Descubre Cómo Atraerás lo que Desees SI LO MANIIESTAS DESDE EL CAMPO CUÁNTICO. Dr. Joe Dispenza en Español.
Los cambios son muy difíciles, por eso debemos ofrecer otra alternativa.
Imagina que empiezas a crear desde el campo de energía, en lugar de hacerlo a partir de la materia. La única forma de hacer esto es aprendiendo a concentrar toda tu atención fuera de tu cuerpo y convirtiéndote en nadie.
Para esto debes dejar de centrarte en las personas de tu vida, a las que dedicas mucho de tu tiempo y energía, porque tienes una emoción asociada a ellas. Así que debes ir más allá de todas las personas que te han rodeado, y pasar de ser alguien a ser nadie.
Pero debes tener en cuenta que, si a lo largo de toda tu vida siempre te has ocupado por ser alguien, pensando que eres tu cuerpo, vas a tener que trabajar un poco más duro.
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Lo que ocurre es que para ti es natural identificarte con tu forma física. Es con lo que te has asociado por un largo tiempo de condicionamiento, y dejar de hacerlo es un cambio bastante radical, por eso no es fácil, pues implica ir más allá de todas las cosas materiales en tu vida: tu móvil, tu ordenador, tu coche y, de manera literal, pasar de ser algo a ser nada.
Tienes que apartar toda tu atención del lugar donde trabajas, del lugar donde vives y del lugar en el que estás. Debes pasar de estar en algún lugar a estar en ningún lugar.
Tienes que dejar de pensar en el futuro predecible y en el pasado conocido, e ir de manera directa al momento presente, y pasar de algún tiempo a ningún tiempo.
Si haces esto de la manera correcta te conviertes en consciencia pura, y así es como entras en el campo de energía. Hemos hecho una investigación sobre esto a la que llamamos “ir más allá del yo”.
Ahora bien, una vez que eres consciencia pura apartas toda tu atención de esta realidad tridimensional, y sabemos que donde pones tu atención es donde pones tu energía.
Por lo tanto, si quitas toda tu atención de todo lo material, solo hay un lugar al que tu energía puede ir, y ese es el reino inmaterial, que es el campo cuántico, un campo invisible de energía que unifica y conecta todo lo material.
Cuando estás creando desde el campo y combinas una intención clara con una emoción elevada, estás y te sientes conectado. Esta forma alternativa de crear se te ofrece cuando hay una coincidencia vibratoria entre tu energía y alguna realidad futura.
En realidad, ya no tienes que ir a ningún lugar para conseguirlo, pues tú mismo eres el vórtice que hará colapsar el espacio y el tiempo, y atraerás la experiencia hacia ti.
Para mí, eso resulta mucho más divertido porque la experiencia te lleva al terreno de lo desconocido, al no poder predecir cuándo o cómo va a suceder ese futuro que aspiras.
Por lo tanto, tienes que abandonar eso que has usado toda tu vida para conseguir lo que quieres, para que ahora ocurra algo mucho más grandioso.
Todo esto va en contra de generaciones de condicionamientos y toda una vida de habituación, en la que hemos estado creyéndonos atrapados en este mundo material.
Sin embargo, puedo decirte, con total certeza, que una vez que entiendas esa fórmula y sepas cómo crear mediante ese tipo de coherencia entre el cerebro y el corazón, el efecto secundario de eso es un cambio en la biología de tu cuerpo, a nivel neurológico, químico, hormonal y genético.
Eso es algo que hemos podido comprobar y medir mediante experimentos controlados, y sabemos que pueden ocurrir cambios en la regulación genética en cuatro días.
Puedes tener más coherencia en tu cerebro y en tu corazón, tu cerebro funciona mejor, tienes confianza, tu corazón está abierto y hay diferentes sustancias químicas que se liberan, como la oxitocina, que suprime los centros de supervivencia y restablece la línea de base de trauma o shock de una persona.
Además, tu sistema inmunológico se fortalece y se alargan tus telómeros. Todas estas cosas las hemos podido comprobar.
Debido a esto, cambias el futuro de tu cuerpo y alargas tu vida, brindándole además una mayor calidad.
Esa es la evidencia que hemos acumulado acerca de lo que puede pasar. Pero la verdadera evidencia proviene de los testimonios.
Tenemos personas que afirman haber tenido un cáncer en estadio 4, con una esperanza de vida de un par de meses, y que después de este proceso descubren que la enfermedad ha desaparecido.
