Descubre Cómo Tú Puedes Crear tu Futuro. RECUPERA EL CONTROL DE TU VIDA y Tu Destino Hoy. Dr. Joe Dispenza.
Puede que hayas tenido algunas experiencias duras en tu pasado, que te hicieron sentir triste, indigno, culpable o crítico, y tal vez te hayas habituado a sentirte así y ese se ha convertido en un estado normal para ti.
Al sentirte en cierto modo victimizado comienzas a culpar a otros, a quejarte, a poner excusas y a sentir autocompasión. Eso forma parte de tu personalidad.
Puede que un día de repente digas: “Hoy no volveré a hacer eso. Porque ese es el ser antiguo”. Así que comienzas con tu día que se desenvuelve muy bien por unas dos horas. Pero en el momento en que entiendes que ya no estás eligiendo hacer las mismas cosas que el día anterior, vas a sentir incomodidad.
Tendrás una sensación poco familiar, que te causará incertidumbre y te sumirá en lo impredecible.
Ahora sabemos que muchas personas, antes que entrar en lo desconocido, prefieren aferrarse a sus sentimientos de culpa e indignidad, porque al menos eso los hace sentir algo.
De manera que en ese momento en el que dejas de hacer las mismas cosas que siempre haces, debes prepararte porque te va a resultar desagradable. En ese momento comienzas a encaminarte hacia el ser nuevo, y llamamos a eso “entrar al río del cambio”.
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Recuerda que el 95 % de lo que eres es tu cuerpo, que se identifica con la mente, porque has hecho algunas cosas tantas veces que tu cuerpo las ejecuta mejor que tu cerebro. Por eso puede que te quejes de manera inconsciente, porque tu cuerpo lo hace todo el tiempo.
Si de repente dices: “No me quejaré más, no culparé a otros, no tendré más autocompasión, no hablaré más de otros”, ¿sabes lo que pasará? Que tu cuerpo comenzará a enviar señales a tu cerebro, porque está condicionado para hacer todas esas cosas que decidiste cambiar.
Así que puede que comiences a escuchar los pensamientos en tu mente que te dicen: “¿Por qué no comienzas estos cambios mañana? Será un mejor día para empezar”, “Esto es demasiado difícil para mí, no puedo cambiar”, “Hay algo malo en mí”, “Es culpa de mi madre”, “Es culpa de mi expareja”, “Soy así por esto que me pasó” o, la más importante de todas, “Esto no parece correcto”.
Si respondes a esas ideas como si fueran ciertas, esos pensamientos te conducirán a elegir las mismas cosas de siempre, lo que te conducirá al mismo comportamiento, que creará la misma experiencia, que producirá la misma emoción a la que estás acostumbrado, así que dirás: “Esto sí parece lo correcto”. En verdad lo que pasa es que te resulta familiar.
Pasar del ser antiguo al ser nuevo, entrar en el vacío y la incertidumbre es la muerte del ser antiguo a nivel biológico, neurológico, químico, hormonal y genético.
Lo que la gente nos dice al respecto es: “En lo desconocido no puedo predecir mi vida en el futuro”. A eso siempre les replicamos con lo mismo: la mejor manera de predecir tu futuro es creándolo, no desde lo conocido, sino desde lo desconocido.
Cuando llegamos a sentirnos cómodos ante lo desconocido es cuando la magia ocurre, jamás ocurre en lo conocido.
Pero ¿por qué nos sentimos seguros viviendo en base al pasado?
Para responder a esto debemos tener presente que el 70 % del tiempo, mientras las personas están en vigilia viven en un estado de estrés o de supervivencia. De hecho, estamos programados de tal manera que no somos conscientes de lo que estamos haciendo.
Siempre estamos monitoreando el entorno, para determinar si es seguro o no, y cuando surge algo distinto a lo predecible nos ponemos en alerta y pasamos a un estado de agitación en el que comenzamos a activar los sistemas que nos señalan que hay peligro, que estamos amenazados o que es posible que no estemos a salvo.
Cuando eso ocurre, comenzamos a anticipar un resultado, y siempre nos preparamos para lo que podría salir mal. Así que comenzamos a crear la emoción anticipada que corresponde a la experiencia que tememos que ocurra. Esta emoción será miedo, ansiedad, preocupación, tristeza o sufrimiento.
