Descubre Cómo Derrotar al Oponente Interno: tu EGO. Cómo Eliminar el Ego desde la Raíz. Wayne Dyer en Español.
Un obstáculo que impide la conexión con la intención es lo que llamo el ego.
Me gustaría compartir contigo algunas ideas acerca del ego.
En ocasiones he hablado de que el ego tiene seis componentes principales, que forman un sistema de creencias: soy lo que tengo, soy lo que hago, soy lo que otros piensan de mí, estoy separado de todos los demás, estoy separado de lo que me gustaría atraer a mi vida y estoy separado de Dios.
Es necesario explorar de qué manera podemos reducir la influencia del ego, pues este constituye un obstáculo formidable en tu conexión con la intención.
Daremos aquí siete indicaciones que nos permitirán identificar las debilidades que el ego promueve en nosotros.
[Video] Wayne Dyer en Español
Una observación en Un curso de milagros, que describe este obstáculo enorme para tu conexión con la intención, es la siguiente:
“Ese fragmento de tu mente es una parte tan diminuta de ella, que si solo pudieras apreciar el todo del que forma parte, verías al instante que es como comparar el más pequeño rayo de sol con el sol o como la más leve oscilación en la superficie del océano.
”En su increíble arrogancia, este minúsculo rayo de sol ha decidido que él es el sol. Esta ondulación, casi imperceptible, se exalta a sí misma como si fuese el océano.
”Piensa cuán solo y atemorizado está este pequeño pensamiento, esta ilusión infinitesimal, que se mantiene separado del universo y enfrentándose a él…
”No aceptes ese pequeño y aislado aspecto como tu identidad. El sol y el océano no son nada en comparación a lo que tú eres”.
¿No es hermoso? Esto es lo que en Un curso de milagros se dice del ego.
He aquí otra cita de Un curso de milagros que sugiere lo que puedes hacer para liberarte del ego:
“Si no le prestaras atención a la voz del ego, por muy ensordecedora que parezca ser su llamada; si no aceptaras sus míseros regalos que no te aportan nada que realmente quieras, y si escucharas con una mente receptiva que no te haya dicho lo que es la salvación, podrías entonces oír la poderosa voz de la verdad, serena en su poder, fuerte en su quietud y absolutamente segura de sus mensajes”.
El ego tiene un control muy fuerte sobre nosotros. Del mismo modo en que nuestro diálogo interior y nuestro sistema de energía nos impiden conectarnos a la intención, nuestro ego nos dice constantemente: “No creas en lo que te dicen”.
De hecho, a medida que lees esto, justo ahora, te está diciendo: “Sé muy cauteloso con todo esto. Hay muchas cosas en lo que te dicen que no son verdad…”, y cosas por el estilo, que brotan en una corriente interminable de razones por las que no deberías creerte nada de lo que trato de enseñarte.
Los egos son combatientes, muy fuertes.
He elaborado un esquema se siete cosas que me parece que debemos hacer para superar el impacto del ego.
Uno. Deja de ofenderte. Una persona que esté conectada a la fuente no sabe cómo ofenderse. Por otra parte, hay personas en el mundo que están constantemente buscando ocasiones para ofenderse y razones por las que las cosas no están bien, y usualmente las encuentran.
En relación con esto hay una historia que me gusta mucho.
Una mujer en Nueva York estaba en una peluquería de la zona este arreglándose el pelo, antes de salir de viaje a Roma con su novio. Ella mencionó el viaje a la peluquera que respondió:
“¿Roma? ¿Por qué querría alguien ir a Roma? Es una ciudad congestionada, sucia y lo peor de todo es que está llena de italianos. Estás loca si vas a Roma. Y ¿cómo vas a ir hasta allá?”.
La mujer contestó: “Bueno, vamos a tomar un vuelo en la línea aérea Continental, conseguimos un precio excelente en los boletos”.
“¿Continental? ¡Es una aerolínea terrible! Los aviones son viejos, los auxiliares de vuelo son horribles y siempre se retrasan. ¿Y dónde se quedarán mientras estén en Roma?”.
