Descubre Cómo Este Es el Método que te Liberará de Cualquier Enfermedad. Dr. Joe Dispenza.
Nuestro sistema inmunológico es algo así como nuestro sistema nervioso rudimentario. Tiene células que son móviles llamadas células plasmáticas o glóbulos blancos, cuyo trabajo es llevar a cabo una defensa interna del organismo.
Muchas de las células plasmáticas de nuestro cuerpo recubren las membranas mucosas, se encuentran en el tracto digestivo y en todos los orificios del cuerpo como la nariz, la boca y las orejas, y constituyen una línea de defensa contra células invasoras y toxinas.
Cuando el sistema inmunitario se enfrenta a algún invasor extraño, un virus, una bacteria, un hongo o incluso una célula cancerígena, el ejército de células plasmáticas es el que se mueve hacia lo que pone en peligro la salud del organismo, y comienza a atacar a estos agentes extraños.
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De este sistema también forman parte las llamadas células T, que son como los ninjas del sistema inmunológico. Estas células liberan productos químicos muy potentes que pueden desnaturalizar y descomponer cualquier célula invasora.
Las células T tienen unos pequeños receptores, en forma de trompeta, que sobresalen como apéndices. Cuando estas células T se aproximan a un virus, a una bacteria o a una célula cancerosa se dan cuenta de que es un agente extraño y de inmediato este receptor se adhiere al invasor y comienza a liberar una gran cantidad de químicos que atacan a ese agente extraño y lo destruyen.
Las células luego memorizan la información acerca del elemento invasor y la transmiten al resto del ejército de glóbulos blancos en el cuerpo. Así se fortalece el sistema inmunológico.
En un sistema inmunológico saludable, las células plasmáticas y los glóbulos blancos liberan químicos llamados inmunoglobulinas, que son proteínas que tienen la forma de una “Y”. Esas proteínas son anticuerpos y lo que hacen es bloquear los receptores del agente extraño que está tratando de atacar los glóbulos blancos de la sangre.
Un sistema inmunológico fuerte constituye una defensa poderosa para el organismo. El sistema inmunológico de tu cuerpo siempre está evaluando a todos esos agentes extraños, ya sean virus, bacterias o células cancerosas, y de este modo mantiene al cuerpo en equilibrio, sin siquiera hacerse notar.
Dado que nuestro sistema inmunológico es imprescindible para la preservación de nuestra salud, es interesante hacer notar que nuestros pensamientos pueden potenciar este sistema de defensa.
A continuación te explico de qué manera.
Si piensas siempre los mismos pensamientos, siempre acabarás tomando las mismas decisiones, teniendo los mismos comportamientos, creando las mismas experiencias y generando los mismos sentimientos. Eso te mantendrá atrapado en tu ser antiguo, que pertenece al pasado.
Por el contrario, los pensamientos nuevos te hacen considerar opciones nuevas, que te conducen a comportamientos nuevos, que crean experiencias nuevas, que a su vez generan emociones nuevas. Eso inspira la evolución y hace que te encamines hacia un futuro nuevo.
Ahora bien, para materializar ese futuro nuevo es necesario que comiences a albergar los sentimientos del futuro que deseas como si ya fuera una realidad.
El mayor problema con la mayoría de la gente es que quieren crear riqueza, pero sienten la carencia o quieren una nueva vida, pero se sienten indignos de tenerla. Eso hace que la mente y el cuerpo se opongan a lo que la persona desea.
Nuestras investigaciones demuestran que es posible enseñar a la gente cómo reacondicionar su cuerpo para ajustarlo a una mente nueva y cuando eso ocurre se empiezan a crear cosas muy poderosas en la vida de las personas.
Cuando las personas reciben información se generan conexiones a nivel neurológico y se crea un modelo de comprensión. Si además se les enseña cómo hacer un uso correcto de esa información, se producirá en ellas algún tipo de transformación que siempre resulta positiva, pues no hace que se sientan mal o indignas, sino que las hace sentirse diferentes y abrir sus corazones para experimentar alegría y gratitud.
