Lo que Nadie te ha Contado de la Primera Experiencia Laboral

Comenzar tu primer trabajo profesional equivale a dar un salto al mundo real. Adaptarse a ello puede generar algo de miedo, además de ser más complicado de lo que imaginas. Piensa que ahora vivirás con un horario regular, tendrás que vestirte apropiadamente para ir a la oficina todas las mañanas y ya no podrás realizar siestas por las tardes… para empezar…

Sin embargo, estamos aquí para prepararte para esos y otros cambios, calmar tus nervios y darte un resumen de lo que puedes esperar de tu primer trabajo, respondiendo a preguntas como qué me pongo, a quién puedo pedir ayuda, si debo consultar cada duda que tenga, etc.

 

Algunos datos para empezar

Es completamente natural sentirse un poco nervioso el primer día que asistes a tu trabajo, pero lo más importante es actuar con confianza, llegar a tiempo y usar una vestimenta profesional.

Acostúmbrate de ahora en adelante a escoger y alistar tu ropa la noche anterior. Esto te dará valiosos minutos la mañana siguiente y la garantía de no ir mal vestido o desaliñado.

Consulta con tu seleccionador de Recursos Humanos cuál es el código de vestimenta y qué prendas son definitivamente inaceptables. Evalúa si tienes suficientes “atuendos de oficina” o te hace falta comprar algunas piezas extra.

En esta primera jornada en la oficina, podrás necesitar algunas cosas que no estás acostumbrado a cargar contigo. Por ejemplo, asegúrate de portar toda tu documentación básica (cédula, DNI o pasaporte) y las identificaciones de acceso que te hayan entregado.

También puede que te soliciten soporte de tu currículo, planillas del Seguro Social u otro tipo de expedientes si todavía no has finiquitado tu inscripción en el departamento de Recursos Humanos. Averigua con anterioridad si tendrás una entrevista de este tipo ese primer día.

Es importante llevar almuerzo o al menos un refrigerio que te permita sobrevivir hasta el final de la tarde. Si no, es recomendable explorar previamente la zona en horas de mediodía, identificar los restaurantes, el tipo de comida que ofrecen, cuánto se tardan en despachar un pedido y si hay áreas públicas donde puedas sentarte a comer.

Por otro lado, intenta no verte distraído con tu teléfono o revisando material ajeno al trabajo en Internet, aunque el resto lo haga. Tu jefe puede estar atento a esos detalles sobre ti.

Cuando se trata de descubrir cómo funciona todo, ya sea un sistema operativo complicado o incluso los carnets electrónicos de la entrada, utiliza tu iniciativa, pero no temas pedir ayuda cuando no entiendas algo.

Aunque tus compañeros estén sumergidos en sus rutinas o los veas ocupados, en general suelen ser comprensivos y atentos con los recién llegados. Eso sí, recuerda captar las instrucciones lo mejor y más rápido posible para no hacer preguntas reiterativas.

No te preocupes por los errores. Tus colegas y jefes saben que te equivocarás con frecuencia los primeros días y semanas. Además, es probable que supervisen tus avances para ver si vas por buen camino. Así que no te molestes si te interrumpen con frecuencia por este motivo.

 

Sobre tus colegas

Conversa con ellos sobre asuntos de trabajo y si el tiempo y las circunstancias lo permiten introduce algún comentario sobre ti de tipo casual. Las pequeñas charlas te ayudarán a conocer a los compañeros de trabajo e identificar posibles nuevos amigos.

Si te mantienes en silencio, te verán como una persona tímida o huraña, y si hablas demasiado, molestarás a los que se concentran; también correrás el riesgo de soltar alguna indiscreción.

Entonces, cuídate tanto de compartir demasiado como de aislarte. Puedes hablar de lo que hiciste el fin de semana, pero no menciones ninguna borrachera, ni tampoco hagas bromas o chistes ofensivos; mantenlo siempre profesional.

La política de la oficina puede parecer complicada al principio. Debes ser perspicaz. Escucha y presta atención a la forma en que tus colegas interactúan entre sí y con los jefes para que midas las diferentes dinámicas. Pero, como recomendación general, trata a todos con respeto, independientemente de su jerarquía. Eso siempre funciona.

Por otra parte, si alguien trata de atraerte para decir cosas negativas sobre otros, sé cortés pero no te involucres. Con el tiempo descubrirás los conflictos internos y cómo te pueden afectar, pero de entrada evita las quejas y chismes, ya que estos siempre serán usados en tu contra. ¡De este modo, saldrás bien librado del campo minado de la oficina!

