Descubre la Causa de Todas las Enfermedades del Mundo por el Doctor Bruce Lipton en Español.
La Asociación Estadounidense de Psicología, en un artículo titulado: “Estrés: ¿Cómo nos afecta?”, llega a la conclusión de que del 75% al 90% de todas las consultas médicas se deben en realidad a la influencia del estrés.
Eso significa que del 75% al 90% de todas las visitas al doctor se podrían eliminar si entendemos cómo manejar el estrés.
[Video] Bruce Lipton en Español
Antes de entrar en detalle, debemos reconocer que hay dos tipos.
Uno es llamado el “buen estrés”. ¿Puede haber un estrés bueno acaso?
La respuesta es sí. Por ejemplo, si practicas deporte, y estás en el campo de juego donde estás corriendo, saltando y moviéndote, por definición, estás estresando la fisiología de tu cuerpo.
Pero eso no es malo porque la resolución de ese estrés implica la habilidad del organismo para fortalecerse, de hacerse capaz de cumplir con esas necesidades atléticas.
Sí, estás estresando el cuerpo cuando practicas un deporte, pero no te está afectando de manera negativa.
En realidad, más bien te está beneficiando porque estás generando más salud en tus células para satisfacer esas necesidades.
El problema con el que queremos lidiar se llama angustia y su significado es que es un estrés promovido por un ambiente negativo.
¿Qué significa esto?
Algo muy simple: la angustia es un estrés causado como resultado de cualquier cosa que se interponga en el camino de tu objetivo, bien se trate de un cambio de carrera, una relación, atender tu salud o tus finanzas.
Cualquier cosa que se interponga en alcanzar tu meta es, por definición, una fuente de estrés. Y esta angustia provocada por el estrés malo es algo que interfiere con la salud.
¿Cómo lo hace?
Primero: Puedo hacer un experimento en el que creo dos sets de placas de laboratorio. En uno pongo nutrientes delante de las células para apoyar su crecimiento, y en el segundo set pongo un elemento tóxico que amenaza la vida de esas células.
Estas placas de cultivo las coloco de nuevo en la incubadora, espero un rato y las vuelvo a sacar. ¿Dónde están las células ahora?
En la primera, en la que agregué nutrientes que contribuyen a la vida celular, esas células se movieron hacia los nutrientes para absorberlos.
En cambio, en la segunda placa de laboratorio, que tenía los elementos tóxicos, las células se movieron también, pero en dirección contraria a ellos. Esas células se alejaron de la señal y en este caso, en forma de protección, también se cerraron para bloquear la amenaza.
Tenemos así dos comportamientos diferentes basados en las señales. Una señal positiva hace que las células se muevan hacia la señal y se abran para asimilarla. Una señal negativa lleva a que las células se alejen de la señal y se cierren a manera de protección.
El punto es este: las células no pueden moverse hacia adelante y hacia atrás a la vez, ni abrirse y cerrarse simultáneamente.
El resultado es una conclusión simple: las células pueden estar en crecimiento, moviéndose hacia las señales y asimilándolas, o estar en protección alejándose de la señal y aislándose.
Lo importante de esto es que estos comportamientos son mutuamente excluyentes: una célula no puede estar en crecimiento y protección al mismo tiempo.
Cuando entendemos esto, entonces podemos reconocer el simple hecho de que los mecanismos de protección bloquean el cuerpo y detienen el crecimiento.
Eso suena como una situación muy mala. ¿Por qué haríamos eso? ¿Por qué apagaríamos nuestros mecanismos de crecimiento cuando estamos bajo situaciones de estrés?
Más bien ese sería el momento en que necesitamos activarlos.
No lo hacemos por una razón: históricamente, la vida de los hombres primitivos era muy básica: buscar comida, subirse a los árboles y disfrutar del Jardín del Edén.
Pero ocasionalmente aparecían enemigos como un tigre dientes de sable y eso significaba que ese hombre primitivo tenía que protegerse.
¿Qué podía hacer en ese momento? Pelear o huir. Con eso se comprometían las hormonas del sistema suprarrenal.
Imagínate huyendo de un tigre dientes de sable. ¿Cuánta energía querrías asignar a tu mecanismo de lucha o huida para escapar de él? Lógico: toda la energía que tuvieras disponible.
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Pero la energía en el cuerpo se está utilizando para hacer muchas cosas diferentes, como el crecimiento, el mantenimiento del cuerpo, el cuidado de las funciones de crecimiento y la energía se usa, sobre todo y en gran cantidad, en el sistema inmunológico.
Como sabes, cuando estamos enfermos, la mayoría de las personas se queda sin energía hasta para levantarse de la cama.
El sistema inmunológico usa mucha energía, al igual que el crecimiento, así que si estuvieras siendo perseguido por un tigre dientes de sable, ¿cómo dividirías la energía?
Yo diría que querrías detener la energía que usas para el mecanismo de crecimiento. ¿Por qué? No necesitarías estar creciendo en ese momento en que te persiguen. Lo único que necesitarías es escapar y salvar tu vida. Todo lo demás sería irrelevante.
Lo mismo aplica al sistema inmunológico: si tengo una infección bacteriana en el momento en que estoy siendo perseguido por el tigre dientes de sable, ¿cuál sería el beneficio de financiar el sistema inmunológico?
Si el tigre te atrapara, la infección dejaría de ser un problema que atender.
El punto es simplemente este: en un estado de amenaza, se liberan hormonas de estrés de la glándula pituitaria para controlar la respuesta de protección en nuestro cuerpo.
Las hormonas del estrés hacen dos cosas: apagar todos los mecanismos que utilizan energía que no sea necesaria para escapar del tigre, por lo que el crecimiento y el sistema inmunológico se inhiben bajo la influencia de esas hormonas.
Cuando el sistema evolucionó hace un millón de años, las únicas tensiones que la gente tenía eran esas persecuciones ocasionales por animales salvajes.
Solo había intervalos cortos en los que era necesario usar una respuesta de protección durante el tiempo suficiente para salvarse de la amenaza.
Cuando el individuo había escapado del tigre, ya no necesitaba esa respuesta. El sistema de estrés se apagaba y el cuerpo volvía a sus funciones normales de crecimiento.
Pero eso fue hace un millón de años.
Hoy el estrés que enfrentamos en nuestro mundo no se presenta en explosiones cortas, sino que en realidad las 24 horas, los 365 días del año estamos pendientes de lo que ocurre desde el punto de vista financiero, de salud, de relaciones o de lo que sea.
El estrés que genera esa información se libera en nuestro cuerpo en forma de hormonas de estrés que terminan bloqueando el crecimiento y el sistema inmunológico.
Esa no era su intención original.
La protección crónica más bien conduce a problemas crónicos debido a su capacidad para detener el mantenimiento del cuerpo y del sistema inmune.
De este modo te puedes dar cuenta de por qué tenemos tantas enfermedades en esta época. La respuesta no es que se deban a nuestra biología genética, sino a los niveles de estrés con los que las personas debemos lidiar a diario.
Si pudiéramos eliminar ese estrés lo que podríamos hacer es recuperar de nuevo nuestra salud.
Nuestra salud no se debe a un defecto en nuestro cuerpo, sino a un mecanismo que está fuera de control por la cantidad de estrés que estamos creando en el mundo.
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