Descubre Cómo Wayne Dyer nos Da la Fórmula sobre Cómo dominar tu Ego y Conectarte con tu Yo Superior.
Tu ser superior quiere que estés en paz, pero tu ego quiere que permanezcas en un estado de agitación, para poder mantener su dominio y control sobre tu vida.
Es probable que hayas escuchado a tu ego la mayor parte de tu vida. El resultado de escuchar al ego es que la mayoría de nosotros dejamos que el ego nos induzca a escoger la práctica de la dominación en lugar de la tolerancia como nuestra forma de interactuar con la vida.
Realizar el cambio de la dominación a la tolerancia requiere disciplinar al ego y escuchar a tu ser sagrado.
[Video] Wayne Dyer en Español
En este tema hablo desde mi experiencia personal. Esta es una de las tareas más difíciles que mi ser superior me ha presentado.
Durante muchos años fui dominado por mi ego y en consecuencia, sin quererlo, la dominación y el enjuiciamiento fueron los pilares en que basé mis relaciones, en lugar de la tolerancia.
Todas mis sugerencias provienen de mi experiencia personal de trascender los instintos controlados por mi ego.
Hacer la transición de la dominación a la tolerancia es especialmente difícil, porque el deseo de satisfacer al ego es extremadamente fuerte.
Para avanzar hacia la tolerancia, como te anima tu ser superior, y alejarte de tu necesidad de controlar y juzgar, que impulsa tu ego, necesitarás examinar las cualidades que respaldan el tener un enfoque tolerante hacia la vida.
Para transformarte en un ser más tolerante y menos controlado por tu falso yo, comienza practicando a sentirte satisfecho con la realidad.
Muchas veces ocurre que si alguien a quien amas se comporta dócilmente contigo, tu ego querrá que esa persona sea más asertiva. Si la persona es asertiva, entonces tu ego decidirá que no le gusta la asertividad.
Si comes demasiado, comienzas a pensar en lo bueno que sería ser más delgado. Si comienzas a hacer una dieta, entonces solo pensarás en la comida.
Si te quedas en casa por un largo período de tiempo, tu ego comienza a hablarte de lo agradable que es viajar. Luego, si sales de viaje comienzas a pensar en lo grato que sería estar en casa.
Si estás en una relación, comienzas a imaginar que sería mejor no estar involucrado con nadie. Si no estás en una relación, entonces comienzas a querer estar con alguien.
Tus hijos están correteando por la casa y comienzas a pensar en escaparte. Si no estás en casa, entonces tu ego hace que no pienses más que en tus hijos.
Si te identificas con esta clase de dialogo interior, ten la seguridad de que el ego te ha separado temporalmente de tu ser sagrado.
Para cumplir con su campaña permanente por convencerte de que estás separado de tu ser superior, el ego necesita apartarte de la unidad con el centro de tu ser.
Así te mantiene en ese estado en que intentas dominar y controlar a otros para tratar de alcanzar tu balance y tu felicidad interior. El problema es que no alcanzas nada de eso si estás separado de la consciencia de tu ser superior.
A medida que comienzas a escuchar a tu ser superior, en momentos de tranquilidad y contemplación, comienzas a relajarte y a liberarte de las presiones.
Así detienes los pensamientos falsos de que debes dominar o controlar a todos en tu vida o de que los otros tienen que estar a la altura de tus expectativas, para que tú puedas ser feliz.
La gente es como es y tu necesidad de cambiarlos o dominarlos de cualquier forma es el decreto de tu falso yo.
Como siempre, tu ego está tratando de convencerte de que estás separado. Tampoco quiere que te des cuenta de cómo está controlando tu vida, así que te convence de que si no dominas a los demás, ellos se aprovecharán de ti.
Tu ser superior no tiene ninguna necesidad de dominar a nadie ni nada. Este es el boleto hacia la libertad. Sin embargo, justo en este momento tu ego está trabajando para convencerte de que el ser superior y la tolerancia son ideas ridículas.
El ego argumentará que la tolerancia significa que se ha de permitir el comportamiento criminal y que se generen problemas en la salud y en la sociedad. Su ejemplo favorito es que se permitiría a los Hitler del mundo cometer atrocidades, mientras nosotros de manera tolerante nos quedamos mirando.
Tu ser superior puede ver más allá de esta lógica. Así que, por supuesto, tú también puedes si estás dispuesto a hacerlo. Cuando se le preguntó a la Madre Teresa de Calcuta si marcharía en contra de la guerra en Vietnam, ella contestó: “No. Pero si haces una marcha por la paz, allí estaré”.
Cuando te vuelves pacífico interiormente es solo paz lo que tendrás para dar. Cuando estás dominado por tu ego, tú dominas a otros. Si no hay armonía interior, no hay armonía exterior.
