Haz Esto Si la Universidad te Enloquece… Literalmente

Hoy en día, no es extraño escuchar a un joven universitario decir: “Me pregunto si esto en verdad vale la pena. Mi vida de estudiante es muy difícil y he considerado varias veces abandonarla porque siempre estoy cansado y en quiebra”.

Acceder por primera vez a la vida universitaria, sobre todo cuando se es joven, puede ser un momento muy estresante por todas las nuevas responsabilidades académicas, personales y económicas que se empiezan a asumir.

Los informes de varias universidades han demostrado que al menos una de cuatro personas considera afectada su salud mental durante sus estudios de pregrado. De esas estadísticas, al menos la mitad reconoce que estos problemas les generan dificultad para llevar a cabo diariamente sus tareas personales y académicas.

Y es que la universidad enfrenta a los estudiantes a un conjunto inusual de circunstancias que pueden retar y potencialmente dañar su salud emocional.

Vivir lejos y solos por primera vez, manejar plazos de entrega y exámenes, balancear las responsabilidades de un trabajo a tiempo parcial con los estudios, manejar nuevas relaciones sociales y de amistad y ver por primera vez la importancia del autocuidado constituye un cambio en el ritmo de vida.

Por otro lado, la página web británica Save the Student analizó en una encuesta que más del 50% de los alumnos participantes siente que sus calificaciones y su estado emocional se ven afectados por los problemas de dinero.

Obviamente, los préstamos de mantenimiento insuficientes, las altas tasas de la matrícula y el costo de la renta causan mucha preocupación. La ansiedad financiera se vuelve entonces un tema muy común.

La salud mental es el conjunto de condiciones psicológicas que determina cómo nos sentimos con respecto a nosotros mismos, las relaciones con quienes nos rodean y la manera en que encaramos las situaciones que se nos presentan a diario.

Cuando la salud mental empieza a interferir negativamente en nuestra capacidad para funcionar, se convierte en un problema. Además de verse alterada por factores hereditarios o biológicos, también las experiencias cotidianas mal procesadas, los traumas y el estrés son causas frecuente de estos problemas mentales.

Los estudiantes deben saber que la manera en que lidian con la universidad los puede perjudicar emocionalmente. Sin embargo, no están solos y existen muchas formas y personas preparadas para ofrecerles la ayuda que necesitan.

Si bien hay enfermedades mentales muy graves e incapacitantes como la psicosis, la esquizofrenia, los trastornos bipolar, de estrés postraumático y el obsesivo-compulsivo, existen otras condiciones con las que se puede lidiar a diario sin saber y por lo tanto, sin poder llegar a obtener un diagnóstico. Entre ellas están:

– la ansiedad,

– los ataques de pánico,

– la depresión,

– los trastornos de la alimentación, que van desde hábitos no muy saludables en relación con la dieta hasta afectaciones de la ingesta de alimentos como la anorexia y la bulimia,

– y otros más.

Sobre los síntomas, estos varían mucho, pero en general podrás notar en ti mismo o en un compañero, los siguientes:

– malestares físicos no relacionados con enfermedades, como dolores de cabeza, resfriados frecuentes, molestias estomacales, y otros;

poco interés o energía para hacer cosas que antes disfrutabas o te interesaban,

tristeza y preocupación,

– dificultad para concentrarte,

– cambio en tus hábitos de sueño o de alimentación,

– abuso de alcohol o sustancias adictivas,

– deseos de hacerte daño para aliviar la tensión.

Algunas veces, los síntomas pasan desapercibidos, por ejemplo en los jóvenes que son extrovertidos y tienen una activa vida social. Pero incluso así pueden estar padeciendo problemas de salud mental relacionadas con los estudios académicos.

 

A quién solicitar ayuda

Si sientes que has llegado a este punto en que tus condiciones anímicas y emocionales están afectando tu capacidad de realizar tus tareas a tiempo o al nivel de tus capacidades, entonces ha llegado el momento de que hables con el personal de la universidad correspondiente.

