Aunque no nos consideremos materialistas, hay que reconocer que existen objetos y realidades capaces de traer bienestar a nuestra existencia. De no ser así, el ser humano no los utilizaría, no los habría inventado o no los consideraría valiosos. Hay cosas que resuelven necesidades, traen beneficios e incluso complacen nuestros sentidos con su belleza o por el placer que nos proporcionan.
¿Recuerdas el juguete favorito de tu infancia? Seguro que sí. ¿Tienes memoria de la habitación de tu juventud, o donde pasabas los mejores momentos con tus amigos, por ejemplo, en una cafetería o el sitio de moda?
Pensar en el hogar paterno o en la ciudad de tu juventud es fuente de bellos recuerdos por las sensaciones de seguridad y tranquilidad, la posibilidad de experimentar y hacer travesuras, la complicidad con los hermanos y el amor de los padres que se recibía.
Cuando la gente llega a la vida adulta y se asienta en un lugar, es normal que busque rodearse de cosas que le traigan una felicidad y certidumbre similar a la de entonces. Al crear su propio espacio o establecerse, desea recuperar esas sensación de pertenencia, pero a veces no sabe cómo.
Por otro lado, actualmente muchas personas prefieren tener un modo de vida minimalista, son viajeros constantes o aventureros, por lo que prefieren cargar con pocas pertenencias.
Algunos de ellos lamentan no tener sus artículos favoritos o comentan haberlos dejado en el camino por otros más necesarios en su nuevo modo de vida. Es un reto para ellos conservar las cosas que les son valiosas.
Primero, deben decidir qué es importante física y emocionalmente y averiguar cómo llevarlo consigo. Segundo, establecer un marco de autocuidado y seguridad en el lugar donde están. Si ese lugar no lo proporciona, conviene más irse. Y tercero, ubicar personas con quienes puedan establecer amistades o relaciones sanas el tiempo que permanezcan ahí.
Una colega de oficina que vivía con su hijo pequeño en espacios temporales cuidando casas por períodos de menos de un año había logrado esa armonía. Al visitarla una Navidad en un hogar temporal, y encontrar la casa limpia, totalmente decorada y preparando un almuerzo festivo, le pregunté cómo había creado esa sensación de hogar sin que fuera suyo. Decía: «Seremos felices y crearemos buenos recuerdos el tiempo que estemos aquí, aunque no sean nuestras cosas».
A continuación, haremos una lista de las necesidades, objetos y seres que, la ciencia ha demostrado, hacen más feliz a una persona cuando vive en un lugar, por lo que es conviene tenerlas:
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Un sistema de seguridad
Seguro no esperabas leer esto como la primera opción, pero cualquier persona que haya vivido en un vecindario peligroso te puede decir lo mal que se siente tener miedo de llegar a tu casa o sentir peligro cuando estás en ella.
Vivir sin protección puede provocar estados de ansiedad y temor, e incluso directamente ponerte en un peligro real, por lo que no es sano para la mente ni para el cuerpo. Esta es la razón por la que muchas personas incrementan su sensación de confianza y bienestar cuando tienen un sistema de seguridad que los protege.
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Artículos sentimentales
Es probable que los programas sobre acumuladores compulsivos te hayan llevado a desechar muchos objetos que guardabas por cariño, con la idea de que es mejor conservar el recuerdo y no el objeto. Es cierto, pero también las personas que han sufrido pérdida total de sus enseres mencionan que quisieran poder haber salvado al menos las fotos familiares.
La sentimentalidad asociada a recuerdos positivos es algo que favorece buenos estados de ánimo. Además, cuando hay una sensación de satisfacción y orgullo unida al objeto, por ejemplo una medalla o un diploma, vale la pena exhibirlo en el lugar donde vives, pues da pie a conversaciones y a que la vida de esa persona pueda ser conocida.