La mujer dijo: “Estaremos en un lugar muy pequeño y exclusivo en la parte izquierda de Roma, llamado Teste”.
“No me digas más, yo conozco ese lugar. Todo el mundo piensa que es un lugar especial y exclusivo, pero la verdad es que es una pocilga. Es el peor hotel en toda la ciudad. Las habitaciones son pequeñas, el servicio es poco amable y el precio es excesivo. ¿Y qué van hacer allá?”.
“Iremos al Vaticano y esperamos ver al papa”.
Riendo, la peluquera dijo: “Seguro que sí. Ustedes y un millón de personas más están tratando de verlo. Se verá del tamaño de una hormiga. Buena suerte en este pésimo viaje de ustedes, la van a necesitar”.
Un mes más tarde, la mujer regresa a su cita con la peluquera y esta le pregunta acerca de su viaje. Sonriendo ampliamente, ella le dice que fue absolutamente maravilloso.
“No solo llegamos puntualmente en un avión completamente nuevo, sino que la cabina estaba sobrevendida y nos mandaron a primera clase. La comida y los vinos eran excelentes y tenía un apuesto azafato de 28 años que me atendió maravillosamente.
”El hotel era fabuloso. Acababan de terminar una remodelación que costó cinco millones de dólares y lo convirtió en una joya, el mejor hotel de la ciudad. Ellos también estaban sobrevendidos, así que se disculparon y nos dieron la suite del propietario sin cargos extra”.
La peluquera replicó rápidamente: “Bueno, yo sé que no vieron al papa”.
La mujer dijo: “Bueno, esa es la parte más extraña de todo. La verdad es que tuvimos mucha suerte, porque cuando hacíamos un tour por el Vaticano, un guardia suizo me tocó el hombro y me explicó que al papa le gusta conocer personalmente a algunos de los visitantes.
Me dijo que si tenía la amabilidad de pasar al recinto privado del papa y esperar, el papa me saludaría personalmente.
Cinco minutos después el santo padre en persona entró y me estrechó la mano. Yo me arrodillé y el habló unas pocas palabras conmigo. Fue maravilloso”.
La peluquera dijo: “¿En verdad? Y ¿qué te dijo?”.
“Bueno, me dijo: ‘¿Dónde te hicieron ese terrible peinado?’”.
No busques ocasiones para ofenderte, no busques todo el tiempo algo que esté mal o que no funcione y nunca te permitas a ti mismo sentirte ofendido. Siempre puedes encontrar toda clase de razones para ofenderte. Pero recuerda que sentirse ofendido es una debilidad que te transmite el ego.
Dos. Abandona tu necesidad de ganar. La necesidad de ganar es una enorme obsesión en nuestro mundo. Se tiene la idea de que si obtengo más puntos que tú, no solo soy mejor y tú eres un perdedor, sino que eso me hace más importante.
De alguna forma adquirimos este sistema de creencias del ego, pero el problema con el afán del ego en derrotar a otros y tener que ganar siempre, es que el desempeño que tengas tú o la otra persona es lo que determina que te sientas valioso o no.
Eso siempre es una forma de renunciar a tu poder.
Tres. Deja ir tu necesidad de tener la razón. Tan solo desiste de la pretensión de estar siempre en lo cierto ante los demás. ¿Tienes idea de cuantas discusiones pueden ahorrarse las parejas si tan solo se abandona la necesidad de tener la razón?
Ante algo con lo que no estés de acuerdo, puedes decir: “¿Sabes? Ese es un buen argumento. No había pensado en eso antes. Gracias, pensaré en ello”.
Hay muchas maneras en las que puedes responder, en lugar de rebatir y descalificar lo que otra persona dice.
Algunas veces puedo reconocer, incluso en personas que acabo de conocer, esta necesidad de tener la razón todo el tiempo y de hacer patente que los demás están equivocados. Se pueden generar discusiones interminables por cosas muy triviales, como si fueran en realidad muy importantes.
