Formas de Ayudar a un Ansioso sin Sucumbir con Él

Quien ha convivido con un ansioso sabe que decirle: “Todo va a estar bien” resulta insuficiente. Incluso es una acción que tiende a empeorar las cosas, ya que la frase en sí misma causa mayor estrés. Para las personas con sus emociones estables, los motivos de la ansiedad, preocupación o angustia parecen inverosímiles: ¿cómo puede pensar que esto o aquello es un problema? ¿Por qué se angustia por tal o cual cosa? La ansiedad muchas veces no tiene que ver con algo racional. No es trabajo del cuidador de alguien ansioso buscar los motivos reales detrás de ese estado y resolverlos ni tampoco diseccionar lo que está ocurriendo en su mente. Esa actitud provocará mayores sentimientos negativos, desconfianza y producirá finalmente un distanciamiento, en especial si el afectado es un familiar o amigo al que queremos apoyar. Por el contrario, lo único importante al ayudar a quien sufre de ansiedad es ofrecer comprensión y compasión. Para ello existen además técnicas de comunicación que funcionan como estrategias para asistir a ese ser querido en su lucha contra la ansiedad. Esos pasos prácticos son los siguientes:
  1. No busques soluciones

Ya dijimos que frases como “Cálmate” o “No te preocupes tanto” son contraproducentes. Para ellos es imposible relajarse o creer que todo se resolverá. Cuando lo planteas en esos términos, piensas que subestimas sus sentimientos y se sienten poco valorados. A veces la gente ansiosa no quiere soluciones porque consideran que esas soluciones no existen. En realidad solo desean descargar y procesar verbalmente sus emociones. Entonces, la mejor forma de ayudarlos es practicando el poder de escuchar con atención para descubrir lo que necesitan. Escuchando puedes aportar estabilidad y tranquilidad y en ocasiones eso es más importante que resolver un problema que el ser querido con ansiedad está sobredimensionando.
  1. Sé compasivo

Vivir con seres queridos ansiosos no es fácil. Las reacciones negativas, la ira y los ataques de pánico son comunes. Pero recuerda que nunca son personales. Ellos no consideran culpable a nadie. Solo sienten miedo, angustia y quieren alejarse física y emocionalmente de todo, pero en realidad no quieren alejarse de ti ni discutir contigo. Pregúntale con una actitud relajada qué quiere y especifica que no deben reaccionar con agresividad a otros sentimientos como la tristeza o la frustración. Si manifiestan entonces que quieren estar solos, da un paso atrás y recuérdales que seguirás ahí para cuando quieran hablar. Si no aceptan de buen modo la sugerencia, también es conveniente alejarse y repetir la conversación en un mejor momento. Ser compasivo no es dar un abrazo o encontrar el motivo de la ansiedad para resolverlo. Es estar para lo que se necesite: para escuchar, para hablar, para alejarse o a veces solo para estar ahí en silencio mientras ellos deciden su próximo paso.
  1. Evitar los juicios

Ver desde afuera un cuadro de ansiedad se presta a opiniones y juicios con mucha facilidad. Como mencionamos anteriormente, las razones por las que un ansioso se siente así parecen irracionales. Pero para ellos, lo que piensan y sienten es muy real. Por eso, si los juzgas, se bloquearán automáticamente. Escucha lo que tu amigo o familiar te esté diciendo y reserva tus pensamientos o enjuiciamientos. Actuar de esa manera les permitirá acercarse a ti y probablemente sentir que sus ideas no son absurdas o que nadie los entiende.
  1. Fomentar la comunicación efectiva

Las personas ansiosas no suelen participar activamente en los procesos de comunicación. Con ese cuadro, es muy difícil interactuar o dejar ver su interior. Hay que hacerle saber al ser querido con un cuadro de ansiedad que te preocupas por él y que estás a su lado. Puede resultar de ayuda decirle algo tan simple como: “Sé que estás pasando por una mala época, dime qué puedo hacer por ti”.

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  1. Conviértete en un guía de su autocontrol

El control y la tranquilidad son estados normales para nosotros, pero las personas ansiosas necesitan que les recuerden incluso que deben respirar tranquilamente. Entonces guíalos a través de técnicas de meditación y relajación para que puedan superar un momento estresante o un ataque de pánico. Si no sabes cómo iniciar una sesión de meditación, puedes consultar aquí. También puedes estimularlos a que hagan algún deporte desestresante o ejercicios físicos. Cuando ayudes al ser querido, recuérdale que realizar actividades que mejoren su físico también cambiará su estado emocional y mental. Las emociones están vinculadas a nuestro cuerpo, y el lenguaje corporal envía señales al cerebro. Como resultado, pueden cambiar su estado a través del movimiento. Este vínculo es fundamental para entender cómo ayudar a una persona con ansiedad.
  1. Aliéntalos

Los ansiosos a veces empeoran su cuadro retrasando decisiones cotidianas o no cumpliendo con su autocuidado. Animarlos a mantener rutinas saludables y recordarles con sensibilidad lo que necesitan hacer, como a los niños a quien hay que enseñarlos a ser responsables y cuidar de sí mismos. Estar ahí para recordar es un modo de ayudar a alguien con ansiedad.
  1. Crear un sistema de apoyo

Asistir a una persona con ansiedad no puede ser un trabajo exclusivo. Es imposible estar ahí todo el tiempo para ella. Por eso conviene encontrar personas dispuestas a colaborar con ciertos aspectos de la vida de esa persona y constituirlas en una red de apoyo. Por ejemplo, que un vecino esté pendiente de cómo amaneció si duerme solo, o contar con los servicios especializados de un terapeuta o un coacher. El coaching permite descubrir las razones que subyacen en la ansiedad de alguien, un primer paso crucial para dominar su miedo. También desarrolla herramientas personales para hacer frente a su ansiedad, dominar situaciones estresantes y encontrar formas de desbloquear el camino hacia una vida extraordinaria.
  1. No olvidarnos de nosotros

Una regla de oro para todos los cuidadores a cargo de otra persona, con necesidades físicas o emocionales especiales, es nunca olvidarse de cuidar de sí mismos. Cuando un rescatista ayuda a alguien que se ahoga, no puede dejar que este se agarre de su cuello y sus brazos para tratar de salir a flote porque así los dos terminarán en el fondo. Por eso se sugiere no ir a un rescate si no se está preparado para ello, porque al final habrá dos lesionados en vez de uno. El cuidador de una persona ansiosa puede terminar con fatiga y resentimiento si sucumbe a su cuadro de ansiedad. Tomarse tiempo para atender sus necesidades, e incluso dar un paso atrás o recargar algunas responsabilidades en el grupo de apoyo será lo mejor para ambos.

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