🔴 [Escucha Esto Todos los Días]. La Verdad acerca de la Ley de Atracción. Dr. Wayne Dyer en Español

[Escucha Esto Todos los Días]. La Verdad acerca de la Ley de Atracción. Dr Wayne Dyer en Español

Descubre la Verdad acerca de la Ley de Atracción. Dr Wayne Dyer en Español. [Escucha Esto Todos los Días].

Me parece que siempre he sabido que te transformas en lo que piensas.
Creo que vine al mundo sabiendo que eso es lo que ocurre, ya sea que lo quieras o no.

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La verdad es que fui muy bendecido. Viví en un orfanato hasta que tenía casi diez años, en una serie de hogares de acogida con mi hermano mayor. Él se enfermaba bastante, era muy anémico y yo solía tener que ayudarlo siendo un pequeño de cuatro, cinco o seis años. Él era dieciséis meses mayor que yo.

Puedo recordar que vivía en Mount Clemens en Michigan con la señora Scarf. Ella tenía muchos niños que iban y venían. Yo estaba en un hogar de acogida debido a las circunstancias en esos tiempos. Mi padre había abandonado a su familia y yo nací en una época de depresión económica.

En esos días no había programas de bienestar social así que las personas tenían que ayudarse unas a otras. Mi madre trabajaba vendiendo dulces en el este de Detroit y ganaba diecisiete dólares a la semana, por lo que no tenía dinero para mantener a sus hijos.

En esos tiempos, siempre que llegaba un niño nuevo al hogar de acogida le decían: “Busca a Wayne”. Yo estaba usualmente en la parte de atrás trabajando en el huerto. Eso no era penoso o difícil para mí, al contrario, pienso fue una gran bendición en mi vida.

Un día vino una niña llamada Martha, básicamente por las mismas razones por las que nosotros estábamos allí. Cuando ella vino a buscarme, comencé a hablar con ella porque estaba llorando, muy molesta y triste. Yo trataba de convencerla de que no tenía que estarlo.

Recuerdo que le decía: “Este lugar es genial, no hay padres aquí, puedes hacer más o menos lo que quieras. Tienes mucha libertad y lo vamos a pasar muy bien”.

Yo asistía a una escuela pública que en lugar de nombre tenía un número. Un día en el patio de recreo todos los niños estaban molestos y cuando les pregunté qué era lo que pasaba dijeron que la maestra había dicho que este era el peor curso que jamás había tenido y que ella estaba muy enfadada y dolida.

Yo les dije: “Bueno, pero ¿por qué dejan que las opiniones de ella les afecten?”.

Puedo recordar que hablaba con la gente acerca de que todo lo que hay que hacer es cambiar la forma en que piensas y así de una experiencia miserable o muy dura puedes pasar a una situación en la que eres capaz de hacer lo que quieras.

Mi madre pudo reunir de nuevo a nuestra familia, cuando yo tenía casi diez años. Ella me contaba cómo era yo de bebé. Era la clase de niño que podía hacer reír a todos los demás en cualquier circunstancia.

En una oportunidad, antes de que nos llevaran al orfanato, estábamos esperando un autobús en Detroit. Un carro que pasó nos cubrió de aguanieve sucia de pies a cabeza.

Todos estaban muy molestos porque quedamos con la ropa mojada y sucia. Pero ella recordaba que yo salté y dije: “¿No es esto grandioso? ¡Es maravilloso poder estar así!”.

Siempre encontraba la forma de convertir cualquier evento en algo positivo. Siempre tuve la habilidad de poder hacerlo.

No puedo recordar ni una sola vez en mi vida en que yo no supiera que si realmente trabajaba en cómo pienso, las cosas no tenían por qué ir mal.

Como he dicho muchas veces, yo era el niño más adinerado del orfanato. Había dos palas para nieve en la casa. Solo una de ellas estaba en buenas condiciones.

En tiempos de tormentas de nieve yo tomaba la pala en buen estado y la ponía bajo mi cama, para que nadie más la agarrara. Me levantaba antes que todos los demás y hacía el trabajo de quitar la nieve para todos los vecinos. Luego tocaba a sus puertas y les decía que había quitado la nieve de su camino de entrada.

Algunos me daban las gracias y otros me daban una moneda de diez centavos, que no parece mucho, pero se acumulaba.

Descubrir que las botellas de refrescos costaban dos centavos cada una fue una de las grandes revelaciones en mi vida. Buscaba botellas en todas partes.

Siempre era fácil hacer cosas para mejorar mi situación. Los otros niños nunca tenían dinero y se quejaban de no tener abundancia o de no poder comprar por sí mismos algún dulce o un refresco.

Ellos no podían encontrar la manera de cambiar eso. A mí en cambio me parecía muy sencillo. Todo lo que tenías que hacer era mirar a tu alrededor y ver las oportunidades.

Esto no tiene nada que ver con el hecho de que a ti se te presenten o no oportunidades. Siempre hay oportunidades. Yo tengo 67 años y jamás he estado desempleado, ni siquiera puedo abordar el concepto de desempleo. Siempre he tenido trabajos.

No es que yo haya vivido siempre bajo economías florecientes. En los últimos cincuenta años he vivido en tiempos de duras crisis económicas. Es simplemente que nunca he sabido como pensar de otra manera.

Con esto quiero decir que si cambias la forma en que piensas acerca de las cosas, puedes crear lo que sea que quieras para ti en tu vida. Es un simple saber. Me he ganado la vida hablando de esto y he escrito muchos libros sobre el tema.

