Hable en Público como un Profesor con estos Simples Pasos

El 80% del éxito se basa simplemente en insistir.
Woody Allen

 

El miedo escénico es uno de los grandes obstáculos que enfrentan las personas para llegar a desarrollarse plenamente en sus carreras. Independientemente del dominio que un profesional tenga sobre un tema, si los nervios le impiden expresarse ante un grupo de personas, le hacen olvidar las ideas que desea exponer o comete errores de forma recurrente, terminará por dar la impresión de ser un desconocedor o un inexperto. Esto le acarreará dificultades como no ser considerado para trabajos posteriores, omitido en las actividades que requieran intervenir públicamente y finalmente ser ignorado a favor de otros profesionales que, sin sus conocimientos, sean mejores oradores.

En diversos momentos de la vida podemos vernos en la necesidad de hablar ante un público. Suele empezar en la época estudiantil, con las exposiciones, discursos o representaciones escolares. A partir de ahí, en el trabajo pueden solicitarnos aparecer ante una audiencia. Pero también hay eventos cotidianos que requieren intervenciones en discusiones grupales, reuniones de padres y representantes o del condominio, lecturas de salmos en el templo, entre tantas otras participaciones.

Por lo tanto, el temor a hablar en público puede traer complicaciones incluso en las actividades personales, al manifestarse en forma de timidez, ya que la persona puede sentirse cohibida de expresarse ante un grupo muy pequeño. Hasta dos o tres personas desconocidas pueden desatar el miedo escénico. La razón es que la persona no puede tolerar la atención de los demás sobre sí y esto puede llegar a convertirse en una seria limitación para la vida.

Sin embargo, usted puede dominar el arte de hablar como un académico si empieza a practicar estas recomendaciones.

Cada vez que deba hablar en público, siga estos pasos:

 

Antes de hablar en público:

  • Si no es un discurso programado, y su participación es voluntaria, evalúe la importancia de lo que va a decir. Si no tienes nada interesante que agregar es mejor callar (parafraseando a la mamá de Tambor en Bambi). También considere si su idea ya fue dicha por otra persona, en cuyo caso mejor sería contribuir con una acotación: “Retomando la idea de fulano, quisiera agregar…”.
  • Si se trata de una participación planificada, prepárela con tiempo: organice el contenido con una introducción, los puntos principales que va a exponer y la conclusión:
    • Sobre el inicio, El conferencista Jeremey Donovan recomienda apegarse estrictamente a su guion.
    • Donovan también sugiere tres tipos de arranque: una afirmación asombrosa, una vivencia personal o una pregunta que imperativamente pida una respuesta.
    • Es mejor hacer un esquema flexible que le ayude a avanzar que memorizar todo el discurso.
  • El mensaje de la exposición debe quedar claro para quienes escuchan, pero estar todavía más claro para el conferencista. Donovan recomienda tener “un lema inolvidable, que se repita al menos tres veces”.
  • Esté convencido e interesado en lo que va a decir. Si no cree en lo que está contando, sus oyentes tampoco lo harán.
  • Practique su discurso todas las veces que pueda y visualice el día de su presentación.
  • No tema solicitar ayuda para organizar su contenido y entrenarse.
  • Practique ejercicios de relajación en los momentos previos a su exposición.
  • Si habla con una audiencia internacional, evite usar palabras que tengan doble significado.
  • Busque en Internet videos de oradores famosos y estudie sus estrategias para captar a la audiencia.

 

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Durante la intervención ante un público:

  • Tómese el tiempo necesario para empezar. Es mejor comenzar usando las palabras apropiadas, porque en ese momento la atención sobre usted es total y es la oportunidad para transmitir confianza (y dársela a sí mismo).
  • Aduéñese de la situación: sea muy cuidadoso con lo que haga y diga en los primeros segundos de su intervención: en los momentos iniciales de un discurso es cuando se establece el vínculo entre el público y el expositor.
  • Adapte el discurso a sus oyentes. Hable su mismo lenguaje y no dé información de más o de menos. Sobre todo, recuerde que las frases sencillas siempre harán su discurso más fluido.
  • No trate de impresionar a nadie. Sonar poco natural no lo ayudará.
  • Dosifique el volumen y la velocidad de sus palabras, respirando con normalidad.
  • Recuerde que toda la atención se dirige hacia usted y el espacio donde se encuentra. Por eso debe mantener una buena postura y cuidar sus movimientos. Si tiene un escenario, procure desplazarse para crear una sensación de dominio de la situación y el lugar.
  • Un problema común es no saber dónde enfocar la vista durante la intervención. No es conveniente buscar “caras amigas” para calmar la ansiedad, ya que supone ignorar a los demás asistentes, quienes terminarán distraídos. Jeremey Donovan por su parte aconseja dividir al auditorio en parcelas e ir alternando la mirada entre ellas.
  • Es mejor hablar que leer. La expresión espontánea puede no ser muy pulida, pero le dará espontaneidad (siempre tratando de no caer en las desagradables muletillas). Si el tipo de discurso lo requiere, cite fragmentos no muy largos y tómelos como punto de partida para su intervención.
  • En caso de sufrir un bloqueo, el psicólogo José María Buceta indica “tomar un pequeño respiro para beber agua y, mientras tanto, recuperar la última idea que se recuerde y continuar a partir de ahí; o dar por terminado ese tema y saltar al siguiente; o tener preparado algo específico como escapatoria”.
  • En caso de cometer un error, la profesora Natalia Gómez del Pozuelo sugiere que “es preferible admitirlo para no dar la sensación de que se está equivocado. Algo natural, un ‘disculpen ustedes’, y seguir adelante”. Lo más importante: no pedir disculpa por cada equivocación (muchas pasan desapercibidas para la mayoría), ni hacer comentarios pedestres para aligerar la situación.
  • Intente ser breve. La duración óptima de las presentaciones debe ser, como máximo, de doce a quince minutos.
  • Si le hacen una pregunta y no comprende, pida que la reformulen hasta tenerla clara, y si no sabe la respuesta, es mejor reconocerlo a cometer un desatino o error.

 

Después de haber hablado ante el público:

  • Practique la crítica y la autocrítica. Evalúe los errores que crea haber cometido y escuche los comentarios constructivos de los asistentes y sus allegados.
  • Si es posible, grábese en audio y/o video para poder analizarse.
  • Busque sus aciertos para sentir que está mejorando y tener más confianza en su próxima participación.

 

Hablar en público es una habilidad que se puede perfeccionar. Si pone en práctica algunas de estas recomendaciones, de seguro lo hará mejor en cada ocasión que se le presente.

 

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