¿Te han Dicho que No Debes Llorar? La Ciencia te Dice que Sí

En la página de sucesos, aparece la foto de una mujer llorando la muerte de su hijo ocurrida durante un asalto con arma de fuego. En la televisión, uno de los concursantes de la última temporada de Project Runway no puede contener el llanto al recibir la noticia de que sigue en el programa a pesar de haber estado entre los amenazados. En los XXIX Juegos Olímpicos Pekín 2008, el nadador brasileño César Cielo Filho recibe entre lágrimas la medalla dorada en la prueba final de los 50 metros estilo libre, en la que estableció un nuevo récord.

En fin, por más variadas que sean las circunstancias, el gesto de llorar es común a todos los seres humanos, sin importar su sexo, condición social o entorno. Es un acto natural que ocurre luego de haber experimentado una situación cargada de muchas emociones, negativas o positivas.

Sin embargo, la sociedad no considera adecuado ver a una persona adulta llorando. A la gente que no puede contenerse viendo una película, a menudo se le considera débil. Desde pequeños se nos enseña que no debemos hacerlo, sobre todo a los varones; aunque es inevitable que los niños lloren con frecuencia, en especial cuando son bebés, porque es su única manera de comunicar que algo está mal (sensación de hambre, frío, calor o dolor), pero a medida que crecen se les programa para verbalizar esas molestias.

También cabe destacar que la expresión “no llores” tiene un mensaje confuso porque, por un lado, es una orden, pero, por otro, muchas veces nada más busca tranquilizar a la persona. Lamentablemente, esta es una frase que invalida: es como pedirle que deje de tener esos sentimientos porque resultan perturbadores no solo para ella, que no logra contenerse, sino para nosotros, que somos incapaces de manejar su situación.

Así, con el tiempo, todos aprendemos a tragar lágrimas y expresarnos de una manera apropiada… socialmente hablando. Lo cual es contraproducente. En realidad, contener este gesto puede hacernos mucho daño, mientras que permitirnos llorar nos lleva a convertirnos en personas más fuertes.

Como explicaremos en este artículo, hasta en la ciencia encontrarás razones por las que sí es positivo y válido llorar cuando sientas esa necesidad.

 

Daños emocionales y físicos que provoca contener el llanto

Llorar permite la liberación de las emociones reprimidas, y también de aquellas que son tan poderosas que llevan a la persona a sentirse en el límite. Por esa razón existen, además de lágrimas de dolor, impotencia o tristeza, otras que son de felicidad y triunfo. Cuando lo que ha estado refrenado se libera y lo inconmensurable se manifiesta en toda su extensión, es decir, cuando has podido llorar tanto de pena como de alegría, vuelves a ser capaz de dominar tus sentimientos.

Lo anterior tiene una explicación científica. Según un estudio publicado en el American Journal de Ophthalmology, el cuerpo produce altos niveles de cortisol (conocida como la hormona del estrés) y adrenalina cuando está sometido a una situación de mucha presión. Llorar ayuda al cuerpo a deshacerse del excedente de esas hormonas.

Este efecto es tan evidente que la gente que reprime sus deseos de llorar tiene problemas para perder peso. Eso ocurre porque los niveles elevados de adrenalina y cortisol provocan, entre otras cosas, ansiedad por comer y que las funciones metabólicas se relenticen.

Por otra parte, el Dr. Pete Sulack, líder en tratamiento del estrés, aclara que para deshacerse del excedente de estas hormonas hay que llorar “de verdad”, dando libertad a los sentimientos, para que cumpla su función en el organismo.

En consecuencia, pelar cebollas o gimotear a escondidas en el baño no ayuda para nada. Como veremos en las siguientes líneas, en la vida también hay que aprender a llorar. Pero primero te mostraremos los rasgos valiosos de la gente que no teme hacerlo.