Tuvimos a un médico que tenía la enfermedad de Parkinson, y que había intentado de todo por la vía médica. Tuvo un momento trascendental, después de lo cual sus temblores y su dolor desaparecieron. De manera que ahora está realizando sin problemas muchas de las actividades que le resultaban imposibles.
Eso es la energía afectando a la materia, y tenemos cientos de testimonios de personas que no solo han curado su cuerpo, sino que han creado cosas profundamente mágicas en sus vidas.
Esto significa que existen pruebas a nivel científico y a nivel práctico. En este momento, esas evidencias hablan con total claridad de esta realidad.
Ahora consideremos cómo debemos entender este cambio a nivel de nuestro cerebro.
El cerebro es un registro del pasado, es un artefacto de todo lo que hemos aprendido y experimentado hasta este momento.
La mayoría de las personas se levantan por la mañana y piensan en sus problemas, que son recuerdos grabados en sus cerebros y conectados a ciertas personas, ciertos momentos y ciertos lugares.
Por eso, en el momento en que empiezan a pensar en sus problemas están pensando en el pasado. El inconveniente está en que cada uno de esos problemas está asociado a una emoción, y las emociones son en realidad un registro del pasado.
Por ejemplo, en el momento en que sientes infelicidad, sufrimiento o miedo trasladas tu mente y tu cuerpo al pasado. El pensamiento es el lenguaje del cerebro y el sentimiento es el lenguaje del cuerpo y nuestras maneras de pensar y sentir crean el estado de nuestro de ser.
Muchas personas reafirman en su totalidad el estado de su ser mediante el pasado, y basta con un pensamiento y un sentimiento, una imagen mental y una emoción, un estímulo y una respuesta, para iniciar el proceso de condicionamiento del cerebro y del cuerpo.
Así se crean circuitos en el cerebro, que a su vez condicionan al cuerpo en el pasado, a nivel emocional.
El problema es que el cuerpo es tan objetivo que no reconoce la diferencia entre la emoción que se genera por una experiencia de la vida real y la emoción que creamos solo con la memoria.
El cuerpo cree que sigue viviendo en el mismo entorno del pasado, las mismas experiencias, 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año.
Así que la persona se levanta y sigue la misma rutina cada día, haciendo siempre lo mismo. Con el tiempo, el cuerpo entra en estado de “piloto automático”, y comienza a ser dirigido por un conjunto de programas que se han implantado en la mente subconsciente, y que se caracterizan por una serie de hábitos que llevan a la persona hacia el mismo futuro, por completo predecible, basado en lo que ocurrió anteriormente.
Para cambiar estos programas, también se requiere poder ir más allá de las emociones y los hábitos que han sido condicionados en el cuerpo y que lo hacen reincidir en el futuro previsible.
De manera que tenemos que entender que el cambio requiere no solo ser capaz de superar nuestro entorno, sino también poder ir más allá de nuestro cuerpo, que ha sido condicionado para ser la mente. Eso es lo que constituye un hábito.
Entonces, para que las personas puedan cambiar, ir más allá de la forma física, ir más allá del entorno y dejar de vivir en el pasado conocido y en el futuro predecible, debemos enseñarles a establecerse en el momento presente, que es lo desconocido.
Para la mayoría de las personas lo desconocido representa algo amenazador. Por eso, cuando la gente comienza a practicar la meditación, su cuerpo de inmediato busca alguna distracción. De repente, la persona quiere levantarse y hacer otras cosas, y piensa que no puede meditar.
La verdad es que sí es posible que tranquilicen su cuerpo, se ubiquen en el momento presente y bajen la intensidad de los sentimientos de ira, frustración, miedo y tristeza.
Es como entrenar a un animal. Ahora le estás diciendo al cuerpo que ya no es la mente, que tú eres la mente.
En nuestros trabajos de investigación hemos podido demostrar que cuando logras tranquilizar tu cuerpo, en lugar de ceder al impulso de levantarte, revisar el teléfono o hacer alguna otra cosa, el cuerpo comienza a expandirse y a relajarse en el momento presente, y se produce una liberación de energía.
Así que si, en lugar de responder a esa propensión a la intranquilidad y decir: “No puedo meditar”, vuelves a aquietar tu cuerpo y regresas al momento presente, estás ejecutando una voluntad que es más fuerte que el programa que había estado controlando tus acciones, porque la mayoría de la gente pierde su libre albedrío por un conjunto de programas que condicionan su comportamiento.
