al contrario, en cualquier situación, presenten a Dios sus deseos, acompañando sus oraciones y súplicas con un corazón agradecido.

Hebreos 13: 6
Por eso podemos exclamar llenos de confianza: “El Señor es quien me ayuda, nada temo, ¿qué podrán hacerme los humanos?”.

1 Pedro 5: 7
Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes.

• Escrituras sobre el pensamiento

Génesis 14: 20
¡Bendito sea el Dios Altísimo, que entregó en tus manos a tus enemigos!
Entonces Abraham dio a Melquisedec el diezmo de todo.

Génesis 28: 20-22
Entonces Jacob hizo un voto, diciendo: “Si Dios está conmigo y me guarda en este camino en que voy y me da alimento para comer y ropa para vestir y vuelvo sano y salvo (en paz) a casa de mi Padre, entonces el Señor será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo”.

Éxodo 23: 19
Los mejores primeros frutos de tu tierra debes llevarlos al templo del Señor tu Dios.
No cocines cabritos en la leche de su madre.

Éxodo 34: 26
Lleva a la casa del Señor tu Dios las primicias de los frutos de tu tierra. No cuezas el cabrito en la leche de su madre.

Levítico 27: 30
Así pues, todo el diezmo de la tierra, de la semilla de la tierra o del fruto del árbol, es del Señor; es cosa consagrada al Señor.

Números 18: 26
“Hablarás a los levitas y les dirás: ‘Cuando percibáis de los israelitas, el diezmo que yo tomo de ellos y os doy en herencia, reservaréis de él la reserva de Yahveh Dios: el diezmo del diezmo’”.

Deuteronomio 14: 22-23
Cada año, puntualmente, apartarás el diezmo de lo que hayan producido tus campos. Y en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él escoja como morada de su nombre, comerás el diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite; también las primeras crías de tus vacas y ovejas, para que aprendas a respetar al Señor tu Dios toda tu vida.

Deuteronomio 14: 28
Cada tres años reunirás el diezmo de los productos de ese año y lo depositarás a la puerta de tus ciudades…

Deuteronomio 26: 12-13
En el tercer año, el año del diezmo, cuando ya hayas apartado el diezmo de todas tus cosechas y se lo hayas dado al levita, al inmigrante, al huérfano y a la viuda, para que coman y se sacien en tus ciudades, declararás ante el Señor tu Dios: “Ya he retirado de mi casa la porción consagrada a ti, y se la he dado al levita, al inmigrante, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que tú me mandaste. No he desobedecido ninguno de tus mandamientos ni los he olvidado”.

2 Crónicas 31: 5
Conocida la orden, los israelitas incrementaron las primicias de cereales, vino, aceite, miel y de todos los productos agrícolas, y pagaron con creces todos los diezmos.

Nehemías 10: 38
También nos comprometimos a traer a los almacenes del templo de nuestro Dios y, con destino a los sacerdotes, lo mejor de nuestra harina, de nuestras contribuciones, de los frutos de cualquier clase de árbol, del vino y del aceite. A los levitas les entregaremos el diezmo del fruto que produzca nuestra tierra; ellos mismos lo recogerán en todas las poblaciones donde trabajamos.

Proverbios 3: 9-10
Honra al Señor con tus riquezas, con las primicias de todas tus cosechas: tus graneros se llenarán de trigo y tus bodegas rebosarán de vino.

Ezequiel 44: 30
Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y de toda clase de ofrenda de sus ofrendas, serán para los sacerdotes; también darán al sacerdote las primicias de sus masas para que haga reposar una bendición sobre su casa.

Malaquías 3: 8-10
¿Acaso es justo que una persona defraude al Señor como ustedes me están defraudando? De nuevo replican: “¿En qué te hemos defraudado?”. ¡En los diezmos y en las ofrendas!

Mateo 23: 23
“¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas que pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino y han descuidado los preceptos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Estas son las cosas que debían haber hecho, sin descuidar aquellas”.

1 Corintios 16: 1-2
En cuanto a la colecta para los del pueblo santo, háganla según las instrucciones que di a las iglesias en la provincia de Galacia. Los domingos, cada uno de ustedes debe apartar algo, según lo que haya ganado, y guardarlo para que cuando yo llegue no se tengan que hacer colectas.

Hebreos 7: 1-4
Este Melquisedec fue rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo. Cuando Abraham regresaba de la batalla en la que había derrotado a los reyes, Melquisedec salió a su encuentro y lo bendijo; entonces Abraham le dio la décima parte de todo lo que había ganado en la batalla. Ante todo, hay que notar que el nombre Melquisedec significa “rey de justicia”, pero aparece también como rey de Salem, que quiere decir “rey de paz”. Nada se sabe de su padre ni de su madre ni de sus antepasados; ni tampoco se habla de su nacimiento ni de su muerte; y así, a semejanza del Hijo de Dios, es sacerdote para siempre. Ahora bien, fíjense qué importante era Melquisedec que nuestro propio antepasado Abraham le dio la décima parte de lo que les había ganado a los reyes en la batalla.

NOTA:
Las citas anteriores fueron tomadas de las siguientes versiones de la Biblia:
La Biblia Católica. Latinoamérica
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy
Biblia La Palabra (Hipanoamérica)

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