🔴 ¡ESTO Cambiará tu Futuro! Las Claves de Bruce Lipton para Crear Tu Futuro

¡ESTO Cambiará tu Futuro! Las Claves de Bruce Lipton para Crear Tu Futuro

Descubre Cómo ESTO Cambiará tu Futuro. Las Claves de Bruce Lipton para Crear Tu Futuro

El mensaje principal de todo este asunto de la física cuántica es simplemente que somos energía, que estamos enredados con todo un campo energético, que el universo es una unidad formada por un todo interconectado y así es como estamos enlazados los unos con los otros.

Sin embargo, durante nuestra programación de desarrollo obtenemos creencias que nuestros padres establecen en nosotros a través de la cultura y luego estas convicciones se convierten en la realidad que experimentamos.

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Históricamente definimos nuestras poblaciones con base en la separación. Estamos divididos por la raza, la religión, el origen, el país. Son separaciones que distancian a la población.

Un punto interesante de la evolución es que en realidad busca la unificación de todo, busca mantenernos unidos en armonía.

Entonces debemos reconocer que la programación de la separación es la naturaleza divisiva que nos impide evolucionar hacia el futuro en este momento.

Una de las principales divisiones en nuestro mundo es la basada en la religión. Tenemos todas estas diferentes religiones con diferentes historias sobre el origen del mundo y la humanidad o cómo sobrevivimos.

Sin embargo, con estas diferentes historias, todas las religiones están separadas entre sí. Por supuesto, a lo largo de los siglos han venido generando conflictos que son promovidos por ese distanciamiento.

Es interesante ver, por ejemplo, la separación entre judíos y musulmanes o judíos y cristianos.

Incluso dentro del universo cristiano hay conflictos, por ejemplo, en Irlanda del Norte, cuando los protestantes y los católicos luchan entre sí, pero luego tienen que reconocer que ambos creen en la misma fuente, el Dios del amor.

Esto me trae a la mente una pregunta muy importante: ¿adónde nos está dirigiendo la separación?

Si entendemos el origen de ese planteamiento entonces podremos deshacerlo, y al deshacerlo, crearemos la unidad que el mundo demanda de nosotros.

Me gustaría explicarles a través de una ilustración la naturaleza simplista de lo que nos está pasando.

Imaginemos tres células. ¿De dónde vinieron? Ellas vinieron del medio ambiente a través de un proceso de evolución, aunque todas se hayan originado en la misma fuente.

Aquí es cuando comienza la programación.

Mira lo que puede pasar: puedes programar a unos gemelos idénticos para que cada niño sea de una religión, por ejemplo, uno musulmán y otro judío. Eso es una separación, una separación de quiénes son realmente.

Yo digo que no, que no hay que separarnos. Todos venimos de la misma fuente. Lo que tenemos que reconocer es que la programación es la que establece la separación en nosotros.

Siguiendo con el ejemplo, si realmente volvemos a los orígenes del conflicto entre israelitas y palestinos, eso ocurrió hace miles de años. Sin embargo, hoy en día hay una relación más matizada en este asunto. Hay mucho más en juego ahora que en épocas anteriores.

Tuve una experiencia personal muy interesante de este conflicto cuando estaba dando una conferencia en Tel Aviv y también tengo una historia paralela muy interesante.

Conocí a una pareja, Ajab y Aura. Ajab proviene de una familia palestina y Aura de una israelí. Por supuesto el conflicto y las angustias de generaciones estaban asentados en cada una de sus familias.

La historia maravillosa de Ajab y Aura parece sacada de una película.

Ambos estaban caminando en el desierto por diferentes razones y hacia diferentes lugares, y se vieron desde aproximadamente doce pies de distancia. Se detuvieron, se miraron y fueron golpeados como por un rayo. Ambos se sintieron instantáneamente enamorados y experimentaron este sentimiento que terminó unos días después en matrimonio.

Luego fueron a las casas de sus padres quienes básicamente los repudiaron porque sus familias no podían aceptar que sus hijos se hubieran casado con alguien del otro lado.

Esto empeoró cuando tuvieron un hijo y debieron decidir a qué colegio llevarlo.