 

Características de la gente que llora

  • La gente que no siente temor o vergüenza de derramar lágrimas en público es más fuerte de lo que parece. En realidad son capaces de entender y comprender las circunstancias y emociones en aquello que los hace llorar.
  • El que se aflige leyendo un libro o viendo una película triste, no es “demasiado” sensible. Es exactamente lo opuesto. Llorar ante algo que genera pena exige empatía. La empatía es un aspecto típico de aquellos que tienen inteligencia emocional, por ejemplo los líderes positivos, los individuos con éxito y los seres generosos. Los empáticos saben relacionarse y compartir con otros, pueden ponerse en su lugar y son capaces de ver la realidad de forma diferente. Eso los hace más abiertos y comprensivos. En cambio, la ciencia ha demostrado que las personas emocionalmente inmaduras, como los narcisistas, y con patologías, como los psicópatas, son incapaces de empatizar. Significa que son indiferentes ante el sufrimiento ajeno, incluso cuando la situación es ficticia, como en el caso de las películas o las novelas.

 

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¿Hay que aprender a llorar?

Si has seguido la lectura hasta aquí entenderás por qué el llanto no es malo, que existen falsas creencias en torno a él y que a pesar de eso, todavía la sociedad no sabe cómo lidiar bien con este gesto humano. Por eso, aunque queramos cambiar esta realidad, no siempre nos sentiremos bien llorando en público. Esto ocurre porque estamos condicionados para corregir las conductas antisociales.

Cuando vemos a alguien llorar, queremos tranquilizarlo pidiéndole que no lo haga, con lo que evitamos que experimente ese proceso liberador de hormonas y emociones. También estamos activando su propio adoctrinamiento social para que se reprima. Por lo tanto, convendrá llorar solo delante de conocidos que te permitan expresarte libremente o, si no hay opciones, hacerlo en privado. En caso de que seas testigo de esta situación tan emocional, recuerda siempre que debes permitirle a la persona desahogarse.

Tampoco hay que dejarse arrebatar por el dolor. Ciertamente hay sufrimientos muy fuertes, como la pérdida de un ser amado. En esas ocasiones, intentar liberar todo el dolor en un continuado acceso de llanto puede conducir a la depresión y a un estrés incontrolable (el llanto provoca más llanto y llega un momento en que no se sabe cómo parar). Ciertamente, el cuerpo encontrará un límite de agotamiento y cansancio de manera natural, pero si estamos en presencia de alguien que está sufriendo de esa manera excedida, hay que dejarlo llorar y por ratos intentar serenarlo para que su cuerpo pueda soportar la carga emocional.

Hay que llorarlo todo. Existen psicólogos que dicen que llorar solo o delante de gente incorrecta (la que te regaña, la que no sabe controlar el exceso de aflicción y te pide que dejes de hacerlo) no sirve. Un testigo del llanto profundo es necesario, que sea empático con tus comentarios, que de repente encuentre un recuerdo que haga reír, que haga una sugerencia útil hacia el futuro o que te distraiga un rato, pero no lo suficiente como para cortar tus lágrimas.

Por último, hagamos de nuevo una mención al llanto infantil. Como se mencionó, los niños lloran con frecuencia debido a la inmadurez. Esto significa que hay que ayudarlos a superar esta costumbre, pero ahora entendemos que la frase “no llores” es incorrecta.

Toma en cuenta estas formas de enseñar a controlar el llanto de los niños:

Se puede conseguir empatía con los más pequeños recordándoles frecuentemente que papá o mamá volverán más tarde (para controlar la ansiedad por separación), diciéndoles que van a curarlos (de un golpe o dolor, lo que los enfocará en la solución), o un “aquí estoy” (reconocer la presencia del padre es tranquilizador).

Al estar más grandes, pueden empezar a razonar ante el sufrimiento. En vez de pedirles que no lloren, invítalos a llorar lo que necesiten y hasta que se calmen, demuéstrales empatía frente a su frustración (“te comprendo”, “sí te estoy escuchando”, “lo lamento”) u ofréceles salidas a futuro (“Vamos a solucionarlo juntos”, “Mañana lo verás mejor”, “No siempre será así”, “Tranquilo, sí lo harás bien”).

Por lo tanto, la próxima vez que sientas ganas de llorar o veas a alguien haciéndolo mientras ve una película, ten en cuenta este artículo y no lo juzgues. También, si eres tú el que se encuentra en un estado emocional especial, “no retengas el agua”: siéntete libre de derramar las lágrimas que necesites.

 

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