Descubre los SECRETOS sobre Cómo ATRAER COSAS BUENAS a tu Vida y Evitar lo Negativo (Wayne Dyer en Español).
No puedes dar lo que no tienes
Una de mis citas favoritas de George Bernard Shaw es: “Ningún hombre que se ocupe en hacer muy bien algo muy difícil, perderá jamás el respeto por sí mismo”.
Otra cita, esta de Johann Wolfgang von Goethe, dice: “En cuanto comiences a confiar en ti mismo, sabrás como vivir”.
Por supuesto que no puedes dar lo que no tienes. Eso resulta tan obvio que tal vez te estás preguntando por qué lo considero uno de mis diez secretos para el éxito y la paz interior.
Es así porque he descubierto que la mayoría de la gente que no disfruta de paz interior y éxito en sus vidas no ha conseguido dominar esta simple verdad.
[Video] Wayne Dyer en Español
Piensa en personas que conozcas que respondan dando amor cuando reciben energías negativas. No son muchos los que responden amorosamente en esas situaciones.
Los que así actúan, son capaces de hacerlo porque tienen amor para regalar. Ellos saben que es imposible dar lo que no tienen y han trabajado para adquirir lo que desean, al mismo tiempo, atraer y dar.
Si el amor y la alegría son lo que quieres dar y recibir, entonces recuerda que no puedes dar algo que no posees. Sin embargo, puedes cambiar tu vida cambiando lo que hay dentro de ti, si estás dispuesto a hacer el esfuerzo.
Cambiar lo que está dentro
Considera la siguiente noción de tu realidad interior. Tus pensamientos crean tu realidad, porque tus pensamientos determinan cómo respondes a diferentes situaciones en tu vida cotidiana. Esas respuestas son la energía que tienes dentro de ti para dar. Si sientes ira, es porque tienes energía de ira en tu cuerpo. Como todo en nuestro universo, tus pensamientos son una forma de energía.
Todo lo que sientes y percibes es el resultado de lo que yo llamo energías de atracción. Esto significa que recuperas todo lo que pones en el mundo. Por lo tanto, atraes lo que tienes para dar a otros.
Las energías de frecuencias bajas atraen más energías similares. Algunos pensamientos de energía baja son los de ira, odio, vergüenza, culpa y miedo. No solo te debilitan, sino que atraen más de lo mismo.
Cambiando tus pensamientos internos a los de frecuencias más altas, como son los pensamientos de amor, armonía, bondad, paz y alegría, atraerás más de esas frecuencias y tendrás energías altas para dar.
Estas frecuencias más altas y veloces, que te empoderan, anularán y disiparán automáticamente las bajas energías, de la misma forma en que la presencia de la luz hace desaparecer la oscuridad.
Amarte y respetarte a ti mismo
Si te tornas más amoroso hacia ti mismo, atraerás energías de más alta frecuencia y de mayor velocidad y comenzarás a cambiar lo que está dentro de ti.
En tus pensamientos cultiva una voz interior y una actitud que estén a tu favor el 100 % del tiempo. Imagina una faceta de ti mismo que lo único que hace es apoyarte y amarte. Podrías incluso programar un período de tiempo durante el día en el que esos sean los únicos pensamientos a los que prestes atención.
Gradualmente esta actitud se extenderá a otros, incluso si sólo puedes concentrarte en ella por un par de minutos. Esta energía comenzará a retornar a ti y, a la larga, podrá enviar pensamientos de amor y alegría a todas las personas y cosas en tu mundo.
Observa cuando tus pensamientos se dirijan hacia energías de frecuencias bajas, como sentimientos de ridículo, odio o culpa y cambia el pensamiento en ese mismo instante, de ser posible.
Si no puedes modificar el pensamiento, entonces al menos expresa amor hacia ti mismo por lo que sí pudiste hacer, es decir, por haber observado el pensamiento.
Establece un acuerdo contigo mismo para que recuerdes con frecuencia este secreto, no puedes dar nada que no tengas, y comienza a trabajar en tu programa personal de amarte, respetarte y empoderarte. Crea entonces una reserva enorme de todo lo que deseas dar.
Una de las lecciones que continúo estudiando y practicando es que el universo responde con la misma energía que le enviamos.
Si atraes a un montón de gente que quiere aprovecharse de ti, tienes que pensar en que es lo que estás haciendo para atraer a tu vida a personas que te victimizan.
Si te molestas con frecuencia, explora los pensamientos de ira que tienes dentro de ti. Si en tu conciencia fluye energía que pide, pide y pide, atraerás a tu vida toda clase de energías exigentes.
Sabrás que esto es así por el número de plazos de entrega incumplidos, los jefes o clientes exigentes que encuentres y por el sentimiento de ser una víctima. Si envías una energía de exigencia al universo recibirás lo mismo de vuelta.
Si lo que das es respeto y amor por ti mismo el universo, mediante la energía de atracción, te devolverá el amor y el respeto que tú has irradiado. Es así de simple. No puedes dar lo que no tienes.
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La ironía de dar
Si quisieras regalar una docena de naranjas a tu vecino, como una expresión de cariño, obviamente necesitarías estar en posesión de doce naranjas.
Si pretendieras comprar un auto nuevo para tus padres, para mostrarles tu gratitud por haberte apoyado en tu carrera de medicina, naturalmente necesitarías tener el dinero para hacerlo.