En conclusión, si un objeto te trae hermosos recuerdos o te vincula positivamente con la historia de alguien, conviene mantenerlo contigo y mostrarlo a lo demás.
Ahora, cuando esos artículos sentimentales son tantos que no tienes cómo exhibirlos, ¡sí puedes empezar a preocuparte por tu tendencia a la acumulación!
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Una zona de ejercicios y una de distracción
Casi todos los estudios sobre la salud física y mental han demostrado que ejercitarse con frecuencia es una manera segura de mantenerse sano, activo y con un estado de ánimo positivo. Si en tu hogar siempre privilegias un espacio para colocar tu esterilla de yoga o guardar tus mancuernas y videos de ejercicios, estarás garantizándole un espacio a la salud en tu vida.
Igualmente ocurre con el entretenimiento, en especial la lectura y la música. Hoy en día es común tener un home theater con altoparlantes como garantía de entretenimiento, pero también puedes fomentar la cultura en tu vida diseñando un rincón para leer y dedicarte a la música.
Por ejemplo, ubicar un espacio para aprender un instrumento o hacer un rincón de lectura es buena idea. No necesita ser tradicional con libros, tal vez sea sólo una tablet, lámparas direccionales y las tomas de corriente necesarias para disfrutar de un buen rato con un libro digital, sin interrupciones a causa de la batería, la vista cansada o dolor por el cuerpo en mala posición.
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Mascotas
Si bien no nos queremos referir a ellos como objetos, los animales son criaturas «no humanas» que cumplen una importante función de compañía y con quien establecemos relaciones de afecto y responsabilidad, más si no tenemos muchas amistades en nuestro entorno.
Una investigación aparecida en The Journal Of Personality And Social Psychology demostró que perros, gatos y otros animales domesticados son fuente de apoyo emocional y previenen el aislamiento social, debido a la dedicación que requiere su cuidado (paseos, visitas al veterinario, compra regular de alimentos). Obviamente, tener un ser a quien querer y que retorna ese afecto también evita la depresión.
Por lo tanto, si tu modo de vida es lo suficientemente estable, considera compartir con una mascota.
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Orden
Hay un vínculo importante entre los altos niveles de estrés y la gente que es muy desordenada. Los espacios físicamente llenos de objetos no le permiten a la mente descansar (pues el cerebro busca naturalmente «resolver» el problema de la acumulación aunque la persona no manifieste la voluntad de hacerlo).
Por otro lado, el desorden trae suciedad y plagas, asuntos de salud dermatológicos y respiratorios. También pérdida de tiempo mientras se buscan los objetos, caos mental y problemas de olvido. Además se experimenta vergüenza, timidez y alejamiento social por no poder invitar a nadie a casa.
Al desechar lo que no necesitas, aumentas tu posibilidad de llevar una vida tranquila y, en general, más feliz. Aunque no seas minimalista, y guardes algo más que las cosas estrictamente necesarias, dales un espacio real a las cosas en tu vida, donde los puedas ver y usar, o sepas sin dificultad dónde los guardas.
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Luz y limpieza
Lo contrario al desorden es el orden y la limpieza. Tener un hogar al que cualquiera pueda llegar da una sensación de autoestima similar a la de estar vestido elegantemente para recibir a alguien. Obviamente trae consecuencias positivas a la salud pues vivir en un sitio limpio previene enfermedades, pero además genera una sensación estética agradable.
Un estudio científico demostró que hacer la cama cada mañana trae beneficios. Psicológicamente, es como si se iniciara el día con buen pie y también da la sensación de vivir en una casa habitada. Una cama hecha te da la bienvenida, invita al descanso por las noches y forma parte del buen aspecto del hogar.
La luz, por su lado, y más si entra por ventanas limpias y despejadas, regula los ciclos de sueño. Además, controla las hormonas relacionadas con la alegría, la tristeza y la depresión. Entonces, dejar que esa luz natural llegue a ti te hará sentir muy bien.