¿Deberías añadir a tus colegas en Facebook? De entrada podemos decirte que aceptes las solicitudes de amistad, pero no las envíes y mantén un perfil profesional en tus redes.

Añadir a tus colegas en LinkedIn es probablemente lo más apropiado.

Si decides tratar a tus compañeros a través de Facebook, hazlo solo con aquellos que tengan el mismo nivel de antigüedad que tú o exclusivamente a los más jóvenes. No es muy inteligente añadir a tu lista de amigos al director general de la empresa.

 

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Sobre tus jefes

Si vas a realizar consultas sobre una tarea que te hayan asignado, habla con tu jefe inmediato. Los demás pueden tener asignaciones distintas y desconocer de qué trata la tuya.

Desarrollar una buena relación con tus superiores no solo es esencial para tu avance profesional, sino que te ayudará a prosperar en el trabajo y a sacar el máximo provecho.

Si nunca has tenido un jefe antes, puede ser una experiencia intimidante, en especial si es alguien autoritario o poco amable. Pero no hay necesidad de asustarse. Recuerda que sigue siendo un ser humano al final del día.

Cada jefe o coordinador tiene una forma diferente de comunicarse, así que depende de ti descubrirlo y adaptarte a él. Puede ser directo y hasta tajante, en cuyo caso aprenderás a no tomarte las cosas como algo personal. O puede resultar más introvertido, lo que significa que a veces tendrás que pedirle que te dé instrucciones específicas.

No dejes que el temor te impida proponerte nuevos retos. Si solicitan a alguien para asumir un proyecto, ofrécete a realizarlo. Así verán que eres proactivo y capaz de tomar riesgos. Si tus jefes o coordinadores son los que no te consideran adecuado, agradecerán tu interés en involucrarte y te aclararán por qué todavía no estás listo para esa responsabilidad.

 

Cómo hablar con confianza en tus primeras reuniones

  • Intenta conocer de antemano el tema de la reunión y piensa en algunas ideas para plantear. Si se trata de una reunión más general, selecciona dos o tres puntos de tus primeras asignaciones que pudieras discutir de manera general.
  • Si no te animas a compartir tus pensamientos e ideas, trata de responder a los demás. Escucha lo que dicen y desarrolla algunas preguntas. Esto te dará el hábito de hablar para que puedas contribuir con tus propias ideas. Mostrar interés y compromiso suele impresionar positivamente.
  • Es común pensar en algo que decir y luego dejarlo dando vueltas en tu mente antes de decidir que es una idea estúpida, solo para que alguien más termine mencionando exactamente lo mismo minutos después. Obviamente, no sueltes lo primero que se te ocurra, pero tampoco medites demasiado. Trata de hablar sin vacilaciones.

 

¿Cuánto tiempo crees que vaya a durar tu primer empleo?

Si has tenido una experiencia mala, es probable que creas que no durarás ni una semana en la oficina, pero debes darle tiempo suficiente a las cosas para que mejoren.

Con los días y semanas podrás evaluar si las asignaciones empiezan a resultarte más cómodas y rutinarias, empezarás a entender las dinámicas de tus jefes y compañeros y lograrás establecer relaciones con ellos, a veces cercanas como para conseguir verdaderos amigos; otras más distantes. También fijarás la rutina laboral dentro de tu propia vida y se te harán menos pesados los viajes de ida y vuelta, preparar la comida y la ropa que vas a usar a diario y hasta la falta de siestas reparadoras a media tarde.

Sin embargo, no debes sentirte presionado para permanecer en un trabajo si consideras que está afectando negativamente tu salud mental.

Estas son las principales razones por las que deberías irte de tu primer trabajo:

  • Eres infeliz. No todos los días son buenos en ninguna parte, pero si el ambiente de la oficina te deprime constantemente, está bien irse.
  • Tu progreso profesional es limitado. Si sientes que no puedes avanzar en tus ambiciones laborales o has llegado a un techo y no te ofrecen cambios a otro departamento o nivel donde puedas continuar, puedes estar listo para más responsabilidad y desafíos en un nuevo empleo.
  • Otras compañías te ofrecen más dinero. Si cada vez tienes más responsabilidades y has adquirido mucha experiencia, pero no te dan incentivos salariales, podría valer la pena investigar si otras compañías pagan más por hacer lo mismo.
  • Estás listo para un nuevo comienzo. A veces, el primer trabajo solo tiene esa función en tu vida: darte una primera experiencia que sirva de punto de partida para ir a buscar más.

 

En última instancia, sabrás si estás listo para irte o quedarte un tiempo. Si te sientes feliz, cómodo y motivado en tu primer empleo (¡esperamos que sea así!), puedes permanecer allí todo lo que desees.

 

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