Descubre Por Qué No Volverás a Ser la Misma Persona Después de Ver Esto (Joe Dispenza en Español).
El estrés se puede definir como un estado de tensión mental o emocional resultante de circunstancias adversas o muy exigentes, pero ¿cómo los diferentes tipos de estrés causan efectos a largo plazo en nuestro cerebro y cuerpo?
El estrés generalmente se crea cuando no podemos predecir un resultado futuro, cuando sentimos que no podemos controlar la situación o cuando tenemos la percepción de que existe una amenaza, un peligro o que algo va a empeorar en nuestras vidas.
Es posible que no puedas controlar todo lo que sucede en tu vida o en tu mundo exterior, sin embargo, ¿es posible que puedas aprender a controlar tu mundo interior de pensamientos y sentimientos?
En esta oportunidad, vamos a identificar diferentes tipos de estrés, mostrarte los efectos a largo plazo del estrés, cómo este puede crear enfermedades en tu cuerpo, y, una vez que comprendas lo que el estrés puede hacerte, espero que la información que aprenderás te permita hacer algunos cambios importantes en tu vida.
[Video] Dr. Joe Dispenza en Español
Hay tres tipos de estrés: el estrés físico, el estrés químico y el estrés emocional.
- El estrés físico son cosas como traumas, accidentes, lesiones, caídas.
- El estrés químico son cosas como gripe, bacterias, virus, niveles de azúcar en la sangre, toxinas y comidas.
- El estrés emocional son cosas como una tragedia familiar, segundas hipotecas, el tráfico, ser padres solteros.
Todos estos diferentes factores estresantes, ya sean físicos, químicos o emocionales, desequilibran tu cuerpo y tu cerebro.
De hecho, la definición de estrés es cuando tu cuerpo y tu cerebro quedan fuera de la homeostasis.
Por otro lado, la respuesta al estrés es lo que tu cuerpo hace de forma innata para volver al orden.
Cuando tú o cualquier organismo en la naturaleza comienza a percibir un peligro o amenaza en su entorno externo, activa un sistema nervioso primitivo llamado la reacción de lucha o huida del sistema nervioso y, cuando la persona u organismo está percibiendo ese peligro, el cuerpo innatamente comienza a movilizar enormes cantidades de energía y recursos.
Toda su energía se moviliza para poder adaptarse al estrés en el entorno.
Así, comenzamos a aprovechar los recursos vitales del cuerpo para que podamos sobrevivir a las condiciones en el mundo exterior.
Todos los organismos en la naturaleza pueden tolerar el estrés a corto plazo, ya sea una cebra siendo perseguida por un león o una manada de coyotes persiguiendo a un ciervo.
En el momento en que el organismo percibe ese peligro y enciende ese sistema de emergencia, un torrente de adrenalina y de energía tiene lugar en el cerebro y el cuerpo.
Todos esos químicos alteran nuestra homeostasis normal.
En ese estado de supervivencia activamos el sistema nervioso simpático o lo que se llama la reacción de lucha o huida del sistema nervioso, durante el cual las pupilas se dilatan, la saliva se seca porque no es momento de comer, las frecuencias cardíaca y respiratoria aumentan, la sangre deja los órganos internos y se moviliza a las extremidades, porque es hora de correr, es hora de luchar o es hora de esconderse.
Si la cebra o el ciervo corren más que el depredador, al cabo de treinta minutos la respuesta al estrés comienza a apagarse y el cuerpo vuelve a su equilibrio.
Después de que se activa una respuesta al estrés, muchos organismos necesitan descansar y repararse, porque el cuerpo tiene que volver a activarse, regenerarse y conservar energía.
¿Qué pasaría si te estuviera persiguiendo un tiranosaurio rex y activaras ese sistema nervioso primitivo llamado la reacción de lucha o huida?
En el momento en que percibes esa amenaza y estás en peligro, empiezas a huir del depredador, eso es muy adaptable, pero ¿qué pasaría si el depredador estuviera afuera de la cueva esperando a que tú salgas a buscar comida?
Podríamos decir entonces que tu capacidad para sostener una cierta respuesta al estrés, se ampliaría, pero ¿qué pasa si no es un T-Rex afuera de la cueva? ¿Qué pasa si es tu compañero de trabajo? ¿Qué pasa si es tu suegra? ¿Qué pasa si es tu jefe? ¿O el tráfico?
