Cómo Dejar de Ser un Jefe para Convertirse en un Líder

Durante mucho tiempo la jerarquía social nos ha condicionado a pensar que para ser un líder en el trabajo, o en cualquier otra área de la vida, hay que encontrarse ocupando un puesto de mando, es decir, que solo dirigen los presidentes, coordinadores, directores, jefes o los que han recibido la orden de conducir grupos de personas.

Sin embargo, resulta que los auténticos liderazgos florecen en cualquier parte, en cualquier persona, independientemente del cargo que ocupen en su empleo, dentro de la familia o en la comunidad.

Eso significa que un jefe puede carecer de las herramientas propias de un líder, pero también que un líder es capaz de surgir en cualquier lugar, sin esperar a que le asignen una posición ejecutiva. Entenderlo contribuye a desmitificar la noción de liderazgo, porque la desvincula del concepto del poder y la convierte en una herramienta personal con la cual desarrollarnos plenamente como individuos. Así, comprenderemos que no solo los poderosos llegan a ser líderes ni que para ser uno hay que esperar a tener una posición de jerarquía.

Los líderes verdaderos son aquellos que buscan alcanzar metas en colectivo, lograr un fin que está más allá de ellos mismos. Son los que saben que tienen lo necesario para guiar a los demás y alcanzar el objetivo en conjunto. Son también los que aprovechan las situaciones y su posición para influir de modo positivo en la gente. En definitiva, son los únicos capaces de encaminar a todos hacia el triunfo, incluso si ellos no estuvieran ahí para verlo.

Tanto si se encuentra en un cargo de jerarquía como si es un empleado por contrato, usted puede practicar el liderazgo en su lugar de trabajo (o en cualquier otro espacio) si aprende estas 11 cualidades que distinguen a los auténticos líderes de los simples jefes.

Usted dirigirá a las personas a su alrededor siempre y cuando:

1. Esté emocionalmente en forma

Un líder tiene la capacidad de brindar confianza en momentos de incertidumbre. Tal vez no tenga todas las respuestas, pero sí la convicción de que seguirá adelante independientemente de lo que ocurra. En las situaciones estresantes o de peligro, sabe conservar el buen juicio, la calma, la creatividad, la compasión y el humor.

Pregúntese qué tan bien ha actuado en tiempos de caos. ¿Cómo reacciona frente a los reveses y ante las críticas? Como todos, habrá experimentado conflictos y fracasos, pero si es flexible y tiene la suficiente fortaleza emocional para salir adelante en esos casos, sin derrumbarse, usted tiene madera de dirigente.

 

2. Entienda el valor de su energía

Los jefes a veces permiten que sus incertidumbres, miedos y frustraciones contagien a los demás. Ser líder, en cambio, implica conocer su poder personal y manejarlo para controlar el tono emocional del equipo. Así genera una energía colectiva que le permite alcanzar la meta propuesta.

Los líderes, donde quiera que estén, saben enfocar las emociones grupales para salir airosos tanto de un proyecto difícil como de una crisis económica, un revés familiar o un desastre natural.

 

3. Esté abierto al crecimiento

Cuando nos esforzamos por mejorar y aprender, llegamos a dar más de lo que creíamos posible, desafiando las posibilidades y nuestras creencias, estableciendo nuevos esquemas y alcanzando los objetivos planteados y hasta más. En consecuencia, el crecimiento es un componente clave del liderazgo.

Los jefes creen tener lo necesario para ejercer su cargo. Los líderes siempre buscan desafiar sus límites. Si se trata de un líder laboral, sabe que el aprendizaje constante, el desarrollo en nuevas áreas y el triunfo ante los desafíos le permitirán ser más hábil y tener mejores herramientas para guiar a quienes lo rodean.

Los líderes indiscutibles conocen sus capacidades (y también sus limitaciones) y usan ese conocimiento para crecer constantemente.

 

4. Sea ingenioso

El ingenio no solo es la capacidad de lograr más con menos recursos, sino descubrir el potencial que estaba oculto para ser más eficiente en el alcance de un objetivo.

Esa forma de ingenio es una de las habilidades más importantes del liderazgo. Con ella, el dirigente encuentra talentos en sí mismo y en los demás cuando aparece un reto, consigue extraer mayores resultados en el mismo tiempo y redefine los límites de lo posible sin presionar negativamente al equipo. Todo lo contrario, el líder sabe que la crisis es una oportunidad cuando se sabe mirarla.

Ya sea que una compañía esté en medio de una crisis financiera o haya ocurrido un desastre masivo, el líder tiene la agudeza para potenciar los recursos de todos y salir a flote.

