El acto de disculparse es muchas veces un proceso difícil pero sanador entre dos personas. Cuando se realiza de forma genuina, tiene el poder de resolver el problema que separaba a las partes involucradas. Además es capaz de curar sentimientos que habían sido lastimados. Por eso debe ser sincero, y, sobre todo, satisfactorio. Una disculpa a medias es peor que no dar ninguna. Puede afligir todavía más al ofendido o empeorar el daño producido por el ofensor.
Por eso disculparse es un acto que requiere una buena dosis de reflexión antes de ser llevado a cabo y tener mucho tacto en el momento en que se ofrece. Si el objetivo es salvar y restaurar la relación entre las partes, bien sea un amigo, pareja, familiar, compañero de trabajo o una persona conocida, debe cuidarse todo lo que se piense y se diga.
La diferencia entre las disculpas verdaderas y las falsas a veces se relaciona con la escogencia de las palabras. Obviamente, si dices “lo siento”, y luego añades un “pero”, estás echando por tierra cualquier aceptación del error y arrojando la culpa sobre el agredido.
Sin embargo, a veces una disculpa barata no es tan fácil de identificar.
A continuación, veamos frases que son casos muy comunes de disculpas, que hemos oído, recibido y dado con más frecuencia de la que deberíamos. Y como el objetivo es no volver a cometer estos errores, también diremos cómo enmendarlas.
1. “Lo siento si te he ofendido”
En esta frase, el “si” condicional busca disminuir el grado de daño provocado por el ofensor, quien demuestra que no siente remordimientos ni asume su responsabilidad. Está trasladando el problema a la reacción de la persona y no a la agresión en sí. Se trata de una “no disculpa” que revictimiza al otro al hacerlo culpable de la situación.
Para que tenga verdadero valor, la terapeuta matrimonial y fundadora de Wellspace SF, Tara Griffith, aclara que la oración debe ser afirmativa y directa, sin condicionales: “Siento haberte ofendido”. De este modo no hay traslado del problema y sí demostración de arrepentimiento.
2. “Lamento que te sientas así”
Iniciar unas disculpas con palabras como “lo siento” o “lo lamento” no es suficiente ni hace a las disculpas verdaderas. Todo lo que se dice a continuación puede quedar descartado. En esta oración, pedir perdón por los sentimientos causados en el otro aparentemente expresa empatía, pero también indica de manera sutil que el ofendidoestá actuando de manera irracional, exagerada o hipersensible frente a lo que pasó.
La verdadera empatía está en entender por qué el ofendido se ha sentido de esa manera, qué es lo que lo ha lastimado y responsabilizarse por ello. Una mejor manera de expresarse es colocando en la oración lo que el agresor dijo o hizo y aclarar que entiende por qué eso causa dolor. Por ejemplo: “Lamento haberte ridiculizado en público. Debí pensar que te sentirías mal si yo decía eso de ti frente a los demás. Fui imprudente y desconsiderado”.
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3. “Ya te dije que de verdad lo siento… ¿por qué no lo dejas atrás de una vez?”
Esta expresión suele ser dicha por quienes tratan de recuperar a sus parejas luego de una infidelidad, y en otros casos cuando las han ofendido con algo que ellos consideran de poca importancia. En la primera parte de la oración se intenta expresar constricción verdadera, pero por lo que dice a continuación, el arrepentimiento no es genuino.
El hecho de no entender por qué la otra persona no olvida el suceso demuestra que en el fondo no lamenta haber causado el sufrimiento (ni siquiera entiende qué es lo que provoca la molestia en el otro), muchos menos se responsabiliza por haber provocado la situación.
Es poco realista e injusto esperar que la pareja pase la página por algo que hemos hecho solo con pedir disculpas, en especial cuando es algo tan serio como una infidelidad. Para que una disculpa de este tipo funcione, debe tener estos tres elementos: 1) reconocimiento y responsabilidad por las malas acciones; 2) lamentar haber causado dolor y 3) deseo de enmienda, ofreciéndole a la pareja lo que necesita para volver a confiar.
El ofensor debe entender también que debe darle al ofendido el tiempo que necesite para restaurar la relación.
Además, la disculpa no es un camino en línea recta donde se avanza del problema al perdón y luego al restablecimiento de la relación. Puede que el ofensor necesite pedir disculpa varias veces y por distintos aspectos del problema que vayan surgiendo a medida que el afectado procese la situación y lo que le causa dolor.
Otra posibilidad muy factible es que la relación evolucione, pero no a su estado anterior, sino a otra etapa que no sea del total agrado del ofensor, quien debe entender que sus acciones traerán consecuencias y esta podría ser una de ellas.
4. “Siento haber dicho eso, pero no lo habría hecho si tú no hubieras actuado de esa manera”
Según la psicoterapeuta Carol A. Lambert, esta es una variante elegante de la frase “Mira lo que me hiciste hacer”. No se trata de una disculpa sino de una maniobra verbalmente ingeniosa de responsabilizar al otro de su comportamiento y restarle importancia al problema.
En una disculpa verdadera, la persona reconoce que sus acciones fueron incorrectas, sin buscar atenuantes en el contexto ni en las reacciones del afectado. Por eso, sería mejor decir: “Lamento la manera en que reaccioné y por cómo eso te afectó”.
5. “Estaba reaccionando a”
Este es la forma más directa de disfrazar una justificación de disculpa.
6. “Estaba estresado (o mal, o cansado…)”
Al igual que la anterior, las excusas no son disculpas. No admiten la responsabilidad ni reconocen los sentimientos, ni la reacción del ofendido. Solo tratan de justificar las acciones del ofensor. Si fuera así, cualquier cosa que dijéramos o hiciéramos estaría disculpada por la situación. Eso es incorrecto, porque todos podemos vernos afectados por algo y aun así no causamos daño a los demás.
Siempre hay que tomar conciencia de que nuestras palabras y actos pueden causar dolor. Pero si ya hemos reaccionado mal, debemos incluir en la disculpa perdón por cómo nuestras reacciones han afectado la relación.
6. “¡Puede que yo haya hecho esto, pero tú hiciste (tales y tales cosas)!”
La psicóloga clínica de Wellspace SF, Gina Delucca, aclara que no es sano guardar una lista rencorosa de acciones pasadas, o traer siempre a colación los conflictos pasados del ofendido. Aunque con anterioridad la otra persona haya actuado como agresor hacia uno, de lo que se está hablando ahora es de la disculpa por la acción reciente, y el pasado, no es un atenuante de lo que ha ocurrido.
“Una disculpa se trata de que reconozcas… [el carácter ilícito] de tus propias acciones y hagas enmiendas”, explica.