Descubre Cómo te Quitarás un Gran Peso de Encima. Este SECRETO Cambiará tu Vida. Wayne Dyer. ¡Garantizado!
Marco Aurelio, el famoso emperador romano, afirmó: “La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos. Ten cuidado de no albergar ideas inadecuadas para la virtud y la naturaleza razonable”.
Esta es una cita de la Madre Teresa: “Dios no demanda que hagamos grandes cosas, solo cosas pequeñas con gran amor”.
La gente dice todo el tiempo: “Tengo derecho a estar molesto por la forma en que me han tratado”. “Tengo derecho a sentirme disgustado, herido, deprimido, triste y resentido”.
Aprender a evitar esta clase de pensamientos es uno de mis diez secretos primordiales para vivir una vida de paz interior, éxito y felicidad.
[Video] Wayne Dyer en Español
Cada vez que te llenas de resentimiento estás cediendo el control de tu vida emocional a otros para que la manipulen.
Me di cuenta de lo poderosa que es esta enseñanza hace muchos años, mientras asistía a una reunión con doce personas que estaban en un grupo para recuperarse del alcoholismo y la drogadicción.
Cada una de estas doce personas estaba acostumbrada a culpar a otros por sus debilidades, usando casi cualquier excusa como argumentación para regresar a sus patrones de conducta autodestructivos.
En un afiche colgado en una pared de la habitación se leían estas palabras: “En este grupo, no hay resentimientos justificados”.
Independientemente de lo que cualquiera le dijera a otro miembro del grupo, sin importar lo agresivo o desagradable de las acusaciones, a cada persona se le recordaba que no hay justificación para los resentimientos.
Tal vez debas considerar con quién estás resentido antes de que puedas decidir si ese sentimiento te resulta útil. Los resentimientos te dan una excusa para volver a tus antiguos hábitos y además son lo que te condujeron a esos hábitos, en primer lugar.
¿Por qué hay resentimientos?
Puede que estés familiarizado con un popular programa de televisión llamado “¿Quién quiere ser millonario?”. Si el participante responde correctamente las quince preguntas de selección múltiple gana un millón de dólares.
Comenzando con una pregunta de cien dólares, la persona debe responder cinco preguntas hasta alcanzar el nivel de mil dólares.
En ese punto, el concursante sabe que se irá del programa con algo de ganancia. Entonces la dificultad de las preguntas se incrementa.
Si el participante alcanza el nivel de treinta y dos mil dólares, nuevamente tiene la seguridad de llevarse esa cantidad.
Por lo tanto, hay dos niveles cruciales que alcanzar: el nivel de los mil dólares, al que se llega respondiendo cinco preguntas relativamente sencillas y el nivel de los treinta y dos mil dólares, que involucra cinco preguntas cada vez más difíciles.
Describí con detalle este programa de televisión para presentar la idea de los dos niveles que debes alcanzar para tener la posibilidad de llegar al más alto nivel de consciencia, el nivel del millón de dólares.
En el nivel de los mil dólares aprendes a dejar atrás la culpa en tu vida. Si no lo haces, regresas a tu casa sin nada.
Remover la culpa significa jamás atribuir a otros la responsabilidad por lo que te está pasando.
Significa que estés dispuesto a decir: “Puede que no entienda por qué me siento de este modo, por qué tengo esta enfermedad, por qué me han victimizado o por qué tuve este accidente, pero estoy dispuesto a decir, sin culpa ni resentimiento, que esta realidad me pertenece, vivo con ella y soy responsable de tenerla en mi vida”.
¿Por qué hacer esto? Si asumes la responsabilidad por la situación que estás viviendo, al menos tienes la oportunidad de asumir la responsabilidad de cambiarla o aprender de ella.
Si eres de algún modo, tal vez desconocido, responsable por esa migraña o por esa sensación de depresión, entonces puedes trabajar sobre ese malestar para eliminarlo o para descubrir que la molestia constituye un mensaje que debes interpretar.
Por otra parte, si en tu mente el responsable es alguna otra persona o cosa, ciertamente, para que puedas mejorar tendrás que esperar hasta que el causante de tu malestar cambie, lo que es poco probable.
