Descubre Cómo El UNIVERSO CONFABULARÁ Para que Todo lo que Desees se Haga Realidad. Wayne Dyer en español.
Tercer principio. No eres un organismo en un ambiente sino un organismo que forma parte del ambiente, un “ambientorganismo”.
Una de las razones por las que la idea de manifestar nos resulta tan extraña radica en la creencia, que nos inculcaron, de que, como individuos, estamos separados de nuestro ambiente y pensamos que nuestra función es dominarlo. Provistos con este tipo de lógica, nuestra habilidad para sentir nuestra conexión con el ambiente que nos rodea disminuye.
Este tercer principio para la manifestación comienza con la comprensión de que es por completo imposible describirnos a nosotros mismos como seres separados de nuestro entorno.
Estoy acuñando una nueva palabra con el propósito de articular este principio. Considérate a ti mismo como un ambientorganismo. Esta palabra significa que no hay ninguna diferencia entre tú y tu entorno.
Tú eres tu entorno y, lo que es más significativo aún, tu entorno eres tú.
[Video] Wayne Dyer en Español
Piensa en tu propia naturaleza como un ambientorganismo. Trata de pensar en el mundo exterior, tu entorno, como en una extensión de tu cuerpo. Es decir, no estás separado del mundo exterior. Con esta definición resulta imposible describirte a ti mismo sin incluir lo que te rodea. De hecho, ni siquiera es posible verte o escucharte a ti mismo como una entidad separada de tu entorno.
Por ejemplo, descríbete a ti mismo caminando. No es posible describirte al caminar sin describir también sobre qué estás caminando, sin el piso o el suelo solo serían tus piernas moviéndose adelante y atrás, y por supuesto eso no es caminar.
Tu experiencia al caminar también incluye el aire que respiras, la gravedad que impide que flotes hacia el espacio, las piedras, la alfombra, la arena o el cemento sobre el que caminas.
Te invito a apartar tu atención de ti mismo como un organismo en el ambiente, y centrarla en ti mismo como una extensión de tu ambiente, siempre inseparable de él. Esto significa que tienes que pensar en ti mismo como un individuo y como un entorno al mismo tiempo.
¿Has visto alguna vez a alguien con un frente, pero sin una espalda? ¿Has visto alguna vez a alguien con un exterior, pero sin un interior? Pues bien, estas preguntas retóricas están destinadas a estimularte a considerar cómo puedes ser diferenciado e indiferenciado al mismo tiempo y por qué esto es importante en tu aprendizaje para manifestar tu vida como tú decidas.
La naturaleza del mundo físico es esencialmente de ondas. Cada onda de energía, que conforma una masa física, tiene una cresta o pico y un nadir o valle. Estos puntos altos y bajos de la onda son siempre fáciles de identificar como separados, sin embargo, siempre están juntos.
Nunca podrás tener un cubo de crestas y observarlas con independencia de sus correspondientes valles. Esta es la característica fundamental de la naturaleza: tu frente siempre tiene una espalda, tu interior siempre tiene un exterior y sin la cresta no existe el valle.
Ahora debes extender este conocimiento hacia afuera. Eres distinto al entorno que te rodea, igual que las crestas de las ondas que constituyen tu ser físico natural son distintas del valle, pero estás conectado, de manera irrevocable, al mundo exterior, así como el fondo de la onda siempre tiene un tope.
Cuando comienzas a ver esta simple verdad, las experiencias místicas de la manifestación también se desplegarán ante ti como posibilidades genuinas.
Lo que ocurre es que, o bien estás atropellando a la naturaleza o la estás viendo como tú propio ser.
Cuando pensamos en nosotros mismos como distintos de nuestro entorno, asumimos la postura de ejercer control sobre ese entorno. Destruimos bosques, ciénagas, montañas, ríos, vida salvaje o cualquier otra cosa que consideremos un obstáculo para la obtención de beneficios, nuestra comodidad o lo que llamamos “civilización avanzada”.
