Descubre Cómo Sanar Nuestros Cuerpos con la Mente, los Pensamientos y la Ley de Atracción (Dr. Joe Dispenza).
Después de escribir el libro Desarrolla tu cerebro y de participar en la película ¿¡Y tú qué sabes!?, cuando viajaba por el mundo la gente me preguntaba:
¿Cómo lo haces? ¿Cómo haces estas cosas? ¿Por qué es tan difícil cambiar? ¿Cómo lo haces tú?
Así que comenzamos a enseñar talleres en todo el mundo y a hacer niveles introductorios usando la ciencia y la tecnología de ondas cerebrales, y descifrando la coherencia del corazón para que la gente pudiera entender cuán poderosos realmente son.
[Video] Dr. Joe Dispenza en Español
Empezamos a enseñar estos talleres después de ¿¡Y tú qué sabes!? y durante el primer año y tres o cuatro meses más, no pasó nada. No sé si era por mí o por otra cosa, pero fuera lo que fuera, no pasó mucho.
Luego, después de un año y medio más o menos, comenzamos a recibir correos electrónicos de gente que venía a los talleres.
La primera línea de cada correo electrónico siempre era la misma: “No vas a creer esto”. Los correos decían cosas como: “Después de odiar a mi padre por veinte años, simplemente decidí que no quiero sentir odio nunca más, y ¿qué crees? ahora mi reflujo ácido ha desaparecido”.
Las personas comenzaron a correlacionar lo que estaban haciendo y a practicarlo constantemente, no como algo que tenían que hacer, sino como algo que querían hacer, porque creían que era posible.
Y si tú supieras, en un nivel visceral, que eres el creador de la realidad y que tus pensamientos tienen algo que ver con tu destino, ¿te saltarías algún día sin crear tu futuro? Por supuesto que no. ¿Dejarías que cualquier pensamiento que no quieres experimentar se escapara de tu consciencia?
Cuando comenzamos a ver los comentarios que llegaban de gente diciendo que se sentían mejor, que estaban comenzando a suceder cosas buenas en sus vidas, para mí, ese fue el punto más importante de mi carrera porque sabía, en algún nivel, que estábamos marcando una diferencia en la vida de las personas.
Muchas personas de todo el mundo comenzaron a enviar estos correos electrónicos maravillosos cuando yo solo estaba haciendo talleres intensivos de nivel 1. Al terminarlos la gente preguntaba si podíamos hacer otro, así que empezamos a hacer niveles 2 y 3, pero pedían más niveles y dije: “No creo que sepa nada más”, pero seguí aprendiendo y seguimos haciéndolo.
Una señora con esclerosis múltiple asistió a un taller progresivo que hicimos en Seattle hace un par de años; su silla de ruedas motorizada se había averiado, pero ella fue de todos modos, y al final de ese evento, la señora estaba caminando por la habitación sin ayuda y sin cojear.
Las funciones motoras en su pierna habían vuelto. Yo estaba más sorprendido que nadie porque en ese momento supe que estábamos activando nuevos genes de nuevas formas en tiempo real.
Podríamos hablar de genes por siempre, pero tus genes son una biblioteca de potencial, una biblioteca de posibilidades.
Cuando comienzas a hacer algo diferente, a pensar algo de manera diferente, a experimentar algo de manera diferente, a aceptar emocionalmente algo de manera diferente, literalmente cambias tu expresión genética. Y cuando activas nuevos genes, estos activan la producción de nuevas proteínas.
Entonces, durante nuestros talleres, las personas literalmente apagaban los genes que tenían que ver con su enfermedad y regulaban nuevos genes en medio de su meditación y así sus cuerpos comenzaban a cambiar ante nuestros ojos.
Hicimos otro taller unos meses más tarde y otra mujer con esclerosis múltiple empezó a bailar por toda la habitación.
Ahora bien, hay una parte científica de mí que simplemente no podía pasar esto por alto y me apasioné mucho con esta idea llamada “información hacia la transformación”.
Dije: si está sucediendo en tiempo real, que personas como tú están haciendo cosas increíbles, personas a las que les das información realmente profunda que tiene que ver con la verdad de cómo es la realidad y haces que compartan esa información donde puedan repetirla, entonces la instalarán en su cerebro.
En su última investigación, el ganador del premio Nobel, Eric R. Kandel, dijo que cuando aprendes un poco de información nueva, duplicas las conexiones en ciertas áreas de tu cerebro, pasando de aproximadamente 1.300 a 2.600 nuevas conexiones.
De hecho, cada vez que aprendes algo nuevo, creas una conexión nueva. De eso se trata aprender.
Kandel vio que aumentamos el número de conexiones en el cerebro con solo aprender un poco de información, pero si no volvemos a revisar esa información, esas conexiones se reducen en cuestión de días u horas.
Por lo que es importante que los estudiantes puedan aprender la información y luego repetirla. Y después de aprender, debe haber alguna instrucción y desmitificar dicha información para que puedan entender que es posible tener una nueva experiencia, la cual a su vez debe producir algún tipo de transformación.