Todo eso lo hacemos de manera inconsciente, equivale a ejecutar un programa y se convierte en un hábito.
De manera que, si vives en un mundo en el que tienes que cumplir con ciertas exigencias, mostrar un cierto nivel de éxito y competir con otros no vas a abrir tu corazón, no será el momento para eso, más bien será el momento de sobrevivir y prosperar en tu entorno.
Sin embargo, en nuestro trabajo he visto personas que, si practican, pueden abrir sus corazones, y volver a ser como un niño de nuevo, con la curiosidad, la capacidad de asombro y la libertad que eso implica, permitiéndose dejar ir.
Cuando la persona vive en estrés o en estado de supervivencia su enfoque se reduce a considerar la causa, es lo que se llama un enfoque convergente.
De manera que está desequilibrando los centros de energía del cuerpo que están bajo el control del sistema nervioso autónomo, y cuando el sistema nervioso autónomo se desequilibra el cerebro también se desequilibra.
Al concentrarse en la causa, la persona se enfoca en cada uno de estos diferentes centros de energía y se generan estados de incoherencia, y a continuación esos centros de energía individuales también comienzan a moverse hacia la incoherencia y envían un mensaje incoherente a las células, a los tejidos y a los órganos.
Las hormonas se regulan a la baja y el cuerpo comienza a desequilibrarse.
¿Cómo se revierte este proceso? Cuando una persona comienza a ralentizar su cerebro, como ocurre durante la meditación, comienza a privilegiar y a reprogramar los centros de energía, y ocurren dos cosas.
La primera es que la frecuencia de las ondas cerebrales disminuye, y la persona puede salir del estado en el que predominan las ondas beta de alta frecuencia.
Esto se logra pasando de un enfoque convergente a un enfoque amplio o divergente. El enfoque convergente consiste en centrarse en la materia y el enfoque divergente se centra en la energía, o en la realidad en términos de energía y partícula, onda y materia.
Cuando abres tu enfoque, cuando abres tu consciencia, es cuando se crea coherencia en el cerebro, porque es ir en contra del hábito de centrar tu atención en la materia.
De manera que, si una persona puede ralentizar sus ondas cerebrales y pasar de las ondas cerebrales beta a las ondas cerebrales alfa, comienza a salir de su cerebro pensante para pasar al centro del sistema nervioso autónomo.
La segunda cosa que tiene que pasar es que se tiene que practicar tanto un enfoque convergente como uno divergente.
Primero hay que enfocarse en un centro de energía, que es partícula, y luego concentrarse en el espacio a su alrededor, que es onda.
De este modo cuando la persona abre su consciencia, y se encuentra en su sistema nervioso autónomo, puede poner una intención allí que creará más equilibrio y estrógenos, equilibrando los órganos sexuales.
Luego se dirige a su segundo centro de energía, donde pone su atención. Dado que se aporta energía a aquello en lo que se centra la atención, la persona comienza a dirigir su energía a ese centro.
Por otra parte, comienza a tener consciencia del espacio a su alrededor, para crear coherencia, y así el pequeño cerebro que es el centro de energía, envía un mensaje coherente a las células y a los tejidos. Esta señal va al tercer centro, donde hay un enorme plexo celíaco con muchas conexiones.
Así que ahora, al sintonizar con esa energía, se pone la atención en el corazón, que tiene su propio cerebro individual, y esa energía se dirige de manera automática al cerebro. Eso es algo que hemos podido medir.
De manera que una vez que comiences a abrir tu corazón tienes más energía en tu corazón y obtienes más energía en tu cerebro.
Es por eso que al abrir el corazón se crea un campo que comienza a impulsar la energía al cerebro para que la persona tenga una consciencia y un patrón de pensamiento diferentes.
Cuando esto ocurra la persona podrá pensar en otras posibilidades, diferentes a lo que se presenta en el estado de supervivencia, en el que no se produce un proceso creativo, sino que se despliegan instintos más primitivos.
A nivel glandular están la tiroides, la glándula pineal y la pituitaria. Lo que hemos visto cuando la gente crea coherencia de la manera correcta en cada uno de estos centros de energía, es que saben cómo cambiar sus ondas cerebrales, pueden ingresar al “sistema operativo” del cerebro y controlar las convergencias y las divergencias.