Defendemos estas actividades sin entender que también nos estamos destruyendo a nosotros mismos.
Como hemos visto, no podemos concebirnos con independencia de nuestro entorno, del mismo modo que nuestro exterior no puede concebirse sin un interior.
Cuando podamos respetar eso que parece ser externo a nosotros, comenzaremos a vivir en armonía con nuestro entorno, en lugar de tratar de controlarlo.
En nuestra vida personal, el reconocer a la naturaleza como una extensión de nosotros mismos abre ante nosotros un mundo de manifestación por completo nuevo. Al poner esto en práctica, tu nueva fe nunca más te permitirá ver nada como separado.
La separación siempre estará allí, así como la cresta de la onda está separada del valle. Pero, de igual manera, permanecen inseparables, aunque estén separadas. Con esta idea puedes fusionar la dicotomía que te impide poner a funcionar esta energía conectiva.
Comenzarás a verte a ti mismo como una parte integral de este mundo, en lugar de verte como una entidad separada. Entonces, tendrás claro que eres una parte orgánica del mundo que te rodea.
Existe la creencia popular de que venimos a este mundo. Por eso, continuamente adoptamos la idea de que lo que somos y de dónde venimos son dos ámbitos diferentes.
La esencia del tercer principio espiritual para la manifestación de tu destino es que no hay tal separación, y en lugar de venir a este mundo como un proyecto de construcción, lo que en verdad ocurre es que brotamos de él.
Eres el resultado de lo que el universo está haciendo a un nivel consciente, del mismo modo que una ola resulta de lo que el océano está haciendo y una ciruela resulta de lo que el árbol de ciruela está haciendo.
La inteligencia que eres, aunque invisible, es tu ser en cada estado de tu creación y experiencia de vida. Ocurre lo mismo en cada ser humano y en todo lo que hay en nuestro mundo físico. Ten en cuenta que todos respiramos el mismo aire, caminamos en el mismo suelo y pensamos como un organismo, como lo haces tú.
De hecho, estás conectado a todos estos seres. No es un accidente que alguien que vive en un país distante, que tiene un aspecto físico exterior diferente y que habla otro idioma, pueda morir y donarte sus órganos, que se ajustaran a la fuerza vital que fluye en ti.
Un proverbio de los nativos americanos de profunda importancia dice: “Ningún árbol tiene ramas lo bastante tontas como para pelearse entre ellas”.
Imagina el resultado que un comportamiento como ese podría tener en un árbol. El árbol y todas sus partes morirían si hicieran algo tan absurdo, pero eso es precisamente lo que hacemos cuando nos consideramos separados del resto de las personas, que provienen de la misma inteligencia divina.
Cuando sabes que emerges de este mundo, del mismo modo en que lo hace una manzana de un árbol de manzana, te identificas con la esencia espiritual. Es mediante la identificación con esta esencia interior que te conectas a todo lo demás, y con esta conexión comienzas a atraer lo que deseas a tu mundo físico.
Quiero que adquieras un sentido muy claro de cómo estás en realidad emergiendo de este mundo. No eres un destello momentáneo de una consciencia que se encarna entre dos negruras eternas, el antes y el después de la vida.
Eres una esencia que crece eternamente en este mundo. Un mundo en el que nuestros sentidos perciben al espíritu y a la manifestación de ese espíritu como diferentes. En efecto, son diferentes, pero también están conectados.
Esta toma de consciencia es crucial a medida que recorres el camino de la manifestación.
Ese poder está en ti, pero no es solo tuyo. El poder y la magia de este mundo no pueden estar reservados para el uso exclusivo de ninguna persona, incluyéndote. Están disponibles todo el tiempo, sin embargo, no le pertenecen a nadie.
Lo que estás haciendo como ambientorganismo es entrar en contacto con una energía que está más allá de la dualidad del plano terrestre, pero que al mismo tiempo está conectada con este plano. En otras palabras, está separada, pero es reconocible.