Para controlarte, el ego necesita la ilusión de que hay enemigos. Cuando tú controlas a otros es porque le has permitido al ego estar al mando.
La paradoja aquí es que afectarás al mundo de la forma en que deseas cuando dejes de intentar mejorar las condiciones con intolerancia y criticas.
Solo cuando no estás siendo controlado por el ego, puedes escoger no controlar a otros. Lo que tú creías que era poder mientras dominabas a otros, era en realidad la actividad externa del ego controlándote.
Tu impacto en el mundo en general comienza con el mundo más pequeño en tu interior. Fomentarás la libertad y la paz cuando estés libre del control del ego y conozcas la paz de tu ser superior que recorre el sendero de la misión sagrada.
Uno de los primeros pasos en tu camino es aprender a tolerar mediante la práctica de ver el mundo como es y no como tú exiges que sea. Estas son algunas de las formas en que el ego intenta gobernar nuestras vidas.
Nuestra meta al buscar el conocimiento de nuestro ser sagrado es lograr que triunfen las identidades superiores sobre las identidades inferiores.
En esencia, tu ser superior quiere que estés en paz, que conozcas la verdad y que no necesites dominar a otros. Sentirse así es como estar en un lugar muy apacible y amoroso.
En este punto me gustaría que dejaras de mirar cómo puedes poner en orden tu propio ser sagrado y comiences a observar cómo el mundo puede hacer esto también.
Cuando tengamos un mundo lleno de personas que irradien hacia el exterior la clase de cosas acerca de las que he hablado, comenzarás a ver un orden completamente nuevo en el mundo. Un orden que no estará dominado por el ego del mundo.
Mi aporte aquí no será una odisea en torno a todos los males de nuestra sociedad. No intento hacer un catálogo de todos los problemas que hemos creado como resultado de permitir que nuestros egos sean la fuerza dominante en nuestro mundo.
Esto no quiere decir que yo no reconozca que tenemos muchos problemas que se han generado de nuestra preocupación por satisfacer nuestros egos. Tampoco soy ciego ante el hecho de que nuestros egos individuales han interactuado de forma tal que han producido guerras, crímenes, adicciones, pobreza, desigualdad social y gobiernos tiránicos.
Hemos creado un ego mundial que, a nivel global, refleja la misma falta de profundidad y abundancia existente en nuestras vidas individuales.
He presentado aquí razones para controlar el ego personal y también sugerencias acerca de cómo hacerlo. Exactamente lo mismo puede decirse acerca del control del ego a nivel global.
Espero que sea tan obvio para ti como lo es para mí que el ego colectivo se beneficiará cuando trascendamos nuestros egos individuales.
Tú como individuo tienes una misión sagrada, que requiere que accedas a tu naturaleza espiritual superior y le pidas que te muestre el camino del ser sagrado en tu vida diaria. Esto supone que rechaces las demandas de tu ego, si esas demandas contradicen las recomendaciones de tu ser superior.
Nuestro mundo es una colección de individuos que son incitados, por la presencia amorosa que habita dentro de cada uno, a cumplir con la misión sagrada de manera personal y colectiva.
El mundo se convertirá en un entorno pacífico, satisfecho, cooperativo, amoroso, honesto, tolerante y puro en la medida en que las partes individuales que conforman la consciencia colectiva controlen sus egos.
Así como es el microcosmos es el macrocosmos. El todo se comporta precisamente como lo hacen sus partes individuales.
Muchas de las personas con las que hablo me dicen que se sienten impotentes para influenciar a la comunidad global. Ellos piensan que, en vista del alcance que tienen los problemas del mundo, sus esfuerzos son tan ínfimos que resultan insignificantes.
Simplemente no se dan cuenta de que es precisamente mediante un cambio en la consciencia individual que el mundo será transformado. Todos los problemas que encaramos como grupo reflejan los problemas que tenemos como individuos.
El mundo está enfrentando un déficit espiritual que evidencia nuestra necesidad de avanzar conscientemente en el sendero de nuestra misión sagrada. La solución a los problemas individuales y globales está en solventar el déficit espiritual.
Cuando haces el cambio en tu consciencia y te permites ser un emisario de la consciencia superior, contribuyes a la transformación de nuestro mundo.
No estás separado de las otras almas en este planeta. Compartes la misma energía que encarna las almas de Ruanda y Pakistán, por ejemplo. Tú eres la lámpara y Dios es la electricidad, que fluye a través de ti como sin duda fluye a través de todos los seres vivos.
Cuando tomas la decisión de seguir las directrices de tu ser superior en lugar de las del falso yo, te conectas a la energía divina interior. Cuando diriges tu vida basándote en los principios del ser superior, estás contribuyendo a la transformación del mundo entero.
