Descubre Cómo HACER ESTO Diariamente y Transformar Tus Genes para Siempre. Dr. Joe Dispenza en Español.
Pienso que el ego es saludable cuando está en equilibrio. Si por ejemplo tengo un fuego en mi patio trasero y las llamas están creciendo demasiado, esparciendo cenizas y chispas por todos lados, el ego me dirá: “Aléjate del fuego”. En este caso, me preserva del peligro, busca proteger el cuerpo.
Si estamos escalando una montaña y llegamos a un sendero muy angosto que se encuentra sobre un precipicio a gran altura, el ego nos dirá: “Mantente pegado a la pared, no te inclines hacia el borde, podrías lastimarte”.
De manera que el ego, en este sentido, tiene la función de ser analítico y ponderar lo que sabemos contra lo que no sabemos. Eso es saludable.
El problema aparece cuando el ego es comandado por las hormonas del estrés, que se presentan cuando tu cuerpo se desequilibra. En ese estado estás alterado y siempre habrá discrepancia entre la apariencia que tienen tú o tu entorno y la manera en la que en verdad son las cosas.
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A corto plazo eso no es ningún problema, pues es algo que todos los organismos pueden tolerar. Pero si ese estado se mantiene por un período extenso de tiempo, la exaltación creada por las hormonas del estrés hace que la mente analítica trabaje de manera acelerada y excesiva.
Esto lleva a que el ego se ratifique aún más y nos volvamos egoístas, autoindulgentes, egocéntricos y engreídos. Además, nos creemos engrandecidos y nos llenamos de autocompasión, porque en el estado de estrés estamos en modo de supervivencia y solo una cosa importa, el yo.
De modo que toda nuestra atención se concentra en nuestro cuerpo y en los elementos de nuestro entorno, y nos preocupamos mucho por el tiempo.
Ahora bien, cuando estamos en equilibrio y existe orden en nuestro sistema nervioso autónomo, hay salud. Si el estrés implica el desequilibrio del sistema autónomo y la desregulación, entonces en este estado se altera tu integridad.
Te separas de todos y de todo lo demás en tu vida y tiendes a confiar menos. Estando medio de esa jungla no es apropiado que abras tu corazón, ya que se activa el gen de la supervivencia y pierdes tu capacidad de comunicarte de manera apropiada, pues solo te interesa llegar adonde necesitas o lograr lo que deseas hacer. Te vuelves competitivo y quieres ser el primero.
Todo esto está motivado por esas hormonas del estrés que desequilibran al ego.
La parte interesante es que, cuando las personas están siendo impulsadas por estas hormonas del estrés y no saben cómo cambiar ese estado, es decir, no saben cómo autorregularse de nuevo, el asunto no es que reacciones, sino por cuánto tiempo va a durar tu reacción.
El problema con la mayoría de las personas es que analizan sus vidas mientras experimentan una emoción perturbadora.
Ahora bien, las emociones son registros del pasado y lo que observamos, una y otra vez, al escanear el cerebro, es que cuando piensas y analizas demasiado de una manera egoísta el 100 % del tiempo empeoras tu cerebro, lo que tendrá efectos dramáticos en tu cuerpo.
Por ejemplo, cuando el corazón se acelera, porque está bombeando sangre, mientras sonríes ante alguien durante una videollamada y piensas cómo te gustaría que esa persona desapareciera, estás produciendo las sustancias químicas propias del instinto de correr, pelear o esconderse, aun cuando no estás haciendo ninguna esas cosas.
Por eso, tu corazón se desequilibra y el sistema nervioso autónomo, que controla y coordina a todos los otros sistemas en tu cuerpo, también lo hace. Esa desregulación es lo que ocasiona las enfermedades.
La cuestión fundamental es, ¿puedo cambiar el miedo, la ira, la competitividad, la frustración, el resentimiento, la impaciencia, la hostilidad, la desesperanza, la impotencia y la ansiedad por una emoción elevada? ¿Puedo aprender a suprimir esas hormonas del estrés y practicar sentir emociones elevadas?