Eres un ser holístico, y por eso tanto la energía no dualista como la energía del plano físico confluyen en ti y se encuentran a tu disposición. Como un ser holístico destruyes la ilusión de que estás aislado y revelas tu conexión con todo lo que te rodea. Esto te empodera en forma tal que la parte de ti controlada por el ego nunca podría imaginar.
Para entender esto puedes intentar verte a ti mismo como un holograma. Un holograma es una imagen fotográfica tridimensional, que se obtiene mediante iluminación por láser. Lo que caracteriza un holograma es que un pequeño segmento contiene toda la imagen.
Cuando una parte diminuta del holograma se divide y se proyecta, muestra una imagen de todo el objeto. El holograma es una representación perfecta para ti como un ambientorganismo.
Tu ambiente incluye a todos los seres vivos y muertos, y puedes atraer su energía hacia ti porque desde el punto de vista holográfico ellos son tú.
Eres una pequeña imagen física que, al proyectarse espiritualmente sobre la pantalla cósmica, refleja a toda humanidad.
La humanidad entera es todos y cada uno de nosotros. No puedes escapar a esta verdad. Los seres humanos son lo mismo en todas partes. Compartimos las emociones de miedo, amor, odio y celos.
También compartimos la sangre que nos da la vida, entremezclándola para la supervivencia de aquellos que la necesiten. Tenemos los mismos órganos internos y los mismos pensamientos.
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Cuando te percibes a ti mismo en el holograma que es la humanidad, estableces una conexión a nivel energético con todos los que están en tu entorno.
Un ambientorganismo es un fiel reflejo de todo lo que existe, y la energía que compartes es compartida por todos. Esta consciencia te da la opción de aprovechar esta energía universal en cualquier lugar y en todo momento. Solo tienes que proyectarte metafóricamente para reflejar el todo.
Cuando puedes hacer esto sin albergar dudas o reservas, puedes literalmente ver como tus pensamientos y deseos íntimos no están solo dentro de ti, sino que están en toda la humanidad, que es de una abundancia ilimitada.
Como ambientorganismo eres un único individuo, que representa solo una parte de la imagen, al tiempo que contienes el panorama completo. Más aún, el contenido de tu consciencia también es de naturaleza holográfica. La consciencia es la condición mental de estar despierto ante lo que te rodea.
En este enfoque holográfico, el poder de tus pensamientos puede proyectarse de forma tal que te conectes con toda la humanidad. Tus pensamientos están literalmente conectados a los pensamientos de todos los demás, así como lo están tus emociones, tus deseos y todo tu mundo interior.
Puedes aprender a usar esta conexión para cultivar tu propia divinidad y, por definición, la divinidad de toda la humanidad. La naturaleza de un holograma y tu naturaleza como un ambientorganismo son una misma cosa.
El texto sagrado del hinduismo, Bhagavad-gītā, sintetiza esta noción de la forma más profunda que he encontrado hasta ahora.
Dice: “El que ve que el Señor de todo es siempre el mismo en todo lo que es inmortal, en el campo de la mortalidad, ve la verdad. Y cuando un hombre comprende que el dios en su interior es el mismo dios en todo lo que es, él no se hace daño a sí mismo haciendo daño a otros. Es entonces cuando, en verdad, va hacia el sendero más elevado”.
La frase clave en este profundo fragmento es “en todo lo que es”. Esto te incluye a ti, a mí y a todo lo que existe. Eso eres tú, no estás separado de todo lo demás.
Te entrego ahora unas pocas sugerencias para que comiences a implementar este tercer principio para la manifestación, que dice que no estás separado de tu entorno.
Uno. Realiza un esfuerzo consciente para revisarte a ti mismo cuando comiences a tener pensamientos que reflejen que te sientes aislado o separado de tu entorno. Imagínate como una parte de todo lo que ves y en tu interior haz un intento de proyectar la energía de tus pensamientos en todo lo que está vivo en el planeta.
