El Dínero Sí Puede Comprar la Felicidad. ¡Aprenda Cómo!

“El dinero no compra la felicidad” o “el dinero no lo es todo” son afirmaciones que descansan en el inconsciente colectivo y que introducen desde muy temprano en las personas la idea de que el dinero es algo negativo y engañoso, que nos hace desearlo pero que en realidad no puede dar lo que ofrece. Muchas culturas han sembrado estos pensamiento contraproducentes que identifican la riqueza como algo mal habido, falso y tentador, y debido a ello la gente, en vez de llevar una vida cómoda y próspera, termina odiando y rechazando el dinero cuando en realidad lo necesita para vivir en sociedad.

Contrario a este tipo de creencias, existen estudios que sí establecen una relación entre el dinero y la felicidad. Por ejemplo, la Universidad de Purdue en los Estados Unidos realizó una encuesta en 2017 a más de 1.7 millones de personas de 164 países y comprobó que el rango de plenitud más alto estaba entre aquellos que ganaban $95.000 al año, siendo una cantidad mayor cuando se trataba de familias. Otro sondeo realizado a 2000 parejas en el sitio de citas en línea eHarmony (https://www.eharmony.com) también comprueba que hay mayor bienestar entre quienes viven juntos cuando ganan más de $200.000 al año.

La felicidad es un estado de ánimo personal difícil de definir como una medida general para aplicar en una consulta. El concepto de felicidad varía de persona a persona porque se trata de una opinión o una percepción.

Por otro lado, cuando se vincula la alegría con el dinero, también hay que ver este último como una medida cambiante. En 2008 un estudio de las encuestas Gallup calculó que “el monto de la felicidad” estaba en $75.000, según la opinión de 450.000 entrevistados.

Por lo tanto, estos resultados no pueden ser tomados al pie de la letra para aspirar a cierta medida de bienestar y éxito económico en el plano personal. Sin embargo, lo que sí revelan estos estudios es que es importante establecer parámetros sobre lo que ambos conceptos significan para nosotros.

Es importante realizarse dos preguntas; por un lado, ¿qué significa el dinero para usted y por qué lo desea? Recuerde que la riqueza no vale por sí misma, a menos que tenga un objetivo.

La otra interrogante es: ¿qué tipo de felicidad está buscando en la vida?

 

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Sobre la primera pregunta, debe saber que nuestra comprensión del dinero a menudo moldea nuestra forma de vivir y generalmente la aprendemos durante la juventud, cuando no tenemos suficiente conciencia ni mirada crítica. Sin embargo, nunca lo evaluamos de ese modo, sino que sencillamente tomamos decisiones económicas sobre nuestro presupuesto personal con base en esas creencias, obteniendo muchas veces resultados negativos.

Para quienes piensan en el dinero como algo vergonzoso o maligno, siempre lo rechazarán y vivirán con las consecuencias (como la pobreza, no poder dejar de trabajar nunca…). Es interesante ver lo infelices que pueden ser aquellos que dicen que el dinero no compra la felicidad, pero están permanentemente sumergidos en la carencia y la preocupación.

Por el contrario, cuando el capital es deseado por encima de cualquier otra cosa de la vida puede costar sacrificios demasiado grandes. De ese modo hacen dinero quienes abandonan a la familia, se privan de experiencias trascendentes, realizan actos deshonestos y olvidan las cosas verdaderamente importantes.

Millonarios como Robert Kiyosaki buscan equilibrar la balanza. Este conferencista comenta que el hombre de quien aprendió cómo ser rico sabía que el dinero era solo una herramienta que permitía alcanzar y hacer las cosas que sí daban la felicidad.

Por lo tanto, su objetivo no era ganar más dinero para ser feliz, sino saber qué era lo que le daba más satisfacción y plenitud en la vida, y luego ganar el dinero suficiente y utilizarlo como una herramienta para ir en pos de esas cosas.

De esa forma sí es posible decir que el dinero compra la felicidad.

La vida importa más que el dinero, pero el dinero es necesario para sostener la vida. Esa fue la lección que aprendió Kiyosaki.

En conclusión, debemos pensar cuál fue la mentalidad que nos inculcaron con respecto al dinero y revisar si estas creencias nos tienen anclados en la pobreza, creyendo que el amor al dinero es algo malvado, si nos sentimos codiciosos cuando aspiramos a más o no le damos valor…

Pregúntese también, ¿es feliz actualmente?, ¿es capaz de hacer libremente lo que es importante para usted o las dificultades financieras lo detienen? Responder a estas interrogantes a la luz de estas reflexiones lo ayudará a entender su propia relación con el dinero y la felicidad.

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