Si tal transformación sucede en tiempo real, deberíamos poder medirla en nuestros talleres y comenzar a interpretarla y sintetizarla.
Si las personas continúan transformándose y nosotros lo medimos, eso se convertirá en más información para enseñar la transformación, De este modo comenzaremos a cerrar la brecha entre el conocimiento y la experiencia.
Este año, en febrero, hicimos nuestro primer taller avanzado en Carefree, Arizona, al cual vino gente de todas partes del mundo. Yo llevé un equipo de técnicos y neurocientíficos, así como a un físico de San Petersburgo, para comenzar a medir la transformación.
Todo el mundo decía que la energía era realmente fantástica, así que medimos el campo de energía de la habitación porque yo quería ver si estaban sucediendo cambios físicos.
Yo quería medir el campo de energía alrededor del cuerpo de las personas; quería saber si, cuando los fotones se excitan, se comienzan a experimentar emociones elevadas, dado que las emociones son simplemente energía.
Hay una coherencia que se crea a partir de una emoción elevada y la transmisión de una señal al campo cuántico, la cual tiene algunos pies o incluso metros de ancho.
Nosotros queríamos medir todas esas cosas.
Hicimos que un grupo de personas se retiraran de sus vidas y su mundo durante cuatro días con la intención de no volver nunca más al mismo entorno que les recordaba quiénes creían que eran.
Comenzábamos a las seis de la mañana y no parábamos hasta las seis o siete de la noche. Ellos se sentían muy apasionados por la transformación y logramos grabar cosas increíbles.
Entonces surge el asunto: si tu personalidad crea tu realidad personal y regresas a tu vida todos los días y ves a las mismas personas y vas a los mismos lugares y haces las mismas cosas exactamente al mismo tiempo, entonces es tu entorno externo el que enciende diferentes circuitos en tu cerebro, causando que pienses igual a todo lo que sabes.
Y siempre que tu mismo entorno te recuerde quién eres y pienses igual a tu entorno, entonces tu realidad personal estará creando tu personalidad. Y allí hay un baile entre la biología y tu mundo interior y la experiencia en tu mundo exterior. Ese tango se llama “karma”.
Entonces, cambiar significa ser más grande que tu entorno, que las condiciones de tu mundo y que las circunstancias de tu vida.
Todas las grandes personas de la historia sabían esto; ya fuera William Wallace, Mahatma Gandhi, Juana de Arco, Martin Luther King o los hermanos Wright.
Ellos sabían que tenían que tener una visión, una idea, un sueño y que debían dejar de seguir haciendo las mismas cosas, porque toda la adversidad en nuestra vida existe para iniciarnos en la grandeza, para despertar algo más grande en nosotros.
Entonces, estas personas del grupo se retiraron de sus vidas durante cuatro días y cortaron la estimulación constante que les recordaba quiénes eran, lo cual fue tiempo suficiente para cambiar sus cerebros y sus cuerpos, y así adelantarse a su entorno.
Medimos algunas cosas asombrosas en estas personas. Vimos personas con enfermedades crónicas de repente tener cuerpos normales otra vez.
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En nuestro taller, había personas diagnosticadas con trastornos genéticos raros y yo pensé que si pudiéramos estudiar y descifrar qué cosas tenían en común las personas que tuvieron remisiones espontáneas, entonces deberíamos ser capaces de reproducirlas.
Por eso desarrollamos el modelo de transformación en nuestros talleres.
Simplemente hice lo que la gente ya sabía hacer y usé la ciencia para explicarlo.
Pero teníamos que hacer que la gente lo reprodujera, porque cualquier cosa que sea repetible es o está al borde de ser una ley científica.
Yo quería ver si, al continuar haciéndolo, podíamos producir algún tipo de cambio consistente. Y comenzamos a ver que sucedían cosas increíbles.
Hicimos un segundo evento este año en julio en el cual nos asociamos con el instituto Heart Math, así que las personas usaron monitores cardíacos durante 24 horas. De esta manera pudimos medir la coherencia del corazón con la del cerebro.
Algunas personas increíbles de este otro grupo lograron tener coherencia cardíaca sostenida durante horas. Se convirtió en una habilidad para ellos. Una vez que sabes cómo hacerlo, ¡lo sabes!
Cuando vivimos de las hormonas del estrés y toda la energía se va a estos centros hormonales y lejos del corazón, por supuesto, el corazón va a ser el primer órgano en quedarse sin energía.
Cuando vivimos de las hormonas del estrés, siempre trataremos de forzar el resultado, siempre intentaremos presionar para lograrlo, porque somos materia tratando de cambiar materia.
Aprendí cosas asombrosas al estudiar a algunas personas que hicieron estos talleres. Por ejemplo, durante una hora completa observé trabajar muy duro al cerebro de una señora en el escáner, y mientras más trataba ella de cambiar, peor se ponía su cerebro.
Me acerqué a ella después y le pregunté cómo había sido esa experiencia para ella, a lo cual respondió que había sido la peor meditación de su vida.