Esta práctica interior te ayudará a adoptar la noción de ti como una parte de tu entorno, un ambientorganismo, en lugar de un organismo en un ambiente.
Dos. Contempla la energía que es tu fuerza vital. Olvídate de tu cuerpo y de tus pensamientos, y centra tu atención en tu energía, que también se conoce como el chi o el praná. Nota si puedes sentirla de manera objetiva. Trata de hacer lo mismo con la energía de alguien cercano a ti.
Observa a esa persona, olvídate de su cuerpo. Presta atención a la idea de que ambos comparten la misma energía, de forma que a nivel energético son la misma persona.
Tres. Confía en la sabiduría de tus sentimientos. Si lo sientes, es verdad para ti. Cuando confías en tus sentimientos, confías en la energía que constituye la fuerza vital del universo.
Cuatro. Practica ser gentil, respetuoso y cariñoso hacia la fuerza vital que hay en todas las cosas. En otras palabras, actúa asumiendo que el dios que está presente en toda vida de verdad importa. La energía del amor sale al universo y se conecta con la misma esencia de amor que está en todas las cosas.
Cinco. Toma la decisión de emplear algún tiempo cada día, solo y en silencio, meditando acerca de este principio. Repite el principio una y otra vez, como un mantra silencioso: “No soy un organismo en un entorno, soy un ambientorganismo”.
Al repetirte estas palabras, comenzarás finalmente a proyectar esta realidad hacia afuera.
Seis. Transforma los espacios de tu vida en lugares tan sagrados como sea posible. En el espacio que habitas, bendice todo lo que te rodea y llena ese espacio con la vida que proporcionan las plantas, las flores y los animales. Tomate un tiempo para contemplar el sitio en el que vives y percibirlo como un lugar sagrado.
Mientras más vida infundas en tu entorno con pensamientos sagrados y sentimientos, más conectado espiritualmente te sentirás.
Hace ya casi un milenio, el poeta sufí Rumi escribió un poema que refleja esta consciencia y que quiero compartir contigo. Se titula El mercado de semillas.
El mercado de semillas
¿Puedes encontrar otro mercado como este?
¿Dónde, con una rosa puedes comprar cientos de jardines de rosas?
¿Dónde, por una semilla obtienes toda una selva?
¿Por un débil aliento, el soplo divino?
Has estado temeroso de ser absorbido por la tierra o arrastrado por el aire.
Ahora tu perla de agua se suelta y cae al océano de dónde vino.
Ya no tiene la forma que tuvo, pero sigue siendo agua. La esencia es la misma.
Esta renuncia no es un arrepentimiento, es un profundo homenaje a ti mismo.
Cuando el océano venga a ti como un amante, únete a él de inmediato, rápidamente, por el amor de Dios.
No lo pospongas. La existencia no tiene un mejor obsequio.
Ninguna búsqueda encontrará esto.
Un halcón perfecto, sin razón alguna, ha aterrizado en tu hombro.
Y se ha hecho tuyo.
Siete. Toma consciencia de cómo tus juicios impiden que te conectes a lo que sea que estás juzgando. Cuando juzgas te proclamas como separado de aquello que estás juzgando.
Recuerda que es posible prestar atención al mundo sin condenarlo, sin emitir ningún juicio y sin hacer ninguna interpretación de él, sino permitiéndole que sea como es.
Ocho. Diviértete con la idea de ti mismo como un holograma. Si recuerdas que eres una porción diminuta de la humanidad reflejada en tu propia imagen y personalidad, entonces tienes la vía libre para reflejar a la humanidad que te gustaría ver en tu mundo.
Eres una pequeña parte de un holograma que tiene unos seis billones de piezas, y reflejas todos esos seis billones de piezas en cada momento de tu vida.
Este es el tercer principio de manifestación espiritual. Somos todos simultáneamente nuestro propio ser y también todo lo que está fuera de nosotros.
No podemos nunca separarnos de nuestro entorno, mientras estamos en un cuerpo físico. Este conocimiento nos pone en contacto con la energía de la atracción.
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