Lo que una vez fue altamente adaptativo se vuelve muy desadaptativo, porque cuando enciendes la respuesta al estrés y no puedes apagarla, te encaminas hacia las enfermedades, porque ningún organismo puede vivir en modo de emergencia durante un período prolongado de tiempo.
Piensa en esto: si sigues movilizando enormes cantidades de energía para lidiar con alguna amenaza en tu mundo exterior, no habrá energía en tu mundo interior para el crecimiento y la reparación.
Así que piensa en el sistema nervioso simpático como el sistema de emergencia del acelerador de tu carro.
Y el otro sistema nervioso llamado «sistema nervioso parasimpático» es el sistema nervioso de la relajación, de la regeneración, del metabolismo.
Entonces, si una persona vive en un estado de estrés constante y, como un adicto, se condiciona a la excitación de esos productos químicos, entonces, con el tiempo, comenzará a usar los problemas y las condiciones en su vida para reafirmar su condicionamiento o su adicción a esa emoción.
Nos condicionamos tanto a esos químicos que, al igual que un drogadicto, necesitamos ese mal trabajo, necesitamos esa mala relación, necesitamos esa situación difícil en nuestra vida para seguir recibiendo esa ráfaga de adrenalina y de energía.
En cierto sentido, las personas se vuelven adictas a una vida que ni siquiera les gusta.
Debido al tamaño del neocórtex (el cerebro pensante), podemos hacer que el pensamiento sea más real que cualquier otra cosa.
De esta manera, a medida que las personas comienzan a pensar en sus problemas, pueden activar la respuesta al estrés solo con el pensamiento.
Ahora sabemos que esos productos químicos pueden volverse adictivos y que puedes activar la respuesta al estrés solo con el pensamiento, así que puedes volverte adicto a tus propios pensamientos.
Es un hecho científico que los efectos a largo plazo de las hormonas del estrés presionan los botones genéticos que crean enfermedades, y además, que tú puedes activar la respuesta al estrés con solo pensarlo.
Esto significa que tus pensamientos literalmente pueden enfermarte.
En la actualidad, muchas enfermedades en todo el mundo son creadas por un sistema inmunológico reprimido, o lo que llamamos enfermedades inmunomediadas como el cáncer, lupus, artritis reumatoide, alergias a los alimentos, sensibilidad a los alimentos, entre otras.
Entonces esta es la pregunta: si tus pensamientos pueden enfermarte, ¿es posible que tus pensamientos puedan curarte?
Hicimos un estudio de investigación con 117 personas donde les medimos los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y otra sustancia química llamada inmunoglobulina A, la cual es la principal defensa del cuerpo contra las bacterias y los virus.
A medida que aumentan los niveles de cortisol y empiezas a movilizar enormes cantidades de energía para alguna amenaza en tu mundo exterior, el sistema inmunológico se reduce, lo cual lo pone en riesgo porque toda la energía se canaliza hacia la amenaza en el mundo exterior; así, nuestro sistema inmunológico se suprime, lo que normalmente causa que los niveles de inmunoglobulina A bajen.
Entonces, medimos los niveles de cortisol e inmunoglobulina A en los participantes, los sometimos a cuatro días de entrenamiento y les pedimos que tomaran emociones como ira, frustración, odio, violencia, agresión, competencia y miedo (los cuales son los productos químicos que se derivan de las hormonas del estrés) y que cambiaran esas emociones de supervivencia por emociones elevadas y sinceras como gratitud, apreciación, bondad, amor por la vida y alegría por la existencia.
Todo lo que queríamos que hicieran durante diez minutos al día era abrir sus corazones y comenzar a sentir esas emociones elevadas.
Al final de tres días y medio volvimos a medir esos mismos valores y descubrimos que los niveles de inmunoglobulina A subieron alrededor del 50% colectivamente y los niveles de cortisol cayeron alrededor de 16.25%.
Es decir, las hormonas del estrés bajaron y su sistema inmunológico se reguló positivamente en gran medida.
Eso significa que cuando comienzas a hacer un cambio en la forma en que piensas y en la forma en que sientes, y cuando comienzas a cambiar tu actitud, a abrir tu corazón nuevamente y a sentir una emoción elevada, son esas emociones elevadas las que comienzan a restaurar y reparar el sistema inmunológico.
Hay tres cosas en las cuales pones tu atención cuando vives de las hormonas del estrés: el cuerpo, el entorno y el tiempo.