Si a partir de estas enseñanzas, las personas pueden crear una emoción elevada, el proceso de transformación continuará a medida que reciban más información. Eso se llama evolución.
En la actualidad tenemos evidencia muy convincente a nivel científico de que se puede hacer que el cerebro, el corazón y el sistema inmunológico funcionen mejor.
De modo que puedes hacer que tus células pasen de estar muy enfermas a estar por completo saludables. Tenemos muchas evidencias de que puedes volverte inmune a los virus y a las bacterias y de que puedes alargar tu vida.
Para que esto ocurra no es necesario que el individuo sea especial en algún sentido. Este proceso, que tiene efectos extraordinarios, se lleva a cabo en personas comunes y corrientes. De eso existen numerosos testimonios y una gran cantidad de evidencias, y pienso que eso es lo que la gente está buscando en este momento.
Lo que ocurre es que la verdad está perdida en el sensacionalismo y en acuerdos emocionales poco saludables. Las personas se programan para sentir miedo, odio o frustración, y aceptan como verdades absolutas las pautas de esa programación.
Creo que la salida ante esta situación es confiar en la información innata que viene desde dentro de nosotros.
Debemos aprender a creer en un futuro que no podemos ver o experimentar con nuestros sentidos todavía, pero que hemos imaginado lo suficiente como para producir en el cerebro el efecto de que el evento ya ha tenido lugar.
Las últimas investigaciones en neurociencia demuestran que puedes cambiar tu cerebro, y pasar de vivir en el pasado a vivir en el futuro.
Puedes llegar a amar la visión de tu futuro de tal modo que te sientas impulsado a salir de tu estado de inactividad y a cambiar la culpa y el sufrimiento por inspiración, alegría y gratitud, hasta tal punto de que tu cuerpo, que actúa como la mente inconsciente, no reconozca la diferencia entre ese evento externo que constituye tu visión y lo que estás creando en tu mente.
De esta manera tu cuerpo creerá que está viviendo ese futuro en el momento presente, y comenzará a activar nuevos genes que harán que tu cuerpo cambie y luzca como si ese futuro ya hubiera ocurrido.
De acuerdo con investigaciones en epigenética, puedes cambiar tu cuerpo solo con el pensamiento. Esto significa que, si se genera evidencia física en tu cerebro y en tu cuerpo para que luzca como si el evento futuro que deseas ya hubiera ocurrido, tu cerebro y tu cuerpo ya no vivirán en el pasado, sino que estarán viviendo en el futuro y entrarás de manera directa a tu visión.
Esto es algo que muchos han experimentado en mayor o menor grado. Es probable que, como la mayoría de las personas, alguna vez hayas hecho algo grande en tu vida, y todo se inició porque un día al despertar tuviste un pensamiento inusual, surgido de la nada.
Ese pensamiento era una posibilidad en el futuro, algo nuevo que querías experimentar y en lo que empezaste a pensar.
Desde el momento en que comenzaste a contemplar esta realidad potencial encendiste una parte de tu cerebro llamada lóbulo frontal, el mayor logro del ser humano, que conforma el 40 % de todo tu cerebro. Es el centro creativo y tiene conexiones con todas las demás partes de ese órgano.
De manera que en el momento en que pensaste en cómo sería ser un líder, cómo sería tener éxito o cómo sería tener una visión determinada hecha realidad, ese pensamiento activó esta parte del cerebro, ya que el resto de él es solo un montón de programas que se ejecutan de manera automática.
Así que a partir de ese momento el lóbulo frontal, el centro creativo, despertó y comenzó a establecer conexiones con todo el cerebro. Pasó a ser el que lo dirige todo, el jefe, el director de la orquesta sinfónica del cerebro.