Al hacerlo ya no viven de la misma forma, pues al abrir sus consciencias y su enfoque se convierten en seres conscientes, y como sus cerebros se vuelven más coherentes, empiezan a producir diferentes señales que modifican la producción de hormonas y productos químicos en diferentes glándulas en el cuerpo.
Ahora bien, todos nos enfrentamos con grandes desafíos que se nos presentan como situaciones imposibles. Pero siempre hay una salida.
Debes tener en cuenta que tu personalidad crea tu realidad personal, y tu personalidad está conformada por tu manera de pensar, actuar y sentir.
Es esa personalidad la que ha creado la realidad personal presente que es tu vida. Esto significa que para cambiar algo en tu vida tienes que cambiar tu personalidad, de otro modo nada cambiará.
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Esto no significa que se ha de desechar todo lo que uno es, pues hay cosas de nosotros mismos que conservaremos. Pero si nos ha de definir una visión de futuro, hay algunos rasgos a los que debemos renunciar.
Por ejemplo, si afirmas que deseas tener una experiencia mística y trascender el mundo tridimensional, eso tal vez no ocurra en el primer intento. Así que ¿qué harás? ¿Dejarás de creer que es posible de inmediato? Así nada cambiará.
Si te define una visión de futuro superior a ti, esa visión no puede basarse en el pasado.
Puedes conservar tu disciplina, tu capacidad de concentración, tu pasión y todas tus fortalezas. Pero debes dejar atrás todas las creencias que representen un obstáculo y que te impidan conectarte.
En esta fase lo más importante no es lo que logres de manera concreta, ya sea la experiencia mística, una gran abundancia, libertad o una excelente salud. En realidad, se trata de la persona en la que te conviertes en el proceso, a lo largo del cual tienes que superarte a ti mismo una y otra vez, hasta que acabas transformándote.
Muchas personas notables a lo largo de la historia tuvieron que fracasar muchas veces antes de convertirse en lo que fueron.
De modo que, si persistes, vas a cambiar. Vas a pensar, actuar y sentir de manera diferente. Es entonces cuando el universo comienza a conspirar contigo, de maneras que jamás imaginaste posibles. Esa es la belleza tras la creación.
Las personas vienen a nuestros talleres por una gran variedad de razones. Algunas vienen porque están enfermas, otras porque quieren más dinero, un nuevo trabajo, una nueva oportunidad, una nueva carrera, una nueva relación o alguna experiencia mística.
Para mí eso no es lo más relevante. Lo que me importa es que se adhieran a una visión y aprendan a crear. No es importante lo que sea que los lleve a ese momento elegante, en el que están por completo presentes y apasionados acerca de lo que quieren, y tienen una intención clara, una visión clara, un cerebro coherente, todo eso combinado con una emoción elevada.
En ese estado transmiten una energía nueva al campo de energía, y todo lo que transmitimos al campo constituye nuestro experimento con el destino.
Así que lo que quiero es que las personas sepan el cómo, pues si bien las personas piensan que vienen por esas razones específicas, en realidad vienen por la plenitud, esa es la verdadera razón.
Cuando nos sentimos completos, felices con nosotros mismos y conectados a algo mayor es imposible que deseemos nada más. Porque cuando estamos completos sentimos que lo tenemos todo.
Quiero que las personas alcancen ese estado en el que se sientan tan completas que ya no tengan deseos, y es entonces cuando ocurre la magia.
Mi objetivo es enseñarles eso, permitirles que entiendan que cuando vuelvan a sus sentidos y abran sus ojos, no estarán buscando la experiencia, sino que sentirán que ya sucedió, de manera que no tienen por qué buscarla.
Si tu cuerpo se condiciona a nivel emocional en ese futuro, no estás separado de la energía de tu futuro, sino que estás conectado a ese futuro.
Sin embargo, puede ocurrir que en el momento en que te metas en el tráfico y empieces a enojarte, comiences a hacer una cola en el banco y te sientas impaciente o estés en una reunión de trabajo y empieces a juzgar a otras personas te desconectes de la energía del futuro y vuelvas de inmediato a la energía de tu pasado.
Esto no significa que hayas hecho nada malo, tan solo perdiste tu conexión con el futuro. Lo importante de eso es que seas capaz de observar que estás desconectado.