Piensa en esto: si te está persiguiendo un depredador, toda tu atención está en tu entorno exterior, ¿a dónde vas a ir?, ¿hacia qué lugar necesitas moverte?, ¿qué objeto necesitas pasar?
Y cuando estás bajo la presión de esos químicos, estás pensando en el tiempo: ¿cuánto tiempo tengo para llegar allí?
Si donde pones tu atención es donde pones tu energía, tiene sentido que si toda tu atención está en tu cuerpo, en tu entorno y en el tiempo, entonces estás poniendo toda tu atención en esta realidad tridimensional.
Al hacer esto, tienes que seguir las reglas de esta realidad tridimensional y, todo lo que crees, tomará tiempo.
Cuando la gente está bajo la presión de esos productos químicos, extraen de este campo invisible de energía que rodea su cuerpo, esta fuerza vital, y la usan para hacer química, así, el campo alrededor de su cuerpo se encoge y se convierten en más materia y menos energía, más partícula y menos onda.
Las mismas hormonas del estrés elevan nuestros sentidos, de modo que nos volvemos materialistas, y cuanto más alterados nos sentimos por esa respuesta al estrés o por la reacción emocional de alguna amenaza o peligro, más estrechamos nuestro enfoque en la causa o el objeto.
Al hacer eso, de repente, nos enfocamos solo en la materia.
Con el tiempo, las personas se acostumbran a reducir su enfoque, y cuando se vive en modo emergencia no es momento de crear, no es momento de abrir el corazón, no es momento de aprender nada nuevo, no es momento de quedarse quieto y sumergirse.
De hecho, si se activara el gen de la supervivencia, estarías pensando en algún nivel de forma innata, que no es momento de quedarte quieto porque así serías una presa.
Entonces, mientras más condicionadas o adictas estén las personas a las hormonas del estrés, mientras más tengan su atención en la materia, más separación comenzarán a experimentar de todos y de todo.
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Si el estrés es creado por la sensación de que estás perdiendo el control de tu vida, de que no puedes predecir un resultado o tienes la percepción de que algo o alguien está causando que las situaciones en tu vida empeoren, y si vives a diario bajo las hormonas del estrés, entonces lo que harás será intentar controlar toda tu vida.
Cuando sentimos la pérdida de control, tratamos de predecir el próximo momento basándonos en nuestros recuerdos del pasado; lo que significa que las personas bajo estrés anhelan lo conocido, intentan volver a lo familiar o conocido porque estando en supervivencia. Lo desconocido es un lugar aterrador.
Cuando comienzan a cambiar su atención de una persona a un problema, a otra persona, a otro problema, a otra cosa o a otro lugar, cada uno de esos elementos tiene una red neurológica en el cerebro y la excitación de esos químicos comienza a causar que esos circuitos diferentes se activen a medida que cambian dónde ponen su atención.
De esta manera, el cerebro está funcionando en un estado muy incoherente y la excitación de esos químicos impulsa el cerebro a un estado muy analítico de concentración excesiva.
Piensa en esto: cuando estás bajo estrés, ¿has notado que sigues pensando en el mismo problema una y otra vez? Esto sucede debido a que las mismas hormonas del estrés hacen que reduzcas tu enfoque en la causa, porque eso es lo que haces cuando vives en supervivencia.
De hecho, de las infinitas posibilidades que existen en su realidad, cuando las personas son adictas o viven en ese estado estresante, siempre seleccionarán el peor escenario en su mente y se prepararán para lo peor.
¿Por qué pasa esto? Porque en la supervivencia, si te preparas para lo peor, con cualquier cosa menos que suceda, tienes más posibilidades de sobrevivir.
Así que las personas pasan la mayor parte de su vida preparándose para lo peor que les podría pasar cuando viven en el estrés.
Pues resulta que el 70% del tiempo la mayoría de las personas viven en la supervivencia.
Entonces, cuando reaccionas a algo o a alguien, hay un período refractario de químicos que se crea a partir de tu reacción emocional.
Si no sabes cómo regular o detener esa reacción emocional y mantienes esa misma reacción persistente durante horas o días, eso se llama “estado de ánimo”.
Si mantienes ese mismo período refractario durante semanas o meses, eso se llama “temperamento”.
Si mantienes esa misma reacción emocional durante años, eso se llama “rasgo de personalidad”, y la personalidad de la mayoría de las personas se define por experiencias del pasado.