Pues resulta que sí puedes hacerlo. Lo importante es que cuando estás en tu corazón no eres tan egoísta. Se produce un cambio en el flujo sanguíneo y se liberan oxitocina y óxido nítrico. Esto hace que te inclines a dar y a considerar la totalidad.
Si te guías con tu corazón, no estás separado de nadie y funcionas como una comunidad.
De manera que pienso que nuestro futuro como seres humanos está en que seamos capaces de vivir en un estado elevado en nuestros corazones, y si salimos de ese estado y volvemos al modo de supervivencia, la clave es que sea posible que nos autorregulemos.
Debes llegar a ser tan eficiente en esto, mientras meditas con tus ojos cerrados, que puedas también hacerlo con tus ojos abiertos. Es entonces cuando todo esto se vuelve en verdad importante, cuando las personas hacen el trabajo de meditación, aunque al principio les resulte difícil.
Lo que más deseo es que puedan vencer sus miedos. En los talleres los insto a vencer su impaciencia. Quiero que tengan consciencia de todos esos pensamientos que les dicen: “No puedo”, “Es demasiado difícil”, “Nunca cambiaré”, “Es culpa de otros”.
Quiero darles herramientas para que sepan que, al otro lado de esos pensamientos, al otro lado de esa propensión a dejar de meditar y a rendirse, al otro lado de esa emoción que los mantiene conectados al pasado existen numerosas posibilidades.
Si están dispuestos a enfrentar todo eso y en lugar de rendirse aprenden a autorregularse y a crear coherencia entre su cerebro y su corazón, puedo garantizarles que irán avanzando cada vez más y acumulando victorias a cada paso.
El efecto secundario de esto es que al volver a su vida no necesitarán agitarse mucho. ¿Por qué? Porque habrán superado parte de su agresividad y de su ira, tan solo con sentarse y mantener su cuerpo tranquilo.
Verás que hacer que tu cuerpo te obedezca es similar a entrenar a un animal. Aprenderás a estar presente, a ser superior a tu cuerpo que se comporta como la mente. Podrás ejercer una voluntad mayor que esos programas inconscientes.
Lo que hemos encontrado cuando las personas en verdad aplican algún tipo de fórmula para poder hacer esto es que, cada vez que traen su cuerpo de nuevo al momento presente, este comienza a liberar energía, y así desaparecen la frustración y la impaciencia, y de repente ese presente que les resultaba desconocido, y que es atemorizante para la mayoría de las personas, hace que se sientan menos preocupadas. Ya no les prestan atención a la mayoría de las cosas que solían consumir su tiempo.
De este modo superan el ego y superan a la personalidad, no porque haya nada malo con ella, es solo que serán capaces de asentarla.
A medida que sosiegas tu cuerpo y tu mente, el ego tiende a ser menos egoísta y más altruista. Esto tiene un interesante efecto secundario.
Algunas investigaciones en neurociencia han revelado que cuando pasas tiempo con personas que hacen ciertas cosas, tu cerebro se sincroniza con el de estas personas y comienzas a hacer esas mismas cosas.
Eso se llama un despliegue. Es lo que ocurre cuando los pájaros se mueven en una misma dirección, cuando un cardumen de peces se mueve como si fuera uno, como una sola mente y un solo corazón.
Cuando estudias esos fenómenos tiendes a pensar que hay un líder al que todos siguen, en un proceso que parte de la cima y llega hasta el fondo. Pero en realidad es algo que surge desde el fondo hacia arriba, cada miembro lidera.
Así que la manera en la que podemos cambiar al mundo consiste en que cada persona trabaje en sí misma y trate de estar en el estado mental y corporal más sosegado posible. Cuando por alguna razón dejemos de estar en ese estado, tan solo debemos retirarnos y recuperarlo de nuevo, antes de volver a presentarnos ante los demás.