El acto de hacer esto, de estar más allá que el condicionamiento de nuestro entorno, de estar más allá de nuestro cuerpo, como un reflejo de la mente, y de estar más allá del tiempo, de repente hace que comencemos a creer un poco más en nosotros mismos, y es entonces cuando la posibilidad empieza a desplegarse.
Debemos hacer énfasis en que, si tu cerebro es un registro del pasado, vives según las mismas emociones que te han definido durante los últimos años; sigues teniendo los mismos pensamientos, que producen las mismas sustancias químicas, y esas mismas sustancias químicas te conducen de nuevo a los mismos pensamientos.
Entonces, tu cuerpo está programado en el pasado y no puedes crear un nuevo futuro al aferrarte a las emociones del pasado.
Cuando alguien, o algo, afectan tu vida siempre puedes elegir. Cuando un acontecimiento cambia cómo te sientes se produce un cambio químico en tu cuerpo.
La mayoría de la gente no cree que pueda controlar sus reacciones emocionales. Cuando reaccionas a algo que hizo o dijo tu compañero de trabajo, algún pariente o a alguien en el tráfico, en el momento en que reaccionas a nivel emocional alteras la química de tu cuerpo.
Si no sabes controlar tu reacción emocional después de ese evento, y permites que el período de duración de esa reacción emocional, que es lo que se denomina período refractario, se prolongue por horas o días, se genera lo que se llama un estado de ánimo.
Por ejemplo, una persona le dice a otra: “Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estás?”, y la otra persona le responde: “No estoy de humor”, la primera entonces pregunta: “¿por qué? ¿Qué pasó?” y le responden: “Bueno, me pasó esto hace cuatro días y estoy teniendo una reacción emocional prolongada”.
Si ese período refractario se prolonga durante semanas o meses, eso se convierte en lo que llamamos temperamento.
Si a esa persona le preguntan: “¿Por qué estás tan enfadado y tan amargado?”, responderá: “Bueno, tuve esta experiencia hace siete meses, y estoy memorizando mi reacción emocional”.
Si ese mismo período refractario se mantiene durante años, eso se convertirá en un rasgo de su personalidad.
La gente lleva sus emociones como si fueran una insignia y eso es lo que piensan que son. Además, hablan del pasado para validar por qué no están creando la vida que quieren.
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Así que, si te levantas por la mañana y no estás siendo definido por una visión que sea más grande que tú, que te haga salir de la cama y te inspire a ir hacia el ámbito de las posibilidades, sino que te levantas a vivir de acuerdo con el viejo hardware del pasado y con las viejas emociones almacenadas en tu cuerpo, ¿sabes lo que te va a pasar? Que te vas a despertar, vas a abrir los ojos y vas a ver a la misma gente, ir a los mismos lugares y hacer las mismas cosas, a las mismas horas, que el día anterior.
Por lo que, desde el momento en que abres los ojos, es tu entorno el que controla cómo piensas y sientes, porque tienes una red neurológica en tu cerebro para cada persona que conoces, cada lugar al que vas, cada cosa que posees y cada cosa que haces.
De manera que en el momento en que abres los ojos y ves a la misma gente, vas a los mismos lugares y haces exactamente lo mismo, a la misma hora, es tu entorno el que enciende los diferentes circuitos en tu cerebro, haciendo que pienses de acuerdo con todo lo que conoces.
Si crees que tus pensamientos tienen algo que ver con tu destino, debes entender que, mientras estés pensando lo que te sugiere tu entorno, sigues creando la misma vida.
El cambio verdadero consiste en pensar más allá de tu entorno, pensar más allá de las circunstancias en tu vida, pensar más allá de las condiciones en tu mundo.
Cada uno de los seres humanos que se han destacado en la historia de la humanidad sabía esto, ya fuera Mahatma Gandhi, Martin Luther King, los hermanos Wright o Juana de Arco. Todos ellos tuvieron una visión.
¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a trabajar con tu corazón, sin sentirte encogido o asustado, y sintiéndote protegido?
Se necesita práctica para hacerlo. Así que cuando trabajamos con las personas les damos numerosas oportunidades para practicar esto una y otra vez, y tarde o temprano, paso a paso, algo empieza a florecer y de repente aparece una sonrisa auténtica en su cara, pues cada vez que la energía se encuentra con el corazón, va de manera directa al cerebro.