También puede ocurrir que digas: “Es que esa persona hizo que me sintiera y pensara de esta manera”. En ese caso de inmediato sabré que has vuelto a la programación inconsciente, y eres de nuevo una víctima de tu vida, que siempre afirma que alguien o algo está controlando cómo piensa y cómo se siente.
Por el contrario, una persona que está produciendo resultados en su vida de repente dice: “¡Cielos!, mi forma de pensar y sentir está creando resultados en mi vida. Ahora soy un creador de mi vida, ya no me siento como una víctima”.
Algunas veces me preguntan qué se puede hacer para respaldar nuestro entorno interior de manera cotidiana.
Para mí lo que más importa es adquirir conocimientos e información, que en realidad representan poder. Tener conocimiento e información acerca de ti mismo debería empoderarte.
Por ejemplo, cuando aprendemos acerca de nuestro sistema inmunológico y todo lo que puede hacer nos sorprendemos y tendemos a exclamar: “¡Dios mío! ¿Todo esto puede hacer mi sistema inmune?”.
Mientras más entiendes y mientras más puedes condicionar tu sistema inmune para el amor, más se convierte en tu ejército interno. Si lo percibes de esta manera pregúntate cuál es la señal que tendrías que darle a este ejército para que te proteja por completo.
Para esto creamos una meditación en la que se considera cómo se sentiría ser invencible. Dale a tu cuerpo las señales para que se sienta invencible.
Por ejemplo, pregúntate: ¿cómo te sentirías si tuvieras la voluntad inquebrantable de tener más energía de la que podrías imaginarte?, y muéstrale a tu cuerpo cómo se siente eso.
Lo que produce el cambio es esa emoción de ser invencible, de tener una voluntad inquebrantable de empoderar tu mundo interior, y si además tienes la intención firme de hacerlo comenzarás a crear una cadencia y un ritmo en el que tu cuerpo se sorprenderá por todas esas nuevas señales, que vendrán dadas por sustancias químicas que afectarán de manera muy positiva tu sistema inmune.
También sabemos que, si puedes cambiar el miedo, la frustración, el resentimiento y el dolor por una emoción elevada, como la gratitud, y en verdad abrir tu corazón para practicar haciendo esto una y otra vez, te sanarás. Porque toda sanación ocurre a nivel del corazón.
En relación con la sanación te diré que yo creo en el libre albedrío. Nunca le diría a nadie en qué debe creer en ningún área de su vida. Solo me interesa proporcionarles a las personas las herramientas y que usen su libre albedrío para crear la vida como sea que la deseen, y en base a lo que deseen creer.
De modo que las personas que quieren sanarse y viven en el miedo, tienen que hacer algo acerca de ese miedo. Eso no es algo fácil, porque el miedo se ha convertido en un patrón de comportamiento o creencia instalado a un nivel muy profundo en su cerebro límbico. Es como un mecanismo de seguridad.
Así que imagínate lo que significa estar en lo desconocido. De manera instintiva esto te resultará amenazador y atemorizante.
Por ejemplo, imagina cómo sería no tener un cuerpo. De hecho, practicamos lo que sería estar en un espacio infinito sin tener un cuerpo, un nombre, una cultura, un trabajo, una identificación, una enfermedad o una dieta, existir solo como una consciencia.
Si practicas eso hasta que te sientas cómodo en lo desconocido, y puedas relajarte estarás yendo en contra de miles de años de condicionamiento, y las personas que en verdad superan el miedo y lo cambian por gratitud fortalecen su sistema inmune, incrementan el nivel de su expresión genética y producen una gran cantidad de cambios a nivel de su cerebro y su corazón.
Estas personas se sentirán diferentes y eso es algo que hemos podido medir en nuestros eventos, con la colaboración de científicos reputados y respaldados por universidades.
Los resultados obtenidos han conmocionado a los investigadores, por todo lo que se evidencia a nivel celular, del cerebro y del corazón. Las inmensas capacidades del cuerpo les resultan increíbles.
Por ejemplo, uno de nuestros científicos me escribió diciendo: “Verifiqué esto tres veces, el virus al que expusimos la célula de los meditadores avanzados no puede entrar en la célula”.
Lo que ocurre es que cuando las personas reaccionan menos ante su entorno, son menos víctimas de ese entorno, por lo que el cuerpo tiene una mayor inmunidad.
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