Ahorrar es una costumbre que aparentemente todos necesitamos poner en práctica en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, no todos llegamos a la vida adulta habiendo aprendido a economizar.
Hagamos un juego mental: imagine que alguien le regala X cantidad de dinero, o que juega a la lotería y gana Y monto, o que hace una inversión financiera y obtiene Z ganancia inesperada… ¿qué haría?
Si la cantidad X es una suma modesta, ¿aprovecharía para bajar su deuda con la tarjeta de crédito? Ahora, si el monto Y de la lotería fuera interesante, ¿la guardaría para una emergencia? En el caso de que el rédito Z de la inversión fuese importante, ¿tomaría finalmente unas vacaciones de verdad?
Si pudo responder a esas preguntas fácilmente en el juego mental, significa que usted es consciente de su situación económica, conoce sus gastos, sus deudas y sus ingresos, así que no le resulta difícil iniciar un plan de ahorros.
Por el contrario, si frente a cada pregunta necesitó tiempo para imaginar qué hacer con un ingreso pequeño, mediano o grande que llegara repentinamente a sus manos es porque usted tal vez rehúye de conocer su estado financiero, en especial porque seguramente no es muy positivo.
Sin embargo, esta pequeña suposición le ha permitido tomar conciencia de esta situación. Entonces, siéntese con lápiz y papel a anotar sus activos y pasivos: cuánto gana, sus gastos mensuales, cuánto tiene en el banco, cuánto debe y le deben, cómo están sus tarjetas de crédito… y empiece a dibujar su panorama financiero personal.
El primer paso para aprender a ahorrar es entender que no se trata de restricciones que deba hacer en su modo de vida, sino de estrategias que comienzan con cambiar su modo de pensar.
Ahorrar no significa tener que dejar de gastar en todo aquello que no es una obligación (alimento, vivienda, familia, transporte y servicios). Lo que implica es que debe aprender a tener prioridades en algunas metas financieras sobre otras.
A continuación se le presentarán algunas estrategias de ahorro que puede cumplir independientemente de cuál sea su situación financiera actual. Los montos no son tan importantes como el adquirir los hábitos apropiados de ahorro.
1. Comprométase con su presupuesto
Una vez calculado sus ingresos periódicos, divídalos en tres porcentajes, siendo el mayor el dedicado a las obligaciones y necesidades, el intermedio a los deseos o aspiraciones y el menor al ahorro; por ejemplo, puede fraccionarlos en 50%, 30% y 20% respectivamente. Si encuentra esto difícil de cumplir, haga su propia partición pero respetando siempre las tres porciones.
2. Cultive hábitos de ahorro diario
Pequeños ajustes en su rutina diaria pueden evitar que haya un escape de dinero continuo en su presupuesto.
Por ejemplo, revise sus gastos diarios en comestibles. ¿Compra refrigerios y meriendas poco saludables a diario, en especial porque no tuvo tiempo de preparar su almuerzo? ¿Debe enviar con frecuencia a los niños en taxi porque se atrasaron en la mañana y perdieron el bus escolar? ¿Compra alimentos durante la semana en un supermercado costoso pero cercano a usted porque no tuvo tiempo el fin de semana de ir al mercado municipal?
Preparar con antelación todo lo relacionado con los comestibles de la semana le permitirá hacer pequeños, pero interesantes, ahorros, además de contribuir a mejorar su salud y peso con una buena alimentación: comprométase a hacer mercado y planificar sus comidas el fin de semana; tenga en casa refrigerios saludables, como frutas, para llevar a la oficina; aproveche los cupones de descuento o las rebajas por temporada.
Resístase a las compras impulsivas: si ve algo que le gusta pero no es un gasto indispensable, piénselo uno o dos días. Si al ir a casa, lejos de la influencia del atractivo diseño de la vitrina y los amables vendedores, todavía encuentra conveniente comprar ese producto, entonces hágalo. En muchos casos, verá que se trataba de un interés pasajero.
Piense antes de comprar en línea: sentarse frente a la computadora a ver tiendas electrónicas, que generalmente le darán más ofertas según sus criterios de búsqueda, es igual a ser seducido por un vendedor experto.
Cuando necesite comprar en línea, limite el tiempo que dedicará a la búsqueda, utilice las páginas de comparación de ofertas e intente no abrir múltiples pestañas para ver productos similares. Otra idea para evitar gastar de más es no dejar configurados su método y dirección de pago en su tienda online preferida. Comprar con un clic facilita las compras impulsivas.
Finalmente, planifique sus distracciones. Existen múltiples formas de ahorrar en su recreación sin dejar de divertirse: aproveche las promociones y descuentos del cine y otros eventos; revise si su seguro, universidad o lugar de trabajo tiene convenios con lugares de entretenimiento; intercambie opciones de distracción con amigos y familiares (por ejemplo, si ellos tienen una casa en la playa, ofrezca encargarse del viaje o la comida del grupo a cambio de alojamiento).
Recuerde que el ahorro no tiene por qué perjudicar su rutina diaria, alimentación o entretenimiento.
Comparte en Pinterest:
3. Practique métodos de ahorro mensual
Reducir los gastos mensuales puede requerir algo de esfuerzo, pero genera ahorros significativos. Por ejemplo, evalúe cuál es su tarifa de telefonía celular o del cable, y si la aprovecha en su totalidad. Si no es así, ajústela mudándose a otro plan de pago.
Los pagos automáticos por motivo de préstamos bancarios o estudiantiles, o cuotas mensuales de vivienda o auto pueden desangrar su presupuesto. Evalué cuál es la amortización más conveniente para usted
Controle su factura de electricidad: ¿su uso de la energía eléctrica es eficiente? Muchas veces empleamos la electricidad innecesariamente, dañando no solo nuestro presupuesto, sino también al planeta. Tome conciencia al respecto.
4. Tenga procedimientos de ahorro a largo plazo
Ahorrar a largo plazo (para comprar una casa o vehículo, tener un fondo de emergencia, irse de vacaciones, enviar a los hijos a la universidad) no es algo que ocurre espontáneamente. Hay que trabajar en ello con planificación y disciplina.
Primero, identifique su mayor gasto, para el cual debe ahorrar durante un período de tiempo largo, y evalúe su importancia.
¿Va a pagar su propia boda o la de uno de sus hijos? ¿Quiere cambiar de vehículo? ¿Quiere volver a estudiar?
Entonces, haga ejercicios de visualización de esa meta para mantenerse motivado y sobre todo, sea realista sobre sus capacidades y posibilidades. Así sabrá si podrá lograrlo y permanentemente evaluará sus herramientas de ahorro.
5. Intente ver siempre dónde está y adónde va su dinero físicamente hablando
El dinero electrónico en cierta forma puede ser peligroso para las personas que tienen dificultades al ahorrar. Vea este ejemplo: no es lo mismo tener diez billetes en la cartera e irlos gastando que hacer diez transacciones con la tarjeta de débito, ¡y peor si es la de crédito! Al irse reduciendo el número de billetes en su cartera o bolsillo, existe la tendencia a evaluar si el próximo gasto es necesario. Con el débito la imagen del dinero saliendo de su cuenta es más vaga porque no la estamos viendo.
Por ello es recomendable buscar estrategias para ver en tiempo real cuánto está gastando a través de los pagos electrónicos, por ejemplo, recibiendo el saldo restante en su celular. También al hacer las transferencias vuelva a consultar su cuenta. Haga lo mismo con los pagos domiciliados, generalmente a principios del mes. De este modo, tomará conciencia de cómo está gastando su dinero y automáticamente pondrá en práctica estrategias de ahorro.