Hicimos un estudio en el que conectamos un electrocardiograma y un electroencefalograma, que realiza un mapeo cerebral para medir 19 o 26 diferentes compartimentos en el cerebro. Con esto buscamos monitorear todos los diferentes tipos de actividad en el cerebro.
Como al mismo tiempo monitoreamos el corazón, pudimos observar que cuando el corazón empieza a latir de manera coherente, se genera una onda desde el corazón que se expande hacia arriba hasta llegar al cerebro, haciendo que el cerebro entre en estos hermosos estados de ondas alfa.
El corazón le está diciendo al cerebro que es seguro crear de nuevo, es seguro imaginar, es seguro soñar con un nuevo futuro.
Se produce el movimiento de sangre del corazón hacia la aorta y se tienen dos o tres segundos de hermosa coherencia alfa, que indican que el cerebro está en estado creativo. Luego se produce una pausa y sucede de nuevo. Es algo muy hermoso, es como una sinfonía.
Si no tienes ese mecanismo, puedes tener toda la intención del mundo, pero no hay una onda portadora; es decir, cuando las personas hacen que la energía llegue a su corazón, se crea un campo magnético externo. Eso es algo que se puede medir.
Esa energía es frecuencia, y si esa frecuencia es coherente, puede portar la intención o el pensamiento en un cerebro coherente, que conciba ese futuro que la persona desea.
Por ejemplo, la energía del sufrimiento no puede portar el pensamiento de la salud o de la riqueza, no es coherente con estos, porque lleva un conjunto diferente de pensamientos.
El entrenamiento consiste en llevar a las personas a esos estados del corazón, porque una vez que empiezan a cambiar el miedo, el dolor, la frustración o los estados de esfuerzo inútil por gratitud, todo cambia para ellos.
Siempre les digo que, si no pueden sentir gratitud o si no pueden sentir amor, solo quiero saber qué es lo que han estado sintiendo cada día, porque ese sentimiento que han practicado a diario es lo que siempre están sintiendo y es lo que proyectan hacia su mundo exterior.
De modo que lo que hay que hacer es practicar a sentir algo diferente. Al principio no va a ser fácil, pero tienes que insistir en aplicar la misma fórmula una y otra vez.
Es muy interesante cuando las personas comienzan a sentir gratitud, porque la marca emocional de la gratitud indica que algo maravilloso acaba de ocurrir o que algo favorable te está sucediendo.
Cuando recibes algo es normal que des las gracias, esto significa que la gratitud es el estado supremo que se alcanza al recibir a nivel emocional. Por eso, cuando entras en un estado de gratitud y abres tu corazón, aceptas, crees y te entregas a pensamientos análogos a ese estado emocional, y así programas tu sistema nervioso autónomo hacia un destino diferente.
Podrías decir una y otra vez: “Estoy sano”, “Soy rico”, “Soy libre”, pero si tu cuerpo está condicionado en la miseria y está diciendo algo distinto, ese pensamiento se detendrá justo en el tallo cerebral y nunca llegará al cuerpo porque el cuerpo está funcionando de acuerdo con un programa diferente.
Mientras que cuando la persona comienza a cambiar y empieza a abrir su corazón, su sistema inmunológico se fortalece en un 50 %. En tres días empieza a producir las inmunoglobulinas naturales de su cuerpo en defensa contra virus y bacterias. Eso es un cambio significativo.
De manera que hacer el cambio y empezar a decirle a tu cuerpo que está en el entorno donde lo que deseas ya ocurrió, hace que comiencen a ocurrir milagros. Es entonces cuando la gente dice: “Pero si no estoy haciendo nada”. Por supuesto que no. No tienen que hacer nada, es su personalidad la que crea su realidad personal, eso es todo.
Este es otro aspecto de gran importancia. Tu personalidad se caracteriza por cómo piensas, cómo actúas y cómo te sientes. Así que la personalidad actual que está leyendo este artículo ha creado la realidad personal actual llamada “tu vida”.
Si crees lo que acabo de decir, para que puedas crear una nueva realidad personal y una nueva vida, vas a tener que cambiar tu personalidad. En otras palabras, nada cambiará en tu vida mientras tú no cambies. Así son las cosas.
Resulta que el 90 % de los pensamientos que tenemos a diario son los mismos pensamientos que tuvimos el día anterior. Los mismos pensamientos conducen a las mismas elecciones; las mismas elecciones conducen a los mismos comportamientos; los mismos comportamientos crean las mismas experiencias; las mismas experiencias generan los mismos sentimientos y las mismas emociones.
