Descubre Cuáles son los 9 PASOS Para que Tus Sueños se Hagan Realidad. Wayne Dyer en Español.
El en libro Construye tu destino formulé nueve principios espirituales que ilustran el camino a seguir para lograr que se manifiesten tus deseos y se cumpla tu destino.
Estos principios son:
[Video] Wayne Dyer en Español
- Ser consciente de tu ser superior: “Tengo una habilidad divina para manifestar y atraer todo lo que necesito y deseo”.
- Confiar en ti mismo, que es confiar en la sabiduría que te creó: “Confío en mi sabiduría divina interior”.
- Comprender que no eres un organismo en un ambiente sino un organismo que forma parte del ambiente: “Soy uno con mi entorno, soy consciente de la energía que me conecta con mi mundo”.
- Ser consciente de que puedes atraer hacia ti todo lo que deseas: “El poder creativo divino que hay en mi interior atrae hacia mí todo lo que quiero con felicidad, amor y paz”.
- Honrar y respetar el hecho de que eres digno de recibir: “Merezco experimentar la abundancia divina, porque soy una parte de Dios”.
- Conectarte a la fuente divina con un amor incondicional: “Expreso la energía del amor incondicional a todas las personas y a todas las cosas en mi vida”.
- Meditar al sonido de la creación: “Medito cada día para incrementar la consciencia del poder divino que hay dentro de mí. A través de la meditación puedo comprender la belleza, la gracia y el amor que orientan mi vida y hacen realidad mis deseos más profundos”.
- Desvincularte pacientemente del resultado: “Confío en que la inteligencia universal que me creó atraerá a mí lo que deseo, de la manera apropiada y en el momento justo”.
- Reaccionar ante tus manifestaciones con gratitud y generosidad: “Estoy profundamente agradecido por todo lo que he recibido y disfruto dando a otros con espíritu de amor y servicio”.
Al tener en cuenta estos principios, podemos apreciar la relevancia de ser pacientes y confiados ante la materialización de nuestros deseos.
Cuando al hacer la meditación llegas a ese lugar en el que haces contacto consciente con Dios y con tu ser superior, pasas de creer o saber acerca de Dios a conocer a Dios.
Debes tener en cuenta que hay una enorme diferencia entre creer o saber cosas acerca de Dios y conocer a Dios en tu interior.
Cuando se cree en Él, se acepta su existencia sin conocerlo directamente. Pero lo conoces cuando tienes contacto consciente con Él. En este caso hay un conocimiento interior directo.
Al establecer este contacto interior, tienes certeza acerca de qué es lo que quieres manifestar y ese deseo que tienes es consistente con los nueve principios para la manifestación, ya que está basado en el amor incondicional, en el poder de la atracción, en tu consciencia superior, en la generosidad, en el servicio y en la bondad. Por lo tanto, tienes una certeza absoluta de tu poder para manifestar.
Esto hace que puedas desapegarte del proceso, porque no estás en verdad preocupado acerca de cómo se presentará en tu vida lo que deseas. La verdad es que, en lo que respecta a la manifestación, no te corresponde decidir cómo y cuándo se va a materializar tu deseo. Lo que tienes que hacer es decir sí y luego dejar que la fuente de energía universal tome el control y determine el cómo y el cuándo.
Cuando digo esto, sé de inmediato lo que la parte de nosotros controlada por el ego comienza a pensar. Serán cosas como: “Lo quiero ahora mismo”, “Tiene que ser de esta manera”, “Es que si no lo tengo pronto voy a caer en quiebra”, “Si no aparece ya, tendré problemas”.
Así, tu mente comienza a jugar todos esos juegos acerca de lo terrible que va a ser la situación si tus deseos no se materializan de la forma y en el momento en que tu ego quiere.
Si la persona que quieres que se manifieste no se presenta de la manera en que quieres, si el niño que quieres tener no llega pronto, si la situación financiera no mejora ya, o lo que sea, se genera una ansiedad y un estrés basados solo en el miedo y la desconfianza. Sin embargo, como dice en Un curso de milagros: “Cuando tienes la certeza, las grandes cosas no le temen al tiempo”.
La inteligencia universal no funciona de acuerdo con los parámetros temporales que nosotros tenemos. El tiempo es tan solo nuestra manera de dividir la unidad.
Leí una historia acerca de Einstein cuando era un niño. Una de las cosas que mencionaba era que, cuando era pequeño, su padre le dio una brújula. Él observó que había algo que hacía que la aguja se moviera, pero no podía encontrar nada en la brújula que produjera este movimiento.
Eso le hizo sentir una gran curiosidad, así que comenzó a moverse en círculos y la aguja se movía siempre apuntando hacia la misma dirección, aun cuando él no había hecho nada. Le fascinaba lo que podía ser esta fuerza que estaba dentro o fuera de la brújula y que producía ese efecto en la aguja.
Años más tarde afirmó: “Esa experiencia me produjo una impresión muy intensa y duradera. Tiene que haber algo más profundo detrás de las cosas”.
Esa fuerza, esa inteligencia universal que no tiene nombre, eso que no podemos identificar en el mundo material, es el proveedor de todas las cosas que se manifestarán ante ti en este mundo físico. Es también la fuente de tu vida.