Ahora que entendemos que el estrés es cuando el cerebro y el cuerpo se desequilibran, y también entendemos que las hormonas del estrés presionan los botones genéticos y crean enfermedades, surge la pregunta de si hay algo o alguien por lo que realmente valga la pena vivir en ese estado.
Si las personas viven en estrés crónico, extraen de este campo invisible de energía que rodea su cuerpo, movilizan esa fuerza vital para hacer química y el campo alrededor de su cuerpo se reduce, y además se sienten más como materia y menos como energía, más como una partícula y menos como una onda, y se sienten separados o desconectados de todos y de todo en su vida.
Pues, cuando somos materia tratando de cambiar materia, tendemos a forzar, controlar y predecir los resultados que queremos de nuestro futuro. Y solo hay una cierta cantidad de recursos que tenemos cuando somos materia tratando de cambiar materia: competimos, peleamos, manipulamos, nos esforzamos, anhelamos o pedimos, porque estamos experimentando separación.
Y sí, puede que logres tus sueños, pero si eres materia tratando de cambiar materia, y toda tu atención está en tu cuerpo, el entorno y el tiempo, entonces todo lo que crees en tu vida llevará tiempo, porque tendrás que mover tu cuerpo a través del espacio, y, cuando mueves tu cuerpo a través del espacio, te tomará tiempo obtener lo que deseas.
Puede que quieras una casa, puede que quieras un carro nuevo, puede que quieras una nueva experiencia, unas nuevas vacaciones, pero tendrás que arrastrar tu cuerpo a trabajar todos los días para ganar el dinero para pagar esas cosas.
Y sí, puede que logres tus metas, pero es posible que tengas que trabajar más duro y puede que te lleve algo de tiempo lograrlo.
Hay otro estado de cuerpo y mente en el que puedes vivir y se llama “vivir en la creación” y es exactamente lo contrario a vivir en la supervivencia.
Si las hormonas del estrés crean incoherencia en el cerebro, así como incoherencia en el corazón, lo que hemos encontrado es que, cuando las personas viven en esos estados, ¿qué pasaría si tuvieran la capacidad de pasar de un enfoque estrecho o lo que se llama un “enfoque convergente” a lo que se llama un “enfoque divergente” o un enfoque abierto?
Resulta que cuando las personas desvían la atención de su cuerpo, cuando quitan su atención de las personas en sus vidas, cuando ya no prestan atención a las cosas que poseen como su teléfono celular, su computadora, el carro, y ya no están pensando en el lugar al que deben ir o en el lugar donde están sentados, ni están pensando en el tiempo… están desinvirtiendo toda su atención y toda su energía fuera de esta realidad tridimensional.
Además, debido a que no tienen su atención en ella, tiene sentido que estén comenzando a cambiar su estado cerebral.
En nuestros talleres les hemos enseñado a las personas cómo ampliar su enfoque. Cuando lo logran y no sienten nada más que espacio, cuando abren su conciencia y se sintonizan con la energía o la frecuencia aquí afuera, y en lugar de poner su atención en la materia la ponen en la energía… el acto de abrir su conciencia hace que dejen de pensar y analizar.
Y si ya no están pensando ni analizando, ya no activan estos circuitos en el cerebro.
De repente comienzan a ralentizar la actividad cerebral y comienzan a ir más allá de su mente analítica.
A medida que suprimen el neocórtex, el banco de memoria del yo autobiográfico, comienzan a suprimir todo lo conocido en su realidad tridimensional y apagan el neocórtex.
Así comienzan a regular sus ondas cerebrales y las ralentizan, y es aquí cuando sucede algo mágico: el acto de abrir su conciencia hace que diferentes compartimentos subdivididos del cerebro comiencen a sincronizarse y unificarse.
Las neuronas empiezan a unirse a comunidades más grandes de neuronas y, lo que una vez fue un cerebro incoherente comienza a organizarse y a volverse más coherente.
Por otro lado, el estrés crónico crea una afección tiroidea llamada la enfermedad de Graves-Basedow y la persona desarrolla lo que se llama miastenia grave, cuyo efecto secundario, además de una tremenda falta de energía, es visión doble.
