Un buen número de personas justifica su mal estado físico en el hecho de carecer del dinero para pagar la afiliación y las mensualidades de un gimnasio. ¿Y saben algo? ¡Ellos tienen razón!
Cuando nos encontramos con sobrepeso, atrapados por el desánimo, el aburrimiento y quién sabe si algo de depresión, necesitamos un poco de energía externa para motivarnos. Saber que hemos pagado por un servicio que perderemos si no utilizamos es una forma práctica de estimular la voluntad.
Por otro lado, llegar a un lugar donde hay entrenadores dispuestos a guiarnos, aparatos con los cuales trabajar nuestras zonas problemáticas y, por sobre todo, encontrar mucha gente enfocada en mejorar su cuerpo y su salud es lo más conveniente para empezar a cuidar de nosotros mismos.
Sin embargo, las dificultades económicas son difíciles de esquivar. No siempre contamos con un excedente en nuestro presupuesto para pagar una membrecía de gimnasio. En otros casos, los obstáculos no son solo financieros: la falta de tiempo o la lejanía de uno de estos espacios también pueden complicar nuestra cotidianidad. Y lo cierto es que queremos mejorar nuestra salud, no quedar más cansados por comprometernos a una actividad que no siempre encontraremos cómo realizar.
Reconocido lo anterior, hay que aceptar que las cintas trotadoras y las máquinas multifuerza no son los únicos medios para mantenerse en forma, aunque las consideremos ideales o más estimulantes. Hay otras maneras de conseguir un cuerpo tonificado (o de mantenerlo así) que no requieren de ir a un gimnasio.
Para ayudarte a lograr el enfoque que requiere el cuidado de tu físico, hemos recopilado seis formas reales y prácticas para tener un cuerpo y una mente sanos sin pagar un gimnasio que afecte tu presupuesto o tu cotidianidad:
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Cambia tu rutina
El fracaso y el desánimo terminarán en el momento en que empieces a hacer pequeños ajustes a tu rutina diaria para quemar esas primeras calorías.
Un modo de realizar ejercicio cardiovascular desde temprano es trasladarte en bicicleta o caminar parte de tu trayecto hacia tu lugar de trabajo o estudio, o simplemente bajarte del bus o estacionar el auto a unas cuadras de tu destino.
Seguramente también hay muchas escaleras que puedes subir durante el día en vez de esperar el ascensor o dedicar el fin de semana a algunos trabajos de limpieza profunda del hogar que has estado evitando (pasar la mopa o la aspiradora por todos los rincones y limpiar los gabinetes altos hasta dejar todo reluciente te hará sudar, ¡en serio!).
Incluso, empezar a levantarte media hora antes de lo habitual para realizar un ejercicio de meditación (si no sabes meditar, aquí te enseñamos) ya es un cambio a favor de tu nueva vida más saludable.
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Deja la comida chatarra
Recuerda que de nada te servirá entrenar tu cuerpo si descuidas la alimentación que brindas a tu cerebro: cuando te agotas estudiando o trabajando, es tentador tomar un café o comer algo de la máquina de golosinas para bajar tus niveles de estrés con una rápida inyección de azúcar. Sin embargo, esto es una pésima opción para tu cerebro.
Es una locura cuánto puede afectar la dieta a tu funcionamiento diario. En cambio, comer los alimentos adecuados puede mantenerte motivado, saludable y permitiéndote ahorrar algo de dinero (los alimentos frescos y de temporada suelen ser más baratos).
Elimina las comidas para llevar, los alimentos grasos y los tentempiés y verás la diferencia en tu estado físico: perderás peso rápidamente y te sentirás mejor y más activo.
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Bebe agua en lugar de refrescos o sodas
Parece mentira que todavía en estos tiempos mucha gente desconozca cuán adictivos y perjudiciales resultan los refrescos o las sodas, así como las bebidas para diluir. Ciertamente, ha habido una campaña para presentar versiones lights o con cero calorías como la solución al tema del exceso de azúcar, pero son solo publicidades engañosas. Todas las bebidas artificiales comprometen la salud.