No podían enviarlo a la escuela hebrea porque eso enfatizaría el conflicto entre ellos y los árabes. No podían llevarlo tampoco a la escuela árabe, porque ahí había conflictos con los judíos.

¡Y resulta que tampoco podían enviarlo a la escuela cristiana porque entonces entrarían en conflicto con ambas familias!

El punto es cómo iban a criar a su hijo. Entonces decidieron crear algo que se llamaba el Jardín de Abraham, una escuela para niños desde los tres hasta los siete años de edad.

La escuela se llama el Jardín de Abraham porque Abraham es el profeta tanto de palestinos como de israelíes. Los niños que van a esta escuela vienen tanto del lado palestino como de lado israelita.

Ahí juegan juntos, no saben nada acerca de los conflictos de sus padres, crecen aprendiendo el idioma del otro, conociéndose unos a otros como amigos.

Bueno, dando una conferencia en Tel Aviv sobre la naturaleza de la programación, llegué al punto donde les explicaba la naturaleza de la epigenética y cómo nuestras creencias se transforman en programas que se descargan en nuestra mente.

Entonces les mostraba cómo los padres les están dando forma a las futuras generaciones.

Llegué a este punto y todo fue muy claro. Lo notable sobre esta audiencia era que estaba mezclada, pero solo había israelitas de un lado y, del otro, palestinos. Estaban separados a cada lado del auditorio como el agua y el aceite.

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Sin embargo, ambos grupos estaban escuchando esta charla. Entonces les dije: “Aquí está el problema” y les mostré diapositivas de niños israelíes jugando con ametralladoras y niños palestinos disfrazados de soldados sosteniendo armas.

Y les repetí: “Este es el problema: les están enseñando a los niños a odiarse unos a otros, aun cuando estos niños probablemente nunca hayan conocido a nadie del otro lado, pero ahora tienen una programación y si alguna vez conocen a uno de ahí, entonces creerán que debe haber odio entre ellos”.

Esta es la propagación que ocurre durante el período de desarrollo de los primeros siete años. Esto es lo que hace que continúe el conflicto.

Para mí fue un momento increíble dar una presentación a esta gran audiencia porque era casi como que el aire de la sala hubiese sido succionado: este auditorio tan grande estaba tan silencioso que se habría podido escuchar la caída de un alfiler.

Hubo un momento en el que me di cuenta de que la gente estaba sentada y ahí, por fracciones de segundo, los vi diciéndose: “Oh, Dios mío, ¿qué estamos haciendo? ¿Por qué estamos haciendo esto?”.

Después de mi conferencia hubo otras charlas y algo de música. Cerramos la sesión con una canción cuya letra fue traducida al árabe, al hebreo y al inglés, así que al final todos estaban cantando esta canción con la misma letra, pero en diferentes lenguajes.

Vi desde donde estaba sentado a toda la audiencia que se balanceaba de un lado a otro con la música. Luego, cuando las puertas se abrieron y todos regresaron al vestíbulo, empezaron a compartir comida y té, y como había músicos afuera, también se pusieron a bailar.

Lo más increíble fue que estos grupos que estaban separados como el aceite y el agua se convirtieron en uno solo y todos se unieron en comunidad. Por un momento hubo una sorprendente conciencia de lo que sucedía, un: “¡Mira lo que hemos hecho! Eso no es lo que queremos”.

Este es precisamente el escenario que el mundo necesita ver: no me importa de qué lado esté la gente.

Lo hermoso de esto es que todos estaban unidos por la música. Era la música, la vibración universal que mantenía a la gente unida y a toda la audiencia cantando con alegría la misma canción. ¡Quisiera haber registrado eso en un video para poder mostrárselos!

Así que estamos en el umbral de una agitación evolutiva y la parte más hermosa es que se basa en la física cuántica, la idea de que todos estamos enredados, que todos estamos entrelazados y en unidad.

Cuando estamos separados, ese conflicto es resultado de la programación.

Y cuando cambiemos ese programa, el futuro será brillante porque podremos programar la armonía en lugar de seguir con lo que hemos estado haciendo por generaciones: programando la división.

Ahora es momento de crear un nuevo programa.

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