Pienso que este es un momento histórico maravilloso en el que las personas necesitan algunas herramientas para poder enfrentar todos los desafíos que presenta el mundo.
Pienso que existe este sentimiento, que todos tenemos y que no parece abandonarnos. Es una intuición, un instinto que nos dice que hay más en la realidad de lo que podemos percibir con nuestros sentidos.
Creo que ese sentimiento es lo que motiva a las personas a hacer el trabajo de cambiar. Pienso que somos más maravillosos de lo que pensamos, más poderosos de lo que sabemos y más ilimitados de lo que podríamos soñar.
Lo que me interesa y me apasiona es emplear la ciencia y combinar la física cuántica con la neurociencia, la neuroendocrinología, la psiconeuroinmunología, la epigenética y el electromagnetismo.
Pienso que la ciencia es el lenguaje que desmitifica el misticismo y permite elaborar modelos para comprender, a partir del conocimiento teórico e intelectual, basado en la perspectiva analítica.
Ahora bien, ese conocimiento vacío de experiencia es filosofía. Pero si puedes enseñarles a las personas a aplicarlo de manera práctica, a personalizarlo y a hacer algo con toda esa sabiduría, pueden hacer concordar su comportamiento con sus intenciones o hacer que sus acciones se equiparen con sus pensamientos.
Si pueden hacer que su mente y su cuerpo trabajen juntos tendrán una experiencia, y como el proceso de aprendizaje crea conexiones en el cerebro, que se enriquecen con la experiencia, esas conexiones acabarán produciendo cambios en la biología del cuerpo.
Este cambio comienza a producirse en el cerebro, y luego otra parte del cerebro produce sustancias químicas que causan emociones. En el momento en el que te sientes exitoso, empoderado e ilimitado pienso que le estás enseñando a tu cuerpo, a nivel químico, lo que es tu mente desde el punto de vista intelectual.
De manera que el conocimiento es para la mente y las experiencias son para el cuerpo. Lo que aprendimos de este proceso de transformación es que mientras más la gente comprende lo que está haciendo, por qué lo está haciendo y cómo se va haciendo más fácil, más puede la experiencia permitirles encarnar la verdad de esa filosofía, que deja de ser algo teórico para transformarse en algo que se experimenta y se vuelve visceral.
La experiencia produce entonces una emoción muy fuerte, que constituye el efecto de la información que retorna al cuerpo. Así se inicia un proceso de selección e instrucción de nuevos genes.
Esto es algo que hemos podido medir en las personas, y hemos podido verificar que en realidad es posible modificar la expresión genética en tres o cuatro días.
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Si has hecho esto una vez, entonces tienes que poder hacerlo de nuevo. Eso significa que cualquier persona seria, en relación con su propio crecimiento personal y su evolución, podrá condicionar su cuerpo y su mente a nivel neurológico y químico mediante la replicación de una experiencia. De modo que la mente y el cuerpo trabajarán como uno solo.
Cuando hayas hecho algo tantas veces que tu cuerpo sepa cómo hacerlo, mejor de lo que lo hace tu mente consciente, se convertirá en algo implícito, innato y automático en ti. Será como tu segunda naturaleza y te resultará fácil.
Así te transformas en el conocimiento, y en cierto sentido dominas ese conocimiento y te encuentras en un nuevo estado del ser.
Lo que me interesa es desmitificar ese proceso, para que las personas tengan a su alcance todas las herramientas y comiencen a aplicarlas en sus vidas.
Tal vez no podamos controlarlo todo en nuestro mundo exterior, pero ciertamente podemos controlarlo todo en nuestro mundo interior, por eso no es tan importante no reaccionar.
Quiero decir que todo el mundo reacciona alguna vez, lo importante es cuánto tiempo va a durar tu reacción. Si mantienes una reacción emocional por un período extendido de tiempo, estás memorizando esa emoción en tu cuerpo, que actúa como la mente inconsciente y cree que está viviendo de manera continua el mismo evento que produjo la emoción.