Dentro de este grupo lamentablemente hay que incluir las bebidas energizantes: únicamente los atletas de alto rendimiento requieren suplementos químicos extras para rehidratarse. En el caso de la mayoría, el agua es suficiente para reponerse de cualquier ejercicio que estén haciendo de forma diaria, interdiaria o semanal.
Cambia al agua natural (sin gas ni saborizada) y verás que además de económica es mucho más refrescante y te ayudará a eliminar las toxinas de tu cuerpo, acelerar tu metabolismo y, en general, estar más saludable.
Si consideras el agua “insípida” es porque te has vuelto adicto a los conservantes de los alimentos, y si acostumbras tomarla nada más “cuando sientes sed” es porque ya padeces de deshidratación (la sed es una alarma del organismo para avisar que le falta líquido).
Tomar agua “sola” y de manera regular durante el día te ayudará a bajar de peso y a normalizar tus valores sanguíneos naturalmente. Inténtalo y lo comprobarás.
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Ve al parque para hacer ejercicio, no solo para pasear
Incluso dar un paseo fuera de tu casa puede ser suficiente para mejorar tu rendimiento. Pero si tu plan es tonificarte, coge tus zapatillas deportivas y sal a trotar por tu zona. También te sorprenderá lo agradable que resulta y lo que podrás encontrar.
Los parques son sitios ideales y gratuitos para hallar maneras de mantenerte en forma. Muchos cuentan con gimnasios al aire libre. Habrá más personas esperando por su uso, pero si identificas una hora de baja afluencia y la combinas con trotes y caminatas mientras uno de los aparatos queda libre, podrás hacer algunas rutinas con máquinas sin costo alguno.
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Usa instalaciones deportivas gratuitas
Muchos ayuntamientos, alcaldías, universidades e instituciones benéficas ofrecen instalaciones deportivas gratuitas o a bajo costo. Comprueba si hay alguna disponible en tu zona.
Muchas ciudades privilegiadas cuentan con piscinas o canchas de fútbol o básquet para sus comunidades. Si piensas que se tratará de una piscina sin calefacción o un lugar con poca seguridad, atrévete a llegar allá y comprobar la realidad por ti mismo. Podrías sorprenderte de forma grata.
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Haz ejercicios en casa
Esta es la opción menos seductora de todas. Solemos ir a los gimnasios porque nos desanima ejercitarnos en casa. Pero, como dijimos antes, el primer paso para cambiar tu vida es tener una nueva actitud.
Hay cientos de cosas que puedes probar a hacer en casa para animarte, ahora mismo, sin comprar ningún equipo de gimnasio o pagar a un entrenador de fitness en línea. Desde usar las escaleras de tu casa o edificio, hasta una rutina que diseñes con algo de ayuda, existen alternativas para no poner un pie fuera de la puerta en tu nueva rutina de salud.
La tecnología puede ser ese empuje que necesitas para activarte en casa. Hay miles de videos de rutinas gratuitas para elegir en YouTube, dependiendo de la intensidad que busques.
También venden videos de entrenamiento muy económicos en la mayoría de las tiendas físicas o en virtuales como Amazon.
Tampoco hay necesidad de aburrirse de las rutinas: intercambia videos con tus amigos que también quieran ponerse en forma en casa o simplemente ve a tu biblioteca local donde podrás alquilar un DVD diferente cada semana.
En Internet también conseguirás indicaciones para crear tu propio equipo de ejercicios casero, por ejemplo, mancuernas hechas de envases rellenos con arena, ligas de estiramiento y pesas para tobillos confeccionadas por ti, entre otras opciones.
Incluso, una vez que hayas tomado el ritmo, podrías pensar en ir adquiriendo algunos aparatos a modo de inversión en tu salud.
Con el mundo marcha hacia el bienestar, también hay un montón de aplicaciones de fitness para tu teléfono inteligente que te ayudarán a medir tu progreso y trabajar en diferentes objetivos.
Con solo un rápido vistazo a la App Store, encontrarás fácilmente aplicaciones gratuitas de ejercicio y de acondicionamiento físico con planes de dieta, consejos de recetas, entrenamientos y rastreadores para mostrarte cuánto estás avanzando diariamente.