En el momento en que te vuelves creativo, el lóbulo frontal comienza a seleccionar diferentes redes de neuronas que están almacenadas en tu cerebro a partir de cosas que has aprendido o experimentado, y cuando empiezas a pensar en: “¿Qué pasaría si…?”, el cerebro comienza a seleccionar estas diferentes redes y comienza a unirlas a la perfección.
Esto hace que se activen nuevas secuencias, nuevos patrones y nuevas combinaciones en tu cerebro, que comenzará a funcionar de manera diferente.
Por consiguiente, tu mente también cambiará, porque la mente es el cerebro en acción, y en el momento en que esas neuronas se activan en tándem obtienes una imagen en tu mente, un holograma, una visión, una abstracción.
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Para aquellas personas que son apasionadas, ese pensamiento que están ejecutando comienza a crear una emoción elevada. Entonces, se vuelven inspiradas, entusiasmadas y llenas de Dios. Sienten una gran pasión y abren sus corazones.
De repente, estas personas combinan una intención clara con una emoción elevada y hemos podido comprobar una y otra vez que esto produce un cambio fundamental en el interior de las personas, a nivel biológico y neurológico.
Mediante este proceso el cerebro y el cuerpo pasan de vivir en el pasado a vivir en el futuro.
Esto se ha verificado incluso en casos extremos de personas que resultaron traumatizadas por experiencias en su infancia, como haber sufrido abuso sexual, físico o emocional.
Estas personas exhibían una serie de síntomas; algunos tenían tendencias suicidas, otros tenían diversos tipos de problemas de salud u otras condiciones que los hicieron llegar a situaciones límite.
Por mucho tiempo, una emoción los mantuvo conectados al pasado y, cuando realizaban la meditación, siempre estaban dispuestos a renunciar, porque lo que sentían era más intenso que cualquier otra cosa que hubieran experimentado antes.
Sin embargo, algunas de estas personas persistieron en su práctica y no dejaron de meditar ni un solo día, incluso cuando no tenían ganas o cuando sentían deseos de renunciar en medio de la actividad.
Al final, cuando se produjo el cambio que los hizo pasar de un estado a otro, sus palabras siempre fueron las mismas:
Mi corazón se abrió de par en par y miré de nuevo todo mi pasado. Ahora sé que no quiero cambiar ni uno solo de los eventos que viví, porque todo eso me trajo a este momento presente. Puedo ver a los que me traicionaron. Puedo ver a la gente en mi vida que me hizo daño, y no tengo más que compasión para ellos.
Lo que ocurre es que estas personas ya no ven ese pasado desde el mismo nivel de consciencia, sino desde un lugar de amor y de totalidad. Por eso son capaces de reconocer el bien mayor que se derivó de todas sus vivencias.
A partir de ese momento pueden comenzar a acondicionar su salud de manera que todas sus enfermedades o afecciones médicas desaparezcan, debido a que se produce un cambio increíble en su química cerebral y ya no necesitan depender de medicamentos.
A nivel emocional, se sienten enamorados de la vida, sus tendencias suicidas desaparecen y se sienten libres. Todo esto puede suceder en un instante cuando el corazón se sana y el cuerpo recibe una nueva señal que le indica que ya no está viviendo en el pasado y que las emociones que lo mantenían ligado a ese pasado han desaparecido.
Así que algunas veces tenemos que enfrentarnos a esas emociones extremas, que nos llevan al límite, pero lo que surge luego es un momento maravilloso.
Ahora bien, hemos señalado que el proceso de cambio, a nivel neurológico y biológico, lleva a la persona a abrir su corazón, y es esto lo que en definitiva desencadena todos esos efectos impresionantes sobre su cuerpo y su cerebro.
A continuación, describiremos lo que este proceso representa a nivel energético.
Cuando la persona vive en estrés o en estado de supervivencia, su enfoque se reduce a considerar la causa. Es lo que se llama un enfoque convergente.