Se me encendió una luz en ese momento y supe que la mayoría de nosotros intentamos usar nuestro cerebro para cambiar nuestro cerebro, intentamos usar el ego para cambiar el ego, intentamos usar el programa para cambiar el programa, pero este solo se respalda a sí mismo.
En ese momento supe que tenían que convertirse en conciencia pura, que tenían que ir más allá de sus cuerpos, de su entorno y del tiempo.
Tenemos toda la maquinaria biológica y neurológica para convertirnos en conciencia pura, y cuando lo logras, cuando te olvidas de ti mismo y te conviertes en nada, en nadie, en ningún lugar y en ningún tiempo, y te conviertes en un pensamiento en la posibilidad, tendrás dominio sobre tu cuerpo.
Y cuando tengas dominio sobre tu cuerpo, podrás cambiar tu entorno y crear un tiempo futuro.
Cuando vimos a las personas del grupo convertirse en conciencia pura, vimos al cerebro organizarse naturalmente.
Cuando estamos bajo la presión de la reacción de lucha o huida, el cerebro y el corazón se mueven como si un grupo de personas tocaran la batería al mismo tiempo, sin ritmo. Es solo ruido. Y eso es lo que le sucede al corazón y a las redes neuronales del cerebro.
De hecho, si vieras al cerebro en medio de un escaneo funcional, observarías que se comienza a compartimentar, lo que significa que los diferentes compartimentos del cerebro ya no se comunican entre sí.
Es como si hubiera diferentes comunidades diciendo: “Oye, no es el momento de comunicarnos. Tenemos un tigre en la espalda y hay que correr”.
Por lo tanto, los efectos a largo plazo del estrés hacen que el cerebro se dirija hacia lo que se llama “patrones de ondas cerebrales beta alta”. Es como manejar un automóvil deportivo en primera velocidad.
Al medir en un escaneo cerebral los diferentes compartimentos del cerebro cuando ya no se comunican entre sí, se obtienen patrones muy erráticos.
En el momento en el que te conviertes en conciencia pura, te olvidas de ti mismo y esa es mi definición de “creación”.
Cuando eso sucede, el cerebro dice: “¡Gracias a Dios! El operador se fue unos minutos, por fin ya no me está estorbando. Ahora sí puedo organizarme de nuevo”.
Así que, en ese evento, comenzamos a enseñarles a las personas cómo volverse conciencia pura. Cuando eso sucedió, vimos que sus corazones y sus cerebros se volvían altamente coherentes.
Es irónico: si quieres cambiar algo de tu cuerpo, tienes que olvidarte de él. Si quieres cambiar algo en tu vida, tienes que olvidarte de ella. Si quieres crear algún tiempo futuro, tienes que olvidarte del tiempo.
Tienes que convertirte en conciencia pura, sin rostro, sin género, sin profesión.
Vimos una y otra vez que el 91% de las personas a las que se les escaneó el cerebro en nuestro primer evento en febrero, obtuvieron cambios para mejor en más del 80% de su cerebro, sin ningún medicamento ni terapias.
Simplemente pasaron por el proceso de observar sus pensamientos y tomar conciencia de sus pensamientos inconscientes porque ya no estaban distraídos por su entorno.
Prestaron atención a sus comportamientos y a sus acciones, vieron al cuerpo como la mente, vieron sus emociones y las dominaron.
Medimos la energía de la habitación el primer día y bajó. Porque las personas estaban rompiendo todos los lazos emocionales con su vida conocida.
Pero al día siguiente cuando se convirtieron en conciencia pura, la energía en la habitación comenzó a aumentar y fue milagroso. Medimos la energía a medida que comenzaba a mejorar continuamente.
Cuando hicimos nuestro evento en julio, vimos personas con enormes cantidades de energía almacenadas en su cuerpo viajando hacia su cerebro a través del corazón.
También vimos personas tener experiencias de Kundalini completas, éxtasis total en su cerebro y eran personas comunes como tú.
Y déjame decirte que después de tener una experiencia así, no podían importarles menos sus cuentas bancarias ni sus problemas…
Vimos a una mujer entrar en tal estado de éxtasis que su cerebro se puso muy organizado. La parte frontal del cerebro se comunicaba con la parte posterior, la parte posterior con la parte lateral… Había un fuerte nivel de coherencia y, de repente, ella entró en un estado de alta conciencia llamado ondas cerebrales gamma, el cual es la superconciencia.
Yo miré esa pantalla y luego miré al neurocientífico y le dije: “Creo que ella está en éxtasis”. Nos dimos la vuelta y la mujer tenía lágrimas corriendo por su rostro. Estaba tan conectada con algo más grande que no quería que la experiencia terminara.
Y cuando su pituitaria posterior se encendió y liberó toda esa oxitocina en su cerebro, anestesió la amígdala donde están todos los circuitos de estrés. Apagó el miedo y la hostilidad. Esos circuitos se apagaron.
Ahí su corazón comenzó a abrir sus canales vasculares, la motilidad aumentó y ella se sintió conectada a algo superior. En un momento así, ella nunca intentaría forzar el resultado, porque ya estaba conectada con él y confiaba.
Y nosotros lo vimos en más de una persona.
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