 

5. Sepa administrar el tiempo

Gestionar el tiempo de manera óptima es una de las destrezas de un líder. Al contrario que un jefe, él no se limita a presionar a los demás, estresándolos para que terminen sus tareas con rapidez, creando un ambiente intimidante. En el liderazgo se debe saber identificar las ineficiencias y obstáculos del proceso y proponer estrategias para solucionarlos.

Para saber aprovechar el tiempo, el líder debe haber aprendido primero a dominar con éxito su propio horario y, desde esa experiencia, ayudar a su grupo a lograrlo.

 

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6. Entienda el poder de las relaciones personales

Un jefe pocas veces se interesa por las características individuales del personal a su cargo. Se enfoca demasiado en el trabajo y poco en la gente. Aunque no significa que debe convertirlos en sus amigos, sí es necesario que aprenda a desarrollar un tipo de conexión personal.

El líder entiende y aprecia las singularidades de su equipo. Así descubre sus fortalezas y debilidades y puede aprovecharlas a favor de las tareas que debe asignar. Cultivar el trato (que no implica llegar a una amistad) permite conocer a la persona como individuo único y ayudarlo para que contribuya desde su particularidad al logro colectivo.

En las comunidades, esta herramienta es muy poderosa. En ese contexto, las personas son muy disímiles y el reto del líder consiste en conocerlas para usar el potencial de cada una en el objetivo planteado.

 

7. Apoye a su grupo

Los jefes a veces intimidan con su puesto y poder y los utilizan en sus reuniones para hacer valer su modo de pensar. Los líderes, en cambio, no tienen reparos en escuchar las opiniones del equipo y en general lo motivan a darlas; cuando difieren de lo planteado, sus críticas son constructivas; su objetivo no es menospreciar a nadie, sino construir desde una perspectiva múltiple. Por eso, una característica propia del líder es ser un facilitador.

Por ejemplo, en una situación de peligro, el líder garantiza la seguridad física de todos, asegurándose de que estén a salvo. En una crisis emocional, identifica a los más afectados e intenta resolver sus necesidades. En un empleo, averigua la dificultad personal por la que atraviesa su subordinado y que está perjudicando su desempeño, con el objetivo de brindarle apoyo.

 

8. Muestre su liderazgo a través de acciones

En el liderazgo, la gestión de las crisis es un verdadero arte porque puede ser un reto tomar acciones durante una situación de emergencia. Al igual que cualquier persona, la primera reacción de un líder puede ser frustrarse o sentirse angustiado, molesto o confundido. Sin embargo, él sabe superar esas sensaciones al convertirlas en una acción positiva.

El jefe exigirá a los subalternos que ofrezcan salidas a la emergencia. El líder trata de ofrecer una solución.

 

9. Aprenda a prepararse para la próxima ocasión

Muchas veces las situaciones críticas nos toman por sorpresa y es inevitable que terminemos fracasando. Pero entre la opción de quedarse frustrado y en ruinas y la de empezar a desarrollar estrategias para que esto no vuelva a ocurrir, el líder escogerá lo segundo. Él averigua cómo sobrevivir al fracaso y encontrar las lecciones necesarias para evitar que pase de nuevo.

Por eso, muchos líderes surgen en las peores épocas, porque se sobreponen al sentir general y se enfocan en el futuro.

 

10. Tenga dominio financiero

En el liderazgo hay que entender tanto el costo real del dinero como el valor del tiempo. Por eso, en vez de intercambiar tiempo por dinero, los líderes se preocupan por adquirir habilidades financieras y de gestión del patrimonio para potenciar todos sus recursos, además del equipo y tiempo disponibles. En los momentos de crisis, este balance entre administrar las personas, el tiempo y los recursos, buscando multiplicar el capital para alcanzar, e incluso superar, las metas, es mejor que apostar exclusivamente al recorte de gastos.

Por ejemplo, los líderes de una empresa que está pasando por una recesión económica evaluarán los recursos disponibles para intentar generar ganancias paralelas que ayuden a mantener los planes originalmente establecidos. Intentarán dar nuevos usos a la maquinaria existente, verán si los trabajadores pueden desempeñar otras ocupaciones, crearán turnos de trabajo o destinarán parte del tiempo laboral a actividades que produzcan nuevos ingresos. Los jefes, en cambio, reducirán sus gastos con recorte de personal o salario.

 

11. Sepa celebrar las victorias

La sensación de triunfo bien administrada desarrolla un hambre por nuevos logros. Los líderes corrigen en privado, pero recompensan en público. De este modo, estrechan los vínculos entre los miembros del equipo, acrecientan la confianza en sus capacidades y los ayudan a desear nuevas victorias.

Cuando la gente es premiada por su progreso y honrada consistentemente, su deseo de ser mejor también aumenta.

 

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