Los niños por naturaleza son creativos, apasionados y arriesgados. Siempre contemplan las posibilidades para lograr sus objetivos por encima de las dificultades, no tienen límites y son realmente visionarios.
Los emprendedores necesitan características como estas. Por eso, para los niños resulta muy fácil imaginar proyectos que terminen en negocios.
El tema de considerar a un niño emprendedor en términos comerciales corre el riesgo de volverse tabú, ya que se puede confundirse fácilmente con el trabajo infantil y, en consecuencia, con la explotación.
Sin embargo, cuando todos los participantes alrededor de este nuevo concepto de los emprendimientos infantiles y juveniles funcionan en torno al menor y para favorecerlo, los resultados son muy interesantes.
Programas disruptores
Disrupción es un término asociado al área de la tecnología y los negocios que ha definido el rumbo de las empresas en las últimas décadas. Consiste en una interrupción o fin de la manera tradicional de hacer algo. Introduce nuevos productos, métodos o procesos, adecuándose a las nuevas circunstancias del sector en el que intervienen.
Actualmente, existen empresas que están ofreciendo programas y modelos disruptivos para modernizar la educación básica y media de algunos países. Su objetivo es enriquecer áreas de conocimiento en las que los niños y jóvenes reciben poca información, tales como los negocios y la el grupo ciencia-tecnología-ingeniería-arte-matemáticas, conocida en inglés con la abreviatura STEAM.
Por mencionar algunas de estas organizaciones, existe BusinessKids, creada en 2009 como un curso de verano para menores de hasta 14 años. El objetivo de esta franquicia es enseñarles a través del juego cómo funciona una empresa en términos de mercadotecnia y administración. Pero, sobre todo, reforzarles los valores del autoestima y la confianza, que son recursos necesarios para cualquier emprendedor.
RobotiX es una organización sin fines de lucro que busca empoderar a la infancia y la juventud para generar cambios sociales a través del juego, la robótica y las tecnologías STEAM. La incorporación de estos contenidos responde a las necesidades de los empleos actuales y futuros y de nuevos aspectos como la interculturalidad, la equidad de género y las habilidades tecnológicas y socioemocionales. Todo ello en contraposición a los aprendizajes tradicionales.
También se puede mencionar a LIKS, un programa para después de clases que ofrece experiencias creativas para menores de hasta 17 años. Con ellas deciden, aprenden y elevan sus capacidades, creando a través del arte y la tecnología (ARTech). El objetivo es que desarrollen sus propios intereses con estas nuevas herramientas.
¿Por qué este cambio en la educación es necesario?
Los niños realmente no se están volviendo emprendedores porque estén cambiando. Es el mundo en que viven actualmente el que está en constante renovación y disrupción. Por eso, para poder enfrentar estas transformaciones, necesitan herramientas educativas adaptativas a las realidades que se les presentarán.
Muchos tecnócratas plantean que la educación no debe concentrarse ahora en la trasmisión de los conocimientos, ya que todo lo que se necesita saber está almacenado en Internet.
Consideran en cambio que los jóvenes deben ser instruidos en habilidades como la resiliencia, la inteligencia emocional, la creatividad, la comunicación persuasiva y la motivación, entre otras. Ellas les resultarían más útiles que las fechas y los datos memorizados para impactar en la sociedad del futuro mediante sus propios negocios.
Este planteamiento es un poco extremista. Si bien toda la información de la humanidad está a la distancia de un clic, no todas las fuentes disponibles son confiables. Por otra parte las personas con cultura general y formación específica y actualizada en algún área tienen mayor capacidad de enseñar y liderar grupos y en general son individuos más plenos.
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Ciertamente sí hay conocimientos desactualizados en los planes de estudio académico de muchos países. Por lo tanto, mientras los mismos son revisados por los Estados para definir cuál será el nuevo contenido útil, los padres e hijos, junto con los equipos visionarios del cambio, deben ir incluyendo nuevas “habilidades físicas, socioemocionales, cognitivas y creativas”, según el miembro de RobotiX, Roberto Saint Martin.
Las nuevas competencias que deben añadirse en la educación infantil y juvenil podrían ser las siguientes: saber cómo y dónde investigar; aprender a cuestionar y analizar la información; manejar y reconocer apropiadamente las emociones, tener habilidades de comunicación y persuasión y saber trabajar en equipo, bien como participante, bien como líder…
Trabajo en equipo
Formar niños y jóvenes emprendedores no es posible sin la intervención de los padres, independientemente de si ellos tienen conocimientos en áreas clave como la tecnología y las finanzas. Es muy probable que sus deficiencias sean grandes, ya que la formación de las pasadas décadas estuvo diseñada para un mundo distinto a este en que nos encontramos.
Sin embargo, no es necesario conocer todo el bosque para ir con el niño a dar un paseo. Es decir, hay que estar presente en la instrucción del niño, no como educador, sino como guía emocional y velador de sus necesidades. Lo importante consistirá en incluirlo en los programas de formación más adecuados para sus gustos y para su futuro.
Afortunadamente, muchos centros educativos tradicionales ya están interesados en esta innovación. Escuelas privadas, y algunas públicas con apoyo y aceptación del Estado, buscan enriquecer su oferta académica con estos nuevos cursos para instruir en emprendimiento y avances.
Obviamente, los maestros deben también empezar a prepararse como facilitadores en estos nuevos planes de formación escolar.
Ejemplos de niños emprendedores
Como se mencionó al principio, la pasión y el arrojo son características del emprendimiento presentes en la infancia. Mario Aguilar Velázquez, de 14 años, tenía una afición por coleccionar sneakers, algo que convirtió junto a tres familiares en una tienda de tenis con el apoyo del promotor deportivo Mike González. Los padres de Mario están satisfechos de que este emprendimiento le permita a su hijo conocer “qué es trabajar y cuál es el valor de ese dinero”.
La niña Montserrat Gómez Cruz, mexicana de 12 años, creó su marca con la cual fabrica y vende jabones artesanales de glicerina, con semillas y aceites esenciales. Su meta a futuro es ampliar la oferta de productos a champús y mascarillas. También espera emplear próximamente a vecinos de las comunidades rurales y contribuir así con el desarrollo de su zona.
La visión de emprendimiento de Montserrat es evidente en el nombre que dio a su marca, ShabuM: viene del nombre zapoteco para jabón, Shabú, al que le agregó la inicial de su nombre para darle personalidad. Los productos con los que trabaja pertenecen a las raíces de su cultura prehispánica.
En términos financieros, la niña invierte la mitad de sus ingresos en promocionarse y adquirir materia prima e insumos, mientras que el resto lo ahorra en una cuenta bancaria abierta por su madre.
Como puede verse en este último ejemplo, la combinación de la libertad creativa infantil con el apoyo de la familia y las instituciones locales le ha permitido dar forma a un proyecto con base en el amor por su cultura.