Una de las características de la vida adulta es encontrar el camino que nos haga sentir realizados. La vocación, los estudios, las experiencias y acontecimientos personales suelen ir demarcando esa ruta, pero muchas veces las personas pueden sentirse extraviadas en algún momento, con dudas y sin saber cómo enfrentar las adversidades.
Es en esos momentos de extravío personal es cuando urge una revolución en la vida, pero ¿cómo lograrla?
En nuestra lucha constante e individual contra los problemas que nos rodean a diario, nos esforzamos por conseguir respuestas: respuestas a los problemas, es decir, soluciones; respuestas a nuestras dudas, es decir, aclaratorias o explicaciones; respuestas a los obstáculos, es decir, salidas. Sin embargo, conseguir las respuestas, y en especial las idóneas, es una de las cosas más difíciles de lograr, y a veces perdemos demasiado tiempo tratando de conseguirlas.
Hal Gregersen, director ejecutivo del Centro de Liderazgo MIT, y sus participantes se encontraban, en una ocasión, atascados en una sesión de lluvia de ideas, en la que intentaban construir soluciones para una cultura de igualdad en un entorno dominado por hombres. Debido a que el tiempo estaba por terminar, improvisó pidiendo lo siguiente: “Olvidémonos de encontrar mejores respuestas. Escribamos las mejores preguntas que podríamos estar haciendo sobre este problema”. El bloqueo desapareció por arte de magia: las preguntas surgieron en abundancia, algunas desafiaban suposiciones previas y otras abrían caminos potenciales.
Gregersen decidió llamar “Estallido de Preguntas” a este giro en la técnica de lluvia de ideas, decidiendo generar interrogantes en vez de buscar respuestas a los planteamientos. Descubrió que con ellas se suspenden las reglas y normas habituales y se transforman los comportamientos. Lo convenció de que las preguntas revolucionarias no son solo un producto de procesos cognitivos superiores, sino que sirven para adaptarnos mejor a las equivocaciones, la incomodidad y a la reflexión que ellas generan.
Esta estrategia de Estallido de Preguntas puede servir para encontrar solución a algunas de sus inquietudes vitales. Gregersen, en su libro Las preguntas son las respuestas: un enfoque innovador para tus problemas más molestos en el trabajo y en la vida, le ofrece una pequeña guía para saber cómo diseñar las preguntas adecuadas para abordar de manera innovadora su crisis personal actual.
1. Preparar el escenario
- Debe seleccionar uno solo de los asuntos que lo están desafiando en este momento. ¿No ve con claridad la oportunidad que se le está presentando? ¿Ha sufrido algún revés y no sabe cómo seguir adelante? Trate de aislar ese punto para poder trabajar en él.
- Invite a un grupo selecto para que lo ayude a formular nuevos ángulos del asunto. Las miradas externas le servirán para crear una base de conocimientos más amplia y a mantener una mentalidad constructiva. Mientras más variados sean los puntos de vista, mejor.
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- Con estos socios reunidos, tómese unos minutos para exponerles el problema. Recuerde no contaminarlos con sus ideas preconcebidas. Los ha invitado porque quiere beneficiarse de su pensamiento, no hacer un círculo de espejos.
- Ofrézcale al grupo las siguientes reglas de funcionamiento: primero, pida a las personas que contribuyan solo formulando preguntas, no creando respuestas; segundo, no les permita dar explicaciones ni detalles que puedan guiar a los miembros a ver el problema según un único criterio.
- Por último, evalúe su propio estado de ánimo al principio y al final de la sesión.
2. Generar las preguntas
- Use un reloj para calcular un período de cuatro minutos para el desafío. Durante ese tiempo el grupo deberá hacer preguntas, sin importar que parezcan sorprendentes, retadoras o desafiantes. Tendrán prohibido hacer comentarios sobre las contribuciones de otros. Capture todas las interrogantes de modo textual, sin censurar en ningún caso, por más inapropiada o chocante que resulte.
- Usted mismo aunque sea el generador del desafío puede convertirse en un participante creador de preguntas, a partir de la inspiración que le generen las de sus compañeros.
- Una vez culminados los cuatro minutos, analice si se siente más animado o positivo sobre el desafío que antes. Si es así, pruebe otra ronda de cuatro minutos a partir de una profundización de su asunto. Si no es así, intente repetir el ejercicio en otro momento o con gente distinta.
- Nunca habrá un resultado erróneo. Independientemente de cómo haya salido la prueba, siempre obtendrá de ella preguntas nuevas y valiosas y un estímulo emocional que lo hará continuar en el reto y que muy probablemente le estará permitiendo progresar.
3. Desempacar las preguntas
- En privado, estudie sus anotaciones. Seleccione las preguntas que le intrigan y que le parecen diferentes a como había estado estudiando su problema. Puede emplear criterios de escogencia como los siguientes: ¿esto es algo que no me había preguntado antes? ¿Esto es algo para lo que no tengo respuesta? ¿Esta interrogante me hace sentir descolocado? ¿Por qué?
- Por último, comprométase a abandonar su visión anterior e intentar al menos un nuevo camino para su problema con base en estas preguntas. No pruebe a irse por el lado más rápido de concluir o más cómodo para implementar y, en vez de eso, enfóquese en lo nuevo que ha obtenido y que puede ayudarlo a resolver el problema. Elabore un plan de acción a corto plazo: en la próxima X cantidad de días o semanas, ¿qué acciones tomará para encontrar las soluciones a las nuevas preguntas obtenidas?
De este modo, el Estallido de Preguntas lo ayuda a recuperar energía y reformar la visión de ese problema vital que lo está deteniendo, y así descubrir soluciones que no había podido vislumbrar con el criterio que venía implementando. Esperamos que ponga en práctica estos pasos para aprender a desencadenar preguntas transformadoras o catalíticas que lo conducirán a ideas innovadoras.