Cada universidad tiene su propio servicio de asesoría de salud mental para estudiantes, en caso de que necesites apoyo o consideraciones especiales con la asistencia a clases o presentación de exámenes. Normalmente evalúan las solicitudes caso por caso.

 

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Igual debes averiguar qué departamento es el encargado de atender estas situaciones. En general, puedes revisar la página web de tu universidad, acercarte a las coordinaciones estudiantiles (centros o sindicatos de estudiantes), a la dirección de tu carrera, a algún profesor con quien tengas afinidad o con tu tutor si sientes que pueden escucharte. Cualquiera de ellos podrá orientarte sobre cómo buscar ayuda a nivel institucional.

Presentar un informe levantado por un médico especialista o un consejero explicando tus problemas de salud mental y el efecto que tienen en tu desempeño cotidiano te ayudará a validar tu caso frente a las autoridades, pero incluso si no has buscado asesoramiento profesional todavía, tu solicitud es válida y necesaria.

No sientas temor de pedir ayuda ni creas que puedes ser discriminado por este motivo. En la actualidad los centros de estudio entienden la importancia de brindar asistencia y asesoría emocional a sus estudiantes a tiempo.

 

Cómo se gestionará la ayuda

Generalmente, cuando has logrado concertar una cita en el departamento de asistencia estudiantil de tu universidad relacionada con la salud mental, lo más probable es que tengas una cita individual de una hora en la que un asesor capacitado escuchará tu problema. Él te brindará un espacio confidencial y sin prejuicios para que expongas tu situación.

Después de escucharte y tomar notas, el asesor te brindará unos consejos que podrán discutir. Lo más importante de este proceso es que hables desde tus sentimientos y pedir que te ayuden a entender qué está causando que te sientas de esa manera.

Si te sientes demasiado nervioso para explicarte verbalmente, escribe con anterioridad una carta o unos apuntes que te sirvan de guía durante la sesión.

En varios países existe una subvención extra de financiación para estudiantes que tengan discapacidad de algún tipo. Es importante destacar que esa discapacidad puede ser una condición de salud continua, una deficiencia sensorial, una dificultad específica de aprendizaje o una condición de salud mental.

Consulta con tu consejero si esta figura existe en tu lugar de estudio y si puedes aplicar a ella.

Además de los departamentos médicos de la universidad, es probable que el centro o federación estudiantil también ofrezca asesoramiento y apoyo para tus problemas de tipo personal. Ahí te darán más información sobre los servicios universitarios y otros recursos que puedas utilizar.

Si has identificado un área de tu vida que te causa especial estrés o ansiedad, como por ejemplo tu lugar de alojamiento o tus finanzas, el centro de asesoramiento también podrá ofrecerte orientación en estas áreas. Hablar con otros estudiantes que están pasando por una experiencia similar a la tuya puede ser una excelente manera de controlar tus emociones y sincerarte sobre tus experiencias.

En caso de que requieras asistencia médica psicológica urgente, puedes contactar a tu médico familiar, el ambulatorio público más cercano a tu alojamiento o incluso llamar al 911, que podrá derivarte a servicios de asesoramiento psicológico gratuito y de emergencia. Por último, no dudes en contactar a un buen amigo que te ayude a encontrar una salida emocional si estás muy angustiado. Recuerda que nunca estás solo.

Si todavía no has llegado a una condición emocional extrema, pero con frecuencia te sientes presionado por los estudios, toma en consideración estos consejos de autocuidado que te ayudarán a bajar los niveles de estrés:

Reserva tiempo para ti. El estilo de vida universitario tiene a ser muy exigente a con una alta demanda social, por lo que debes encontrar tiempo para relajarse, tomándote tiempo para una actividad que te guste, desarrollar un hobby o hacer prácticas de meditación y atención plena.

Realiza actividades deportivas, ejercicio o caminatas de manera regular.

Recuerda comer de manera saludable, sobre todo si por primera vez estás viviendo alejado de tu familia. Al vivir solo es fácil caer en la rutina de la comida rápida, las bebidas energizantes o el café, los dulces y el alcohol como “antidepresivos”.

Descansa y duerme lo suficiente.

Mantén limpios tus espacios personales.

 

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