Desde el auge de la Revolución Industrial surgió un sector laboral dedicado a empleos automatizados, con actividades monótonas que no requerían de iniciativa o necesidad de tomar grandes decisiones. Las estructuras de trabajo fueron organizadas de esta manera para poder contratar personas con capacidades regulares y a las que se les pudieran pagar bajos sueldos.
Durante años, esos condicionamientos laborales tuvieron su lado positivo para los empleados. Mucha gente con poca calificación podía conseguir empleos estables y duraderos. Siempre y cuando las empresas mantuvieran sus niveles de producción, estos trabajadores podrían sostener a sus familias con sus pequeños pero seguros salarios.
Las actividades mecánicas y repetitivas, a pesar de ser muy obvias en las fábricas, no son exclusivas de ese sector. En oficinas, comercios, instituciones públicas, consultorios jurídicos, cafeterías, estudios de grabación hay gente encargada de tareas que no exigen especialización ni creatividad.
La vida moderna se organizó en torno a una subdivisión de las actividades en que se podían delegar las funciones más sencillas y crear muchas plazas para un personal cada vez mayor. Pero el mundo y las finanzas han cambiado y el esquema ya no funciona.
La inteligencia artificial está modificando el modo de ver los trabajos en los mercados y las empresas. A los empleadores les está resultando muy útil la presencia de robots o sistemas robotizados que realicen a la perfección tareas mecánicas y, en otros casos, que se automaticen ciertos procesos por medio de la asistencia de un software de computadora especializado.
¿Qué significa esto? ¿Acaso una computadora y un robot que no cobran, no comen y no descansan son más útiles y eficientes y podrán darles nuestros empleos?
Entendamos lo siguiente: la inteligencia artificial es la parte de la tecnología encargada de realizar procesos que imitan algunos aspectos del pensamiento y conocimiento humanos para realizar ciertas tareas, sobre todo aquellas que son mecánicas y constantes, donde se puede reducir la frecuencia de errores que los humanos cometemos.
Sí, ciertamente automatizar procesos con la ayuda de softwares y robots hará innecesaria la presencia humana para esas labores. Ya muchos trabajos han ido desapareciendo, como las operadoras telefónicas, los despachadores de tickets, los cajeros de tiendas, entre otros.
Entonces, ¿cómo hacer para sobrevivir en el mercado laboral a la automatización impuesta por la computación y la robótica? ¿Habrá maneras de reinventarse cuando seamos sustituidos en nuestros empleos?
La respuesta es sí. Para ello necesitamos tener en claro la importancia de tomar ventaja de habilidades sociales y emocionales que son innatas al ser humano y que no pueden ser imitadas (por ahora) por los robots.
Robots versus habilidades blandas
Hay algo que todavía no se puede automatizar y es lo que en el mundo empresarial se llaman “habilidades blandas”, que consisten en el conjunto de capacidades sociales y el equilibrio de las emociones aplicadas al área laboral.
Los trabajadores que no serán sustituidos por la inteligencia artificial son aquellos que emplean su máximo potencial humano en su puesto de trabajo.
Por eso es importante que conozcas cómo agregar más valor a las tareas que haces aplicando estos recursos. Así tendrás menos posibilidades de ser reemplazado por la inteligencia artificial, optimizar tu nivel de ingresos y disminuir tus horas laborales, en contraposición a quienes todavía realizan tareas mecánicas.
¿Cuáles son las habilidades blandas por las que los robots no pueden reemplazar a los humanos?
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La motivación:
Ni las computadoras ni los robots pueden tener motivaciones personales ya que no se plantean metas ni aspiran a ser mejores. Este deseo es humano, así como de encontrar un propósito y sentir que estamos en el camino correcto en nuestra búsqueda de superación.
Tener una motivación nos permite enfocarnos y avanzar, además de querer lograr cambios para nosotros y los que nos rodean. Cualquier empleador querrá un trabajador motivado a superarse.
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La negociación:
Definitivamente, la negociación es una habilidad inalcanzable para las máquinas, además de ser indispensable en las relaciones humanas, en especial las laborales y empresariales. No cualquiera logra obtener todo lo que desea y expresarse apropiadamente para convencer a otros de perseguir sus objetivos. Por eso los negociadores y comunicadores van de la mano.
Cualquier reclutador que perciba que eres bueno alcanzado entendimientos y acuerdos querrá tenerte dentro de su equipo de trabajo.
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La comunicación:
La comunicación es crucial tanto en el trabajo como en las relaciones interpersonales, sobre todo en las épocas de crisis. Los líderes, por ejemplo, son las personas que mejor saben trasmitir confianza e indicaciones a su grupo y que alcanzan efectivamente sus objetivos.
Si quieres saber cómo desarrollar tu capacidad de comunicación, visita este artículo.
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El liderazgo:
Mucha gente puede tener personas bajo su cargo, es decir, ser jefes, pero no todos saben ser líderes. Para lograrlo, hay que pasar por un interesante proceso de desarrollo interior que puedes leer aquí.
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La gestión de emociones:
Es importante conocer y saber manejar nuestras emociones, en especial las negativas, en entornos laborales y personales .El secreto de los que logran sortear los problemas, cambios y desafíos está en encontrar puntos de equilibrio en su estado anímico que les permitan tomar el control de las situaciones.
Las máquinas no tienen emociones ni podrían dominarlas, mucho menos serían capaces de lidiar con el ánimo de un equipo. En ese contexto, un trabajador experto en gestionar conflictos humanos entre clientes, personal, público, etc., será alguien valioso para la empresa.
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La empatía:
Como ya se explicó, hasta el momento la inteligencia artificial es incapaz de evaluar con certeza las emociones de un humano, por eso está limitada en su capacidad de comprender sus necesidades individuales. Ninguna computadora funcionará para identificar y apoyar a los consumidores, empleados, clientes o socios de una compañía.
Por eso es útil y conveniente mantener trabajadores con un alto nivel de empatía en el ámbito laboral de las empresas.
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La creatividad y la innovación:
La capacidad de crear, innovar y poner en práctica nuevas ideas mediante planes y visualizaciones es totalmente humana. Muchas personas se consideran poco creativas, por eso aquí te explicamos cómo liberarte de esas limitaciones, y con este artículo también aprenderás a no temerle al factor sorpresa y a emplear la innovación en cualquier puesto de trabajo.
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El dominio del público y la oratoria:
Muchas personas que son buenas en lo que hacen se ven opacadas por la dificultad para trasmitir propuestas, exponer sus logros de manera oral, comunicarse asertivamente o enseñar lo que saben a otros. Esto disminuye la posibilidad de ser considerados para puestos más calificados.
Todo lo que necesitas conocer sobre el arte de hablar en público sin miedo lo encontrarás aquí.
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El poder de escuchar con atención:
Esta habilidad es el nombre de uno de los artículos anteriores de nuestro blog. Cuando se emplea esta habilidad, se escucha para entender y no para responder, algo propio tanto de los buenos líderes como de las personas que sinceramente desean comunicarse con alguien.
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La intuición por experiencia:
Los robots no tienen la capacidad de imaginar las consecuencias futuras de las emociones. Esto solo se logra gracias a la intuición, una forma de inteligencia humana muy sutil.
Es como un sentido que aprende a conectar informaciones basadas en experiencias, percepciones y sentimientos. Algo que está muy lejos de ser aprendido por una máquina.