De manera que está desequilibrando los centros de energía del cuerpo que están bajo el control del sistema nervioso autónomo, y cuando el sistema nervioso autónomo se desequilibra el cerebro también se desequilibra.
Al concentrarse en la causa, la persona se enfoca en cada uno de estos diferentes centros de energía y se generan estados de incoherencia, y a continuación esos centros de energía individuales también comienzan a moverse hacia la incoherencia y envían un mensaje incoherente a las células, a los tejidos y a los órganos.
Las hormonas se regulan a la baja y el cuerpo comienza a desequilibrarse.
Pero cuando el individuo comienza a ralentizar su cerebro, como ocurre durante la meditación, comienza a privilegiar y a reprogramar los centros de energía, y ocurren dos cosas.
La primera es que la frecuencia de las ondas cerebrales disminuye, y la persona puede salir del estado en el que predominan las ondas beta de alta frecuencia.
Esto se logra pasando de un enfoque convergente a un enfoque amplio o divergente. El enfoque convergente consiste en centrarse en la materia y el enfoque divergente se centra en la energía o en la realidad en términos de energía y partícula, onda y materia.
Cuando abres tu enfoque, cuando abres tu consciencia es cuando se crea coherencia en el cerebro, porque es ir en contra del hábito de centrar tu atención en la materia.
De manera que si una persona puede ralentizar sus ondas cerebrales y pasar de las ondas cerebrales beta a las ondas cerebrales alfa, comienza a salir de su cerebro pensante para pasar al centro del sistema nervioso autónomo.
La segunda cosa que tiene que pasar es que se tiene que practicar tanto un enfoque convergente como uno divergente.
Primero hay que enfocarse en un centro de energía, que es partícula, y luego concentrarse en el espacio a su alrededor, que es onda.
De este modo, cuando el individuo abre su consciencia y se encuentra en su sistema nervioso autónomo, puede poner una intención allí que creará más equilibrio y estrógenos, equilibrando los órganos sexuales.
Luego se dirige a su segundo centro de energía, donde pone su atención. Dado que se aporta energía a aquello en lo que se centra la atención, la persona comienza a dirigir su energía a ese centro.
Por otra parte, comienza a tener consciencia del espacio a su alrededor, para crear coherencia, y así el pequeño cerebro, que es el centro de energía, envía un mensaje coherente a las células y a los tejidos. Esta señal va al tercer centro, donde hay un enorme plexo celíaco con muchas conexiones.
Así que ahora, al sintonizar con esa energía se pone la atención en el corazón, que tiene su propio cerebro individual, y esa energía se dirige de manera automática al cerebro.
Eso es algo que hemos podido medir.
De manera que una vez que comiences a abrir tu corazón, tienes más energía en tu corazón y obtienes más energía en tu cerebro.
Es por eso que al abrir el corazón se crea un campo que comienza a impulsar la energía al cerebro para que tengas una consciencia y un patrón de pensamiento diferentes.
Cuando esto ocurra podrás pensar en otras posibilidades, diferentes a lo que se presenta en el estado de supervivencia, en el que no se produce un proceso creativo, sino que se despliegan instintos más primitivos.
A nivel glandular están la tiroides, la glándula pineal y la pituitaria. Lo que hemos visto cuando la gente crea coherencia de la manera correcta en cada uno de estos centros de energía es que saben cómo cambiar sus ondas cerebrales, pueden ingresar al “sistema operativo” del cerebro y controlar las convergencias y las divergencias.
Al hacerlo ya no viven de la misma forma, pues al abrir sus consciencias y su enfoque se convierten en seres conscientes, y como sus cerebros se vuelven más coherentes, empiezan a producir diferentes señales que modifican la producción de hormonas y productos químicos en diferentes glándulas en el cuerpo.
Esto es lo que genera el cambio profundo a todo nivel.
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