Descubre Cómo Bruce Lipton Revela el Misterio Sobre la Conciencia Humana.
Creo que el amor a todo es el gran asunto, despertar y estar enamorado, enamorarse de la vida, de la idea de vivir en este planeta.
[Video] Bruce Lipton en Español
He tenido una oportunidad que mucha gente no tiene. Viajo por todo el mundo. Veo tantos países diferentes. He observado este lugar de tantas maneras hermosas que he llegado a otra comprensión en mi vida —la mía desde un punto de vista biológico— y es que percibo este planeta como el Paraíso, el cielo en el que ya hemos nacido.
No considero que morimos y vamos al cielo, sino que venimos al cielo. En otras palabras, reconocí algo que nunca supe como biólogo cuando empecé a entender la naturaleza de cómo funcionaba el cerebro: cómo trabaja la membrana de la célula.
Yo no creía en la espiritualidad. Yo sabía de genes, proteínas, células, los instrumentos y cosas por el estilo.
Ahora siento que ni siquiera nuestra identidad está aquí.
Nuestra identidad es una transmisión. Yo tengo receptores. Tú también tienes receptores para una identidad. No hay dos personas que tengan el mismo conjunto de receptores.
Ellos se llaman autorreceptores. Ese es un gran nombre: autorreceptores o “receptores del yo”. Es decir que reciben la identidad.
Es una transmisión y mi identidad la capta la superficie de mis células. Tengo estas antenas como una cerradura de combinación. Tú tienes un conjunto en tus células y nadie tiene un conjunto igual. Podemos tener alguna superposición pero nunca el mismo conjunto. Ninguna persona tiene el mismo conjunto que otra.
Eso significa que no puedo sacar células u órganos de mi cuerpo y ponerlos en alguien más porque su identidad es diferente y el sistema inmunológico lo eliminará.
Entonces, ¿dónde está la identidad? El sistema inmunológico la reconoce. Son estos receptores. ¿Qué pasa si los quitamos? Que es una célula humana genérica y puede entrar en cualquiera. Pero cuando los autorreceptores están activados es una célula humana única. Es un individuo.
Los receptores que nos hacen diferentes son antenas que reciben una señal del entorno. Así que algo que mi identidad ha recogido desde el medio ambiente se ejecuta a través de mis células.
Si muero, que es lo que realmente me sacude, todas mis células y receptores se habrán ido. Sí, pero la transmisión seguirá ahí.
Así que si otro embrión aparece en el futuro con la misma combinación, entonces yo estaría de nuevo en el aire, pero en un cuerpo diferente.
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Esto impactó mi mente porque yo no creía en la espiritualidad por ser un científico. Pero cuando tuve ese momento pensé: “¡Oh, Dios mío! Soy una identidad. Soy una señal”. Y luego empecé a pensar: “Entonces, ¿por qué tengo un espíritu en un cuerpo? ¿Por qué no ser simplemente el espíritu?”.
Mis células, con mucho humor, me respondieron diciendo: “Bruce, si solo fueras un espíritu, ¿podrías decir a qué sabe el chocolate?”.
Entonces me di cuenta: todos nuestros sentidos son mecanismos: ojos, oídos, nariz, gusto, tacto que convierten nuestro mundo en una sensación. Pero el sistema nervioso no ve imágenes ni huele cosas, solo recibe la vibración.
Estamos convirtiendo nuestras experiencias en la vibración del sistema nervioso. La comunicación es pura vibración. Vibración electromagnética, y nosotros transmitimos eso.
¿Adónde va? Vuelve a la Fuente. Un espíritu no puede probar el chocolate porque no tiene papilas gustativas, no puede vernos porque no tiene ojos, pero si me meto en este traje de realidad virtual, y tengo todas estas experiencias, mi sistema nervioso las traducirá en una vibración, que volverá a la Fuente.
Sin embargo, ese es el placer en el aspecto creativo. En un cuerpo soy creativo, puedo construir, puedo moverme, puedo hacer cosas, puedo sentir cosas.
Entonces me di cuenta de que vinimos aquí a probar el chocolate. Hemos venido aquí para ver las puestas de sol.
De repente me di cuenta de otra cosa: mi programación de los primeros siete años como hombre borró eso porque ¿qué aprendemos como varones en general? A no ser sensibles.
Bueno, ahí es donde peso la diferencia entre las mujeres y los hombres. A las mujeres se les permite ser sensibles. Nosotros lo hemos apagado, ¿por qué? Bueno, si vas a ser un soldado, no puedes ser sensible.
Así que hemos sido programados para no sentir. Por supuesto, eso nos lleva a tener una relación fatal con las mujeres, que son lo contrario, porque te miran y dicen: “Oh, eres un patán insensible”. ¡Resulta que esa fue mi programación, no yo!
Pensé en el desperdicio de vida al privarnos de esas experiencias sensoriales. Y una de las cosas que aprendí después fue ir allá, probarlo, tocarlo, olerlo y sentirlo todo. Si es bueno, lo hago de nuevo, y si no me gusta, no lo hago más.
Esta es una oportunidad para experimentar el planeta.
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