Tienes que fortalecer tu voluntad de escoger el camino sagrado cuando tu ego te diga que eres tonto por creer que puede existir un mundo sin guerra. Si logra convencerte, te convertirás en una parte de la falsedad colectiva de los egos.
Los individuos que eligen la propaganda del ego son los que fabricarán más bombas y armas de destrucción.
En la actualidad, hay unos 6.000 millones de habitantes en el planeta. Unos tres millones están en guerra o en enfrentamientos de algún tipo que los hacen matarse y torturarse unos a otros. Pero eso significa que hay 5.997 millones que no están en guerra. Esta es una estadística esperanzadora que nuestros egos no quieren que tomemos en consideración.
Por el contrario, el ego colectivo lucha por mantener a la población angustiada al límite, con recordatorios que hacen ver el mundo en términos de “nosotros contra ellos”.
Este punto de vista del ego no solo refuerza el incremento desquiciado de maneras de matarnos unos a otros, sino que es también responsable por la mayoría de nuestros problemas sociales.
El ego del mundo es nuestro falso yo y esta es la característica primordial que debemos reconocer.
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Queremos creer que somos nuestros cuerpos físicos y que los territorios que ocupamos son tan importantes que estamos dispuestos a matarnos para mantener esas líneas limítrofes.
Nos hemos convencido de que nuestras verdaderas identidades se encuentran en los ancestros tribales, las tradiciones, la historia, la genealogía y en el color y la forma de nuestros cuerpos.
Hemos perdido de vista nuestras auténticas identidades debido a las etiquetas que nuestros egos nos han asignado.
Nuestros egos se han fusionado en una percepción mundial falsa de nosotros mismos, basada en una resistencia a conocer nuestra verdadera naturaleza espiritual.
Pese a que todos nuestros líderes espirituales nos han recordado nuestra divinidad y nos han implorado, e incluso demandado, amarnos unos a otros, el ego del mundo ha ganado esta batalla y ha provocado enemistades ancestrales e incontables horrores en la larga historia de la humanidad.
La solución espiritual a los principales problemas que enfrenta el mundo es llevar a las posiciones de poder a aquellos que no están motivados e impulsados por sus egos, sino que tienen el bien colectivo como su objetivo fundamental.
Necesitamos líderes que no manifiesten tendencias primitivas de consciencia, tales como odio, envidia, codicia, sed de sangre e intolerancia, sino que estén cimentados en el amor, la tolerancia, la verdad y la pureza.
Mientras recorres el camino de tu misión sagrada, ayudarás a disipar la idea absurda de considerarse especial, que el ego promueve tan asiduamente. Verás desaparecer esta clase de pensamientos en tu vida, así como también a escala mundial.
La parte superior de nosotros mismos, de la que he hablado antes, reacciona a una visión que es infinita. Esta ciertamente no es la visión del ego. El ego es simplemente tan cobarde a nivel colectivo como lo es de manera individual.
El ego del mundo se atemoriza ante un llamado masivo a superar nuestro déficit espiritual.
Cuando las personas miran hacia adentro y adoptan una perspectiva más amorosa, el poder del ser sagrado crea cambios, no solo en la comunidad, sino también en el mundo entero.
El ego del mundo hará todo lo que pueda para evitar esta clase de enfoque interior. Ridiculizará a los que promuevan la meditación, las demostraciones pacíficas y el amor a Dios como la manera de salir del atolladero de los males sociales.
El ego colectivo se convence a sí mismo de que el dinero lo hace especial, de modo que trata de resolver cualquier problema con dinero y se siente orgulloso de esa iniciativa.
“Consumir cada vez más es mejor”. “Mientras más acumules, más lujosas serán tus pertenencias y más grandes serán tus centros comerciales”. “Mientras más gasolina uses, más exitoso serás”. “Más es mejor”.
Todo eso es un alejamiento de la paz y un acercamiento a un estilo de vida marcado por el consumo y el mercantilismo, que se defiende como la vía hacia la civilización.
Sin embargo, tu ser superior sabe que no hay paz alguna en el “Más es mejor”. Eso es tan cierto a nivel colectivo como lo es a nivel individual.
El ser superior te exhorta a simplificar tu vida y a evitar contribuir con cualquier cosa que lesione a otros o incremente la separación de tu fuente espiritual.
A medida que escuches con más atención a tu ser sagrado y trasciendas tu ego, el ego mundial también se alejará del poder, del control y del dinero y se orientará hacia las virtudes básicas de la consciencia superior: la paz, la belleza, el amor, la pureza, la tolerancia, la paciencia y la compasión.
