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Llegaste a este mundo físico proveniente de la nada, en el momento sagrado de tu concepción. En los años que siguieron, te inculcaron muchas creencias acerca de lo que eras capaz de hacer y de lo que te resultaría imposible lograr.
Ya es hora de abandonar esas creencias que te resultaron útiles en algún momento, pero que ahora te impiden moverte a lo largo de tu camino sagrado.
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El proceso de desprendimiento de estas creencias se entiende con facilidad si puedes imaginar la vida como una serie de exámenes.
De la misma forma en que en el trascurso de nuestra experiencia escolar se nos exige aprobar exámenes, también tenemos que aprobar exámenes en esa extensión de la escuela llamada vida.
Si aprobamos avanzamos al siguiente nivel, y luego tomamos el examen que corresponde a ese nivel. Si no aprobamos, repetimos el curso y seguimos en el mismo nivel hasta que aprendemos la lección. Así será a lo largo de nuestra estadía en el mundo físico.
Podrían consumirse muchos años, incluso toda una vida, repitiendo una lección para lograr aprobar un examen espiritual.
Podríamos estar repitiendo los mismos comportamientos de manera incansable y deprimente, una y otra vez, sin aprender la lección que la vida está tratando de enseñarnos.
Es así como puedes encontrarte pasando de una mala relación a otra, incluso buscando cada vez a la misma persona, solo que en un cuerpo diferente. Puedes, en forma reiterada, ser dominado o no apreciado por una pareja desconsiderada.
Tal vez permaneces en un empleo repitiendo comportamientos que previamente han constituido experiencias laborales insatisfactorias. Podrías estar continuamente contrayendo infecciones por un mismo tipo de gérmenes, repitiendo así patrones de enfermedad debilitantes.
Las personas que siguen con éxito el camino espiritual viven la vida que aman y se sienten productivos, porque entienden que las pautas de la vida siempre tratan de decirles algo. Comprenden que esas situaciones son los exámenes.
Dar las mismas respuestas que ya se dieron antes no lleva a resultados diferentes. Solo dando una respuesta diferente se toma la decisión de aprobar este examen, en esta área y en este momento.
Para avanzar al siguiente nivel en este currículo llamado vida, tienes que aprobar los exámenes a lo largo del camino.
El siguiente nivel es la consciencia de que el ahora es todo lo que existe. Hoy es el único día de tu vida. Para aprobar el examen que te llevará a este nivel tienes que tomar consciencia de tu historia personal, porque tener una historia personal te aparta del ahora.
Esta puede ser una idea radical, pero te pido que consideres la posibilidad de erradicar de tu consciencia tu historia personal, y que al hacerlo comiences a vivir por completo en el momento presente.
Lo primero que puede venir a tu mente, como vino a la mía cuando comencé a considerar esta posibilidad, es que eso es imposible. Puede que te digas: “Tengo una memoria, así que para mí sería disparatado pretender que no soy el producto de mi pasado”.
Lo que te pido es que desarrolles una suerte de olvido que acompañe a tu memoria. La cuestión es que, como resultado de ser un producto de tu pasado, bailas al ritmo que otros te tocan.
Para dar el paso hacia tu búsqueda sagrada, lo primero que tienes que hacer es desechar la idea de que eres incapaz de dar ese paso.
Descarta todas las creencias que te convencen de tus ineptitudes y deficiencias. Limpia ese closet de lealtades gastadas a lo que puedes o no hacer.
Tan solo ábrete en este momento como una pizarra blanca y limpia, en la que nada ha sido escrito o proyectado aún.
Comienza diciendo “No” y finaliza diciendo “Ahora”.
No hay culpa alguna en borrar la historia personal. Existe un gran amor y respeto por todo lo que has aprendido hasta ahora; pero el ahora está en blanco y, más importante aún, abierto a todas las posibilidades.
No hay restricciones ni limitaciones, solo la disposición de experimentar a Dios y a toda la divinidad del universo que reside dentro de ti.
Tu vida ya no debe estar limitada por lo que has conocido como tu historia personal. Tu telenovela particular ha recibido su aviso de cancelación. En el instante en que abandonas tu historia personal asumes tu condición de ser eterno, que es lo que siempre has sido y siempre serás.