Lo que ocurre es que el cuerpo no distingue la diferencia entre la experiencia real que produjo la emoción y la emoción que creamos solo con nuestros pensamientos. De manera que la emoción reafirma el estado del ser, y cuando las personas comienzan a utilizar los problemas y las condiciones de su vida para mantener esa emoción activa, yo diría que se vuelven adictos al tipo de vida que no les gusta.
Por eso es muy importante que las personas entiendan que cuando se presentan situaciones de crisis, en las que las cosas se caen a pedazos, aún tienen control sobre lo que esté ocurriendo.
Existe una fórmula para esto y una habilidad que se puede desarrollar. Nuestras investigaciones muestran que es posible enseñar a las personas a hacer esto.
De modo que cuando estás viviendo bajo el dominio de alguna emoción, siempre existe una discrepancia entre la apariencia de las cosas y cómo son en realidad.
Las emociones alteran nuestra percepción, y durante ese período de reacción emocional dirás: “Nunca debí haber dicho eso”, “Nunca debí haber hecho eso”, “No debí jamás haber pensado eso”, “Nunca debí enviar ese mensaje” y cosas así.
Así que acortar el período de tus reacciones emocionales es un nivel de inteligencia que te permite recalibrar, porque la mayoría de las personas no piensan que tienen control sobre sus emociones.
Por eso dirán: “Soy así debido a estas personas o circunstancias”. En relación con esto, yo diría que, si algo en el mundo exterior está controlando tus pensamientos y sentimientos, entonces eres una víctima de tu entorno.
Pero, por otra parte, tu mundo exterior es creado por tu forma de pensar y sentir, de manera que, si tus pensamientos y sentimientos se equiparan con todo lo que te resulta conocido en tu realidad personal presente, sigues creando más de lo mismo.
Esto significa que cambiar es pensar y sentir más allá de las condiciones de tu entorno, y ser capaz de hacerlo a tal punto que ya no reacciones de la misma manera.
Eso requiere un esfuerzo, y al principio no es fácil, pero una vez que comienzas a practicar puedes hacerlo cada vez mejor, como con cualquier otra destreza que adquieres.
Comenzarás a moverte a través de tu vida con más coherencia y serás menos propenso a reaccionar de manera precipitada, por lo que ya no estarás actuando de acuerdo con un programa inconsciente.
Es esencial que nos defina una visión de futuro. Una de las cosas más importantes cuando perdemos de vista nuestra visión es tomarnos un tiempo. Pienso que cuando inviertes en ti mismo inviertes en tu futuro.
Debes desconectarte de las personas en tu vida, de los lugares a los que tienes que ir, de las cosas que haces y de tus posesiones durante el tiempo suficiente para comenzar a reavivar la visión de cómo te percibes a ti mismo y a tu futuro. Así comenzarás a aceptar a nivel emocional ese futuro y a cambiar tu estado del ser. Eso te dará la posibilidad de ver un panorama por completo nuevo.
Si has perdido de vista tu visión tómate un momento para recordarla y comienza a acogerla a nivel emocional. Desde ese estado del ser comienza a pensar acerca de las cosas que quieres hacer y sobre lo que deseas elegir. Anótalas y revisa los comportamientos que tienes para demostrar tus objetivos y experiencias, y cómo te vas a sentir.
Cuando haces eso el número suficiente de veces, cambias tu cerebro a nivel neurológico y cambias tu cuerpo a nivel genético.
Anota los pensamientos inconscientes que tienes, para que permanezcas consciente de las elecciones que ya no necesitas hacer. Revisa los comportamientos y los hábitos que necesitas cambiar, y hazte tan consciente de ellos que no vuelvas a estar inconsciente a lo largo del día.
Recuerda las experiencias en tu entorno de las que tienes que alejarte, ya sea una persona o una cosa. Haz esto solo por algún tiempo, de manera que puedas mantener viva esa visión, y lo más importante, revisa esas emociones que te mantienen conectado al pasado, hazte muy consciente de ellas, nómbralas cuando experimentes el sentimiento que te producen, ya sea culpa, tristeza o sufrimiento.