Esos mismos sentimientos y emociones empiezan a influir en nuestros pensamientos, nuestra biología, nuestros circuitos neuronales, nuestra neuroquímica, nuestras hormonas, nuestra expresión genética y nuestro sistema inmunitario, todos permanecen igual si nosotros no cambiamos.
Hay un principio en neurociencia que dice que las células nerviosas que se activan juntas se conectan entre sí. De modo que, si sigues teniendo los mismos pensamientos, eligiendo lo mismo, haciendo las mismas cosas y creando las mismas experiencias, entonces sigues consolidando las mismas redes de neuronas en los mismos patrones exactos, todo por la reafirmación del mismo sentimiento.
Cuando haces esto durante 10 años, la activación y el cableado de esos circuitos comienzan a constituir una red en el cerebro con características muy precisas.
Esa caja que se crea en el cerebro está al mismo nivel de la mente y si sigues haciendo lo mismo se convierte en un comportamiento automático.
Pues bien, el 95 % de lo que somos cuando estamos en la mitad de nuestra vida es un conjunto de comportamientos memorizados, reacciones emocionales automáticas, hábitos constantes, actitudes programadas, creencias y percepciones que prevalecen solo porque las hemos activado de la misma manera muchas veces.
Por lo tanto, hay una alta probabilidad de que para que se produzca el cambio en nosotros, debamos comenzar a reflexionar acerca de lo que hemos estado pensando y lo modifiquemos.
Tenemos que tomar conciencia de nuestros hábitos y comportamientos inconscientes y modificarlos. Tenemos que mirar estos sentimientos que experimentamos cada día y, en lugar de pensar que son tan solo sentimientos, preguntarnos: “¿Qué es esto? ¿Es culpa, es tristeza, es infelicidad, es dolor, es frustración, es resentimiento? ¿Cuál es el sentimiento según el cual estoy viviendo la mayor parte de mi día?”.
Ahora bien, eso es como encender una cerilla en un lugar oscuro. En neurociencia eso se denomina “metacognición”. Uno de los elementos fundamentales para alcanzar este estado es la meditación.
La palabra meditación significa “familiarizarse con”. Observa que cuanto más familiarizado estés con pensamientos del tipo: “No puedo con esto”, “Es demasiado difícil”, “Nunca voy a cambiar”, “Es culpa de mi ex”, “Es culpa de mi jefe”, “Es culpa de mi país”, “Es culpa del gobierno”, “Es culpa del tiempo”, “Es culpa de mi dolor”, o pensamientos similares que aceptas, crees y a los que te entregas a diario, más fácil te resultará desplegar los comportamientos asociados, que se vuelven automáticos.
Tienes que llegar a ser tan consciente de tus pensamientos inconscientes, que estos no puedan pasar desapercibidos. Tienes que observarte diciendo cosas como: “Estoy cansado”, “Soy infeliz”, “Es culpa de esta persona”. Debes estar al tanto de si te quejas, culpas a alguien, pones excusas o sientes pena por ti mismo.
Ten presente que esa personalidad tiene que cambiar para que puedas crear una vida nueva. Así que tienes que ser consciente a plenitud de tus hábitos inconscientes, en todas tus horas de vigilia.
Luego tienes que confrontar de manera directa tus emociones, observar cuándo surgen, considerarlas con detenimiento y comprender que hay algo al otro lado de esas emociones.
Es en este punto cuando la mayoría de la gente se levanta y dice: “No puedo meditar”, “Tengo que llamar a mi amigo”, “Voy a conectarme a las redes sociales”, “Voy a ver el partido de fútbol” o “Me voy a distraer porque necesito algo de afuera para que esto desaparezca”.
En esencia, lo que estamos diciendo es que no debemos confiar en nada externo. Esa es la hipnosis, el condicionamiento. En lugar de eso, queremos que te familiarices con tus sentimientos, de tal modo que seas capaz de observarte a ti mismo en tu día a día, cada vez que comiences a sentirte triste y tu energía decaiga.
Deberás pasar entonces por el proceso de desaprender o romper el hábito de vivir como el viejo ser.
Este proceso requiere de mucha atención, mucha consciencia y un gran aporte de energía.
Por eso es imprescindible que permanezcas consciente y que prestes atención.
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