Quien ha convivido con un ansioso sabe que decirle: “Todo va a estar bien” resulta insuficiente. Incluso es una acción que tiende a empeorar las cosas, ya que la frase en sí misma causa mayor estrés.
Para las personas con sus emociones estables, los motivos de la ansiedad, preocupación o angustia parecen inverosímiles: ¿cómo puede pensar que esto o aquello es un problema? ¿Por qué se angustia por tal o cual cosa?
La ansiedad muchas veces no tiene que ver con algo racional. No es trabajo del cuidador de alguien ansioso buscar los motivos reales detrás de ese estado y resolverlos ni tampoco diseccionar lo que está ocurriendo en su mente.
Esa actitud provocará mayores sentimientos negativos, desconfianza y producirá finalmente un distanciamiento, en especial si el afectado es un familiar o amigo al que queremos apoyar.
Por el contrario, lo único importante al ayudar a quien sufre de ansiedad es ofrecer comprensión y compasión. Para ello existen además técnicas de comunicación que funcionan como estrategias para asistir a ese ser querido en su lucha contra la ansiedad.
Esos pasos prácticos son los siguientes:
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No busques soluciones
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Sé compasivo
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Evitar los juicios
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Fomentar la comunicación efectiva
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Conviértete en un guía de su autocontrol
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Aliéntalos
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Crear un sistema de apoyo
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No olvidarnos de nosotros