De la misma forma, no puedes dar amor a otros si no lo tienes para ti mismo. No puedes ser respetuoso con otros si no te respetas a ti mismo. No puedes dar felicidad a los demás si tú te sientes infeliz. Y, por supuesto, lo recíproco es también cierto.
Puedes dar solo aquello que tienes y todo eso que das cada día está en tu reserva personal. Si das odio, es porque has acumulado odio dentro de ti para dar a otros. Si das miseria, es porque tienes todo un suministro de donde escoger para distribuirlo.
Este concepto se aclara si describimos lo que ocurre al exprimir una naranja. Cuando exprimes una naranja siempre obtienes jugo de naranja. Esto ocurre sin importar quién la exprime, a qué hora lo hace, qué implementos utiliza o bajo qué circunstancias se realiza el procedimiento.
Lo que sale es lo que está dentro. La misma lógica es válida contigo. Cuando alguien extrae algo de ti, ya sea presionándote, criticándote o diciéndote algo desagradable, si lo que expresas es ira, odio, amargura, crispación, depresión o ansiedad, es porque eso es lo que hay dentro de ti. La ironía es que no puedes dar lo que no tienes porque siempre estás dando lo que sí tienes.
Si quieres trasladarte al ámbito del propósito dando y sirviendo a otros, pregúntate: “¿Qué tengo dentro de mí? ¿Por qué elegí almacenar esta clase de energías en mí para dárselas a otros?”.
Encuentra tu propósito
Muy probablemente ansías conocer tu propósito en la vida. La pregunta que con más frecuencia me hacen es: “¿Cómo puedo encontrar mi propósito?”. El que pregunta con frecuencia argumenta sobre su dilema diciendo: “Sería más feliz si tuviera un propósito, pero simplemente no sé cuál es mi propósito en la vida”.
Mi respuesta es que llegas a este mundo con nada en absoluto y dejarás este mundo físico con exactamente lo mismo. Tus pertenencias y logros no pueden ir contigo. Por eso, lo único que puedes hacer con tu vida es regalarla. Descubrirás que sientes que tienes un propósito si puedes encontrar la forma de estar siempre al servicio de otros.
Un propósito tiene que ver con prestar un servicio. Se trata de dejar de centrarte en ti mismo y en tus propios intereses y ocuparte de otras personas de alguna manera.
Elaboras algo porque te encanta hacerlo, pero también lo haces para hacer felices a otros. Diseñas porque tu corazón se inclina a que lo hagas, pero esos diseños están al servicio de otros. Escribes porque amas expresarte con palabras, pero esas palabras ayudarán e inspirarán a tus lectores.
Si todavía no conoces tu propósito, lo seguirás buscando a lo largo de las distintas etapas de tu vida.
Existen muchos modelos para describir las etapas de la vida. Aquí estoy usando las cuatro etapas arquetípicas de atleta, guerrero, estadista y espíritu para mostrar brevemente cuál es tu propósito en cada fase.
En el arquetipo del atleta, el interés se centra exclusivamente en el cuerpo físico, en su aspecto y desempeño.
El arquetipo del guerrero quiere competir, derrotar y recolectar las recompensas.
El arquetipo del estadista pone énfasis en satisfacer los deseos de otros preguntando: “¿Cómo puedo ayudar?”.
La fase final, la más elevada que conocemos, corresponde al arquetipo del espíritu. En esta etapa entiendes lo que significa estar en este mundo, pero no ser de este mundo. Tu parte espiritual sabe que ni el cuerpo ni este mundo son su domicilio exclusivo.
Este arquetipo del espíritu te invita a minimizar tus preocupaciones por el mundo material y a poner más de tu energía en lo esencial de la vida, que son el amor y el servicio.
A medida que avanzas a través de estos cuatro arquetipos, te encontrarás pensando cada vez menos en tus propios intereses y cada vez más en cómo puedes hacer del mundo un lugar mejor para todos. De este modo descubres una gran verdad. Cuanto más persigues tus propios objetivos e intereses, más se escapan de tus manos.
Pero, cuando diriges tus pensamientos y actividades, cualesquiera que sean, a servir a otros, todo lo que solías perseguir te seguirá a ti a donde vayas. Cuando te sales por completo de la escena, las fuerzas del universo parecerán conspirar para otorgarte todo lo que previamente buscabas para ti. Entonces, como ya no estás apegado a ello, todo lo que antes deseabas fluirá libremente dentro y fuera de tu vida.
En esencia, te insto a que dejes de tomarte tu vida de una forma tan personal. Puedes eliminar todo el sufrimiento recordando que nada en el universo es personal. Claro que te han enseñado a tomarte la vida muy personalmente, pero eso es una ilusión. Modera tu ego y libérate completamente del hábito de tomarte las cosas personalmente.
Ten los siguientes pensamientos en mente, en particular cuando te sientas perdido o inseguro de tu propósito: “Mi propósito es dar. Dirigiré todos mis pensamientos fuera de mí y emplearé las próximas horas en buscar la forma de servir a cualquier persona o criatura en nuestro amenazado planeta”. Esto te llevará a entender que no importa lo que hagas siempre y cuando seas capaz de dar.
Para dar plenamente, servir a otros y finalmente sentir que tienes un propósito, tienes que poder decir: “Sí” cuando te preguntes: “¿En verdad poseo eso que deseo dar?”.
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