En el momento en que comiences a percatarte de estos sentimientos de manera consciente es cuando puedes comenzar a cambiar. Si sigues haciendo esto una y otra vez se revertirán los aprendizajes que ya no necesitas.
Podrás romper con los hábitos de tu antiguo ser, y reaprender a reinventar tu nuevo ser. Esto hará que llegues a un futuro por completo nuevo. Al hacer esto adquirirás nuevos hábitos.
Por otra parte, no puedes acceder a un nuevo futuro manteniendo la biología de tu pasado.
Decide qué pensamientos no puedes traer a tu futuro y toma nota de ellos. Pensamientos como: “No puedo”, “Esto es demasiado difícil”, “Nunca cambiaré”, “Comenzaré mañana”, “¿Qué es lo que está mal conmigo?”, “Es culpa de otros”.
Decide cuáles son los comportamientos, acciones y hábitos inconscientes que tienes que cambiar. Piensa en tu forma de hablar, si te quejas, culpas a otros, pones excusas o sientes autocompasión.
Toma consciencia de todos esos comportamientos, para que no los vuelvas a repetir de manera inconsciente.
Finalmente, tienes que decidir cuáles son las emociones que no forman parte de tu futuro. Eso significa que, si quieres ser rico, no puedes sentir carencias. Si quieres ser saludable, no puedes tener inseguridad o miedo. Tienes que comenzar a condicionar tu cuerpo a una mente nueva.
Si haces esto todos y cada uno de los días tu nueva personalidad creará tu nueva realidad personal. Tu personalidad está conformada por cómo piensas, cómo actúas y cómo sientes. Cambia cualquiera de estos tres aspectos y cambiarás tu vida. De esa forma comenzarás a medir el efecto que estarás causando.
Lo que tienes que hacer para cambiar tu personalidad es dejar de pensar en las mismas y eso significa que tienes que hacerte consciente de tus hábitos y comportamientos inconscientes y cambiarlos.
Además, tienes que observar ciertas emociones que te mantienen conectado a experiencias de tu pasado y decidir si tienen cabida en tu futuro.
La belleza detrás de esto es que cuando comienzas a cambiar tu forma de pensar, actuar y sentir, deberías comenzar a ver cambios en tu vida.
Una manera de hacer esto es inspirándonos. El amor nos inspira a dar, a expresarnos, a servir, a cuidar unos de otros, a ser generosos, a escuchar con compasión y comprensión. Además, el amor en realidad hace que nos volvamos más creativos.
En ocasiones he afirmado que cuando hay un cambio en tu energía hay un cambio en tu vida, y una inspiración es un cambio en energía. Si no se produce un cambio en tu energía, es lógico que tu vida también permanezca inmutable.
De manera que, si puedes inspirarte y elevar tu energía, te haces consciente de cosas que antes no percibías, porque ciertas energías nos hacen tomar consciencia de las cosas.
En otras palabras, si cambias la frecuencia a la que vibra tu energía, tienes más acceso a la información, y eso es lo que importa.
Pero si permaneces en el mismo nivel de energía, cada día estarás inconsciente de las posibilidades y no podrás crear nada nuevo.
No puedes ver las posibilidades si no cambias tu energía. Cuando puedas inspirarte por el amor y la energía te harás consciente de las posibilidades que antes no percibías.
Ahora bien, la energía o la energía en movimiento son emociones. De manera que si vivimos con las mismas emociones cada día no cambiamos lo que somos.
Si te mantienes con los mismos sentimientos y emociones familiares, no puedes ver las posibilidades disponibles porque estás mirando a través de las lentes de alguna experiencia de tu pasado, y solo puedes seguir viendo lo mismo.
Pues bien, la inspiración representa un movimiento de energía, la palabra inspiración significa “en espíritu” y es transformarse en más energía y menos materia.
Te recomiendo que lo intentes.
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