Así que, en el nivel de los mil dólares, la culpa tiene que ser eliminada. De otro modo no obtienes nada y no puedes seguir participando para alcanzar los niveles más altos.
Debes estar dispuesto a pasar una nueva prueba en el segundo nivel crítico: la pregunta de los treinta y dos mil dólares.
Este es el obstáculo final que debes encarar para poder avanzar a un ámbito más sublime de autorrealización y consciencia superior, el nivel espiritual del millón de dólares.
En este nivel debes estar dispuesto a enviar energías más veloces y de frecuencias más altas de amor, paz, alegría, perdón y bondad, como respuesta a lo que sea que se te presente.
Este es el inicio de un despejado sendero, que describo como el kilómetro extra, para quien hace un esfuerzo adicional, donde lo único que tienes para dar es amor.
Si alguien dice algo que te resulta ofensivo, en lugar de optar por el resentimiento, puedes despersonalizar lo que acabas de oír y responder con bondad.
Prefieres ser generoso a tener la razón. No necesitas demostrar que otros se equivocan o tomar represalias cuando te han agraviado. Haces esto por ti mismo.
Hay un proverbio chino que dice: “Si vas a buscar venganza, será mejor que caves dos tumbas”. Tus resentimientos te destruirán, porque son energías de frecuencias bajas.
Al recorrer el kilómetro extra, solo te encontrarás con otros que han entendido completamente esta idea.
Los que no llegaron a este nivel están de nuevo con la multitud. Son los que salieron del juego hace mucho tiempo, derrotados ante las preguntas más sencillas.
La mayoría de ellos todavía se pregunta por qué siguen llegando a casa sin nada. Pero te aseguro que siguen culpando a otros por su desolación.
Primero tienes que superar la culpa. Luego tienes que aprender a enviar amor a todos, en lugar de enfado y resentimiento.
Se cuenta la historia de un maestro iluminado que siempre respondía a los arrebatos de críticas, juicios y burlas con amor, bondad y paz.
Uno de sus discípulos le preguntó cómo era posible que fuera tan bondadoso y pacífico ante tales ofensas e improperios.
Su respuesta al discípulo fue la siguiente: “Si alguien te ofrece un regalo y tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece el regalo?”.
La respuesta nos conduce al kilómetro extra.
Pregúntate: “¿Por qué he de permitir que algo que le pertenece a otra persona sea la fuente de mi resentimiento?”. Como reza el título de un conocido libro: Lo que tu pienses de mí no es asunto mío.
Deja de buscar oportunidades para ofenderte.
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Cuando vives en o por debajo de los niveles ordinarios de consciencia, empleas una gran cantidad de tiempo y energía encontrando oportunidades para sentirte ofendido.
Un boletín de noticias, una caída de la economía, la conducta grosera de un extraño, un desacierto, alguien que maldice, un estornudo, una nube negra, cualquier nube, la ausencia de nubes. Casi cualquier cosa servirá si estás buscando una ocasión para ofenderte.
A lo largo del kilómetro extra, nunca encontrarás a nadie participando en tales absurdos.
Conviértete en un ser que se rehúsa a ser ofendido por alguna persona, cosa o conjunto de circunstancias.
Si ocurre algo que desapruebas, naturalmente expresa lo que sientes desde tu corazón y, de ser posible, haz algo para cambiarlo. Después déjalo ir.
La mayoría de las personas actúan desde el ego y verdaderamente necesitan tener la razón.
Por eso, cuando te encuentres con alguien diciendo cosas que consideras inapropiadas o cuando sepas que una persona está totalmente equivocada, olvida tu necesidad de tener la razón y en cambio di: “Tienes la razón en eso”.
Esas palabras terminarán con cualquier conflicto potencial y te librarán de sentirte ofendido. Tu deseo es estar lleno de paz, no es tener la razón, ni estar sufriendo, molesto o resentido.
Si tienes suficiente fe en tus propias creencias, descubrirás que es imposible ser ofendido por las creencias y la conducta de otros.
No ser ofendido es una forma de decir: “Tengo control sobre cómo me voy a sentir y elijo sentirme en paz, independientemente de lo que observe en mi entorno”.
Cuando te sientes ofendido estás juzgando. Juzgas a alguien como estúpido, insensible, grosero, arrogante, desconsiderado o tonto y luego te molestas y te ofendes por su conducta.
