Ya hemos mencionado en este blog que la llegada a los 40 años puede causar crisis en muchas personas. Y es que los cambios de década simbolizan transformación, no solo por los aspectos físicos, sino también por la evolución emocional y personal que experimentamos, más allá de las pautas que la sociedad intenta imponernos.
Precisamente, las exigencias sociales son las que producen ansiedad en nosotros en relación con el avance de los años. Pero si las vemos en su contexto, entrar en una nueva década solo debe ser una aventura emocionante, un cambio por el que sintamos emoción y curiosidad.
Para muchos, pasar a los 30 significa entrar en un período donde logras tomar el control luego de «los locos 20», es decir, después de la intensidad y los excesos de la juventud.
Nada más alejado de la realidad: los desafíos en la vida no se detienen ni hemos aprendido lo suficiente como para asegurar que dejaremos de equivocarnos.
Sin embargo, es cierto que las experiencias acumuladas durante la década de los 20 nos muestran en carne propia que algunos hábitos son contraproducentes. No solo se trata de ciertas actitudes, sino también del trato hacia nuestro propio cuerpo.
Los jóvenes suelen abusar de su organismo gracias a que gozan de buena salud. Exigirnos de más a medida que trascurren los años tiene repercusiones negativas tanto en nosotros mismos como en nuestras relaciones personales, familiares y laborales.
Por esto, identifiquemos 7 hábitos valiosos que nos ayudarán a obtener una mejor versión de nosotros mismos luego de los 30:
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Valora lo que has alcanzado y no dejes de establecer metas
Los 30 son un buen momento para evaluar los logros en tu vida. Si te sientes pleno con ellos, felicítate. Si tu situación no es exactamente como la planeaste, pero la has hecho funcionar, también te has demostrado a ti mismo que sabes sortear obstáculos en busca de tu estabilidad y felicidad.
Si por el contrario crees que has fracasado, no pienses que el mundo terminó. Vuelve a evaluar el escenario en que te encuentras, traza nuevos objetivos y empieza a avanzar hacia ellos. Eres joven todavía para alcanzar muchas cosas, pero con ayuda de la organización y la motivación.
Hay que añadir que los incentivos y las metas no deben ser exclusivamente de tipo financiero. A diferencia de los 20, donde tus primeros ingresos te ayudaron a ser independiente, en los 30 descubres que la felicidad implica el alcance de otros objetivos personales más allá de la solvencia económica.
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Fomenta la armonía y buenas relaciones con tus seres queridos
El ímpetu de la juventud a veces nos lleva a tener opiniones inflexibles que conducen diferencias apasionadas con amigos y parientes. Los 30 es un buen momento para sopesar que muchas de esas discusiones son innecesarias y hasta inmaduras.
Los conflictos sinsentido forman parte de personalidades tóxicas que debes evitarlas por amor y apoyo a tus seres queridos, independientemente de sus particularidades. Hay que saber escoger las batallas a favor del afecto y utilizar las herramientas emocionales que tengas para evadirlas.
Recuerda, por otra parte, que no se trata de tener muchos amigos, sino de qué tan valiosos son. Escoge a personas con quienes te sientas bien y se aprecien sin falsas apariencias.
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Disfruta de tu dinero, pero también empieza a hacer planes a futuro
Existen jóvenes que comienzan a buscar su estabilidad económica en los 20, pero, aceptémoslo: no siempre se puede ser joven y saber ahorrar e invertir.
Por eso, en los 30 se puede hacer una triple combinación: seguirse esforzando en tu trabajo o emprendimiento, pero también empezar a identificar en qué satisfacciones vale la pena gastar dinero en este momento.
Un curso de mejoramiento profesional o artístico que no te habías podido costear antes, un vehículo, unas vacaciones en familia, un año sabático para redefinirte… Esos gustos te permitirán apreciar los frutos de tu esfuerzo y querer lograr más.
El tercer elemento es aprender a invertir, pues no solo se trata de ahorrar y emprender. Ahorrar siempre es una buena costumbre, pero sabemos que fenómenos cómo la inflación ya no permiten una jubilación cómoda.
Por eso, aunque nos cueste, debemos aprender a potenciar el dinero que generamos en nuestro propio negocio o haciendo inversiones.
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Supera estos temores
Los miedos son sentimientos muchas veces infundados y que nos impiden llevar la vida que queremos. Los 30 no son momento para paralizarse, sino para actuar y seguir adelante. Así que debemos superar los siguientes temores:
- A casarse… o no hacerlo. Es una decisión personal y muy importante, en la que nadie, ni la sociedad, deben influir.
- A tener hijos… o no tenerlos. Por respeto a ese ser que traeríamos al mundo, debemos estar plenamente seguros de si querríamos tenerlo o no, sin influencias de ningún tipo.
- A fallar o volver a empezar. Una mala elección, un error o haber perdido una oportunidad no es el final, menos a los 30.
- A mostrar tu personalidad. Ya sabes quién eres y lo que quieres, así que nadie tiene que hacerte sentir mal por ser tú mismo.
- A tomar la iniciativa, en una relación, en un proyecto… total, la vida solo es una y esperar a que los demás decidan por ti es una forma de perder el tiempo.
- A dejar la casa de tus padres.
- A cortar una relación tóxica, con un amigo, una pareja, tus padres o cualquiera que te haga daño emocional o físico.
- A hacer cosas en soledad. Que la falta de compañía, no te impida cumplir con tus gustos y sueños.
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Haz ejercicio de manera regular
En los 20 tu cuerpo era naturalmente firme, fuerte y sano, incluso si no lo cuidabas como debías. Pero ese milagro de la naturaleza no dura para siempre.
Parece tonto, pero hay que decirlo: debes hacer ejercicio no solo para disfrutar de tu buen físico, sino también para cuidar tu salud, física y mental. Porque hacer ejercicio, además de beneficiar tu cuerpo, también ayuda a liberarte del estrés cotidiano.
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Duerme bien
Junto con el ejercicio y la buena alimentación, dormir y descansar adecuadamente son los pilares de una vida sana, en especial después de los 30.
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Dile adiós a las fiestas intensas
Uno de los signos de la juventud era disfrutar intensamente de fiestas y conciertos, sin importar si se presentaban entre semana. Estos recuerdos los atesorarás toda tu vida vida.
Sin embargo, las celebraciones de alcohol y diversiones de toda la noche roban poco a poco la salud, además de traer desorden a tu vida familiar y profesional.
Es el momento de empezar a divertirse con lógica. No será sinónimo de despedirse de la juventud sino de dar la bienvenida a cuidar de ti mismo.