Esto no significa que no se pueda disfrutar de los beneficios de la tecnología, significa que el ego no será la fuerza motivadora en nuestras vidas.
Lo que verdaderamente somos como personas es una fuerza que anhela la paz y la simplicidad. Queremos esa consciencia más profunda que se adquiere con la lucidez del ser superior.
Es una locura seguir creyendo que somos una colección de tribus, cada una con una identidad separada de las otras y una misión especial. Es descabellado creer que cualquiera que no se ajuste a nuestra mentalidad tribal particular es un enemigo potencial.
Sabemos que no hay un Dios separado para cada uno de nosotros o incluso para cada una de nuestras tribus. Sabemos que existe una inteligencia divina universal que fluye a través de todos nosotros y que, en ese espacio sagrado dentro de nosotros, somos todos iguales.
Sabemos que lo mejor dentro de nosotros es el amor, la bondad y la compasión. Pero nuestros egos, tanto individual como colectivo, han hecho una intensa campaña por un largo tiempo para promover una idea falsa.
¿Qué tan sensato es que las personas se maten entre ellas por disputas creadas por egos arcaicos, mucho antes de que nosotros naciéramos?
¿Qué tan sensato es que creamos que algunos de nosotros merecemos comer los alimentos que Dios provee y que otros no lo merecen debido al lugar en que viven?
¿Qué tan sensato es que infundamos en nuestros jóvenes la idea de que no tienen que contribuir con el bien público, haciéndoles creer que si quieren algo, entonces se lo merecen?
¿Qué tan sensato es mostrar a nuestros niños fotografías de violencia como entretenimiento y permitirles que adopten la creencia del ego de que hacer daño a otros, como una forma de defender el derecho a ser especial y a estar separado, es parte de la naturaleza humana?
Cuando nuestro ser superior comience a triunfar sobre el ego en las decisiones que tomamos diariamente en nuestras vidas, estaremos haciendo verdaderos progresos en el camino de la misión sagrada para toda la humanidad.
Debes eliminar todas las dudas acerca de tu habilidad para facilitar esa misión y comenzar a entender que eres al mismo tiempo el microcosmos y el macrocosmos.
Existe un universo dentro de ti. Un campo unificado de todas las posibilidades que puedes alcanzar cuando te conviertes en testigo compasivo.
Guarda silencio, suprime todo diálogo interior y, lo más importante, transciende al falso yo que llamamos ego. Es en ese instante cuando comenzará la recuperación.
El ego del mundo está destinado a ser refrenado en la medida en que más individuos miren a su interior y consulten con la parte superior de ellos mismos. Las dudas se desvanecen y la revolución espiritual se pone en marcha.
Avanzar hacia un mundo sin ego no es una idea más disparatada de lo que pudo ser la idea de la desintegración de la cortina de hierro. Pocos años antes de que ocurriera, quienes escuchaban hablar de ello lo consideraban absurdo. Pero las ideas, los pensamientos y los conocimientos interiores son instrumentos poderosos para la desintegración del falso yo.
Uno de los métodos más simples y poderosos para hacer esto es el enseñado por Eknath Easwaran en su libro Meditación: Ocho puntos para transformar la vida. El nos recomienda emplear en la meditación treinta minutos cada mañana, repitiendo la plegaria de San Francisco.
Al decir esta plegaria, trascendemos el ego y a la vez invitamos al ser sagrado a guiarnos a lo largo del día. Te invito a que me acompañes en esta plegaria diaria, mientras compartimos el camino de la misión sagrada.
La plegaria dice así:
“Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio, que yo ponga amor. Donde haya ofensa, que yo ponga perdón. Donde haya duda, que yo ponga fe. Donde haya desesperación, que yo ponga esperanza. Donde haya oscuridad, que yo ponga luz. Donde haya tristeza, que yo ponga alegría.
”Oh, maestro divino, haz que no busque yo tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar. Porque es dando como se recibe, es perdonando como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna”.
Si tienes esta misma sabiduría en relación con tu mundo, se producirán cambios dramáticos, cuando colectivamente pongamos en práctica la fuerza más grandiosa en el universo: la fuerza del amor.
Para finalizar, me parece muy apropiado citar a mi maestro espiritual Nisargadatta Maharaj. Él nos recuerda acerca de la simplicidad de crear una sociedad basada en principios espirituales. Lo plantea de esta forma:
“Mi posición es clara. Produce para distribuir. Alimenta antes de comer. Da antes de tomar. Piensa en otros antes de pensar en ti mismo. Solo una sociedad desinteresada, basada en compartir, puede ser estable y feliz.
Esta es la única solución práctica. Si no lo quieres, entonces pelea”.
Yo sí lo quiero. Te animo a hacer lo mismo. Que Dios te bendiga.
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