Las personas suelen considerar que sufrir por desamor es propio de los adolescentes o de aquellos que han tenido pocas relaciones de pareja en su vida. Sin embargo, acumular fracasos sentimentales no siempre nos vuelve invulnerables ni expertos en la materia.
Las relaciones amorosas son procesos sentimentales bastante complejos, en los que se apuestan tiempo, sentimientos, esperanzas en el futuro e incluso bienes de tipo económico.
Y cuando no solo se ha construido un hogar, sino también una familia, es normal experimentar la sensación de haber fracasado. Es evidente que habrá un pesar adicional por sentir que se ha lastimado indirectamente a los hijos.
Pero si hablamos de sufrimiento en términos generales, los corazones no se rompen solo por temas relacionados con el amor de pareja. En la vida existen otros momentos muy dolorosos como el fallecimiento de un ser querido, el padecimiento de una enfermedad, una catástrofe natural, experimentar robos o estafas al patrimonio o perder el empleo en medio de una crisis económica, entre muchas otras situaciones. Incluso, para quienes tienen mascotas, su muerte o extravío también es un motivo de gran tristeza.
En contextos como estos, es comprensible que esas fases se vivan como una experiencia desastrosa. Pero hay que evitar que las crisis se vuelvan un duelo interminable y morboso.
Existen expertos de la salud preparados para ayudarnos a sobrellevar esta etapa, pero también podemos probar estas seis estrategias para curar el dolor de un corazón roto:
1. Evitar caer en la desesperación
Según los psicólogos, es normal que al construir una relación o un proyecto de vida existan sentimientos e ilusiones que no van a desaparecen automáticamente cuando la crisis ocurre, independientemente de si el motivo ha sido una traición, una pérdida, un fallecimiento, una conducta cruel o malintencionada de parte del otro.
Quienes estudian el amor como una reacción química han encontrado que el amor hace reaccionar las mismas partes del cerebro vinculadas con la adicción, y por eso se siente tan bien estar enamorado. Entonces, es normal que tome tiempo “desintoxicarse” de la persona amada.
En general, hay que tener paciencia y consideración para con uno mismo y no pretender que el dolor desaparezca automáticamente. Hay que hacer a un lado los pensamientos negativos e ir analizando lo ocurrido para encontrar capacidades que nos permitan avanzar.
Obviamente, esta evolución no se da en línea recta. Hay momentos de retroceso y obsesión, pero lo importante es no desesperarse. Esta fase, como todo, también pasará.
2. Permitirse el desahogo
Hay muchas emociones involucradas en situaciones de ruptura y pérdida: tristeza, miedo, inseguridad, culpa, rabia, negación, nostalgia, desesperanza y desamparo, idealización del pasado, fantasías en las que nada ha ocurrido o deseos de que el otro “recapacite”. A todas ellas hay que reconocerlas y dejarlas existir.
También es importante hacer más llevaderos esos estados a través de distintas estrategias como llorar, buscar el apoyo de seres queridos, escribir cartas como si las fuéramos a enviar a la personas que nos afectó, donde se relate en orden todos esos sentimientos caóticos, y buscar ayuda espiritual y psicológica que nos permita ir consiguiendo de nuevo la calma y la razón.
Recordemos que durante el desahogo, habrá días buenos y malos, y todos serán necesarios en el proceso de curación.
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3. Evitar aferrarse
A veces creemos que la fortaleza está en resistir como una roca los embates del mar. No siempre es así. A veces poner distancia y tomarse un tiempo lejos de lo que ha ocurrido es la mejor manera de protegernos cuando nos sentimos vulnerables y desamparados. Recordemos que la distancia siempre da perspectiva.
En el caso de los fracasos sentimentales, mucha gente considera tentadora la idea de seguir como amigos, con la intención secreta de salvar algo de esa relación, además de que alivia la sensación de incertidumbre hacia el futuro (ya que el ser querido “todavía estará ahí”).
Solo la distancia y el tiempo permitirán asegurarse de que vale la pena conservar ese antiguo amor como una amistad.
4. Es el momento de consentirse
Cuando nuestra autoestima se ha visto afectada por una ruptura o pérdida, hemos quedado lastimados. Reconocerlo y dedicarse un tiempo a sanarse a sí mismo es importante.
Por ello es un buen momento para cultivar nuevas o viejas amistades, retomar pasatiempos, hacer actividades nuevas y agradables y conseguir todo aquello que nos recuerde que lo que se ha ido, o la persona que ya no está, no eran la única fuente de alegría en nuestras vidas.
También es importante tomar medidas de autocuidado para disminuir el estrés y las sensaciones de ansiedad o pánico que son comunes durante un fracaso o crisis.
5. Reflexionar en positivo
Lo más útil que cualquier persona puede extraer de cualquier proceso doloroso es entender por qué ocurrió, qué podríamos cambiar para evitar que pase de nuevo o qué queremos de ahora en adelante.
Es necesario centrarse en nuestros sentimientos y posibilidades, y no en las personas o eventos que causan nuestro dolor. Tomar conciencia de las cosas que escaparon a cualquier control posible y de lo que se puede mejorar es un modo de aprendizaje.
Reflexionando nos ayudaremos a conocernos mejor, romper posibles patrones dañinos y enfrentar el futuro con más herramientas y habilidades.
6. Perdonar, aceptar y agradecer
Si hacemos un proceso de reflexión adecuado sobre lo vivido llegaremos a entender que fue una experiencia importante en nuestras vidas, que duró lo que tenía que durar y de la que se obtuvo un conocimiento. Al llegar a este punto, seremos capaces de perdonar, aceptar y agradecer para poder seguir adelante.
Te recomiendo ampliamente el libro «Como Superar una Ruptura Amorosa» de Ronna Browning si quieres profundizar sobre el tema
