El aburrimiento no es un problema a resolver.
Es el último privilegio de una mente libre.
GAYATRI DEVI
Dependiendo de a quién se le pregunte, el aburrimiento puede ser negativo o un privilegio de las personas inteligentes. Quienes reniegan de él, consideran que es un sentimiento destructivo, que lleva a la gente a abandonar los estudios, el trabajo o sus obligaciones, y hasta a caer en vicios. Los menos críticos lo subestiman diciendo que “solo la gente aburrida se aburre”. En cambio, para otras visiones es una energía favorable, una chispa que conduce a la autorreflexión o a desarrollar la creatividad.
La psicóloga Sandi Mann, autora de The Upside of Downtime: por qué el aburrimiento es bueno, este estado de ánimo, que podríamos definir como un “adormecimiento mental”, en parte proviene del ritmo y costumbres de vida actuales:
«Cuanto más entretenidos estamos, más entretenimiento necesitamos para sentirnos satisfechos. Cuanto más llenamos nuestro mundo con estímulos rápidos, de alta intensidad y siempre cambiantes, más nos acostumbramos a ello y menos tolerantes nos volvemos con los niveles inferiores».
Algunas causas generales del hastío son:
– el descanso o nutrición inadecuados,
– la falta de elección o control sobre las actividades diarias,
– los bajos niveles de estimulación mental y física,
– el exceso de energía sin un enfoque adecuado,
– la falta de intereses recreativos diversos o interesantes para el individuo
– y, aunque parezca provenir de factores externos, en realidad siempre se relaciona con la percepción personal.
El aburrimiento viene acompañado por una sensación de vacío y frustración. Tu capacidad de atención se limita y pierdes el interés en todo lo que te rodea. Es así como empiezas a encontrarle connotaciones negativas.
En los casos en que la persona permanece apática durante un tiempo excesivo, o de manera frecuente, habría que evaluar la posibilidad de estar delante de una patología mental como la depresión.
Entendiendo que el aburrimiento es natural, pero tiende a ser malinterpretado, y nuestras costumbres actuales parecieran aumentar su aparición, deberíamos preguntarnos por qué, si vivimos en una sociedad con tantas opciones para entretenernos y estar interesados, es tan común el desgano.
¿El aburrimiento es en verdad tan negativo?
Para muchos, el aburrimiento es una enfermedad social de la modernidad. Cuando los seres humanos estaban ocupados intentando sobrevivir, cazando y produciendo sus alimentos, construyendo sus viviendas o confeccionando las telas de las que harían posteriormente su ropa, no eran capaces de sentir aburrimiento.
La aversión al tedio para el hombre actual es tan evidente que algunas investigaciones han demostrado que muchos sujetos de prueba han preferido autoadministrarse pequeñas descargas eléctricas que estar en una habitación en silencio y sin ninguna actividad o distracción.
«Vivimos en una sociedad impulsada por la tecnología en la que estamos excesivamente estimulados; las interrupciones nos sacan constantemente de quicio», dice John Eastwood, psicólogo de la Universidad de York en Toronto, Canadá. Cada vez más necesitamos con mayor frecuencia formas rápidas y sencillas de alentar nuestra curiosidad.
El peligro de no enfrentarnos a nuestro aburrimiento es que puede llevar a trampas sutiles. Los pequeños comportamientos se llegan a convertir en hábitos dañinos como la propensión a fumar, beber sin control o consumir otras sustancias tóxicas.
Incluso, la gente termina comiendo sin sentir hambre, solo para estimular su organismo. Eso es algo que la industria de la confitería fomenta, diseñando campañas publicitarias donde las golosinas se asocian con el festejo y la diversión.
Y si mencionamos las redes sociales, sabremos que nuestro teléfono está a la cacería de cualquier instante de aburrimiento nuestro para ofrecernos cantidades ilimitadas de información inútil de personas y productos que roban nuestra atención.
Pero lo curioso de toda esta situación es que las emociones deberían modificarse solo en nuestro beneficio, no conllevarnos a la autodestrucción. Es una sencilla regla de subsistencia, del mismo modo que el miedo nos protege del peligro y la tristeza nos previene de cometer futuros errores.
