🔴 Esto Bloquea la Ley de la Atracción y No Permite que la Manifestación Ocurra. Wayne Dyer en Español

Este nombre viene de una historia muy poderosa  que escuché una vez contada por Alan Watts y que hace referencia al rastro de espuma que deja tras de sí un barco al desplazarse por el agua.

Este rastro no puede impulsar o dirigir el barco de ninguna forma. Es tan solo una huella que queda atrás. Sin embargo, en esa huella hay una gran cantidad de cosas.

Cada uno de nosotros tiene una estela y guardamos montones de cosas en ella. Uno de los problemas que tenemos es una tendencia a mirar hacia la estela y todo lo que contiene para explicar porque nuestras vidas no están funcionando de la forma en que nos gustaría.

Cuando doy un vistazo a las experiencias de mi vida, recuerdo que pasé unos años en una serie de hogares de acogida. Hay gente que me ha dicho: “¡Vivir en un hogar de acogida debe haber sido terrible!”. Pero no. No fue terrible en absoluto.

Cuando tienes seis años, no te despiertas cada día quejándote y compadeciéndote de ti mismo por vivir en un hogar de acogida. Haces eso cuando eres mayor y necesitas tener excusas para disculpar tus fracasos, y por eso miras todo lo que hay en tu estela.

Con esto no quiero decir que deberías dejar todo contacto con tu pasado y con todo lo que quedó atrás, pero usarlo como excusa para justificar por qué no puedes estar hoy  donde te gustaría es algo que nunca te permitirá llegar a alcanzar un nivel de consciencia superior, mucho más allá de la consciencia ordinaria del ser humano.

Cuando era joven, tuve que aprender una de las enseñanzas más poderosas que he tenido en mi vida. Mi padre nos abandonó cuando yo era tan solo un bebé. Dejó a mi madre con tres niños pequeños. Todo lo que supe de mi padre, por mis hermanos y mi madre, es que él nunca llamó o se ocupó de proveernos de nada.

Estuvo en prisión, era alcohólico, murió de cirrosis hepática a los 49 años y fue enterrado en una tumba de indigentes en Biloxi, Mississippi.

Aunque nunca lo había visto, yo solía soñar con ese hombre y sentía un enorme odio hacia él, por lo que les había hecho a mi madre y a mis hermanos, por todas las historias que había escuchado y por lo que yo había descubierto acerca de  él.

Finalmente fui a su tumba diez años después de su muerte, el 27 de agosto de 1974. Lo que hice ese día transformó mi vida. Pienso que fui enviado allí por Dios o como quieras llamar al espíritu divino o a la presencia divina.

Por esa época, mi vida no estaba funcionando de la mejor manera. Tenía sobrepeso, mis relaciones no iban bien, no estaba escribiendo. Había muchas cosas que no estaban fluyendo, al menos no al nivel que yo sabía que era capaz de alcanzar, porque estaba lleno de odio, ira y amargura.

Lo que hice ese día fue que me paré en frente de su tumba y dije: “De ahora en adelante te envío amor, te perdono”.

Mark Twain decía que el perdón es la fragancia que emana de la violeta sobre la suela que la ha aplastado.

Una vez que dejé ir esa ira, ese odio y todo el apego que me unía a mis heridas, mi escritura empezó a desarrollarse a un nivel mucho más alto, de hecho escribí Tus zonas erróneas en muy poco tiempo después de aquello.

Comencé a estar en forma de nuevo, a cuidar mi alimentación y a hacer ejercicio. Y encontré a las personas que debían entrar a formar parte de mi vida, como mi bella esposa y todos nuestros hijos. Todo eso pudo fluir cuando liberé esa energía de negatividad, culpa y odio.

Dicen que nunca mueres de la mordedura de una serpiente. La mordedura no puede deshacerse, queda en la estela. Pero lo que te mata es el veneno que continua circulando a través de tu cuerpo tiempo después de que se haya producido la mordida.

Lo importante es que, a nivel de nuestros pensamientos, eso es algo sobre lo que tenemos control y que podemos cambiar.

Lo que ocurre es que muchos de nosotros nos mantenemos vinculados a las  heridas del pasado. Y eso no es algo natural.

Por ejemplo, si yo me corto una mano y observo, mi naturaleza dice: “Cierra la herida, no te aferres a ella”, y de manera natural, una corriente sanadora a la que estoy conectado se dedicará a cerrar la herida y es así como sanaré. No está en mi naturaleza el que me aferre a la herida.

Pero si pongo en práctica la mentalidad de seguir compadeciéndome de mí mismo y no dejo que mi herida se cierre, el resto de mi cuerpo también será destruido, por no dejar que mi naturaleza tome el control. 

Nuestra naturaleza también nos dice: “Cierra las heridas del pasado”. Sin embargo, muchas veces cerramos los ojos ante nuestra naturaleza.