Así que cuando estás en consonancia con esa fuerza, lo que ocurre es que te sientes en paz, muy tranquilo, y cuando estás tranquilo, dejas de insistir. Sabes que tus deseos se van a manifestar. En ese estado, no tienes necesidad de exigir ni de indagar en todas partes por lo que deseas. Tampoco pides que se te hagan favores. De hecho, entiendes que esta fuerza universal no puede otorgar favores especiales, porque está en todas partes y trabaja para todos por igual.
Si en algún momento esa fuerza existiera solo para ti y no para el resto de las personas, de inmediato perdería su carácter de universal, sería algo distinto a lo que es ahora. No hay ningún favoritismo en esto. Solo hay una fuerza consciente en el universo, positiva e incondicionalmente amorosa, que lo mantiene todo unido. Cuando conoces esta fuerza, llegas a honrarla y respetarla.
En verdad, adquirir consciencia de esta fuerza te lleva a cambiar de manera contundente tu perspectiva de la vida. Es como caminar por un nuevo sendero.
Hay una pequeña historia que me encanta. La escribió una mujer llamada Portia Nelson, y la he compartido muchas veces con mis audiencias. En un seminario se le pidió que escribiera su autobiografía, sin usar más de una página y en cinco capítulos cortos. Esto es lo que ella escribió:
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“Capítulo 1. Camino por la calle. Hay un hueco profundo en la acera. Caigo en él. Estoy perdida. Estoy indefensa. No es mi culpa. Me tardo una eternidad en encontrar una salida.
Capítulo 2. Camino por la misma calle. Hay un hueco profundo en la acera. Finjo que no lo veo. Otra vez caigo en él. No puedo creer que estoy en el mismo sitio. Pero no es mi culpa. Todavía me toma un largo tiempo salir de allí.
Capítulo 3. Camino por la misma calle. Hay un hueco profundo en la acera. Lo veo allí. Aun así, caigo en él. Es un hábito. Mis ojos están abiertos. Sé dónde estoy. Es mi culpa. Salgo de inmediato.
Capítulo 4. Camino por la misma calle. Hay un hueco profundo en la acera. Camino a su alrededor.
Capítulo 5. Camino por una calle diferente”.
Esa es la historia de su vida, que en verdad es una historia que muestra un camino hacia la consciencia superior, y es también la historia de la manifestación.
El tener la habilidad de manifestar los deseos de tu corazón implica alinearte contigo, con tus intenciones y con esta inteligencia organizadora divina, que es ilimitada, que es inagotable, que se expande todo el tiempo, que es abundante, que todo lo provee, que todo lo sabe y que está en todas partes al mismo tiempo.
Es como caminar a lo largo de otra calle. Es alinearte con una individualización de la inteligencia divina y saber que esa alineación, por sí misma, es suficiente para traer a tu vida lo que sea que quieres atraer. Esa inteligencia divina eres tú, que lo juntas todo al alinearte y haces que esa divinidad coopere contigo.
Lo que impedirá que esto funcione para ti son los obstáculos que pongas para impedir que ese flujo de energía pase a través de ti. En el momento en que colocas odio, ira, amargura, tensión ansiedad, estrés o cualquier emoción de baja energía, entre tú y la inteligencia divina, bloqueas ese flujo.
Recuerdo una oportunidad, no hace mucho, en la que me encontraba en Nueva York para dar una entrevista. Esto ocurrió en una estación de radio que acababa de cambiar su formato y pasó de ser un medio que transmitía mensajes hablados y entrevistas a ser una estación que transmitía música góspel.
Debido a esto unos treinta miembros del personal de la estación habían sido informados ese día de que ya no trabajarían más allí. Así que todos andaban por ahí deprimidos y molestos. Cada vez que alguien se me acercaba y me decía algo como: “Oh, Wayne ¿no es terrible? He estado aquí por 22 años y me acabo de enterar de que perdí mi trabajo”. Yo les decía: “Felicitaciones”.
Ellos me respondían: “Pero ¿qué dices? ¿Cómo puedes felicitarme cuando acabo de perder mi trabajo?”.
A eso les respondía: “Sí, pero dentro de un tiempo, probablemente antes de un año, estarás en un lugar mucho mejor que donde estás ahora. Esto es casi como que Dios trata de decirte algo, pero no quieres escuchar. Es el momento de cambiar. Es el momento para que comiences a transitar por una calle diferente”.
Estas personas, en lugar de pensar en cuál era su sueño, lo estaban bloqueando con emociones de baja energía.
Al sentarme con ellos y preguntarles: “¿Qué es lo que en verdad te gustaría estar haciendo? En lugar de trabajar en esta estación de radio en particular”, la mayoría tenía algo que decir, como, por ejemplo: “Me gustaría tener mi propia empresa”, “Me gustaría escribir”.
Uno de ellos me dijo: “Me gustaría trabajar en componer una ópera”. Eso era algo que siempre había querido hacer, pero nunca antes pudieron porque tenía que trabajar en la estación de radio cada día. Lo vi un año y medio después y estaba a punto de que publicaran su ópera, algo que no habría podido hacer de no haber perdido su trabajo anterior.
Algunas veces pensamos que esta inteligencia divina conspira contra nosotros. Pero tenemos que comprender que siempre trabaja con nosotros.
Solo tienes que tener paciencia infinita y confianza.
Se dice que la paciencia infinita produce resultados inmediatos. La razón es que el resultado inmediato de tu paciencia infinita es la paz.
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