Entonces, ¿hay algo positivo en estar aburridos?
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Convierte la mente ociosa en tu aliada
John Eastwood, director del Boredom Lab de la Universidad de York cree que el aburrimiento es una «crisis de significado», que nos obliga a evaluar nuestro grado de compromiso con el mundo. Pero deberíamos dejar de verlo como un defecto de carácter.
Desde otra perspectiva, el tedio nos ayuda a entender el tiempo y a nosotros mismos. Contrario a nuestras actividades diarias, el aburrimiento no tiene que ver con nada.
En realidad es una zona de encuentro de nosotros mismos con el tiempo en su estado puro, un tiempo que no está siendo ocupado ni sustituido ni llenado. Incluso nos da la impresión de que es capaz de alargar las horas, lo que resulta tortuoso para aquellos que no se sienten a gusto consigo mismos.
Pero esto, para la doctora Sandi Mann, es realidad un privilegio. «Si no encontramos estímulos externos, miramos internamente, yendo a diferentes lugares de nuestras mentes», dice. «Nos permite dar saltos de imaginación. Podemos salir de la caja y pensar de diferentes maneras».
El aburrimiento anima a nuestras mentes a vagar, y esa suerte de ejercicio de interioridad nos lleva a crear formas de pensamiento más asociativas y creativas.
Mann nos sugiere dejar de temerle a la apatía y aceptarla cuando se presente. “En lugar de decir que me aburro cuando estoy atrapado en el tráfico, pondré música y dejaré que mi mente deambule, sabiendo que es bueno para mí».
Habría que pensar que para vencer el aburrimiento, se necesita, no más, sino menos excitación, trabajo, productividad, novedades o entretenimiento.
Pregúntate qué quiere decirte tu desgano cuando elimines las distracciones e intentes concentrarte en él.
Obviamente, al cerebro no le gusta aburrirse, pero prueba a negarle distracciones externas y deja que se alimente de todo lo que hay dentro de él. El vagar de la mente incita a la creatividad, cuando empieza de saltar de una idea a otra buscando conexiones.
James Pollard, fundador de TheAdvisorCoach, lo utiliza como un método fiable de generación de ideas. «Cuando la mente no puede comprometerse de manera productiva o imaginativa, gravita hacia zonas donde puede lidiar con problemas reales que han estado circulando, escudriñando en busca de soluciones. Así que obligarse a sentarse sin nada que hacer… podría ser una forma de meditación sin compromiso, un estado mental que da resultados«.
Conclusiones
Observa cómo responde tu mente al aburrimiento. Esta forma de metaanálisis ayuda, no solo a aprender a vivir de verdad en el tiempo presente, sino a crear un trabajo de conocimiento interior y sobre el mundo que te rodea. Reflexionar a veces es difícil cuando estás rodeados de distracciones y ocupados en las obligaciones exteriores.
Cuando te sientas aburrido por una actividad (una indicación o trabajo asignado), te resultará beneficioso analizar por qué te aburre. Obtendrás un ángulo absolutamente nuevo de esa situación en la que estás envuelto contra tus deseos.
Recupera también el placer y orgullo de realizar pequeñas tareas que parecían aburridas. Dales significado uniendo el desarrollo físico con la meditación.
Acepta el aburrimiento como una fuerza positiva. Entrena tu mente para que el aburrimiento no se relacione a lo que haces sino a cómo lo haces, comprobando que la monotonía está solo dentro de tu mente.
Incluso el estado último de inactividad, el descanso, contribuye a nuestro bienestar, porque todo lo que estás haciendo es recuperarte.
La próxima vez que te sientas aburrido, piensa como William Wordsworth si puedes encontrarte a ti mismo en ese momento privilegiado: “Porque a menudo, tendido en mi cama, / pensativo o con ánimo cansado, / los veo en el ojo interior del alma / que es la gloria del hombre solitario; / y mi pecho recobra su hondo ritmo / y baila una vez más con los narcisos”.