Descubre Cómo Wayne Dyer Revela la Fuerza Invisible que Controla Tu Vida. Aprende a Derrotarla.
Existe una importante verdad que todos debemos conocer: lo que sea que albergues en tu interior, no es el resultado de lo que alguien puso allí. Es el resultado de lo que decidiste tener dentro de ti.
[Video] Wayne Dyer a en Español
Así como al exprimir una naranja, solo puedes obtener jugo de naranja, pues es lo único que hay dentro de ella, cuando estás sometido a alguna presión, lo único que puede salir de ti es lo que hay dentro de ti.
Al igual que con la naranja, esto no depende de ninguna circunstancia externa, como quién te presiona, cómo lo hace, en qué momento lo hace o qué ocurre en tu entorno. Lo que sale de ti solo depende de lo que hay en tu interior.
Si de ti salen odio, rabia, estrés, tensión y depresión no se debe a otras personas o a eventos externos. Salen porque eso es lo que tienes en tu interior. Si no tuvieras eso dentro, jamás habría podido salir de ti, sin importar con quién convivas o cuán difícil sea la situación que enfrentas.
Cuando te enfureces porque alguien se atraviesa en tu camino en la autopista, y quieres hacer algo para molestar a esa persona, no es el otro conductor o sus acciones lo que te hace reaccionar de esa forma, es lo que llevas dentro de ti.
Cuando dejes de llevar esa carga de rabia en tu interior, no habrá nada que otra persona pueda hacer para molestarte.
Eleanor Roosevelt decía: “Nadie puede hacer un tonto de ti sin tu consentimiento”. Parafraseando esta maravillosa cita, podemos decir que nadie puede deprimirte, ponerte ansioso, herir tus sentimientos o hacerte cualquier otra cosa a menos que tú lo permitas.
He llegado a entender que cada ser humano en el planeta debe ser por completo responsable de su desarrollo interior. Sin embargo, eso es algo que muchos ignoran.
Me gusta comparar este proceso con una vela cuya llama arde en nuestro interior.
Si expones una vela encendida a la lluvia y al viento, la llama se apagará. Pueden pasar muchas cosas en el exterior sobre las que no tienes control alguno que extinguirán la llama de tu vela.
Pero la llama que tenemos en nuestro interior no debe vacilar nunca, aun en las peores circunstancias. Quizás el mayor nivel de desarrollo interior que podemos alcanzar lo simboliza esa llama interior que se mantiene siempre imperturbable.
Preservar esa llama es nuestra responsabilidad, no solo con nosotros mismos, sino con nuestros hijos, a quienes debemos educar en la creencia de que todo lo que tenemos en nuestro interior depende solo de nosotros mismos, y por eso nos pertenece.
Hay otra verdad de la que quiero hablarte. Todo lo que te pasa en este momento es algo que has contribuido a crear.
Si tienes problemas con alguien en tu trabajo, enfrentas dificultades con tu pareja y te victimizas o sientes que tus hijos no te respetan, lo primero que debes hacer es observarte a ti mismo y preguntarte: “¿Qué es lo que hay en mí que provoca esta situación?”, “¿Qué puedo cambiar en mí para dejar de sentirme una víctima?”.
Lo que no debes hacer es tratar de cambiar a otras personas o al mundo, pues ese es uno de los problemas fundamentales: mucha gente desea que el mundo sea diferente.
Pero el mundo es perfecto tal y como es. En el mundo no existe ansiedad ni depresión ni estrés. A diferencia de lo que siempre has escuchado, el mundo no es un lugar estresante. Es perfecto.
Tú eres parte de ese mundo y de ese universo en el que la perfección caracteriza tu creación. No eres un error y todo el estrés y la ansiedad que puedas experimentar provienen de pensamientos estresantes y ansiosos. Del mismo modo, no existe la ira; solo existen pensamientos iracundos.
Por eso cuando detienes esos pensamientos y los reemplazas por serenidad y paz, no hay forma de que puedas convertirte en una víctima. Te convertirás en una persona sana, en lugar de estar envenenada por sentimientos negativos.
Al tener serenidad en tu interior y sentirte positivo acerca de ti mismo, serás más eficaz en todo lo que emprendas, estarás a salvo del control y de la manipulación de personas en tu entorno, y la manera en que reaccionarás ante las situaciones que se te presenten reflejará esa paz que emana de tu interior.
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La siguiente anécdota ilustra muy bien a qué me refiero.
En una oportunidad estaba volando de Florida a Chicago, donde debía dar una conferencia. Después de treinta minutos en el aire, se presentó un problema mecánico y se nos informó que nos veríamos obligados a regresar a Florida.
Aun cuando insistieron en que no era una emergencia, las medidas tomadas en el aeropuerto parecían indicar lo contrario. Esto produjo miedo y hasta pánico en muchos pasajeros, que lucían ansiosos y llorosos.
Cuando me observé a mí mismo, me percaté de que yo estaba en un estado de perfecta calma, aunque alerta, por si había que realizar alguno de los procedimientos de emergencia. En la misma situación en la que otros eligieron el pánico, yo elegí estar consciente y preparado para enfrentar la contingencia.
Yo sabía que todo iba a estar bien. No fue algo para lo que tuviera que esforzarme. Lo que ocurrió es que mi serenidad interior reemplazó el miedo, y el aceptar que en algún momento a todos nos llega la hora de partir me hizo sentir seguro todo el tiempo.
Sin embargo, sé que hubo una época en mi vida en la que, en lugar de esa paz, habría sentido el mismo miedo que las otras personas.
Aterrizamos sin problemas, pero nos informaron que no podríamos salir de Florida en varios días, pues no había asientos disponibles en los otros vuelos. Eso hizo que ahora las personas se molestaran y comenzaran a discutir con los representantes de la línea aérea.
Yo creo en buscar soluciones, no problemas, y me sentía responsable ante las personas que me esperaban al día siguiente en Chicago, así que llamé a mi secretaria y le expliqué la situación. En ese momento me veía a mí mismo en Chicago, sabía que llegaría y actué basado en eso.
Mientras, el resto de los pasajeros estaban alterados, gritando, molestos, pero sin hacer nada para solucionar su situación.
Luego de quince minutos, mi secretaria había conseguido un asiento en un vuelo que salía unas horas más tarde. Al parecer llamó justo cuando otra persona estaba cancelando su reservación.
De los 192 pasajeros del vuelo original, fui el único que pudo llegar a Chicago esa noche, no porque yo fuera más inteligente que los demás pasajeros o porque supiera algo que ellos ignoraban, sino porque siempre busco soluciones en vez de problemas y me rehúso a ser una víctima, que actúa con una compulsiva necesidad de tener la razón mediante el uso de la ira.
Cuando deseas que algo pase, puedes visualizarte a ti mismo experimentando eso que quieres que ocurra, y de inmediato puedes actuar con base en esa visualización para hacer realidad lo que deseas.
Ante las dificultades tienes que buscar soluciones. Pero solo las encontrarás cuando dejes de preocuparte por ser una víctima.
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