Las relaciones a distancia suelen ser muy complejas. No solo por los problemas a los que los miembros de la pareja se enfrentan, sino por el estigma de la infidelidad que la misma sociedad le atribuye a este estilo de vida. Incluso se ha acuñado el refrán: “Amor de lejos, felices los cuatro”, con el que se pretende demostrar que la lejanía conduce a iniciar amoríos con otras personas.
Las razones por las que una pareja decide mantener el amor a pesar de la distancia son variadas y la duración generalmente es temporal. Que vayan a trabajar o estudiar a otro lugar, cambien de residencia por razones familiares o de salud, o decidan que uno de los dos viaje primero a otra ciudad o país para abrir el camino posterior al grupo familiar son algunas de las causas por las que esto ocurre.
Casi siempre, los motivos son discutidos y aceptados previamente por ambos, así como la fecha en que esa separación va a terminar. Estos términos son respetados cuando ambos tienen una relación sincera y esperan superar lo más pronto posible este período de sus vidas.
Estar solo y/o sin la pareja luce como una oportunidad idónea para tener un romance, pero cuando los sentimientos son sinceros, la distancia solo produce sufrimiento y la persona hace lo posible porque la conexión no se rompa.
En la actualidad, se considera que los medios tecnológicos alivian la sensación de lejanía. Las llamadas telefónicas y videollamadas, junto con las fotografías, videos y redes sociales contribuyen a que la persona se sienta involucrada en la vida del compañero o compañera. A su vez, quien emite este material intenta, de forma consciente o subconsciente, que el otro “tenga pruebas” de lo que está haciendo.
Sin embargo, la tecnología es capaz de generar conflictos y faltas en la comunicación. Saber que la pareja está viendo los mensajes de Whatsapp pero tarda en responder y lo hace de forma lacónica termina generando dudas y temores. Y aunque haya confianza, esta empieza a dañarse si la pareja deja de contestar el teléfono o publica en las redes fotos con amigos o en un bar cuando había dicho que iría a descansar.
De seguro hay razones válidas para que la persona no contestara el teléfono (perder la conexión al entrar al subterráneo o estar en una reunión), no escribiera por Whatsapp (quedarse sin batería luego de ver el mensaje) o cambiase de planes (los amigos que lo invitaron a salir a pesar de su cansancio tomaran fotos y las publicaran). Pero estando lejos no es posible entender por qué ocurren ciertas cosas.
Las diferencias horarias, los horarios de trabajo conflictivos, la información incompleta que obtenemos del contacto a distancia o incluso diferentes niveles de energía al momento de hablar o verse producen una sensación de interferencia y desconexión. La comunicación en las relaciones de por sí es bastante difícil y la lejanía añade un nuevo nivel de complejidad.
La distancia tiene su capacidad de separar, de romper los lazos y la confianza, de empujarnos todavía más lejos del otro, no sólo físicamente, sino emocionalmente. Hay que reconocer que cada uno vive realidades distintas, con sus compromisos (académicos, laborales, sociales y personales) que demandan atención, que están rodeados por otras personas y que las nuevas rutinas modifican los ánimos y la energía.
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Esto no significa que el alejamiento de la pareja va a acabar con el amor. Solo que hay que reinterpretar la relación de pareja y resolver los problemas que este estilo de vida genera.
El orador y motivador Jay Shetty habla de cinco consejos y principios genuinos que facilitan la sobrevivencia de las relaciones a distancia:
1) Pensar que si las relaciones son importantes, la distancia no lo es. No hay que permitir que el estar lejos de alguien sea una razón en sí misma para empujarlo más lejos. No debemos molestarnos con la distancia ni con la persona que se ha ido.
2) Asegúrate de compartir los pequeños momentos de alegría. Todos los pequeños momentos de felicidad pueden compartirse con la pareja distante y cuando estén juntos, alégrense incluso si son solo unos minutos.
3) Es importante asignar una pauta y priorizar el tiempo para el otro. Va a ser difícil llegar al otro espontáneamente, como cuando vivían juntos, así que es necesario agendar el día y hora de sus reuniones, de acuerdo con el horario de ambos, y mantenerlo como una prioridad.
4) Recuerda vivir tu propia vida y que está bien que la otra persona construya la suya. Invierte en ti mismo y permite que tu pareja crezca y evolucione a su manera. Cuando se conecten, compartan esas experiencias y así se ayudarán a crecer juntos.
5) No den paso a las malas interpretaciones. Los mensajes de texto son una manera brillante de malinterpretar lo que sientes y lo que la otra persona quiere decir. No se limiten a chatear. Hablen siempre que puedan y aclaren las dudas. De igual forma, no dejen de verbalizar los silencios y aquello que no entiendan.
Recuerda, las relaciones a larga distancia son difíciles pero también pueden ser increíbles. Si aprendes a respetar, confiar y amar a alguien desde la distancia, serán indetenibles cuando estén juntos.