Pero, además, siempre he vivido de acuerdo con esas ideas, las he practicado toda mi vida y todavía lo hago.

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La disposición a contemplar

El autor escocés Thomas Troward, quien dio algunas conferencias sobre ciencias mentales en los primeros años del siglo XX, dijo: “La ley de flotación no se descubrió contemplando el hundimiento de las cosas…”.

Antes del siglo XV todos los barcos se fabricaban con madera, no porque no existieran hierro o acero, sino porque se tenía la creencia de que la madera flotaba, así que tenías que hacer los barcos con materiales que flotaran. Luego alguien señaló que lo que determina que algo flote no tiene nada que ver con el material con que está hecho el objeto, sino con la cantidad de agua que se dispersa a su alrededor.

Yo pienso en esto todo el tiempo, porque es en la contemplación de lo que deseas donde creas lo que quieres que ocurra para ti. Todo está en tu disposición a contemplar y en nada más, de acuerdo con Troward y las ciencias mentales.

De igual forma, cuando pienso en los hermanos Wright, que vivieron hace unos  cien años, lo que concluyo es que la ley de la navegación aérea no se descubrió contemplando la permanencia de las cosas en el suelo.

Yo, con mis limitados conocimientos de vuelo, probablemente habría contemplado las cosas quedándose en el suelo. Pero estas dos personas contemplaron la idea de que si pones en marcha un objeto con la suficiente velocidad, el diseño correcto y la adecuada presión desde abajo, ese objeto se va a elevar. Alguien tuvo que contemplar esa idea.

Por otra parte, todos los que contemplaron que volar no era posible contribuían a que no se pudiera volar, porque no se había descubierto ninguna nueva ley.

Esto es similar al hecho de que la electricidad fue descubierta por Thomas Edison. La posibilidad de generar electricidad siempre existió, pero alguien tuvo que contemplar esa posibilidad para que se materializara.

En tu vida personal, esto equivale a tu disposición a contemplarte a ti mismo como una persona capaz de atraer a tu vida lo que quieres, de tener el tipo de relaciones que deseas, de poder vivir en abundancia donde antes existieron las carencias.

Lo único que tienes que hacer es iniciar el proceso y para ello debes estar dispuesto a considerar que en tu vida ya existe todo eso que quieres alcanzar.

A lo largo de toda mi vida, siempre he podido contemplarme a mí mismo como una persona competente para hacer cosas que la mayoría de la gente no podía hacer y te puedo dar un buen ejemplo de esto.

Cuando mi madre nos reunió a todos otra vez, vivíamos al este de Detroit y  teníamos un televisor nuevo. Era un televisor en blanco y negro con una pantalla pequeña y para nosotros era una posesión muy especial.

Había un programa de televisión llamado Tonight Show cuyo presentador era Steve Allen. Yo tenía entre once o trece años y todas las noches me quedaba levantado hasta tarde para ver ese programa, pese a que tenía que ir temprano a la escuela.

Al día siguiente, les contaba a mi madre y a mis hermanos lo que yo diría y cómo reaccionaría cuando hiciera el Tonight Show, que no era lo mismo habían dicho o hecho los participantes en el programa la noche anterior. Ellos pensaban que yo estaba chiflado porque me creía que era parte del programa.

Yo me iba a mi cuarto y me veía a mi mismo haciendo el Tonight Show. Unos treinta años más tarde, cuando ya había escrito el libro Tus zonas erróneas, tuve la oportunidad de estar en el programa 37 veces a lo largo de un período de tres o cuatro años, con diferentes presentadores.

El primer invitado del primer programa que hice era Steve Allen, a quien yo había admirado mucho, y fue como si algo hiciera clic en mí porque de niño yo había contemplado esa situación.

Yo tenía la certeza de que sucedería y no fue que yo, a mis once años, hiciera algo deliberado que hubiera determinado que estaría en programas de televisión algún día, fue simplemente que tuve la disposición de contemplarme a mí mismo en esa clase de lugares.

Yo pienso que el poder de la contemplación es algo que la mayoría de la gente todavía no aprovecha y cuando lo hagan no habrá ningún límite a lo que puedan atraer a sus vidas. Si te mantienes completamente concentrado en aquello que sabes que vas a manifestar y a atraer, eso aparecerá en tu vida. No va a pasar en tu propio tiempo, ocurrirá en el tiempo divino, pero se manifestará y atraerá lo que has contemplado.

Ya nunca me sorprendo por las cosas en las que pongo mi atención y que son luego atraídas a mi vida. Simplemente conozco esa ley de atracción y estoy completamente seguro de que funciona, de eso no tengo duda alguna.

Siento que incluso antes de mi llegada a este mundo, cuando estaba en el mundo del espíritu, tuve una conversación con Dios y él me dijo: “¿Qué te gustaría hacer en esta vida?”. A lo que respondí: “En verdad me gustaría pasar toda mi vida enseñando autosuficiencia”, porque eso es lo que verdaderamente he hecho siempre, desde que era un niño.

Puedo hacer un recuento de todo lo que he hecho a lo largo de mi vida y siempre ha sido instruir acerca de la autosuficiencia. Y Dios dijo: “¿Estás seguro de que quieres pasar toda tu vida enseñando autosuficiencia?”. Y yo dije: “Si eso es lo que quiero hacer”.

Y él dijo: “Bueno, entonces te hará bien ir a un orfanato”.

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