Por último, cuando tratas de responder a la pregunta: “¿Quién soy yo?”, lo importante es que sepas que ya no es necesario que tus respuestas se circunscriban a las etiquetas que definen tu cuerpo y tu experiencia de vida.
Tu historia personal ha tratado de convencerte de que eres una o varias de las etiquetas que te han asignado. Al final, adoptaste las etiquetas para describir quién o qué eres. En el proceso de borrar tu historia personal, necesitas eliminar todas esas etiquetas artificiales.
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Estas son algunas de las cosas que tú no eres:
- No eres tu nombre. La etiqueta que es tu nombre se originó en la Antigüedad, con frecuencia basada en lo que hicieron tus ancestros. Tu nombre te fue dado para ayudar a distinguir tu cuerpo de los otros cuerpos a tu alrededor, y para darle a otros una palabra que pudieran usar al referirse a ti. Pero no pienses ni por un momento que eso es quien eres. En verdad, es quien no eres.
- No eres tu cuerpo. Observa como en esta oración se usa la frase “tu cuerpo”. Esto implica que el cuerpo es algo que posees. Tú eres el dueño del cuerpo y eres la fuerza invisible que lo sustenta, pero no eres el cuerpo mismo. El cuerpo no es más que una aglomeración de diferentes partes, materiales y sustancias.
Si revisas tu historia personal, encontrarás numerosos traumas asociados a la importancia que le has dado a tu cuerpo. ¿Te enseñaron que tu apariencia dice mucho acerca de ti? A la mayoría de nosotros se nos enseñó a pasar horas ante un espejo preocupándonos por la postura, el físico, la piel, el cabello, el peso, la altura y esas cosas. Pero ese es tu falso ser en acción. Tú posees el cuerpo, no eres el cuerpo.
- No eres tu mente. Así como hablamos de “tu cuerpo”, también decimos “tu mente”. Lo que significa que eres el dueño de la mente. Concibes pensamientos con tu mente, por consiguiente, existen los pensamientos y luego existe el pensador de esos pensamientos.
Durante la mayor parte de tu vida se te enseñó que eres tu mente. Has estado entrenando tu intelecto, asistiendo a montones de clases e identificándote de algún modo con lo que sabes. A medida que abandones tu historia personal, también abandonarás la noción de que eres tu mente.
- No eres tu trabajo. No eres ingeniero, maestro, secretario o comerciante. Esas son opciones que tu ser divino e invisible ha elegido como medios para cumplir tu misión heroica, mientras estás en el mundo físico. Mientras más definas quien eres mediante tu ocupación, más difícil te resultará encontrar la verdad y la libertad.
La identificación con tu rol puede alejarte del conocimiento de tu ser superior, puesto que hace que la actividad que desempeñas sea la fuerza dominante en tu vida. Descartar tu historia personal supone desprenderte de la idea de que eres lo que haces. Recuerda este razonamiento lógico: “Si eres lo que haces, entonces cuando no haces no eres”.
Esfuérzate por remover estas etiquetas de ti, y toma consciencia de que no eres lo que haces y tampoco eres el hacedor. Eres el que observa a la parte de ti que está haciendo.
- No eres tus relaciones. Es muy cierto que la energía de amor entre tú y las personas cercanas a ti tiene una gran importancia, pero no es quien tú eres.
- No eres tu país, tu raza o tu religión. Descarta los nombres asociados a estos aspectos y te identificarás con el reino del espíritu, en lugar de identificarte con tu ego. Al hacer esto, ya no estarás dispuesto a pelear las guerras de tus ancestros, que trataron de convencerte de que debías odiar o amar a quienes ellos determinaran.
No volverás a participar de la consciencia tribal, que hace que te percibas mejor que otros en virtud del lugar en que naciste o del color de tu piel.
A lo largo de tu historia personal, te han entrenado para que asimiles como tuyas las costumbres de tu tribu. No necesitas de esas limitaciones.
Deja de identificarte con las etiquetas y elije una nueva perspectiva de consciencia unitaria. Estás unido a todas las almas. El aspecto que tengan o su ubicación son irrelevantes.
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