7 Secretos Revelados DE LOS MONJES BUDISTAS que cambiarán tu vida para siempre

En la actualidad es difícil encontrar personas que estén permanentemente enfocadas, concentradas y en un estado pacífico. Parece que todo a nuestro alrededor siempre conspira para mantenernos estresados, haciendo múltiples cosas a la vez e incapaces de prestar atención a lo que es realmente importante.

¿Existe algún secreto para cambiar esta situación? Los monjes budistas parecen haberlo encontrado, porque todo el tiempo se ven calmados y como si solo les interesara vivir el presente. Resulta que durante miles de años la filosofía budista ha aspirado a reducir el sufrimiento humano, manteniendo la mente enfocada en el aquí y en el ahora.

En las próximas líneas encontrará los principios y hábitos más importantes del budismo para lograr estos objetivos. No va a ser fácil al principio, pues interiorizarlos requiere de mucha práctica y estamos acostumbrados a otra dinámica de vida, pero cuando logremos adoptar estas prácticas, obtendremos grandes beneficios para nosotros mismos y para los demás.

Hábito 1: El cambio es la única ley constante
La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No te resistas a ellos, eso solo crea dolor. Que la realidad sea realidad. Deja que las cosas fluyan naturalmente hacia delante de cualquier manera que sea.
LAO TZU

Las personas tendemos a la rutina. El cerebro se mantiene inactivo cuando repetimos acciones, decimos lo mismo y nos relacionamos con las mismas personas y escenarios. Nos identificamos fuertemente con nuestra apariencia física actual y nuestra personalidad. Es difícil aceptar que esa estabilidad es temporal, que una ley fundamental del universo es el cambio. Porque cuando algo cambia, sufrimos.
El maestro budista Suzuki enseña a reconocer que el contenido de la mente está en un profundo y permanente fluir. Todas nuestras sensaciones y sentimientos van y vienen, no duran para siempre. Comprendiendo que el miedo, la tristeza o la ira no son permanentes resultará difícil seguir tristes, asustados o molestos demasiado tiempo. De este modo, también aprenderemos a que todo fluye, todo pasa, así lo malo como lo bueno. No se debe luchar contra esa realidad. “Debemos apreciar lo que estamos haciendo. No hay preparación para otra cosa”, complementa Suzuki.

Hábito 2: Vivir el momento
No habites en el pasado, no sueñes con el futuro, concentra la mente en el momento presente.
BUDA

Aprender a aceptar que el cambio es inevitable está relacionado con aprender a vivir en el presente. Recordar lo bueno o malo que hicimos en el pasado nos lleva a revivirlo constantemente, y preocuparnos por lo que pueda ocurrir en el futuro nos aleja del único momento en el que realmente estamos y podemos hacer algo: el ahora. Por eso Suzuki habla de apreciar nuestras acciones actuales, pues no tenemos capacidad de afectar otro momento, ni el pasado (porque ya ocurrió y no podemos volver a él) ni el futuro (porque todavía no existe).

Un modo de vivir el presente es practicar la atención para aprender a enfocarnos. Manejando nuestra atención podremos dirigir nuestros pensamientos y sentimientos hacia aquello en lo que estamos verdaderamente involucrados.
La atención plena ayuda a abandonar el estrés, a vivir los milagros que ocurren a cada momento, a aliviar la el sufrimiento y la ansiedad.

Hábito 3: Meditar frecuentemente
La meditación es una manera de nutrir y florecer lo divino dentro de ti.
AMIT RAY

La meditación es uno de los ejercicios mentales y espirituales más profundos y sanadores que existen. Es un modo de aprender a mantenerse en el ahora y controlar los pensamientos inquietos y distractores. Así se puede conseguir la calma independientemente de los factores externos. También con su práctica constante ocurren cambios químicos beneficiosos en el cerebro, según mencionan los estudios médicos.

Una de las principales actividades de un monje budista es la meditación. Madrugan para poder meditar de una a tres horas diarias, lo que repiten cada noche. Cuando lo hacen, buscan el bien común de la humanidad. Intentan alcanzar la iluminación para con ella poder ayudar a quienes lo requieren.

Las personas comunes no necesitan destinar tantas horas a la meditación para recibir sus beneficios: con media hora diaria que dediquen, con compromiso, a este ejercicio lograrán mucho.

Hábito 4: Seguir al sabio
Desarrolla una pasión por el aprendizaje. Si lo haces, nunca dejarás de crecer. ANTHONY J. D’ANGELO

La cultura occidental tiene una visión negativa de la vejez. Se considera a la gente mayor débil, incapaz, inútil y, en muchos casos, desechable. El budismo, por el contrario, aprecia intensamente a las personas ancianas, pues son ellos quienes tienen la paciencia y la sabiduría para convertirse en los guías espirituales que los pueden ayudar en su camino de perfección.

En la actualidad hay cientos de modos de aprender, pero es indudable que las mejores lecciones de vida provienen de quienes tienen mayor experiencia en ella. Todos conocemos a adultos mayores que seguramente no tendrán ningún problema en responder a nuestras preguntas sobre asuntos vitales.

Hábito 5: Escuchar con atención y sin juicios
Cuando hablas, repites lo que ya sabes. Pero si escuchas, puedes aprender algo nuevo.
EL DALAI LAMA

El cerebro humano está diseñado para emitir juicios sobre todo lo que le rodea. De este modo, es capaz de tomar decisiones sobre las conclusiones a las que ha llegado y que define como su realidad. Sin embargo, aplicar este criterio a las relaciones humanas no es muy conveniente pues criticar y juzgar a los demás solo contribuye a nuestro propio sufrimiento.

Por esta razón, los monjes budistas practican la comunicación entre los individuos sobre la premisa de la ayuda al otro y a sí mismos: la comunicación atenta solo debe buscar comprender sin evaluar. Es muy común ir planificando de antemano una respuesta a medida que escuchamos a otra persona, pero el objetivo principal, según los budistas, debe ser solo recibir y asimilar esas palabras, lo que conduce a un mayor respeto y comprensión.

Hábito 6: Despejar el exterior
La vida es muy sencilla, pero insistimos en complicarla.
CONFUCIO

La vida de los monjes budistas sigue el ejemplo de Buda. Él nació en el seno de una familia acomodada, con mucha riqueza y privilegio, que le ocultó la existencia de la vejez, la muerte y el sufrimiento. Pero cuando él descubrió la verdad, decidió iniciar una vida ascética que se conoce como la “gran renuncia”.

Más de dos mil años después, los monjes hacen lo mismo: mantienen sus posesiones materiales al mínimo, con lo indispensable que necesitan para vivir.
Despejar la vida de lo innecesario aligera la carga y da espacio a cosas más importantes.

Hábito 7: Despejar el interior
Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz, practica la compasión
EL DALAI LAMA

Así como se puede aprender a liberarse de cargas físicas innecesarias, otra lección de vida de los budistas es no preocuparse tanto por sí mismos. Y la mejor manera de dejar de inquietarse por uno es empezar a interesarse por el otro. Cuando se practica esta actitud de manera desinteresada, los problemas personales empiezan a lucir más pequeños y la mente está más tranquila con la propia vida.

Eliminar el egoísmo hace espacio para los demás y enriquece, no con bienes materiales, sino con bienes espirituales.

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