Ahora bien, una mujer con esta enfermedad dijo:
“Yo creé esta afección, ahora entiendo que manejé mal mis pensamientos, sentimientos y mis reacciones emocionales. Si yo logré crear esta condición presionando mis botones genéticos todos los días, lo cual me tomó un par de años, me costó mi matrimonio y mi negocio, entonces ahora tengo que ir más allá de esa historia y tengo que contar una nueva.
”Tengo que empezar a creer en mi futuro más de lo que he estado creyendo en mi pasado. ¿Es posible entonces que pueda empezar a hacer esos cambios significativos?”.
A medida que ella comenzó a superar las hormonas del estrés y a enseñarle a su cerebro y cuerpo a crear coherencia, el efecto secundario fue que el cuerpo se volvió a equilibrar.
Su visión ahora es perfecta, sus hormonas tiroideas están regresando al equilibrio y llevó a su cuerpo y a su cerebro de nuevo a la homeostasis y, en cierto sentido, se curó a sí misma de la afección porque su sistema nervioso autónomo volvió a hacer su trabajo, que es crear orden y equilibrio.
Entonces, cuando vivimos en dos estados de cuerpo y mente, vivir en supervivencia es vivir en nuestro estado animal.
Cuando vivimos en supervivencia, vivimos en estrés, y cuando vivimos en estrés hay una contracción que tiene lugar en el cuerpo y, debido a que estamos usando muchos de los recursos del cuerpo, experimentamos lo que se llama “catabolismo” o degradación de los tejidos.
Cuando el cuerpo está en ese estado hay enfermedades o desequilibrio, hay una degeneración que tiene lugar en el cuerpo, las emociones del miedo, la ira, la tristeza son las emociones primarias de supervivencia, el “yo” es lo primero.
Cuando estamos viviendo en ese estado, toda nuestra atención está en el entorno, toda nuestra atención está en el cuerpo, toda nuestra atención está en el tiempo, siempre hay pérdida de energía en el sistema. Vivimos en modo emergencia, vivimos con un enfoque limitado o enfocado en objetos, experimentamos separación, determinamos la realidad con nuestros sentidos.
En otras palabras, si no podemos verlo, olerlo, saborearlo, oírlo, sentirlo… no existe. Vivimos por causa y efecto, estamos esperando que nuestro entorno cambie para aliviarnos de la incomodidad que sentimos dentro de nosotros.
En la supervivencia y el estrés no vemos muchas posibilidades porque no es el momento de crear, el cerebro y el corazón funcionan en un estado muy incoherente y en la supervivencia anhelamos lo conocido porque lo desconocido es un lugar demasiado aterrador.
Ahora, cuando comenzamos a crear el estado creativo, podríamos llamarlo el aspecto divino de nosotros.
En la creación, el cuerpo y el cerebro regresan a la homeostasis, hay una expansión o liberación de energía de los tejidos, el cuerpo entra en anabolismo o reparación de tejidos, hay salud, hay orden, hay regeneración en el cuerpo.
Emociones elevadas como el amor, alegría, confianza, conocimiento, gratitud, comienzan a movilizar todos estos nuevos productos químicos que comienzan a reparar y regenerar el cuerpo.
Cuando estamos en este estado sincero, tendemos a ser menos egoístas y más desinteresados; ahora nuestra atención ya no está en nuestro cuerpo ni en las cosas de nuestra vida ni en las personas en nuestra vida ni en nuestro entorno o en el tiempo mismo.
La energía siempre se crea en el proceso creativo. Hay crecimiento y reparación, ampliamos o abrimos nuestro enfoque y, cuando lo hacemos correctamente, comenzamos a sentirnos menos separados y más conectados a algo más grande.
Comenzamos a imaginar y soñar con una realidad más allá de nuestros sentidos, ahora estamos interesados en causar un efecto, estamos mirando todas las posibilidades en lugar limitarnos, el cerebro y el corazón entran en coherencia, y ahora lo desconocido se convierte en una aventura.
¿Por qué es esto tan importante? Porque si vamos a crear algo nuevo en nuestra vida, tenemos que anhelar lo desconocido.
Ahora que te he mostrado la diferencia entre vivir en supervivencia y vivir en creación, quiero explorar los diferentes estados de ondas cerebrales y qué puedes hacer para usar tu mente y comenzar a cambiar conscientemente tus propias ondas cerebrales.
En el próximo episodio quiero mostrarte lo que está sucediendo dentro de tu cabeza cuando vives en supervivencia y cuando vives en creación.
Eso es coherencia versus incoherencia.
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