Estudios científicos han demostrado que 85% de la gente en todo el mundo odia su trabajo. Formar parte de esa estadística es muy lamentable, sobre todo si pensamos que alguien con una vida promedio puede pasar hasta 90 mil horas en una oficina.
La relación entre los empleos y el estrés también es preocupante: 40% de las personas considera que tiene labores muy demandantes y 25% considera su oficio o profesión como la primera causa de su ansiedad. En países como Japón ocurre un fenómeno terrible llamado Karoshi, con el que califican a las personas que mueren por exceso de trabajo.
Sin embargo, esto no significa que trabajar sea algo perjudicial.
Por ejemplo, hay actividades que, a pesar de ser demandantes y complejas, no resultan estresantes. Incluso si nos obligan a estar despiertos toda la noche, no nos causan molestias. ¿Y qué decir de los períodos de días o meses en los que hemos estado comprometidos con un proyecto, pero participamos con entusiasmo y felicidad?
Entonces, ¿por qué hay trabajos complicados y demandantes que no odiamos ni nos producen ansiedad?
Pensemos en ejemplos de tarea de este tipo. Tal vez te sentiste bien cuando hacías un video para tus redes sociales o blog, cuando preparabas la fiesta de graduación de tu hijo, cuando te volviste escritor aficionado de tu fandom favorito o redecoraste toda tu cocina. De seguro en cualquiera de esos momentos te quedaste sin dormir, sentiste presión por terminar a tiempo, te preocuparte porque todo quedara bien o te estresaste por el desorden y la suciedad.
Pero a pesar de todas esas incomodidades y problemas, la presión, ansiedad y deseo de obtener resultados positivos en realidad te produjeron sentimientos de emoción y entusiasmo. Y es que el estrés tiene una expresión positiva cuando haces algo que amas, implica un propósito y resulta significativo para ti.
Ahora, la pregunta es: si respondemos mejor al estrés cuando hacemos aquello que nos apasiona, ¿por qué estamos dedicados a un trabajo que no nos gusta, nos roba horas de nuestra vida, y además nos hace sentir física y emocionalmente mal?
Podemos tener muchas respuestas: la seguridad que nos ofrece un buen salario, el temor de renunciar y quedar desempleados, o que el intento de realizar nuestro trabajo soñado resulte mal.
Estas razones, sin embargo, no son válidas: estamos tan acostumbrados a la seguridad que nos ofrece un salario que estamos dispuestos a cambiarlos por lo que realmente amamos. Creemos que necesitamos dinero para nuestros gastos, compromisos y gustos.
Nos hemos vuelto adictos a esa falsa sensación de seguridad que da un trabajo, incluso cuando hablamos de los empleos mejor remunerados.
Hagamos un ejercicio de fantasía: ¿qué pasaría si tuvieras la posibilidad de empezar algo sin ningún riesgo y tuvieras garantías de tener éxito en ello? ¿O qué pasaría si encontraras tiempo libre para hacer lo que te gusta, sin renunciar a tus actividades laborales?
No se trata de una ficción imposible de realizar. Puedes empezar a hacer lo que te gusta hoy, en tu tiempo libre, en tus fines de semana, usando tus descansos de almuerzo o por las noches porque eso te va a ayudar a crear la vida que realmente quieres, y sin tener que dar el temido salto de fe que significa renunciar a tu trabajo y dedicarte a tus sueños.
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Aquí tienes algunos consejos para lograr el proyecto de construir la vida que en verdad quieres:
1) Empieza a cambiar. Escoge el tema que te interesa: tal vez sea un negocio en línea, tu blog o perfil de Instagram, tu agencia de viajes. Estudia todo lo que puedas sobre ello, habla con personas triunfadoras en el área y empieza a sentar las bases de lo que quieres.
2) No malgastes tu tiempo libre. No pases los fines de semana y noches viendo Netflix. Utiliza tus descansos para conectarte con los conocimientos y gente adecuada, volverte creativo, expresarte, unirte a un curso, investigar en línea. Usa tu tiempo sabiamente para educarte más que para entretenerte. Y por último:
3) Experimenta y prueba. Ve probando tus ideas, somételas a la opinión de las personas, haz pequeños experimentos para ver qué funciona y qué no en tu proyecto. Así, no solo empezarás a comprobar lo aprendido, sino que empezarás a ver progreso.
Esto es todo lo que necesitas para evitar que un trabajo arruine tu vida. No necesitamos renunciar para saltar de una vez a la vida perfecta que imaginamos.
La perfección no existe, solo necesitamos sentir el progreso hacia la meta que nos hemos propuesto.