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Sea cual sea el planteamiento del otro, podrías tan solo decir: “Está bien, tienes razón en eso”. Eso puede terminar con muchas peleas y debates inútiles. Tan solo deja ir tu necesidad de tener la razón.
Cuatro. Abandona tu necesidad de ser superior. Deja ir tu necesidad de ser mejor que otro. Provienes de una fuente de energía que es expresiva, expansiva y receptiva a todos. Esa fue la fuente de la que emanaste.
En el momento en que piensas que eres mejor que alguna otra persona, asumes el sistema de creencias del ego.
La verdadera nobleza no tiene que ver con ser mejor que ninguna otra persona. Tiene que ver con ser mejor de lo que solías ser.
Yo puedo decirte que no soy mejor que ningún otro ser, pero soy mejor de lo que solía ser en prácticamente cada dimensión de mi vida: como padre, como compañero, como maestro, como ser humano. Sé que soy mejor de lo que era.
En el libro El poder de la intención incluso pedí disculpas. Hace muchos años escribí un libro titulado Evite ser utilizado. En ese libro hice una afirmación que me pareció ingeniosa en aquel momento, dije: “Un empleado es un desgraciado”.
En verdad no me refería a la persona que ocupa el cargo, sino al cargo en sí. Lo que quise decir es que el que ocupa el puesto de empleado en una empresa no puede resolver los problemas de los clientes.
Sin embargo, hoy en día yo no podría hacer un comentario como ese. No sabría cómo hacerlo, eso no habría brotado de la fuente de mis pensamientos. Porque no se trata en realidad de tener pensamientos positivos, sino del lugar donde se originan estos pensamientos y la fuente de mi ser no me permitiría hacer una afirmación como esa.
Lo que debes buscar es ser mejor de lo que antes eras. Creo que es importante que recuerdes eso y que dejes de pensar en ti mismo como si fueras mejor o superior a otros.
Todos somos igualmente valiosos. Es por esto que tengo conflictos con la idea de que para deshacerse de un dictador, vale la pena que muera un montón de gente.
Ante esto, no puedo evitar preguntarme: ¿por qué se considera que la pérdida de la vida de un soldado raso es mejor que la existencia de un dictador? Es como si la vida de algunos no resultara valiosa o importante.
No existe un ser humano que sea mejor que ningún otro, y si asumiéramos que la vida de un soldado raso no importa, entonces estaríamos admitiendo que ninguna vida importa.
Recuerdo que cuando alguien colocó su túnica en el suelo para que Gandhi no tuviera que pisar en el barro, él le dijo: “No, tú eres un ser tan importante como lo soy yo”.
Nadie es superior a otro y, si recordáramos eso, no estaríamos tan dispuestos a sacrificar la vida de ninguna persona.
Cinco. Renuncia a tu necesidad de tener más.
El mantra del ego es: “Nunca tengo lo suficiente”. Por otra parte, el mantra de tu ser superior, que es la parte de ti que está conectada a la fuente, solo quiere una cosa: quiere que estés en paz.
Así que esa parte de ti que quiere más, que exige más, que cree que si no tienes más no serás exitoso o que no serás feliz, es la parte del ego que te impide conectarte a tu fuente.
Seis. Deja de identificarte a ti mismo con tus logros.
Tú no eres aquello que logras, eres un ser divino, eres una porción de la fuente.
Siete. Deja de identificarte a ti mismo con tu reputación.
Tú no eres tu reputación. No eres lo que otros piensan de ti.
Si doy una conferencia frente a mil personas, tengo mil reputaciones y no hay en absoluto nada que pueda hacer para cambiar eso.
Mi reputación no se encuentra en mí, está fuera de mí. Yo solo puedo ser responsable por mi carácter y mi conexión con Dios.
Siempre que puedas suspender el ego se disolverán todos los obstáculos que te impiden permanecer conectado a la fuente de todo lo que existe, permanecerás conectado a la intención.
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