Tal vez no te das cuenta de que cuando juzgas a otras personas no las defines a ellas, te defines a ti mismo como alguien que necesita juzgar a otros.
Del mismo modo en que otros no pueden definirte por la opinión que tengan de ti, tampoco tú tienes el privilegio de definir a otros.
Cuando dejes de juzgar y simplemente te transformes en un observador, conocerás la paz interior de la cual escribo aquí.
Con esa sensación de paz interior te encontrarás libre de la energía negativa del resentimiento y podrás tener una vida satisfactoria.
Como un bono extra descubrirás que otros se sienten mucho más atraídos hacia ti. Una persona en paz atrae energías apacibles.
No conocerás a Dios a menos que estés en paz, porque Dios es paz. Tus resentimientos literalmente alejan a Dios de tu vida mientras tú te ocupas en sentirte ofendido.
No ofenderte significará eliminar de tu repertorio de posibles pensamientos todas las variantes de la siguiente frase: “Si solo te parecieras un poco más a mí, yo no tendría que estar molesto ahora”.
Tú eres como eres y lo mismo ocurre con los que te rodean: son como son. Lo más probable es que ellos nunca serán como tú.
Así que deja de esperar que aquellos que son distintos se conviertan en lo que tú piensas que deberían ser. Eso nunca pasará.
Tu ego es el que exige que el mundo y todas las personas en él sean como tú piensas que deberían ser. Tu sagrado ser superior se niega a ser cualquier cosa que no sea un ente lleno de paz y ve al mundo como es, no como a tu ego le gustaría que fuera.
Cuando respondes con odio al odio dirigido a ti, te conviertes en parte del problema, que es el odio, en lugar de ser parte de la solución, que es el amor.
El amor no tiene resentimientos y fácilmente concede el perdón. El amor y el perdón te inspirarán a trabajar en lo que respaldas y no en lo que desapruebas.
Si estás en contra de la violencia y el odio, los combatirás con tu propia clase de violencia y odio.
Si estás a favor del amor y la paz, traerás esas energías a la presencia de la violencia y al final disolverás el odio.
Cuando a la Madre Teresa le pidieron que marchara en contra de la guerra de Vietnam, ella replicó: “No, no lo haré, pero cuando hagan una marcha por la paz, allí estaré”.
Una última palabra sobre el perdón y el resentimiento.
La noción de perdón está en la raíz de virtualmente todas las prácticas espirituales. Esto fue lo que brotó de Jesús de Nazaret mientras estaba siendo torturado en una cruz por un soldado romano que empujaba una lanza en su costado.
Perdonar es quizás lo más sanador que puedes hacer para eliminar completamente de tu vida las energías bajas del resentimiento y la venganza.
Piensa en cada una de las personas que alguna vez te ha hecho daño, te ha engañado, defraudado o dicho cosas desagradables de ti.
La percepción que tienes de ellos no es más que un pensamiento que llevas contigo a todos lados.
Estos pensamientos de resentimiento, rabia y odio representan energías bajas y debilitantes que te quitarán poder. Si las liberas, experimentaras una mayor sensación de paz.
La práctica del perdón hacia alguien tiene dos propósitos. En primer lugar, hacer saber a los demás que ya no deseas estar en un estado de hostilidad con esa persona. En segundo lugar, liberarte de la energía autodestructiva del resentimiento.
El resentimiento es como un veneno que continúa fluyendo en tu sistema y causando daños, incluso mucho después de haberse producido la mordedura de la serpiente. No es la mordida lo que te mata, es el veneno.
Puedes remover el veneno tomando la decisión de dejar ir los resentimientos.
Envía amor de alguna forma a aquellos que sientes que te han perjudicado y observa lo bien que eso te hace sentir, toda la paz que te produce.
Fue un acto de profundo perdón hacia mi propio padre, a quien nunca vi ni hablé, lo que cambió totalmente mi vida que pasó de ser una de consciencia ordinaria a una de consciencia elevada, logros y éxitos más allá de lo que jamás me atreví a imaginar.
La verdad es que no hay resentimientos justificados si quieres transitar a lo largo del kilómetro extra y disfrutar paz interior y éxito en cada paso del camino.
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