Cómo Identificar y Enfrentar tu Primer Ataque de Pánico

Mira este video sobre los Ataques de Pánico:

La mayoría de las personas experimentan al menos uno o dos ataques de pánico a lo largo de su vida. Si te cuentas entre los afortunados que todavía no han pasado por ello, ni lo has presenciado alguna vez, en este artículo te diremos todo lo necesario para que entiendas por qué no es un suceso de vida o muerte, aunque sí uno muy desagradable. Los ataques de pánico se relacionan estrechamente con la ansiedad, la cual es una emoción normal en el ser humano. Así como nos encontramos contentos, preocupados, con miedo o tristeza, también podemos sentirnos ansiosos por un evento estresante en nuestras vidas: una mudanza, la enfermedad de un familiar, un traspié económico, el nacimiento de un hijo. Cualquier situación nueva, desafiante o que generará cambios en nuestras costumbres nos producirá algún grado de inquietud. Esto es lo normal. Entonces, ¿cómo y cuándo se vuelve un problema la ansiedad? Primero, cuando la intensidad del episodio ansioso es muy fuerte y, segundo, cuando se prolonga por demasiado tiempo. En los casos en que la ansiedad llega a niveles muy elevados es cuando nos encontramos frente a lo que se conoce como ataque de pánico. Podemos estar en una situación nada, poco o medianamente estresante, pero nuestra capacidad para controlar la ansiedad se sale de control. Entonces empezamos sentirnos tan mal y responder con tanta angustia a lo que está pasando que creemos que vamos a morir. Esto sucede incluso cuando no está ocurriendo nada, porque un ataque de pánico puede sobrevenir en cualquier momento, por ejemplo, al ir caminando por una calle algo transitada. Casi nunca son los acontecimientos externos concretos y reales los que desatan un ataque de pánico. En verdad se deben a que hemos venido acumulando una ansiedad producto de situaciones difíciles y problemas sin resolver en nuestro día a día. El ataque de pánico es un episodio de miedo o terror intenso y repentino, que alcanza un nivel máximo en cuestión de minutos y generalmente sin ninguna relación con una situación estresante. Puede ocurrir en momentos cotidianos: rumbo al parque, mientras se lava la ropa o estando en la cocina. Surge la sensación de una catástrofe inminente y el cuerpo responde con palpitaciones, dolores, problemas para respirar, temblor en las piernas, entre otros síntomas que pueden provocar miedo y angustia de estar perdiendo el control, y hasta se llega a pensar que se trata de un infarto o de estar a punto de morir. De hecho, es muy frecuente pedir ser trasladado a una sala de emergencias. Los ataques de pánico son el resultado de nuestro cuerpo pensando o asumiendo que estamos frente a una amenaza real, que en verdad no existe. ¿A qué se debe esto? Hace miles de años, los primeros seres humanos tuvieron que desarrollar por razones evolutivas lo que se conoce como respuesta de lucha y huida. En esa época, vivían a la intemperie y a riesgo de ser atacados por un depredador. Entonces, para enfrentar al peligro, el cuerpo disparaba un chorro de adrenalina que ayudaba en la lucha contra ese animal o, por el contrario, facilitaba el salir corriendo y ponerse a salvo.

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Lo que pasa en la actualidad es que a medida que vamos acumulando ansiedad, este mecanismo se dispara sin necesidad y nuestro cuerpo libera las hormonas para responder a una amenaza que en verdad no existe. No hay peligro pero sí experimentamos una sensación sumamente incómoda, que puede parecerse a un infarto o ataque. Una vez superado el primer ataque de pánico, puede ocurrir que empieces a vivir en un miedo constante de cuándo y dónde se va a presentar el próximo. Debido a esto, podrías restringir tu vida: empezar a evitar los lugares donde el ataque ocurrió, evadir situaciones como aquellas en las que te dio, y en realidad eso solo hace que la condición empeore. Por esta razón, debes tomar medidas para hacerle frente a un ataque de pánico. Cuando creas que vas a experimentar uno, haz lo siguiente: – Concéntrate en esa conversación con alguien. – Enfócate en una actividad o trabajo. – Piensa en algo distinto a la angustia. – Respira más lentamente. – Realiza cualquier actividad que permita no darle importancia a los síntomas que estás teniendo. Luego de un ataque de pánico, es conveniente que busques ayuda profesional para empezar a manejar los problemas de ansiedad que la han producido. Sin embargo, también puedes tomar estas medidas de autocuidado que prevendrán los ataques de pánico o disminuirán su ocurrencia: – Realiza actividades físicas enriquecedoras de la mente, el cuerpo y el espíritu como el yoga y otras técnicas de relajación. La ejercitación puede tener un efecto sedativo en tu sistema nervioso. – Duerme lo suficiente. – Evita la ingesta de alcohol, drogas recreativas e incluso bebidas estimulantes como el café o las energéticas. Estas sustancias van a empeorar o desencadenar la ansiedad y los ataques de pánico. – No huyas de tus miedo. Habla de ellos con personas de confianza y enfréntalos en situaciones controladas. Puede ser difícil, pero debes recordar que el objetivo es no permitir que te conviertas en un rehén de tu ansiedad. – Únete a grupos de apoyo. Hablar con gente que ha pasado por la misma situación y te entiende es muy liberador.

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