1. Mis finanzas dependen de mí, de nadie más
Es nuestra responsabilidad aprender lo que ni nuestros padres ni el colegio nos enseñaron sobre finanzas. No necesitamos convertirnos en unos genios del capital, pero sí entender las nociones básicas sobre economía, cómo se comportan los movimientos bancarios y de la bolsa de valores y cómo nos pueden beneficiar.
El siguiente paso después de tener conocimientos es tomar acción. Estamos por nuestra cuenta con respecto a al presupuesto personal, pero eso significa que también estamos a cargo de nuestro futuro.
2. Empezar mañana es una excusa
Cómo todo en la vida, es mejor empezar hoy que mañana. Posponer y procrastinar son acciones que traen consecuencias negativas.
Comenzar a pagar las deudas, empezar el fondo de emergencia, aprovechar una opción de inversión… el mejor momento para ponerlos en práctica es ahora.
El tiempo también pasa y no vuelve en materia financiera. Una inversión hecha a destiempo puede fracasar, no ahorrar desde la juventud disminuye el dinero acumulado, dejar crecer las deudas desmesuradamente por no pagarlas solo trae aumento de intereses.
Así que piensa en el tiempo como tu mayor activo para invertir. Comienza pronto y contribuye regularmente.
3. Gasto menos de lo que gano… ¡excepto cuando de invertir se trata!
Parece obvio, pero no para todos lo es. Existen tantas personas endeudadas por mantener un nivel de vida superior al que les permite su sueldo, cuyos ingresos no llegar hasta fin de mes y son incapaces de cubrir hasta la más mínima emergencia.
La libertad financiera es una meta esencial, así que comienza a hacer un seguimiento de tu dinero y el estado de tu presupuesto mensual. Hacerlo disminuirá tus preocupaciones, reducirá las deudas, te ayudará a sentirte más seguro financieramente y a disfrutar de la vida.
4. Es necesario crear múltiples fuentes de ingresos
Esta es una de las principales características de los millonarios: su dinero nunca proviene de una única fuente, de modo que si alguna de ellas falla, las demás siguen funcionando.
Diferentes fuentes de ingresos también generan otros beneficios tales como la posibilidad de pagar deudas más rápido (por ejemplo, destinando uno de los ingresos exclusivamente a pagar la mayor deuda, etc.), flexibilidad para asumir riesgos (por ejemplo, dejar el empleo e iniciar tu propio proyecto…).
5. El ingreso no determina la riqueza
Se trata más de lo que hagamos con el dinero, que de cuánto ganamos.
Muchos millonarios han empezado sus grandes emporios con cantidades muy modestas, pero han sabido aplicarlas y reinvertir las ganancias recibidas. Por el contrario, muchos empleados, incluso aquellos con salarios generosos, gastan todo su dinero en llevar un nivel de vida cómodo y lujoso (autos, vacaciones, ropa), e incluso pudieran estar ahorrando, pero al desaparecer esa fuente de dinero, muy pronto sus cuentas se ven restringidas.
Por supuesto, ingresos y salarios altos pueden ayudar a alcanzar metas financieras con más rapidez. Pero tener conciencia de la importancia de la inversión y aprovechar las oportunidades cuando se presentan es más valioso y determinante de tu futura libertad financiera.
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6. Necesito un presupuesto y un plan para mi dinero
Sin un presupuesto es más difícil lograr la libertad financiera. El presupuesto es la herramienta que permite controlar la entrada y salida de dinero y conseguir la estabilidad necesaria para empezar planes de expansión.
Si consideras difícil establecer un presupuesto, busca en Internet las distintas opciones que existen, desde la famosa división 50-30-20 (que son los porcentajes del ingreso asignados en ese orden a responsabilidades y necesidades, proyectos y aspiraciones y por último, a los ahorros) hasta aplicaciones para descargar en tu teléfono y conectadas con tus cuentas bancarias para ayudarte a ver el movimiento diario de tus finanzas.
7. Un fondo de emergencia es útil y necesario
La vida está llena de sucesos inesperados. Desde reparaciones del auto y la casa, hasta las más dolorosas como pérdidas de trabajo y gastos por enfermedad y muerte.
Crear un amortiguador económico para estos sucesos imprevistos (pero esperables) de la vida es fundamental para no empeorar una situación de por sí mala.
Los economistas recomiendan tener una reserva ideal que le permitan sobrevivir seis meses si perdieras tus fuentes de ingresos.
8. Vivo mi vida sin desear la de los demás
Muchas personas terminan aspirando determinado nivel de vida, no porque sea lo que realmente quieren y los haga felices, sino por la influencia de vecinos, amigos o conocidos.
Concentrarse en la propia vida y proyectos personales, dejando de preocuparse por lo que otros tienen es el mejor modo de sentirse satisfechos.
Tal vez nunca lo llegues a saber, pero detrás del perfil de felicidad que todos exhiben en las redes sociales, o desde las cercas de sus casas, hay historias personales incluso más negativas que la tuya. Así que recuerda siempre que los bienes materiales como referencia de estatus no son demostración de los triunfos personales.
9. Pago mis deudas con el interés más alto primero
Bruce McClary, vicepresidente de Relaciones Públicas y Asuntos Externos de la NFCC (National Foundation for Credit Counseling), comenta que algunos deudores encuentran en la estrategia del empresario y autor Dave Ramsey denominada “bola de nieve” una forma de pagar sus deudas: “Para las personas que necesitan ver resultados instantáneos para mantenerse motivados, ese puede ser el mejor proceso porque es la manera más rápida de llevarlos a una conclusión exitosa”.
Consiste en usar los tipos de tasas de interés para determinar cuál cuenta pagar primero, y centrarse en el saldo. Comenzamos poniendo dinero extra en la cuenta con el capital más bajo y una vez pagado, pasamos a la siguiente cuenta.
10. “Las finanzas personales son 20% de conocimiento y 80% de comportamiento (Dave Ramsey)
Esta frase de Dave Ramsey resume todas las recomendaciones anteriores. No solo es importante saber, sino trabajar activamente con base en ese conocimiento para empezar a ver los resultados.
Ahora ya sabes que es importante ahorrar, invertir, no perder el tiempo y no guiarse por las metas de los demás. Lo que harás con ese conocimiento a favor de tus finanzas, ¡depende de ti!
