Formas de Llegar a Enero si la Navidad te Abruma

La Navidad, además de ser un período de celebración en el calendario cristiano, cuando se rememora el nacimiento de Jesucristo, se ha vuelto también un tiempo de festejo para personas de otras creencias.

Algunos realizan convivencia familiar o social durante estos días y disfrutan de la decoración y alumbrado que ofrecen las ciudades y pueblos. Además, los espacios naturales como parques, lagos o montañas se vuelven escenarios de esparcimiento para lugareños y visitantes.

El consumo de gastronomía y pastelería navideña, junto con la costumbre de dar obsequios y la asistencia a espectáculos temáticos crea expectativa positiva y es un pretexto para compartir con los seres queridos. En resumen, la Navidad se presenta en general como un tiempo de felicidad y reuniones que coincide con el final del año.

Sin embargo, no todas las personas respaldan esta visión entusiasta de las fiestas navideñas. Para algunos no hay alegría o “magia» en esta época del año, y sí mucha ansiedad, tristeza, soledad, cansancio o estrés. Los motivos para encontrar este tiempo angustiante o desalentador pueden ser variados, pero entendibles.

Así que no debes sentirte mal o aislado por no tener el mismo ánimo que la mayoría. No eres el único o la única en el mundo encarando las festividades con dificultad. Puede que tu percepción de la realidad sea exagerada y pienses que no puedes “cumplir” con todos o quieras hacer demasiadas cosas.

En el caso de que hayas vivido malas experiencias en el año es normal que estés triste, molesto o angustiado. Una enfermedad, dificultades económicas, desempleo, una separación o divorcio, mudarte de país o el fallecimiento de un ser querido son traumas que hay que procesar antes de encontrar de nuevo placer en alguna celebración. Sin embargo, te daremos unas recomendaciones para llegar a enero si la Navidad te abruma.

 

La Navidad es una fecha más en el año. ¡Sólo eso!

Más allá de su significado religioso, las Navidades son solamente un feriado en el calendario. Si no ves a todas las personas que deseas para esa fecha o te toca laborar y no puedes hacer una gran fiesta, tienes otros 364 días para compartir con ellos un momento especial.

Ir de copas o a bailar, planear una reunión en tu casa o viajar un fin de semana, en fin, realizar otra celebración en un mejor momento será más divertido e importante que pasar una Navidad estresado y cansado para “cumplir con todos”.

Además, recuerda que mucha de la presión sobre estos festejos ha sido promovida por la sociedad de consumo y mercadeo en la que vivimos.

La Navidad no se trata de comer en grandes cantidades, asistir a eventos y comprar muchos obsequios, sino de tener una vivencia religiosa, familiar y en comunidad que te haga sentir bien. Si mantienes esta idea como tu prioridad, verás la realidad en su contexto.

 

Haz sólo lo que sea importante… para ti

Otra de las claves para evitar que las fiestas te abrumen es escoger lo que realmente deseas hacer. Si asistir a las conmemoraciones litúrgicas o a prácticas tradicionales tiene significado para ti, dale prioridad sobre otras acciones.

Si alguna actividad te produce estrés, debes evaluar eliminarla de tu lista, independientemente de la reacción de los demás. Si alguien se molesta o te presiona con su sufrimiento es porque no te aprecian sinceramente.

Nadie debe poner en duda su afecto a cambio de cumplir con lo que otro ve como un compromiso. Ellos y tú deben entender que lo más importante es tu bienestar físico o emocional.

Algunos padres o familiares tóxicos se comportan de esta manera, insistiendo en que la ausencia de un hijo a las reuniones de Navidad será dolorosa para ellos y demostración del poco interés que les tienen.

Por el contrario, si eres tú quien disfruta de ser anfitrión o anfitriona de las fiestas, y tener a la familia reunida y agasajada como se merece te satisface, prepárate para ello.

Lee sobre estrategia de organización para eventos, delegando a otras personas algunas responsabilidades, anticipando algunas compras y preparaciones y administrando tu tiempo. Estar de buen humor y tener oportunidad para compartir y disfrutar forma parte de encargarse de una fiesta. No lo olvides.

 

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Cómo sobreponerse al síndrome de la silla vacía

En los festejos que congregan a la familia, es inevitable recordar y entristecerse por quienes ya no están, producto de una separación o un fallecimiento. No hay manera de ignorar o tomar una medicina contra ese dolor, pero sí puedes probar a realizar lo siguiente:

En caso de que no active tus recuerdos, ofrécete a ayudar para mantenerte ocupado. Incluso, cuando varias personas trabajan juntas, surgirán temas de conversación que te distraerán, en vez de quedarte sólo en la habitación con tus sentimientos.

Haz cambios, bien sea de objetos físicos como el mobiliario en la casa, o de costumbres navideñas. Pasar las fiestas con alguien diferente o ir a un sitio totalmente nuevo saca al cerebro de su zona de confort evitando que se abrume por los recuerdos. Además, las experiencias nuevas también pueden resultar reconfortantes.

Superar no significa olvidar. No te sientas culpable de estar bien por ratos.

– En ocasiones, existe la idea de que no se debe mencionar a la persona fallecida o quien la extraña evita hablar de ella para no cambiar el ánimo de los demás. Algunos comentarios serán incómodos pero otros traerán buenos recuerdos. En algún momento, todos pasaremos por esta experiencia así que es mejor vivirla juntos.

Si necesitas llorar, llora. Los científicos han comprobado el valor terapéutico del llanto en una situación emocionalmente difícil.

 

 

Aplica estrategias de control del estrés

Prueba las siguientes técnicas para llegar a enero con tranquilidad interior:

Si sabes que la Navidad aumenta tus niveles de ansiedad, aférrate a rutinas y prácticas que te ayuden a combatirla. Si realizas disciplinas de relajación, como meditación, yoga o ejercicios regulares, no los abandones a causa de las fiestas.

No te proyectes en el futuro y trata de hacer pequeños ejercicios de atención plena. Concentrarte en la letra de una canción, tomar una ducha con calma y darte diez minutos para un café será más valioso para tu salud que repetir en tu cabeza todas las actividades que planificaste para esa tarde o para el día siguiente.

Recuerda que el día tiene 24 horas. No trates de incluir más de lo que puedas hacer cada día. Estarás angustiado y cualquier imprevisto acabará con tus ajustados planes. Además, la intención primordial es pasarla bien.

Descarta según la importancia o la prioridad. Una manera de escoger es pensar en lo que te gustaría hacer o si podrías asistir en otro momento del mes o del año.

Cuando no tengas tiempo, no dudes en cancelar sin sentirte mal por ello. Quienes te conocen y te aprecian respetarán tu decisión.

 

En conclusión, tener muchas expectativas con respecto a la Navidad puede resultar contraproducente. Intentar complacer a familiares y amigos y pensar que las fiestas serán un momento perfecto en nuestras vidas genera mucho estrés.

Esa idea a veces también viene impuesta por las marcas comerciales y los medios de comunicación que nos venden un escenario “mágico” donde nuestro papel es consumir y ser felices.

Nuestras problemáticas personales no se detienen en estas fechas. Aceptarlo y aplicar estrategias para intentar ser felices o al menos estar tranquilos es la mejor solución.

 

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